Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 mar 2018

LOS ZELOTES 1) ¿Por qué se llaman así?

LOS ZELOTES
1)   ¿Por qué se llaman así?
La palabra griega Zelotai, de donde viene el termino en cuestión, significa “sectario”. Su símil arameo qanayya, que tiene su origen en la palabra hebrea qanaim, significa “celar”, es decir, etimológicamente el Zelote es una persona “celosa” y “sectaria”.
2)   ¿Cuál fue su origen?
Históricamente este grupo humano, que alcanzó las dimensiones de un movimiento político revolucionario, es contemporáneo de Jesús, surgió en el año 6 d.C. a partir de una insurrección dirigida por Simón el Galileo a causa de un censo impuesto por Roma (Hechos 5, 37). Progresivamente fue evolucionando en pocos años, y de ser un pequeño grupo revoltoso paso a ser un influyente grupo guerrillero armado y organizado, llegando incluso a tomar el control de Jerusalén en la "Gran revuelta judía" del 66-73 d.C. hasta que la ciudad fue retomada por los romanos quienes al final terminaron destruyendo el majestuoso Templo del que tanto se ufanaban los judíos en tiempos de Jesús.
3)   ¿Cuál fue su final?
Históricamente todo parece indicar que el último refugio fuerte de los Zelotes fue en la fortaleza de Masada, la cual fue tomada y barrida por los romanos en el año 76 d.C. tras el suicidio colectivo de sus defensores. Después de eso quedaron algunos reductos que no lograron pasar la segunda mitad del siglo II d.C.
4)   ¿Qué elementos distinguían a los Celosos?
Al igual que los Saduceos, eran estrictos cumplidores de la Ley, a pesar de esto distaban radicalmente unos de otros.
 Mientras a los Saduceos los podíamos distinguir en términos nuestros como un grupo de extrema derecha  a los Celosos los podríamos identificar como un grupo de extrema izquierda, como los guerrilleros de la época.
Sus orígenes espirituales los podemos rastrear en la época de la resistencia Macabea a los griegos, pero como indicamos en el punto anterior, los orígenes históricos son datables apenas para el año 6 d.C., siendo así un grupo de corta vida que nace y muere en el primer siglo de la era cristiana. 
Para la época de la vida pública de Jesús, sus artes de guerra se habían desarrollado hasta el punto de hacerlos supremamente peligrosos para los intereses romanos.
5)   ¿Qué relación hay entre los Zelotes y los “Sicarios”?
Entre los más frecuentes modos de ataque de los Zelotes al enemigo invasor romano, estaban la resistencia en las montañas y los sorpresivos atentados de los “sicarios” u “hombres de la sica”. Los Sicarios eran miembros de la Secta de los Zelotes que se identificaban con ese nombre por su particular modo de ataque individualizado.
El sicarii era un Zelote que entre sus tácticas de combate guerrillero, escondía un puñal llamado “sica” entre sus ropas y apuñalaba a romanos o simpatizantes de los mismos durante las asambleas públicas. 
La “Sica” era un pequeño cuchillo de punta muy aguda y filo curvo, que camuflaban entre sus ropas para acercarse desapercibidamente a personalidades romanas en medio de los tumultos y, de este modo, con certeras punzadas, quitarles la vida.

6)   ¿Cómo compartían la esperanza mesiánica del pueblo?
Para los Zelotes, Dios era, en definitiva, el único y verdadero soberano de Israel, cualquier invasión era entendida como un atentado contra Dios mismo, para ellos Dios deseaba el heroísmo de su pueblo para hacer llegar su Reino y expulsar a los romanos y a sus colaboradores.
Los Zelotes espetaban un Mesías con las características de un poderoso Rey – Militar salido de entre sus jefes, e incluso algunos de ellos llegaron a ser proclamado mesías, como fue el caso de un tal Simón bar Kojba, el hijo de la estrella, reconocido mesías por el rabino Aquiba en el año 132 d.C.
 Fue el líder judío que dirigió en el año 132 la que es conocida como Rebelión de Bar Kojba contra el Imperio romano, estableciendo un estado judío independiente que dirigió durante tres años como Nasi (“Príncipe”), hasta ser derrotado por los romanos en 135
Reprimida la rebelión, Bar Kojba resultó muerto en el asalto final a la fortaleza de Betar.

¿Era Jesús el maestro de justicia esenio?............ Juan Arias...

El Vaticano entró en pánico cuando se iniciaron los estudios de los manuscritos encontrados junto al mar Muerto.

 

El Museo de Israel, que guarda los milenarios Rollos del Mar Muerto.
El Museo de Israel, que guarda los milenarios Rollos del Mar Muerto. EFE
El Vaticano entró en pánico en 1947, cuando se iniciaron los estudios de los cientos de manuscritos de contexto religioso encontrados en unas cuevas en las proximidades del mar Muerto en la localidad de Qumrán (Cisjordania) pertenecientes a la secta religiosa de los esenios.
 Muchos de ellos habían sido escritos en los dos primeros siglos del cristianismo.
 El miedo de la Iglesia era que Jesús podía haber sido el fundador de la secta de los esenios, llamado el Maestro de justicia, lo que hacía tambalearse la originalidad del cristianismo.
Se temió que el cristianismo pudiera haber sido solo la continuidad histórica de la comunidad de los esenios. 
Los ánimos se fueron calmando en la medida en que iban siendo traducidos los manuscritos en hebreo, arameo y griego y apareció que eran la transcripción para la comunidad de libros enteros de la Biblia, de discusiones teológicas y de reglas de los monjes.
Los manuscritos colocaron, sin embargo, el interrogativo de hasta qué punto aquella comunidad de monjes todos judíos y circuncidados, pertenecientes a una élite de la sociedad, muy críticos con la ortodoxia de los fariseos, pudo haber influenciado la doctrina de Jesús transmitida en los cuatro evangelios canónicos. ¿Serían los esenios, en realidad, los padres del cristianismo?
 
Hoy sabemos que la vida y las enseñanzas de Jesús se distanciaban años luz de la idiosincrasia religiosa de la comunidad de los esenios, a pesar de que es posible que algunos de los preceptos de aquellos monjes hubiesen podido haber inspirado algunas conductas de Jesús, como la dura crítica a los fariseos o la de poner todos los bienes en común. 
Al revés, se diferenciaban en que los esenios eran todos célibes, mientras que los apóstoles eran todos casados, probablemente el mismo Jesús.
Pero si hay algo que distingue radicalmente al Maestro de justicia de los esenios y a sus monjes de Jesús es el modo de colocarse frente a los excluidos de la sociedad.
 Mientras un rasgo indiscutible de Jesús era la aceptación y hasta la preferencia en su Reino por los excluidos (pobres, enfermos, lisiados, endemoniados y prostitutas), en las reglas monacales de los esenios estaba escrito, por ejemplo, lo siguiente: “Todo idiota o loco, todo simple y tartamudo, aquellos cuyos ojos no ven, el cojo o tambaleante, el sordo y el niño, ninguno de ellos entrará en la comunidad”.
Mientras los esenios fueron una comunidad elitista, para escogidos sin defectos y con miedo a la sexualidad, los seguidores de Jesús eran un puñado de analfabetos que abrazaban todo lo que la sociedad bien rechazaba y no despreciaba, las alegrías de la vida.

La gata de Nuria Espert y la gotera sobre el escenario....... Raquel Vidales

Los jefes de sala son los encargados de que nada rompa la magia de una función. 

EL PAÍS reúne a seis veteranos profesionales para celebrar el Día Mundial del Teatro.


Sentada, Gloria Navarro; detrás desde la izquierda, María Dolores Fernández, María Ángeles Estanislao, Myriam de Maeztu, Pilar Berigüete y Francisco Luis López, en el Teatro Español de Madrid.
Sentada, Gloria Navarro; detrás desde la izquierda, María Dolores Fernández, María Ángeles Estanislao, Myriam de Maeztu, Pilar Berigüete y Francisco Luis López, en el Teatro Español de Madrid.
Una de las primeras cosas que tuvo que hacer Gloria Navarro cuando empezó a trabajar en el Teatro de la Abadía de Madrid en 1996, que por entonces estaba recién inaugurado, fue aprender a tocar las campanas como un monaguillo. 
Su director, José Luis Gómez, quería conservar el aura del edificio (una antigua iglesia) dando un toque media hora antes de que empezara cada función, como se hacía cuando se llamaba a misa.
 “Era muy difícil, se me daba fatal al principio.
 Gómez me regañaba y subía al campanario para ensayar conmigo”, recuerda.
 También debía anunciar el comienzo de las representaciones haciendo sonar una campana de mano en el patio de butacas.
 El público habitual, conocedor del ritual, hacía mutis en cuanto la veía aparecer con el instrumento.
Dos décadas estuvo Navarro tocando esas campanas, hasta que se jubiló hace dos años.
 Era una de las mil labores que debía hacer como jefa de sala de la Abadía.
 Labores invisibles pero esenciales para atraer la magia del teatro: que no haya ruidos, que todos estén cómodos en el patio de butacas, que la temperatura sea agradable, que la función empiece a su hora… 
Que nada perturbe, en definitiva, la experiencia teatral.
 Parece fácil, pero se requieren altas dotes de organización, mucha paciencia (con el público, los directores, los actores, los invitados de los estrenos, los políticos, la prensa…), nervios de acero y, sobre todo, amor por el teatro.
 Su máxima es la misma que la de los artistas: el espectáculo debe continuar.
 Con ocasión del Día Mundial del Teatro, que se celebra este martes, EL PAÍS reunió el jueves pasado en el Teatro Español de Madrid a seis veteranos jefes de sala de escenarios públicos madrileños para conocer los entresijos de su oficio, que en cierta manera son también los entresijos del teatro: Gloria Navarro (Abadía), Pilar Berigüete (Canal), María Dolores Fernández y María Ángeles Estanislao (Centro Dramático Nacional), Francisco Luis López (Teatro Real) y Myriam de Maeztu (Teatro Español).
 En su memoria acumulan más historia del teatro que un compendio académico.
Empezamos con un poco de historia del teatro español.
 En el verano de 2000, aprovechando las vacaciones, se acometían reformas en el patio de butacas del teatro María Guerrero de Madrid, sede del Centro Dramático Nacional (CDN).
 María Ángeles Estanislao, por entonces jefa de sala de la institución, se acercaba de vez en cuando a ver cómo avanzaban las obras.
 “Un día me apoyé en un palco y todo crujió.
 Se partió un trozo de madera y me entró un escalofrío: parecía carcoma.
 Llamé al técnico de plagas y su diagnóstico fue peor: ¡eran termitas!”, recuerda. Al día siguiente el edificio fue desalojado y, gracias al hallazgo de Estanislao, se descubrió también un defecto en su estructura que podía causar una tragedia.
 Cuando se reinauguró tres años después, tras una rehabilitación integral, el coliseo había recuperado su esplendor decimonónico y a la vez se había dotado con las más modernas tecnologías. 

Se sufre y se disfruta mucho en el teatro.
 Los jefes de sala tanto o más que los artistas.
 En 1990, cuando Estanislao trabajaba en el antiguo teatro Olimpia de Madrid (hoy Valle-Inclán), ocurrió algo que casi le provocó un infarto: Nuria Espert representaba un soberbio monólogo, Maquillaje, cuando una gata se coló en el escenario.
 “La habíamos adoptado los trabajadores, vivía allí.
 La encerrábamos siempre antes de las funciones, pero ese día no la encontramos.
 Casi me desmayé cuando la vi plantarse allí en medio.
 En cambio, Espert ni se inmutó: la cogió, la acarició y la incorporó a la obra.
 ¡Impresionante!”, exclama.
María Dolores Fernández, sucesora de Estanislao en el CDN, quiso dimitir diez días después de conseguir el trabajo.
 “Un actor se puso malo y tuvimos que parar la función.
 El público empezó a patear y me vi morir: en ese momento yo era la máxima responsable de que aquello no se desmadrara, pero no sabía qué hacer, era una novata. 
. Prometí renunciar al día siguiente”, relata. 
Pero no renunció: consiguió calmar a los espectadores, devolverles el dinero y que la sangre no llegara al río.
Eso fue hace 12 años y ahora esta licenciada en Sociología ya no concibe su vida sin el teatro. 
“Intento ver todas las obras en el ensayo general.
 Es importante para saber si hay escenas que no se ven desde alguna butaca, por ejemplo.
 Y también para poder resolver dudas de los espectadores”, afirma. ¿Qué hace si le piden su opinión sobre un espectáculo? 
“Si me gusta, lo digo. Si no, respondo que no la he visto”, confiesa.
Pilar Berigüete, jefa de sala de los Teatros del Canal, lleva casi 30 años en el oficio y asegura que todavía se pone nerviosa antes de cada representación:
 “Nos pasa como a los actores, el gusanillo no se quita jamás.
 Además, yo no puedo ver un espectáculo entero tranquila. Si veo a alguien mirando el teléfono, me pongo mala
. Si oigo ruidos, me inquieto.
 Cualquier cosa me distrae: frío, calor...”.

Los jefes de sala posan en el Palco del Rey del Teatro Español de Madrid.
Los jefes de sala posan en el Palco del Rey del Teatro Español de Madrid.
También sufría mucho Gloria Navarro en la Abadía. “Recuerdo una vez que llovía mucho y se formó una gotera justo encima del escenario en medio de una función. 
No podíamos hacer nada, solo rezar para que el público no protestara”, explica.
Francisco Luis López trabaja en el Teatro Real desde que se reabrió en 1997. 
Entró como jefe de seguridad y hace 13 años amplió sus funciones como responsable también de sala. 
No recuerda un día más estresante en su vida que el día que Pavarotti anuló en el último minuto su participación en un homenaje a Alfredo Kraus. 
“Unos doscientos espectadores enfurecieron y empezaron a aporrear las puertas del patio de butacas. Fue tremendo”, cuenta.
Algo parecido ocurrió el pasado 8 de marzo, con menos violencia, cuando no se pudo representar Aida por la huelga del Día de la Mujer.
 Parte del personal técnico secundó el paro y solo se pudo ofrecer la obra en versión concierto.
 “El público lo comprendió pero estaba muy frustrado.
 Hay que entender que las entradas para espectáculos como estos se agotan con mucha antelación y solo podemos ofrecer la devolución del dinero, no hay posibilidad de conseguir butaca para otro día. 
Y eso es poco consuelo para alguien que quizá lleva meses con su entrada en el cajón”, aclara López.
Myriam de Maeztu, jefa de sala del Teatro Español desde 2005, se encuentra como pez en el agua en su puesto.
 El teatro siempre ha formado parte de su vida, pues es actriz y ha trabajado con compañías míticas como Tábano y Els Joglars, así que vive su trabajo con pasión. 
“A pesar de llevar años todo el día aquí metida, sigo sintiendo una profunda emoción cada vez que se apagan las luces del patio de butacas.
 No hay nada comparable a la magia del teatro”, proclama.

 

26 mar 2018

El secreto de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa para no envejecer

La pareja recurre a un tratamiento especial en un centro de belleza para combatir el paso del tiempo.

Los más coquetos
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa son una pareja de lo más compenetrada. Y prueba de ello es que ambos han decidido luchan en conjunto contra la vejez. Según El medio 'El español', la pareja acude a un prestigioso centro de belleza cada semana con el fin de retrasar los efectos del paso del tiempo.
Un lugar exclusivo
El centro escocigo por la pareja es el llamado Massumeh, situado en el exclusivo barrio de Salamanca en Madrid. El lugar no parece escogido por casualidad, ya que es famoso por la discrección y los productos de lujo ofrecidos a sus clientes.
El favorito de la familia de Isabel
Si Isabel es una de sus clientas habituales, sus hijos también son habituales del centro y es frecuente que Enrique Iglesias, Tamara Falcó, Ana Boyer y Fernando Verdasco acudan a probar alguno de los tratamientos.
Sólo para ellos
Dispuestos a pasar inadvertidos y a disfrutar de la intimidad, Isabel y Mario pueden presumir de que disponen del centro de belleza para ellos solos en sus visitas.
 Y es que el establecimiento cierra cuando estos acuden a su cita semanal.
Tratamiento de lujo
Algunas de las claves del tratamiento son los elementos usados: Crema de caviar antioxidante (426 euros cada frasco), polvo de diamante, perla negra y seda.
 A todo esto hay que sumarle cremas y tratamientos especiales ofrecidos por el centro de belleza.
 Otro de los tratamientos favoritos de Isabel es el Hydrolifting facial, con un precio de 195 euros y usado para tensar la piel del cuello y el escote.
La mejor amiga
La anécdota de todo esto es que Isabel ha forjado una gran amistad con la propietaria del local, con la que posa alegremente en sus redes sociale.
 Y es que Isabel y Nasrin son amigas desde hace un cuarto de siglo, tiempo en el que Preyler ha acudido a su amiga para estar guapa y radiante.
Un lugar exclusivo
El centro escocigo por la pareja es el llamado Massumeh, situado en el exclusivo barrio de Salamanca en Madrid.
 El lugar no parece escogido por casualidad, ya que es famoso por la discrección y los productos de lujo ofrecidos a sus clientes.
Tratamiento de lujo
Algunas de las claves del tratamiento son los elementos usados: Crema de caviar antioxidante (426 euros cada frasco), polvo de diamante, perla negra y seda. 
A todo esto hay que sumarle cremas y tratamientos especiales ofrecidos por el centro de belleza. 
Otro de los tratamientos favoritos de Isabel es el Hydrolifting facial, con un precio de 195 euros y usado para tensar la piel del cuello y el escote.
La mejor amiga
La anécdota de todo esto es que Isabel ha forjado una gran amistad con la propietaria del local, con la que posa alegremente en sus redes sociale.
 Y es que Isabel y Nasrin son amigas desde hace un cuarto de siglo, tiempo en el que Preyler ha acudido a su amiga para estar guapa y radiante.