La actriz
regresa de un largo viaje, tiempo durante el que se anunció su
separación y advierte que no dará ninguna exclusiva como ha hecho el
cantante.
Paula Echevarría
ya está de regreso en España tras permanecer diez días en Los Ángeles y
en México cumpliendo con compromisos de trabajo, relacionados con
firmas para las que es imagen.
Y es que la actriz, de un tiempo a esta
parte, se dedica más a la promoción de artículos que a la
interpretación.
Su posición dominante en las redes sociales ha
revitalizado su caché, como también estos meses de espera hasta que por
fin ha llegado el comunicado que oficializa su divorcio.
Una situación que se ha prolongado 14 meses en el tiempo pero que
estaba clara desde hace mucho más.
Echevarría ha vuelto con una sonrisa
de oreja a oreja y lanzando varios mensajes: no hará ninguna exclusiva y
ya se refiere a Bustamante como "mi exmarido".
La
actriz ha manejado en la sombra con los medios de comunicación los
avances de su divorcio. Ella fue la primera que admitió "en mi casa
pasan cosas", quien dijo "ya no hay vuelta atrás" y la que ha anunciado
que su relación con el futbolista Miguel Torres "es seria". Pero ahora ha lanzado una pulla al cantante, que esta semana concedía
la primera parte de una entrevista en exclusiva a la revista ¡Hola! que tendrá continuidad los próximos días. "Yo no voy a dar ninguna exclusiva. Seguiré como hasta ahora".
Desde que comenzó esta nueva etapa de soltera en su vida, Paula está
de lo más activa en Instagram. La última polémica ha surgido por un
baile con la canción Échame la culpa a mí, y es que sus
seguidores no han tardado en relacionar la letra de la canción con el
momento sentimental que están viviendo la actriz y el cantante. Echevarría quiso aclarar ese tema cuando llegó al aeropuerto: "¿Pero
cómo os da la cabeza para tanto?".
Un conjunto de chaqueta y pantalón de pana en tono
limón arrasa en las cuentas de las prescriptoras de tendencias. ¿Se
convertirá en la nueva 'chaqueta viral' de la firma?
Foto: Instagram
El mito de que el amarillo da mala suerte no va con Zara.
Las prendas de
este color son éxito asegurado para la hermana mayor de Inditex.
Después del revuelto que causó hace casi dos años la archiconocida chaqueta viral amarilla, llega el turno del traje de pana en tono limón que todas tienen.
Ya durante las pasadas semanas de la moda, el conjunto de americana y pantalón fue el elegido por muchas influencers para acudir a los desfiles y los fotógrafos de street style lo capturaron en Nueva York, Milán o Londres.
Este es el traje de Zara más popular de las redes sociales. Foto: Zara
Su éxito continúa ahora en Instagram.
Alyssa Coscarelli, editora de moda de la web Refinery29, o la holandesa Jacqueline Schoots son algunos de los rostros populares en la red social que se han fotografiado llevándolo y medios internacionales se han hecho eco de su éxito.
Otras muchas influencers
más defienden la propuesta, perfecta para los días de frío por su
tejido y para la primavera por su color.
El precio de la americana es de
69,95 euros y el del pantalón es 39,95 (y por raro que resulte aún no
se ha agotado online).
Su precio asequible y el amarillo pastel, uno de
los colores de la temporada junto al lila, son sin duda dos de las
razones por las que está triunfando.
Aunque el furor por este traje no
ha llegado aún a invadir las calles de nuestra geografía (como ocurrió
con la famosa chaqueta amarilla), no hay duda de que es una de las prendas más populares del momento.
La líder de ERC huye y no acude este viernes al Tribunal Supremo, donde había sido citada por el juez.
“Hoy emprendo un camino duro, un camino que,
desgraciadamente, tantos otros que nos preceden han tenido que coger. El
camino del exilio”. Así comienza la carta que este viernes ha hecho
pública Marta Rovira, secretaria general de ERC e imputada por el procés, que hoy no ha acudido al Tribunal Supremo, donde el juez Pablo Llarena la había citado a declarar. Rovira miente: no se exilia, se fuga.
La líder de ERC intenta en su misiva presentar a España como
un país en el que “la libertad de expresión es censurada” y donde “los
tribunales intimidan y aplican descaradamente criterios políticos”. Sin
embargo, Rovira, a la que la Guardia Civil sitúa en el “comité estratégico” del intento de secesión,
no está siendo procesada por defender políticamente la independencia de
Cataluña sino como presunta culpable de un delito de rebelión por su
papel en la celebración del referéndum ilegal del 1-0 y la posterior
declaración unilateral de independencia, un delito para cuyos líderes el
Código Penal estipula penas de prisión de entre 15 y 25 años.
Aunque el exilio puede interpretarse literalmente como la
simple “separación de una persona de la tierra en que vive”, Rovira
alude en su carta a una “expatriación por motivos políticos” encaminada a
presentarla como víctima de un sistema dictatorial que reprime a
quienes mantienen posiciones políticas distintas a las del Gobierno. Los
nueve diputados de ERC en el Congreso desmienten tal interpretación:
todos ellos defienden la independencia de Cataluña sin el menor riesgo
de ser procesados por los tribunales, puesto que España, firmante de
todas las convenciones sobre Derechos Humanos y libertades de Naciones
Unidas y de la Unión Europea, garantizan la libertad de expresión. Por lo tanto, Marta Rovira no se exilia para poder ejercer libremente su
libertad de expresión —“no me sentía libre, no me reconocía”, afirma en
su carta— sino que huye para eludir las posibles consecuencias
judiciales de sus actos. Y se suma así a la lista de huidos
que encabeza el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y de
la que también forman parte los exconsejeros Meritxel Serret, Antoni
Comín, Lluís Puig y Clara Ponsatí y la exportavoz de la CUP Anna
Gabriel.
Juan Urdangarin y Borbón, el hijo mayor de la infanta Cristina, se ha trasladado a Camboya para trabajar como voluntario. A sus 18 años
ha decidido pasar una temporada en Battambang, la población en la que
monseñor Enrique Figaredo, Kike, desarrolla su labor humanitaria desde
1985. Este jesuita nacido en Gijón promueve varios proyectos a través de
la ONG SAUCE. Esta decisión coincide en el tiempo con la revisión de la pena de su padre
que se estudia en estos momentos en el Tribunal Supremo. Urdangarin fue
condenado a seis años y tres meses de cárcel. La Fiscalía ha pedido que se eleve el castigo a 10 años. Por ser el primogénito de los cuatro hijos de Cristina de Borbón, Juan -que debe el nombre a sus dos abuelos- ha sido quien más ha vivido los problemas judiciales de sus padres. Se marchó de España con solo 10 años. De carácter tímido, siempre ha
sido un chico serio incluso cuando era niño y participaba en los posados
familiares. La exposición mediática que ha sufrido también ha
contribuido a labrar esa imagen un tanto huraña de él. Su círculo más
cercano dice que Juan es un chaval muy responsable que siempre ha
ejercido de hermano mayor cuidando de Miguel, Pablo e Irene cuando la
familia Borbón Urdangarin se enfrentaba primero a las acusaciones, luego
al juicio y posteriormente a la sentencia por elcaso Nóos.
Juan está especialmente unido a su padre, de quien ha heredado su
afición por el balonmano y que durante su estancia en Ginebra ha
practicado en el Centre de Sportif des Trois Chene. También comparte
inquietudes con su madre, como las tareas solidarias. La pasada Navidad
viajó a Vietnam con los compañeros del colegio suizo donde estudiaba,
para trabajar en la instalación de unos hornos de biogás en un poblado
humilde del delta del Mekong. Su abuelo don Juan Carlos le paga los estudios, como a todos sus hermanos. El hijo mayor de la infanta se ha sumado esta vez al proyecto del
jesuita conocido como “el obispo de las sillas de ruedas” -apelativo que
recibió por su trabajo en un país en el que las minas antipersona han
causado y siguen causando estragos-. Figaredo desde 2001 ayuda a
víctimas de las minas o de la polio. La presencia de Juan Urdangarin se ha conocido porque se sumó a las
4.000 personas que participaron en la segunda maratón de Battambang, un
evento deportivo y solidario el 14 de marzo. Las fotos de esta cita se
colgaron en las redes sociales de la ONG y en ellas se ve al joven. Estos programas de voluntariado como el que sigue el sobrino de Felipe
VI suelen durar cuatro meses