El hombre
se llegó a presentar en casa del colaborador de 'Sálvame' con un
cuchillo en la mano y le pidió 10.000 euros para dejarlo en paz.
El colaborador de Sálvame, Kiko Hernández ha desvelado en su programa que el acosador que llevaba persiguiéndolo meses finalmente irá a prisión. “Al señor que me estuvo acosando durante una temporada le han caído 18 meses de cárcel”, explicaba el ex Gran Hermano. Según explicó Hernández, la persecución a la que se vio sometido venía tanto por redes sociales,
como por carta e incluso en persona. De hecho, la preocupación del
tertuliano era tal que llegó a cambiarse de casa para evitar los
encuentros con él. Una solución que sirvió de nada ya que el acosador
logró descubrir su nueva dirección. Uno de los pasajes más duros que
narró el colaborador fue cuando el acosador se presentó en su vivienda y
con un cuchillo. “Fue una película de terror vivida en primera persona”
apuntó. El condenado, que era natural de Valencia, llevó hasta tal punto su
obsesión con el tertuliano que cada poco tiempo viajaba en AVE hasta la
capital para seguir acosando y extorsionando a Hernández. De hecho, el
acosador llegó a presentarse como su exnovio y a asegurar que si no era
de él “no sería de nadie más”. “Incluso llegó a pedirme 10.000 euros
para que me dejara en paz”, aseguró Hernández. Finalmente, y tras varias
denuncias, el juez ha fallado a favor del colaborador condenando al
acosador a año y medio de prisión.
Una
biografía no autorizada desvela que el príncipe tiene celos de su hijo
Guillermo, viaja con su propia cama y con su papel higiénico favorito.
Carlos de Inglaterra
tardó años en recuperar su imagen tras el daño sufrido por las
confesiones de Diana Gales, en las que contó cómo su marido le fue
infiel con Camilla Parker Bowles durante años. El trabajo del gabinete
de expertos que contrató el heredero puede esfumarse en cuanto salga a
la luz el nuevo libro de Tom Bower, Rebel Prince: The Power, Passion and Defiance of Prince Charles, una
biografía no autorizada, que se publicará el próximo jueves. Bower, que
ha escrito las biografías del fundador de Virgin, Richard Branson, del
histórico patrón de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone, de los ex primeros
ministros Tony Blair y Gordon Brown, y de Mohamed Al Fayed, el padre del
novio de Diana de Gales, Dodi Al Fayed, presenta al hijo de Isabel II como un hombre envidioso y maniático.
La
envidia es el sentimiento que marca la relación de Carlos con su hijo
mayor. Según Bower, la conexión del príncipe con Guillermo y Enrique se tensó durante su divorcio de la princesa Diana.
El príncipe piensa que "Diana envenenó las mentes de los niños".
Después de su muerte en 1997, "los hermanos tuvieron que lidiar con una
avalancha continua de revelaciones públicas sobre las relaciones
adúlteras de sus padres", escribe Bower. El eventual matrimonio de
Carlos con su amante, Camilla, duquesa de Cornualles, no ayudó;
su presencia "fue un recordatorio constante del tormento de su madre". Según la versión del escritor, los hermanos incluso entraban en su casa
de Clarence House "a través de los cuartos de los sirvientes, para
evitar tanto a su padre como a Camilla". La llegada de Kate a la vida de Guillermo también marcó la relación
entre padre e hijo. Carlos temió que el público les ignorara a él y a
Camilla en favor de Guillermo y Kate. Su preocupación fue aparentemente
respaldada cuando el gobierno de Canadá le pidió que pospusiera un viaje
al país hasta que su hijo y su nuera lo visitaran en septiembre de
2016. Camilla, sin embargo, no compartía esta preocupación. Cuando las
personas a su alrededor le hablaban de Kate como quien se convertiría en
la primera reina plebeya, Camilla los corregía: "Esa, soy yo".
Esos celos que Bower describe en Carlos llegan a afectar las
relaciones con la familia Middleton. Guillermo pidió a su abuela la
reina que interviniera cuando el príncipe de Gales faltó al respeto a
Carole, la madre de Kate, durante unas vacaciones de Navidad. Los duques
de Cambridge llevaron a sus hijos a pasar las fiestas con los Middleton
en Bucklebury en lugar de con la realeza en Sandringham. Carlos de
Inglaterra interpretó que estaban disfrutando de una relación cercana
con sus nietos a su costa Los cortesanos leales a Carlos comenzaron a desairar a
Carole Middleton durante algunas reuniones y Guillermo, enfurecido,
planteó el asunto a la reina, que invitó al matrimonio Middleton a
Balmoral, donde ella dispuso que una cámara los grabara mientras la
soberana conducía su coche por la finca con los suegros de su nieto a
bordo. Fuentes entrevistadas por Tom Bower hablan de la afición del
príncipe Carlos por el lujo, incluyendo su preferencia por los aviones y
los trenes privados. Asegura el biógrafo que es una forma de venganza
contra su padre, el príncipe Felipe, quien insistió en que su hijo mayor
asistiera a la Gordonstoun School en Escocia, en lugar de a Eton.
Así, el libro cuenta ejemplos de los excesos del heredero.
tales como cuando Carlos de Inglaterra envió muebles para dos
habitaciones antes de la visita de una noche a casa de unos amigos en el
campo. Bower afirma que mandó un camión para transportar todo el
contenido de las habitaciones de él y de su esposa: cama, ropa de cama,
inodoro, licor, agua embotellada, algunos cuadros y hasta el papel
higiénico –Kleenex Premium Comfort–. También llevó su propia comida
orgánica y cócteles. Bower señala, sin embargo, que la reina come lo que
le sirvan sus anfitriones. Cada vez que el príncipe Carlos viaja, lo hace acompañado de un mayordomo, dos ayuda de cámara, un chef, su secretario privado, un mecanógrafo y un séquito de guardaespaldas. También el heredero de la corona británica es inusualmente
particular sobre el cuidado de los jardines en su casa de Highgrove.
Debido a que se niega a usar pesticidas, contrató en una ocasión a
cuatro jardineros para que viajaran acostados boca abajo, en un remolque
arrastrado por un Land Rover de movimiento lento para ir así arrancando
las malezas. Natalie Forster, secretaria de prensa del príncipe Carlos, se ha negado a hacer comentarios sobre el libro de Bower, del que The Daily Mail ha hecho una prepublicación.
"Lo que más odio me despertaba era la
certeza de saber que a ella no le va a pasar nada", escribe el hombre,
en una misiva dirigida al programa 'Espejo Público'.
TELECINCO
Un funcionario de la prisión almeriense
de El Acebuche, donde lleva una semana ingresada Ana Julia, la asesina
confesa del pequeño Gabriel, ha enviado una impactante carta al programa
de Antena 3 Espejo Público.
En la misiva, el funcionario explica que "tras 20 años pasando por 5
centros distintos" ha conocido delincuentes de la talla de El Rafita,
Pakito, De Juana Chaos, Txapote, o "violadores de sus propios padres,
violadores de sus propios hijos".
Sin embargo, el funcionario asegura que el caso del pequeño Gabriel
le ha superado, "quizás por tener hijos en edades similares", y que ha
vuelto a tumbarse "boca abajo en la cama y llorar... llorar yo solo".
Por eso, el hombre reconoce que "la primera mañana que entré a
trabajar tras el ingreso de Ana Julia me costó ponerme el uniforme":
"Llevaba muchas noches despertándome sobreexcitado con la cara del
demonio, de la bruja de Gabriel", escribe.
En este punto, el hombre reflexiona: "Quizás lo que más miedo me
daba, lo que más odio me despertaba era la certeza de saber que a ella
no le va a pasar nada", afirma el hombre, antes de resaltar que "si
tuviera que defenderla no dudaría ni un solo segundo en poner mi vida en
peligro para salvar la de Ana Julia".
"Quizá esa es la diferencia entre ella y yo", sentencia.