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10 feb 2018

Silencio y herencia de los Franco...................... Maite Nieto

La familia del dictador se blinda para evitar llamar la atención sobre su millonaria herencia y la condena a 30 meses de cárcel para su nieto Francis.

Francis Franco Martínez Bordiú llegando a los juzgados de Teruel el pasado 22 de enero.
Francis Franco Martínez Bordiú llegando a los juzgados de Teruel el pasado 22 de enero. GTRESONLINE
El pasado 29 de diciembre falleció Carmen Franco, la única hija del dictador, y con ella desapareció la bisagra que mantenía unidos a sus siete descendientes, los que tuvo con Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde.
Carmen, Mariola, Francis, Merry, Cristóbal, Arancha y Jaime callan desde entonces.
 De algunos de ellos ni siquiera hay imágenes durante el funeral de su madre. 
La consigna es mostrar el perfil más bajo posible de cara a los medios y la opinión pública en un momento en el que están en juego los detalles del testamento de su madre; el resultado final del juicio por atentado a la autoridad y contra la seguridad vial contra Francis Franco, el mayor de los hermanos varones, para quien la fiscalía y la acusación particular pidieron seis años de cárcel y por el que finalmente fue condenado el pasado jueves a 30 meses de prisión; 
y las reclamaciones que la Xunta de Galicia mantiene abiertas sobre los bienes más controvertidos de la familia: el pazo de Meirás, dos esculturas que pertenecen al Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela y el palacio de Cornide, en A Coruña.
Cuatro semanas después de la muerte de Carmen Franco, los hijos se reunieron en la casa familiar de la calle Hermanos Bécquer de Madrid y lo poco que ha trascendido ha sido precisamente ese pacto de silencio.
 Un acuerdo con una principal destinataria: Carmen Martínez-Bordiú, la primogénita, habitual en las portadas y programas de la prensa rosa cuando ha necesitado revitalizar sus finanzas a golpe de exclusivas.
De izquierda a derecha, Carmen Martínez Bordiú, su hija Cynthia Rossi, su nuera Margarita Vargas y su hijo mayor Luis Alfonso de Borbón durante el funeral por Carmen Franco en Madrid.
De izquierda a derecha, Carmen Martínez Bordiú, su hija Cynthia Rossi, su nuera Margarita Vargas y su hijo mayor Luis Alfonso de Borbón durante el funeral por Carmen Franco en Madrid. GTRESONLINE
 
 

Algunas informaciones apuntan a que el testamento de Carmen Franco se abrió el pasado 25 de enero. 
Según marca la ley, sus herederos tienen seis meses desde la fecha del fallecimiento para pagar los impuestos correspondientes; aunque si lo consideran necesario pueden pedir una prórroga antes de finalizar el quinto mes que otorga un plazo extra de seis meses. Un asunto nada baladí cuando se habla de una fortuna que se ha cifrado entre 500 y 600 millones de euros.

En cualquier caso se van despejando algunas dudas.
 Los hermanos afirman en público que no habrá problemas entre ellos porque están seguros de que su madre lo habrá hecho bien: "era una persona muy justa". 
No habrá disputa alguna sobre el destinatario del ducado de Franco: tal y como establece la ley Carmen Martínez-Bordiú será la nueva duquesa de Franco por mucha ilusión que le hiciera ostentar el título a su hermano Francis, que incluso cambió el orden de sus apellidos para perpetuar el de su abuelo, y que ya es marqués de Villaverde y señor de Meirás.
 Y, por último, ni la familia se plantea devolver ninguna de sus propiedades en Galicia, ni ninguno de los organismos gallegos que reclaman los polémicos bienes se plantean una negociación porque el objetivo es encontrar argumentos jurídicos para que vuelva a ser patrimonio público sin coste alguno para las arcas institucionales.
En todo este entramado muchos quieren situar a Francis Franco como el cerebro en la sombra de los negocios familiares.
 Pero personas que han realizado negocios con él, y que le califican como "ambiguo, raro, avispado en los negocios y con maneras que denotan la creencia en su superioridad", apuestan más bien porque genera cierta desconfianza entre algunos de sus hermanos.
 "Desde luego no manejaba los negocios de la madre; Carmen controla sus cosas; Cristóbal se mueve en campos propios y Mariola y Arancha son discretas y están casadas con Fernando Ardid y Claudio Quiroga, conocidos y relevantes a nivel económico y no se van a poner en sus manos". 
De Merry y Jaime no hablan pero por las características de ambos, tampoco parece muy factible que dejen sus bienes en manos de su hermano, especialmente tras la sentencia condenatoria que acaba de recibir.
Jaime Martínez Bordiú y su pareja Marta Fernández.
Jaime Martínez Bordiú y su pareja Marta Fernández. GTRESONLINE
Probablemente la suma de todas estas circunstancias motivó que un mes antes de morir, Carmen Franco hiciera cambios en una de sus empresas más activas, Sargo Consulting S.L., con un capital de 11,2 millones de euros y que gestiona activos que valen más de 17,7 millones.
 El 29 de noviembre de 2017 el Boletín Oficial del Registro Mercantil publicaba que Carmen Franco dejaba de ser su administradora única y delegaba esta función en un Consejo formado por ella misma y sus siete hijos; nombraba como presidenta a su hija Arancha y como secretaria a Mariola.
 Francis Franco no consta en ningún puesto ejecutivo. 
Otra de las grandes sociedades que manejaba Carmen Franco, Fiolasa, que mueve activos valorados en casi 20,5 millones de euros, no sufría ningún tipo de cambio.
 Todo apunta a que la matriarca dejará sus bienes repartidos a partes iguales entre sus siete hijos, que a partir del momento en que liquiden sus cuentas serán beneficiarios de una inmensa fortuna y también de los conflictos que deja el tortuoso origen de algunas de las propiedades que se atribuyó su abuelo cuando era la voz y el mando de una España sumida en la dictadura.
En este escenario Francis Franco, a quien quienes le conocen consideran "siempre bien relacionado pero un marrullero en los negocios", parece haberse quedado solo en su pretendido papel de líder.
 La complejidad de la herencia será la que se encargue de dictar el consenso necesario para llegar a acuerdos que permitan solucionar los distintos frentes que tendrán que afrontar.
 Aunque muchas personas no dudarían en enfrentarse a ellos a cambio de un futuro económico en la que la palabra desahogado se queda corta se mire por donde se mire. 



 

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