El sobrino del Rey trabaja como voluntario en una ONG de Camboya mientras su padre aguarda la decisión del Supremo sobre su condena.
Mábel Galaz
A sus 18 años ha decidido pasar una temporada en Battambang, la población en la que monseñor Enrique Figaredo, Kike, desarrolla su labor humanitaria desde 1985.
Este jesuita nacido en Gijón promueve varios proyectos a través de la ONG SAUCE.
Esta decisión coincide en el tiempo con la revisión de la pena de su padre que se estudia en estos momentos en el Tribunal Supremo. Urdangarin fue condenado a seis años y tres meses de cárcel.
La Fiscalía ha pedido que se eleve el castigo a 10 años.
Por ser el primogénito de los cuatro hijos de Cristina de Borbón, Juan -que debe el nombre a sus dos abuelos- ha sido quien más ha vivido los problemas judiciales de sus padres.
Se marchó de España con solo 10 años. De carácter tímido, siempre ha sido un chico serio incluso cuando era niño y participaba en los posados familiares.
La exposición mediática que ha sufrido también ha contribuido a labrar esa imagen un tanto huraña de él.
Su círculo más cercano dice que Juan es un chaval muy responsable que siempre ha ejercido de hermano mayor cuidando de Miguel, Pablo e Irene cuando la familia Borbón Urdangarin se enfrentaba primero a las acusaciones, luego al juicio y posteriormente a la sentencia por el caso Nóos.
Juan está especialmente unido a su padre, de quien ha heredado su
afición por el balonmano y que durante su estancia en Ginebra ha
practicado en el Centre de Sportif des Trois Chene.
También comparte inquietudes con su madre, como las tareas solidarias.
La pasada Navidad viajó a Vietnam con los compañeros del colegio suizo donde estudiaba, para trabajar en la instalación de unos hornos de biogás en un poblado humilde del delta del Mekong.
Su abuelo don Juan Carlos le paga los estudios, como a todos sus hermanos.
El hijo mayor de la infanta se ha sumado esta vez al proyecto del jesuita conocido como “el obispo de las sillas de ruedas” -apelativo que recibió por su trabajo en un país en el que las minas antipersona han causado y siguen causando estragos-. Figaredo desde 2001 ayuda a víctimas de las minas o de la polio.
La presencia de Juan Urdangarin se ha conocido porque se sumó a las 4.000 personas que participaron en la segunda maratón de Battambang, un evento deportivo y solidario el 14 de marzo.
Las fotos de esta cita se colgaron en las redes sociales de la ONG y en ellas se ve al joven.
Estos programas de voluntariado como el que sigue el sobrino de Felipe VI suelen durar cuatro meses
A sus 18 años ha decidido pasar una temporada en Battambang, la población en la que monseñor Enrique Figaredo, Kike, desarrolla su labor humanitaria desde 1985.
Este jesuita nacido en Gijón promueve varios proyectos a través de la ONG SAUCE.
Esta decisión coincide en el tiempo con la revisión de la pena de su padre que se estudia en estos momentos en el Tribunal Supremo. Urdangarin fue condenado a seis años y tres meses de cárcel.
La Fiscalía ha pedido que se eleve el castigo a 10 años.
Por ser el primogénito de los cuatro hijos de Cristina de Borbón, Juan -que debe el nombre a sus dos abuelos- ha sido quien más ha vivido los problemas judiciales de sus padres.
Se marchó de España con solo 10 años. De carácter tímido, siempre ha sido un chico serio incluso cuando era niño y participaba en los posados familiares.
La exposición mediática que ha sufrido también ha contribuido a labrar esa imagen un tanto huraña de él.
Su círculo más cercano dice que Juan es un chaval muy responsable que siempre ha ejercido de hermano mayor cuidando de Miguel, Pablo e Irene cuando la familia Borbón Urdangarin se enfrentaba primero a las acusaciones, luego al juicio y posteriormente a la sentencia por el caso Nóos.
También comparte inquietudes con su madre, como las tareas solidarias.
La pasada Navidad viajó a Vietnam con los compañeros del colegio suizo donde estudiaba, para trabajar en la instalación de unos hornos de biogás en un poblado humilde del delta del Mekong.
Su abuelo don Juan Carlos le paga los estudios, como a todos sus hermanos.
El hijo mayor de la infanta se ha sumado esta vez al proyecto del jesuita conocido como “el obispo de las sillas de ruedas” -apelativo que recibió por su trabajo en un país en el que las minas antipersona han causado y siguen causando estragos-. Figaredo desde 2001 ayuda a víctimas de las minas o de la polio.
La presencia de Juan Urdangarin se ha conocido porque se sumó a las 4.000 personas que participaron en la segunda maratón de Battambang, un evento deportivo y solidario el 14 de marzo.
Las fotos de esta cita se colgaron en las redes sociales de la ONG y en ellas se ve al joven.
Estos programas de voluntariado como el que sigue el sobrino de Felipe VI suelen durar cuatro meses
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