Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

25 mar 2018

Antonio Banderas vuelve a su cita con la Semana Santa malagueña

El trono que el actor saca en procesión lleva un crespón negro en recuerdo de su madre, fallecida hace cuatro meses.


Antonio Banderas habla a su hija Estela del Carmen este domingo antes de la procesión de su hermandad en Málaga.
Antonio Banderas habla a su hija Estela del Carmen este domingo antes de la procesión de su hermandad en Málaga. REUTERS
El actor Antonio Banderas ha acudido este domingo una vez más a su cita con María Santísima de Lágrimas y Favores de las Reales Cofradías Fusionadas, cuyo trono saca en procesión por las calles de Málaga, y que este año luce un crespón negro en recuerdo de su madre, Ana, fallecida el pasado noviembre.
Fue el propio actor, acompañado de su hermano Francisco Javier, el encargado de colocar este sábado por la noche el crespón en la campana del trono para recordar a Ana Bandera, que fue camarera de la Virgen, figura encargada de vestir y colocar el ornato a la imagen.

El trono de la Virgen de Lágrimas y Favores luce además este año en uno de sus cirios un dibujo de un pececito en memoria del niño Gabriel Cruz, asesinado en Almería.

Banderas ha llegado más de una hora antes de la prevista para el inicio de la procesión a la iglesia de San Juan, en el centro de Málaga, para ataviarse con la túnica con la que realiza el desfile, en el que también se cubre el rostro con un capillo que sólo deja entrever sus ojos.
El actor ejerce como mayordomo, que es el encargado, con sus toques de campana, de guiar el trono por las calles de la capital malagueña, y ha estado acompañado en la salida del desfile de su compañera, la holandesa Nicole Kimpel, y de otros familiares y amigos.
También han estado Ken Biller, director de la serie Genius: Picasso, en la que Banderas interpreta al artista en su madurez y cuyo estreno mundial se celebró en Málaga el jueves, y el actor Alex Rich, que encarna al pintor en su juventud y que se mostraba impresionado por el ambiente en la iglesia y calificaba la experiencia de "maravillosa".
Aunque el comienzo del desfile estaba inicialmente previsto para unos minutos antes de las once de la mañana, la lluvia que se registraba en esos momentos en Málaga ha obligado a reunirse a la denominada Comisión de Aguas de la cofradía, que ha decidido posponer la salida hasta las doce del mediodía, cuando las predicciones meteorológicas eran mejores.
Uno de los momentos más emotivos ha llegado, como cada año, cuando todos los cofrades, entre ellos un Banderas visiblemente emocionado, se han abrazado y, mirando a su Virgen y meciéndose a izquierda y derecha, han entonado la marcha Lágrimas de San Juan.



 

El tuit de Pilar Rahola que se le ha vuelto en contra tras la detención de Puigdemont

"Es el puto amo". 

EFE
Cuando este sábado el abogado de Carles Puigdemont informó de que el expresidente catalán ya no estaba en Finlandia y se encontraba de camino a Bélgica, muchos pensaron que había logrado burlar la euroorden dictada por el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena.
También lo creyó así la tertuliana Pilar Rahola, quien se vino arriba con este mensaje celebrando el éxito de Puigdemont: "Es el puto amo, burla la euroorden de España: ya no está en Finlandia".
Un mensaje que se le ha vuelto en contra con la detención, a primera hora de la mañana de este domingo, de Puigdemont en Alemania, tras cruzar en coche la frontera danesa.
Por eso muchos han retuiteado su tuit, lo que ha hecho que sea 'trending topic', y que otros se lo restregaran.
La propia Rahola ha reaccionado poco después a la noticia, esta vez con más mesura: 
"Vigilemos la tendencia al tremendismo de nuestra sociedad. Alemania tiene unos jueces independiente, una potente sociedad civil y decenas de entidades de derechos humanos.
 Calma.
 No es tan fácil como en Bélgica, pero tiene la ventaja de situar el debate catalán en el centro de Europa".

 

Los cabos sueltos del ‘caso Cifuentes’

La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene este lunes oportunidad de explicar las supuestas irregularidades en un máster que cursó en 2012.

Cifuentes en la sesión del pleno ordinario de la Asamblea de Madrid del pasado jueves 22.
Cifuentes en la sesión del pleno ordinario de la Asamblea de Madrid del pasado jueves 22. ©GTRESONLINE

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, no comparece ante la prensa desde el 21 de marzo.
 Ese día se hicieron públicas unas supuestas irregularidades en su expediente académico que están en manos de la Fiscalía y sobre las que la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha abierto una investigación interna apenas 24 horas después de que el rector, Javier Ramos, y dos catedráticos comparecieran para avalar a la presidenta.
El comité de la ejecutiva regional del PP de Madrid, que preside Cifuentes, se reúne esta mañana. 
El entorno de la presidenta señala que tendrá una intervención “muy contundente” sobre este asunto. 
 La reunión coincide en la sede madrileña de Génova con el cónclave del PP nacional, al que se prevé que asista Mariano Rajoy. Por otro lado, la junta de portavoces de la Asamblea de Madrid decidirá hoy la fecha de un pleno extraordinario para abordar este asunto entre mañana o el 4 de abril.
La presidenta regional se apuntó en el curso 2011- 2012 al máster en Derecho Público del Estado Autonómico —de 60 créditos, 600 horas— en el campus de Vicálvaro de la URJC, cuyo rector era entonces el catedrático de Derecho Constitucional, Pedro González Trevijano, actual magistrado del Constitucional.
 En el curso, Cifuentes ejerció primero de diputada de la Asamblea de Madrid y, desde enero de 2012, como delegada del Gobierno en Madrid.
 Era una de los 21 alumnos.

En las actas del máster aparecían como “no presentadas” la asignatura Financiación de las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales y el trabajo de fin de máster, tal como reveló eldiario.es
 Ambas notas fueron cambiadas por un Notable en octubre de 2014, cuando el rector era el historiador Fernando Suárez, que no se presentó a la reelección acosado por un escándalo de plagios.
 El cambio de notas lo hizo la funcionaria Amalia Calonge, que trabaja en otro campus de la URJC, el de Alcorcón y es conocida de Cifuentes desde hace décadas.
Para intentar aclarar esa actuación, Cifuentes aportó el correo que el profesor de la materia, Pablo Chico, le envió a la citada funcionaria. 
Distintos docentes de la URJC consultados por este periódico señalan que ese no es el procedimiento reglamentario una vez cerradas las actas. 
Se necesita un documento firmado. “Por supuesto que alguna vez me he equivocado poniendo notas.
 Pero me acerqué a secretaría a cambiarlo y firmé en uno de los laterales para señalar que estaba conforme”, explica Carmen Caffarel, catedrática de la URJC.

Trabajo Fin de Máster

Cifuentes no ha hecho público el Trabajo de Fin de Máster (TFM) ni el registro de su presentación. 
Sí envió a los medios el acta del día que defendió el trabajo: 2 de julio de 2012.
 Ese día la selección española de fútbol regresó a Madrid para festejar la Eurocopa.
 Como delegada del Gobierno, Cifuentes era responsable del operativo de seguridad. 
Además, aún no tenía todo aprobado como es preceptivo para defender el TFM, explican fuentes de la URJC.
El que figura como director del trabajo en esa acta es el catedrático Enrique Álvarez Conde, que ha avalado la versión de Cifuentes. Las tres profesoras miembros del tribunal, discípulas de Álvarez Conde, eran todas del mismo campus, lo que contradice el reglamento actual de TFM, así como el hecho de que no hubiera al menos una funcionaria.



 

Que se acaben para la política española las vacaciones de Semana Santa

El juego de hacerlo más difícil quizá empezó a decaer este domingo de Ramos. Ojalá ahora se abra, al contrario de lo que parece ocurrir, el camino del afecto.

  

 

Manifestación por la detención del expresidente Carles Puigdemont.
Cuando fue a peor el drama catalán le escuché reclamar a un poeta de aquella cultura y de aquella lengua afecto, entendimiento, ayuda para que no se acentuara la ruptura que se reclamaba en la calle. Luego vinieron palabras mayores, el 6 de septiembre, el 1 de octubre, el 21 de diciembre, este 22 de marzo, el 23 de marzo, el 24 de marzo, el 25 de marzo.
 Y aquella demanda de afecto se ha ido mezclando con noticias cada vez más desalentadoras.

Fueron convocados las leyes y los jueces, y la política, que es la que puede, y debe, provocar entendimiento en partes enfrentadas, fue sepultada cada vez más hondo en lo que parecen indeseadas fronteras.

La detención de Carles Puigdemont en Alemania es un símbolo mayor de lo que ocurre, y es a la vez un cierre y una llave. 
El procedimiento legal y la actuación judicial han seguido, implacables, el dictado de lo que dicen los estatutos jurídicos por los que se rigen todas las autonomías españolas, y ahora se ve, porque se explicitan mucho en este instante, que tales mandamientos no son distintos a los que rigen, también, en la República Federal de Alemania.
Alemania, ya se ve, no es una autopista, ni Europa es una sucesión de pasos francos para que quienes son sospechosos de haber contravenido las leyes en su país transiten sin más hacia sus refugios y sus exilios meticulosamente elegidos.

La BBC destacaba horas después de la detención del expresident que éste se había autoimpuesto el exilio, España no lo mandó al exilio, ni a él ni a sus compañeros que se reclaman también partícipes de ese romántico emblema.
 Puigdemont está (o estaba) fuera del alcance jurídico español por su propia voluntad, después de haber cometido graves vulneraciones de la legislación autonómica, en primer lugar el ensayo (con todo) de la autodeterminación, a la que arrastró al pleno de su partido y al que convocó a otros que sufren en este momento las consecuencias graves de sus sucesivos incumplimientos.
 Así es la ley no sólo cuando se la convoca; es así sobre todo cuando se la incumple.

Ahora estamos en un momento mayor, más difícil, de la ruptura entre esos partidos que comanda (o comandó) Carles Puigdemont y el Estado español.
 La justicia está actuando, y al poder judicial lo prolonga la policía, que esta vez ha actuado en consonancia con Alemania, cuyas leyes inspiran las leyes españolas referidas a la quiebra de los compromisos constitucionales más graves.
La detención de Puigdemont abre, pues, un instante distinto, que ahora aprovecharán (están aprovechando) para teñir la calle de nuevo de bravatas contra el Estado opresor. 
Así es la vida, que ya se parece al ritormello de Sinuhé el egipcio: así es y será siempre. 
¿Siempre? ¿Siempre va a vivir este país, este país con Cataluña, esta angustia que, entre otros, causa también Carles Puigdemont? Ojalá que no, ojalá que acabe pronto, y que la política regrese al campo de batalla, y que esta batalla sea de palabras políticas, de decisiones políticas, de discrepancias políticas, de acuerdos políticos.
Felipe González lo reclamaba esta semana: que no haya togas, porque si hay togas es porque la política no sirve. 
Y lo dijo este sábado, en un pleno triste, su compañero de filas Miquel Iceta: que vuelva “a primer plano” la política desaparecida, que Cataluña recupere su autogobierno, que se proclame para ello a quien o a quienes no participaron en la debacle que estamos viviendo, que en la calle no se culpe a España de lo que han hecho, sobre todo, los que entendieron que Europa es una autopista y que España, entidad europea legítima, es tan solo un fardo que es mejor dejar atrás como inservible.

La democracia, decía Iceta “con el corazón encogido”, “ha de ganar en calidad”, claro que sí, pero han de activarse “los mecanismos para cambiarla”. 
Entre esos mecanismos está, naturalmente, el respeto a las leyes. Y, muy especialmente, el respeto a las reglas de la política, que excluyen la burla de esas leyes y el entendimiento y el respeto a los que piensan de otra manera. 
La salida al embrollo es un gobierno catalán, dentro de las leyes y en plenitud de facultades para ejercer.
El juego de hacerlo más difícil todavía quizá empezó a decaer del todo este domingo de Ramos sobre las 11 de la mañana en un punto oscuro del tránsito del autoexilio de Carles Puigdemont. 
Ojalá ahora se abra, al contrario de lo que parece ocurrir, el camino del afecto (político, al menos) que reclamaba el poeta.
 Para ello es imprescindible que el sector progresista de la política española abandone los cansados lugares comunes y se ponga a trabajar (a trabajar) aunque sea Semana Santa, pues desde hace demasiado tiempo para esa parte de la política la vida parece transcurrir en vacaciones de Semana Santa.