Dar crédito a las víctimas por el hecho de presentarse como tales es
abrir la puerta a las venganzas, las calumnias y los ajustes de cuentas.
MUJERES VIOLADAS, acosadas, manoseadas sin su consentimiento, todo
eso existe y ha existido siempre, por desdicha. Que haya una rebelión
contra ello no puede ser sino bueno. Pero hay demasiadas cosas buenas
que hoy se convierten rápidamente en regulares, mediante la exageración y
la exacerbación y la anulación de los matices y grados. El estallido se
produjo con el caso Weinstein, cuyas prácticas son viejas como el mundo. Ya hacia 1910 se acuñó la expresión “couch casting”
(“casting del sofá”), para referirse a las pruebas a que los
productores de Hollywood y Broadway sometían a menudo a las aspirantes a
actrices (o a los aspirantes, según los gustos). En el despacho solía
haber un sofá bien a mano, para propósitos evidentes. La costumbre me
parece repugnante por parte de esos productores (como me lo parece la de
cualquier individuo poderoso), pero en ella no había violencia. Se
producía una forma de transacción, a la que las muchachas podían
negarse; y una forma de prostitución menor y pasajera, si aceptaban. “A cambio de que este cerdo se acueste conmigo, consigo un papel,
iniciar mi carrera”. Pensar que la única razón por la que se nos dan
oportunidades es nuestro manifiesto talento, es pensar con ingenuidad
excesiva (ocurre a veces, pero no siempre). Con frecuencia hay
transacciones, compensaciones, pactos, beneficios mutuos que entran en
juego. La índole de algunos es repulsiva, sin duda, pero cabe responder
“No” a tales proposiciones. Y tampoco hay que olvidar que no han sido
pocas las mujeres que han buscado y halagado al varón viejo, rico y feo,
famoso y desagradable, poderoso y seboso, exclusivamente por interés y
provecho. No hay que recurrir a nombres para recordar la considerable
cantidad de mujeres jóvenes y atractivas que se han casado con hombres
decrépitos no por amor precisamente, ni por deseo sexual tampoco. Ahora el movimiento MeToo y otros han establecido dos pseudoverdades: a) que las mujeres son siempre víctimas; b) que las mujeres nunca mienten.
En función de la segunda, cualquier varón acusado es considerado
automáticamente culpable. Esta es la mayor perversión imaginable de la
justicia, la que llevaron a cabo la Inquisición y los totalitarismos, el
franquismo y el nazismo y el stalinismo y el maoísmo y tantos otros. En
vez de ser el denunciante quien debía demostrar la culpa del
denunciado, era éste quien debía probar su inocencia, lo cual es
imposible. (Si a mí me acusan de haber acuchillado a una anciana en el
Retiro, y la mera acusación se da por cierta, yo no puedo demostrar que
no lo hice, salvo que cuente con coartada clara.) De hecho, en esta
campaña, se ha prescindido hasta del juicio. Las redes sociales
(manipuladas) se han erigido en jurados populares, son la misma
muchedumbre que exigió la ejecución de Jesús y la liberación de Barrabás
en su día. Tal vez sean culpables, pero basta con la acusación, y el
consiguiente linchamiento mediático, para que Spacey o Woody Allen o Testino pierdan su trabajo y su honor, para que pasen a ser apestados y se les arruine la vida. La justificación de estas condenas express es que las víctimas
no pueden aportar pruebas de lo que sostienen, porque casi siempre
estaban solas con el criminal cuando tuvieron lugar la violación o el
abuso y no hay testigos. Es verdad, pero eso (los delincuentes ya
procuran que no los haya) les ha sucedido a todas las víctimas, a las de
todos los crímenes, y por eso muchos han quedado impunes. Mala suerte.
¿Cuántas veces no hemos visto películas en las que alguien se desvive
por conseguir pruebas o una confesión con añagazas, porque sin ellas es
palabra contra palabra y perderían el juicio? Así está montada la
justicia en los Estados de Derecho, con garantías; no así en las
dictaduras. Por eso me ha sorprendido leer editoriales y “acentos” en
este diario en los que se afirmaba que las injusticias derivadas de todo
este movimiento eran “asumibles” y cosas por el estilo. Es algo que
contraviene todos los argumentos que, desde Beccaria en el siglo XVIII,
si no antes, han abogado por la abolición de la pena de muerte. La idea
de los defensores de la libertad, la razón y los derechos humanos ha
sido justamente la contraria: “Antes queden sin castigo algunos criminales que sufra un solo
inocente la injusticia de la prisión o la muerte”. Ahora se propugna lo
opuesto. Si la falta de pruebas contra los acusados se extendiera a
otros delitos, y aquéllos dependieran de las volubles masas, se acabaría
la justicia. Dar crédito a las víctimas por el hecho de presentarse como tales es
abrir la puerta a las venganzas, las revanchas, las calumnias, las
difamaciones y los ajustes de cuentas. Las mujeres mienten tanto como
los hombres, es decir, unas sí y otras no. Si se les da crédito a todas
por principio, se está entregando un arma mortífera a las envidiosas, a
las despechadas, a las malvadas, a las misándricas y a las que
simplemente se la guardan a alguien. Podrían inventar, retorcer,
distorsionar, tergiversar impunemente y con éxito. El resultado de esta
“barra libre” es que las acusaciones fundadas y verdaderas —y a fe mía
que las hay a millares— serán objeto de sospecha y a lo peor caerán en
saco roto, haya o no pruebas. Eso sería lo más grave y pernicioso. No sé señor Marías, creo que se ha metido usted en un charco que le traerá consecuencias no muy buenas....... Efectivamente en este mundo traidor no tiene porqué ser verdad lo que cuentan o contamos las mujeres, pero los hombres matan, violan y no siempre por dar un papelito en su película, sino porque son Asesinos.
Las relaciones de pareja son uno de los
objetos de estudio al que más horas dedican investigadores de todo el
mundo. ¿Qué cualidades se necesitan para que una relación sea duradera,
satisfactoria y plena? La respuesta muy a menudo nos viene dada en clave
heterosexual y masculina. La ciencia, en algunas
ocasiones, parece tener una cierta tendencia a estudiar características y
valores en las mujeres que bien pudieran tener los hombres y
que poco o nada tienen que ver con el género.
En este sentido la
periodista científica Angela Saini, explica en su libro Inferior que
"desde la inteligencia hasta la emoción, durante siglos la ciencia nos
ha dicho que los hombres y las mujeres son fundamentalmente diferentes.
Pero esta no es toda la historia" en realidad, según Saini "la ciencia
ha maltratado a las mujeres".
En la literatura científica se
puede encontrar toda clase de estudios: sobre preferencias masculinas y
también sobre preferencias femeninas.
Entre los primeros, no es difícil
descubrir algunos ejemplos de machismo más o menos disimulado.
Analizar cómo de largas han de ser nuestras piernas para que resulten atractivas o determinar el tamaño ideal de pecho son solo un par de ejemplos algo obvios e infantiles ¿verdad?
Pero
¿qué pasa cuándo los estudios ensalzan otro tipo de cualidades como la
bondad o la paciencia?
Pues en muchas ocasiones no nos damos cuenta que estamos ante una situación que se conoce como "patriarcado de consentimiento"
explica Mercedes Cano, coach especialista en igualdad.
"El patriarcado
es muy hábil y se adapta muy bien a lo que necesita y en vez de decirte
que tú no eres capaz de hacer algo lo que hace es alabarte, esto se
conoce como machismo sutil", sigue Cano.
Precisamente de machismo sutil
se nutre la siguiente compilación de estudios científicos que pretenden
escribir el ABCD de la esposa perfecta. Los revisamos:
Búsquese un marido mayor que usted Idealmente debería usted tener entre 2 y 4 años menos que su esposo. Así lo confirma un estudio publicado en el Journal of Sex Research, en
el que se revela que los hombres están más satisfechos con sus
relaciones y vidas sexuales cuando sus parejas son de 2 a 4 años más
jóvenes que ellos. Nada que objetar contra esta observación, pero ¿dónde
está la verdadera necesidad de medir nuestra edad matrimonial óptima? Si usted ya está en edad postmenopáusica entonces olvídese de ser la mujer de nadie, o ¿a caso no ha leído el estudio de impacto mundial publicado en PLOS Computational Biology que reveló que las mujeres mayores se vuelven infértiles porque los hombres no las encuentran atractivas?
Efectivamente, estos resultados gozaron de gran aceptación en la
comunidad científica a pesar de que desde un punto de vista de biología
evolutiva se sabe que el mecanismo es precisamente el contrario.
Tal
y como explicó el Dr. Maxwell Burton-Chellew, biólogo de la Universidad
de Oxford en declaraciones a The Telegraph "los hombres sienten menos
atracción sexual por las mujeres posmenopáusicas porqué ya no pueden
tener hijos y no al revés". Es decir, que en ningún caso la falta de
deseo del hombre hacia la mujer nos conduce a un camino de no retorno
hacia el climaterio.
Ríale sus gracias
Así lo explica un estudio
realizado en el Westfield State College, EE.UU, que afirma que los
hombres se sienten más atraídos por las mujeres que se ríen de sus
bromas
. Eric Bressler coautor del estudio aconseja a las mujeres que "si usted no está interesada en un hombre, entonces no se ría de sus bromas".
"El
hecho de que una persona, hombre o mujer, ría constantemente las
gracias a otra, valida siempre sus actitudes, le refuerza su forma de
ser y como resultado eleva su autoestima.
Tener constantemente una
persona que desde la subordinación incondicional aplauda, suele generar
placer" explica Carmen Espinosa Pintos
psicóloga especialista en perspectiva y violencia de género. El
problema está en que "socialmente se olvidan las palabras subordinación e
incondicional implícitas en este atractivo", especialmente cuando nacen
de clichés como el de la mujer que ríe las gracias. Sin estos
estereotipos "no existirían esas pautas de comportamiento y las
consecuencias nefastas que generan en nuestra sociedad" concluye la
psicóloga.
Nada de mentirijillas, ¿eh? Un estudio cuyos resultados se publicaron en el Journal of Research in Personality
reveló que las personas a las que se les atribuye la palabra "honesto"
parecen estar más en forma, en mejor estado de salud y con una cara más
amable, femenina y atractiva. Una de las conclusiones del estudio es que
los hombres prefieren tener una mujer honesta cuando se trata de establecer una relación de pareja a largo plazo.
¿Por
qué de nuevo se concluyen los datos en clave sexista? ¿Por qué a ellos
se les perdona la honestidad? Carmen Espinosa Pintos nos cuenta que en
este caso "vemos la diferencia de rasero ante una misma cualidad (…) Si pensamos en la palabra honestidad, solemos relacionarla con bondad o sinceridad.
Debido a los estereotipos generados por el modelo social, dependiendo
de si es hombre o mujer a quien asociemos esta palabra, desgraciadamente
el resultado es desigual. En base a estos clichés se espera que las
mujeres sean buenas.
No es que de los hombres se espere lo contrario,
pero tener picardía en ellos está asociado a inteligencia, adaptabilidad
al contexto. Es curioso que, siendo la misma cualidad, en las mujeres
tener picardía o pensar en su propio interés se asocie con ser egoístas,
con no ser buenas".
Sea amable y asertiva
¿Qué es más importante el físico o la personalidad? Esta misma pregunta se hicieron un grupo de investigadores al desarrollar un experimento
en el que se examinó la influencia de la personalidad sobre las
percepciones del atractivo físico. A una muestra de 2.157 estudiantes
universitarios les fueron asignados aleatoriamente grupos de personas a
los que tenían que evaluar y decir quiénes les parecían más atractivos.
De algunos disponían información sobre su personalidad y de otros no.
Los resultados fueron sorprendentes:
los estudiantes que recibieron información sobre la personalidad de los
sujetos que estaban evaluando consideraron atractivas a personas de
distintas tallas. Un espectro mucho mayor que cuando no fueron
informados de la personalidad del sujeto. Estos resultados sugieren que
las señales no físicas influyen en la percepción de la belleza física...
y características como la amabilidad o la asertividad nos convierten en
personas atractivas ¿Personas he dicho?
Disculpe, en mujeres
atractivas. Se me olvidó explicar que los 2.157 evaluadores eran varones
analizando a mujeres y así saber de una vez por todas como nos tenemos
que comportar.
Anote: buena, comprensiva, dicharachera… pero sin
pasarse. ¡Que la frescura no sobrepase el decoro! Para Espinosa Pintos
si se consiguiera un cambio en el modelo social se haría palpable que
todas estas cualidades "son de las personas y no de un género
determinado". Deje sus neurosis dentro del armario Lo que un hombre buscará en usted es que sea “estable” antes que neurótica.
Y no, no lo dice un estudio victoriano (cuyas mujeres de la época
vivieron bajo la carga de los estereotipos sexuales y a las que se les
atribuía un sinfín de enfermedades nerviosas). Lo dice un estudio de 2015 de Psychology, en el que además aclaran que si es usted extrovertida, atlética e inteligente mejor que mejor.
En
el estudio se encuestó a 158 hombres con una edad promedio de 24.5 años
que tuvieron que calificar a 16 mujeres hipotéticas para su idoneidad
como parejas a largo plazo. Mercedes Cano explica que el sesgo sexista
en este tipo de estudios es muy útil para el sistema patriarcal ya que "con
este mecanismo se induce a las mujeres a pensar que una determinada
forma de actuar les corresponde por el mero hecho de ser mujer".
En una
gala donde se reivindicó un mejor trato profesional para las mujeres,
Paquita Salas brilló como personaje femenino, interpretada por un
hombre, Brays Efe.
Una vez más, la gala de los premios Goya no ha resultado brillante. La Academia decidió nominar a perfectos desconocidos e ignorar la película con ese título de Alex de la Iglesia, celebrada por el público y premiada por la taquilla. Pocos lo entienden. Pero siempre hay un destello. Y este año han sido Los Javis,
salieron ganadores de la gala. Más que en premios, en liderazgo de
comunicación. Todo el ambiente, los trajes de Gucci, Avellaneda, Teresa
Helbig, confirmaron su puesta de largo como talentos de una nueva
generación en nuestro cine. Y su mejor embajadora: Paquita Salas, protagonista de la celebrada serie que ahora están dirigiendo para Netflix. En una gala donde se reivindicó un mejor trato profesional para las mujeres, Paquita Salas brilló como personaje femenino, interpretada por un hombre, Brays Efe. Coincidí en enero con Brays en la gala de los premios Forqué y me pareció un perfecto ejemplar de lo millennial,
con un discurso bien armado y con puntería. Cuando Brays es Paquita
Salas, dueña, señora y representante de artistas de la agencia PS
Management, o la odias o la amas, te quieres burlar pero también
enamorar. O poner tu carrera en sus manos. He tenido varios managers
y todos tienen algo de Paquita, esa es su gracia. Resulta tan real como
para pedirle que presente los próximos Goya. Pero ella, que es toda
intuición, fina y gruesa, sabe que ese encargo es uno de los más
envenenados que te pueden hacer. El éxito de Paquita Salas llega en un momento donde la
palabra volatilidad recupera protagonismo. Wall Street se desplomó el
lunes y el mundo empezó a respirar volatilidad. Buscando el ajuste, las acciones subieron y bajaron varias veces en
tres días. Llevo viviendo en la volatilidad desde 1983, cuando se
produjo la primera gran devaluación del bolívar venezolano y ya nada fue
igual. Años de volatilidad me han hecho muy volátil y cada vez más
consciente de que nunca llegaré a ser rico ni sólido. Además, Libra es
un signo de aire. Yo lo acepto pero mi entorno no tanto, lejos de ver la
volatilidad como un signo de nuestro tiempo creen que es una condena,
una Visa pequeña. Nacemos volátiles, moriremos volátiles. Excepto la
persona menos inquieta, esa que resiste viento y marea, atado con
correas a un caballo, M.R., Mariano Rajoy. La volatilidad nos lleva y nos trae. Y nos devuelve a las Spice Girls, que seguro Paquita disfrutó de adolescente. Se han reunido en un chill out
donde a todos nos ha sorprendido lo rubia y californiana que esta Mel
B, que antes era mulata. Si se concreta la reunión, sería para un
Grandes Éxitos, un programa de televisión en China y un talent show, imagino que sobre el Girl Power, ese empoderamiento pop que ellas tratan de representar desde los noventa. Paquita, únete a ellas.
Se reúnen las Spice Girls, que ya son señoras bien, señoras
fetén y el Miss Venezuela, otra fórmula para subir mujeres al escenario,
se queda sin su zar de la belleza, Osmel Sousa.
Cabeza, tronco y
extremidades de la Organización Miss Venezuela durante 40 años, Sousa anunció su retirada.
Para muchos venezolanos, el concurso es parte de su identidad cultural.
Para el chavismo representa un trasto del pasado. Por eso, al decir
Osmel adiós muchos venezolanos en el exilio confirman el fin de una
época.
Se habla de que Sousa, que tiene nacionalidad española, estaba
harto de las intervenciones que el canal propietario de la marca
efectuaba en la selección de las misses y en la elaboración del show,
que es como una mezcla del Moulin Rouge, un desfile coreano y una pizca
de los Oscar, cocinado todo con la emoción de una final de fútbol.
Lo
he presentado tres veces y nunca dejó de asombrarme ver entrar a los
seguidores de las misses, gente muy humilde, afectados por la
carestía, la desigualdad y la hiperinflación pero, sin embargo, vestidos
de gala, peinados como para una boda, para vitorear a su candidata y
sentirse parte de un sueño de glamour, integración y capitalismo, muy
difícil de entender para el resto del mundo, pero parte del ADN
venezolano.
Osmel Sousa era el responsable de ese Xanadú e igual que Brays Efe, ha
dado con un personaje.
Una de las mejores lecciones de la volatilidad:
no te empeñes tanto en ser tú, sino en crearte un personaje.
La familia
del dictador se blinda para evitar llamar la atención sobre su
millonaria herencia y la condena a 30 meses de cárcel para su nieto
Francis.
El pasado 29 de diciembre falleció Carmen Franco, la única hija del dictador,
y con ella desapareció la bisagra que mantenía unidos a sus siete
descendientes, los que tuvo con Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de
Villaverde. Carmen, Mariola, Francis, Merry, Cristóbal, Arancha y Jaime callan
desde entonces. De algunos de ellos ni siquiera hay imágenes durante el
funeral de su madre. La consigna es mostrar el perfil más bajo posible
de cara a los medios y la opinión pública en un momento en el que están
en juego los detalles del testamento de su madre; el resultado final del
juicio por atentado a la autoridad y contra la seguridad vial contra
Francis Franco, el mayor de los hermanos varones, para quien la fiscalía
y la acusación particular pidieron seis años de cárcel y por el que
finalmente fue condenado el pasado jueves a 30 meses de prisión; y las reclamaciones que la Xunta de Galicia mantiene abiertas sobre los
bienes más controvertidos de la familia: el pazo de Meirás, dos esculturas que pertenecen al Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela y el palacio de Cornide, en A Coruña. Cuatro semanas después de la muerte de Carmen Franco, los hijos se
reunieron en la casa familiar de la calle Hermanos Bécquer de Madrid y
lo poco que ha trascendido ha sido precisamente ese pacto de silencio. Un acuerdo con una principal destinataria: Carmen Martínez-Bordiú, la
primogénita, habitual en las portadas y programas de la prensa rosa
cuando ha necesitado revitalizar sus finanzas a golpe de exclusivas. Algunas informaciones apuntan a que el testamento de Carmen Franco se
abrió el pasado 25 de enero. Según marca la ley, sus herederos tienen
seis meses desde la fecha del fallecimiento para pagar los impuestos
correspondientes; aunque si lo consideran necesario pueden pedir una
prórroga antes de finalizar el quinto mes que otorga un plazo extra de
seis meses. Un asunto nada baladí cuando se habla de una fortuna que se
ha cifrado entre 500 y 600 millones de euros.
En cualquier caso se van despejando algunas dudas. Los hermanos
afirman en público que no habrá problemas entre ellos porque están
seguros de que su madre lo habrá hecho bien: "era una persona muy
justa". No habrá disputa alguna sobre el destinatario del ducado de
Franco: tal y como establece la ley Carmen Martínez-Bordiú será la nueva duquesa de Franco
por mucha ilusión que le hiciera ostentar el título a su hermano
Francis, que incluso cambió el orden de sus apellidos para perpetuar el
de su abuelo, y que ya es marqués de Villaverde y señor de Meirás. Y,
por último, ni la familia se plantea devolver ninguna de sus propiedades
en Galicia, ni ninguno de los organismos gallegos que reclaman los polémicos bienes
se plantean una negociación porque el objetivo es encontrar argumentos
jurídicos para que vuelva a ser patrimonio público sin coste alguno para
las arcas institucionales. En todo este entramado muchos quieren situar a Francis Franco como el
cerebro en la sombra de los negocios familiares. Pero personas que han
realizado negocios con él, y que le califican como "ambiguo, raro,
avispado en los negocios y con maneras que denotan la creencia en su
superioridad", apuestan más bien porque genera cierta desconfianza entre
algunos de sus hermanos. "Desde luego no manejaba los negocios de la
madre; Carmen controla sus cosas; Cristóbal se mueve en campos propios y
Mariola y Arancha son discretas y están casadas con Fernando Ardid y
Claudio Quiroga, conocidos y relevantes a nivel económico y no se van a
poner en sus manos". De Merry y Jaime no hablan pero por las
características de ambos, tampoco parece muy factible que dejen sus
bienes en manos de su hermano, especialmente tras la sentencia condenatoria que acaba de recibir.
Probablemente la suma de todas estas circunstancias motivó que un mes
antes de morir, Carmen Franco hiciera cambios en una de sus empresas
más activas, Sargo Consulting S.L., con un capital de 11,2 millones de
euros y que gestiona activos que valen más de 17,7 millones. El 29 de
noviembre de 2017 el Boletín Oficial del Registro Mercantil publicaba
que Carmen Franco dejaba de ser su administradora única y delegaba esta
función en un Consejo formado por ella misma y sus siete hijos; nombraba como presidenta a su hija Arancha y como secretaria a
Mariola. Francis Franco no consta en ningún puesto ejecutivo. Otra de
las grandes sociedades que manejaba Carmen Franco, Fiolasa, que mueve
activos valorados en casi 20,5 millones de euros, no sufría ningún tipo
de cambio. Todo apunta a que la matriarca dejará sus bienes repartidos a
partes iguales entre sus siete hijos, que a partir del momento en que
liquiden sus cuentas serán beneficiarios de una inmensa fortuna y
también de los conflictos que deja el tortuoso origen de algunas de las
propiedades que se atribuyó su abuelo cuando era la voz y el mando de
una España sumida en la dictadura. En este escenario Francis Franco, a quien quienes le conocen consideran
"siempre bien relacionado pero un marrullero en los negocios", parece
haberse quedado solo en su pretendido papel de líder. La complejidad de
la herencia será la que se encargue de dictar el consenso necesario para
llegar a acuerdos que permitan solucionar los distintos frentes que
tendrán que afrontar. Aunque muchas personas no dudarían en enfrentarse a
ellos a cambio de un futuro económico en la que la palabra desahogado
se queda corta se mire por donde se mire.