Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

5 feb 2018

Pelayo Díaz pide ayuda a la policía por acoso y amenazas en Internet

El estilista ha denunciado la persecución que sufre a través de las redes sociales después de que su compañera Natalia Ferviú decidiera abandonar 'Cámbiame'.

Pelayo Diaz
El estilista Pelayo Díaz. GTRESOLINE

 

Pelayo Díaz, el colaborador del programa Cámbiame de Telecinco ha sufrido las consecuencias directas del odio que se extiende por las redes sociales ante cualquier comentario, interpretación o postura contraria a determinados grupos de cualquier tipo de tendencia, ya sea admiradores de…, seguidores de un equipo o jugador de fútbol o defensores de una idea política.
 Lo de menos es el tema en cuestión.

Pero siempre hay un grupo decidido a perseguir implacable a quien no está de acuerdo con su opinión o personaje admirado.
En esta ocasión ha sido el estilista del programa de Telecinco el objeto de los insultos y las amenazas.
 El desencadenante ha sido la decisión de su compañera de programa, Natalia Ferviú, de poner punto y final a su etapa en Cámbiame y el mensaje que Pelayo Díaz colgó en sus redes sociales después de conocer su decisión en el que decía que “la televisión tiene que gustarte mucho y si no estás preparado, es mejor irte”.
Lo que él asegura es una muestra de respeto hacia la resolución de su compañera desde que el programa se estrenó en junio de 2015, para los seguidores de la editora de moda ha sido una ofensa en toda regla. 
Y el tono de algunos de ellos ha llegado a las amenazas y los insultos, un hecho que Pelayo no se muestra dispuesto a pasar por alto.
 Además de pedir consejo a otros internautas sobre cómo proceder en un caso de este tipo, en un tuit publicado el pasado domingo decía lo siguiente:
 “Hola @policia, estoy siendo insultado y amenazado de muerte en mi Instagram.
 Más de 100 amenazas en 20 minutos. Ya he privatizado la cuenta, me podéis decir cómo proceder para denunciarlo?” .
 El mismo día publicaba un vídeo en su Instagram para parar la escalada: “Obviamente quiero que Natalia vuelva al programa pero creo que hay que ser generoso con ella y si ha decidido que ya no le interesa este formato, hay que respetarlo y apoyarla”.
 Y sus palabras continuaban con otras dirigidas a sus detractores: “A los que me estáis insultando y amenazando quiero que sepáis que estas cosas me hacen más fuerte y que no tenéis ni idea de lo que quiero a Natalia.
 La luz se come a la oscuridad siempre, así que voy a seguir con mi buen rollo”. 





Ya sea por el tono de su respuesta o por la posibilidad de sentirse vigilados por la policía en el caso de continuar con la misma actitud, los haters parecen haberse calmado y haber parado su actitud violenta hacia el estilista.
Natalia Ferviú tomó la decisión de abandonar Cámbiame por varios motivos, pero sin duda influyó el altercado que tuvo durante el programa con Paloma González Durántez, uno de los nuevos fichajes del programa y, al parecer, la actitud crítica que tuvo su compañero Pelayo Díaz con su reacción frente a las cámaras.
Natalia Ferviú en 'Cámbiame'.
Natalia Ferviú en 'Cámbiame'. GTRESONLINE
 
La nueva estilista le dijo a una de las concursantes que tenía los tobillos grandes y Ferviú se sintió muy molesta por la, a su juicio, excesiva franqueza de su nueva compañera y lo dijo en directo. 
Una actitud que provocó que Paloma González Durántez manifestara que “Natalia me pareció muy mala compañera”, por no decirle nada durante cuatro horas de taller y después manifestarlo en directo.
 La contestación de Natalia Ferviú no se hizo esperar: “No me gusta ver a la gente sufrir, no me gustó lo de ayer y no me gusta lo que estoy viendo hoy.
 No te escuché en el taller y reaccioné cuando lo vi en directo. (…) Lo importante de estar aquí no es que la persona salga bonita por fuera, sino que se sienta bien por dentro. 
Me pareció que hiciste mucho hincapié en lo negativo. 
Me pareció que tienes incontinencia verbal.
 Igual deberías ser menos soberbia y escuchar porque se apagó el pilotito rojo yo te dije que tuvieras cuidado y que te protegieras. 
Piensa más porque tenemos responsabilidad”. 
La sensata reflexión de Ferviú no contó con el apoyo de Pelayo Díaz que añadió jaleo a la trifulca con sus propias declaraciones: “Me sorprende que Natalia no haya tenido más tacto con Paloma y que no haya frenado a sus seguidores porque creo que ha hecho el efecto contrario”.
Paloma González Durántez durante la presentación de la temporada 2018 de 'Cámbiame'.
Paloma González Durántez durante la presentación de la temporada 2018 de 'Cámbiame'. GTRESONLINE
Tras abandonar el plató disgustada y enfadada, Natalia Ferviú reflexionó durante dos días y tomó la decisión de dejar definitivamente Cámbiame, decisión que comunicó en sus redes: 
“Cuando entré en el programa mi misión era trasladar a un plató de televisión el trabajo que llevaba haciendo más de una década en el mundo editorial. 
Pido disculpas a quien se haya podido sentir ofendido por mis palabras o por mis comportamientos. 
En los últimos días se ha modificado el formato del programa, entrando en una dinámica que respeto pero en la que no me siento cómoda.
 Con toda la pena del mundo, por cómo se han desarrollado los acontecimientos y antes de vivir situaciones por las que no estoy dispuesta a pasar, he decidido cambiar el rumbo.
Me gustaría reconocer a Telecinco y a La Fábrica de la Tele la oportunidad que me dieron. Estaré eternamente agradecida por dejarme defender con libertad mis valores, mi trabajo y llevar el mundo de la moda a todos los públicos. Porque la moda es para todos sin importar quién seas ni de dónde vengas”. Precisamente en las últimas semanas en Twitter se está moviendo el hashtag #YoMeSumo, que alentado por diversas instituciones y personalidades tratan de sumar apoyos contra el odio y el radicalismo.

 

“Es perverso decir que no hay que aprender las cosas de memoria”

El filósofo y pedagogo José Antonio Marina cuestiona las nuevas metodologías surgidas de la innovación educativa y defiende algunos valores de la escuela tradicional.

José Antonio Marina en las instalaciones de Media Lab Prado.
José Antonio Marina en las instalaciones de Media Lab Prado.

 

El filósofo José Antonio Marina está del lado de la innovación educativa.
 Defiende que para sobrevivir en el mundo laboral es obligatorio aprender y reciclarse durante toda la vida, que las facultades de Educación se han quedado atascadas por miedo al cambio o que los avances de la neurociencia pueden marcar el camino de la renovación pedagógica.
 Sin embargo, hay un punto con el que no comulga: el destierro de la memorización dentro de las nuevas metodologías. 
Sin memoria no hay aprendizaje, sostiene Marina.
En su último libro El bosque pedagógico y cómo salir de él (Ariel), Marina, autor del Libro Blanco de la Profesión Docente por encargo del Ministerio de Educación, cuestiona algunos de los mensajes difundidos por los gurús internacionales de la innovación educativa.
 ¿Realmente hay que dejar a los niños que escojan lo que quieren aprender en función de su motivación? ¿Es ese el motor de la creatividad?
Marina, firme defensor de la implicación de las familias en la educación de los niños y fundador de la Universidad de Padres, un centro de investigación en crianza y una escuela online, sostiene que hay que recuperar el sentido del deber y la obligación como recurso pedagógico. 

Pregunta. En los últimos años se está propagando la idea de que formarse durante toda la vida y aprender nuevas profesiones es positivo para el ser humano.
 ¿Cree que es el único modo de supervivencia ante la precariedad laboral?
Respuesta. La educación para toda la vida es imprescindible. Estamos sometidos a la ley del aprendizaje que dice que para sobrevivir toda persona o institución necesita aprender a la misma velocidad a la que cambia el entorno.
 Si quiere progresar, debe hacerlo a mayor velocidad.
 Cuando los ambientes laborales eran muy estables, los sistemas de aprendizaje podían ser lentos.
 Por ejemplo, la técnica de un herrero servía para él y para la vida de sus hijos.
 Hoy el entorno es sumamente veloz y si no lo sigues, quedas marginado. 
P. Por un lado, la nueva educación tiene como objetivo enseñar a los niños a trabajar en equipo y va en contra del individualismo y la competitividad.
 Pero al terminar la Universidad, el panorama es desolador y la búsqueda de empleo es un acto solitario y desesperante.
 ¿No es una contradicción?
R. Como dice [Noam] Chomsky, dar la libertad sin dar la oportunidad es un regalo envenenado.
 A los mensajes  tú puedes, conviértete en tu propio empresario, en trabajador autónomo, tú puedes diseñar tú vida... les falta otra parte. ¿Cómo lo hago? Arréglatelas como puedas, te quedas abandonado. Lo primero que le diría a un joven es que va a tener que estar aprendiendo toda su vida para tener un empleo. 
El pacto social entre generaciones se ha roto y ya no hay seguridad laboral.
P. En su libro advierte del peligro de que las grandes empresas tecnológicas (Google, IBM o Apple) asuman el liderazgo educativo si los profesionales de la educación no se ponen las pilas.

R. Como es para toda la vida, se está creando la industria educativa.
 En el año 2015, la educación movió 4,3 billones de dólares, casi cuatro veces el PIB español
Desde el campo editorial, Pearson vendió su participación en The Economist y Financial Times para dedicarlo todo a educación. También se están quedando con sistemas de evaluación como los de PISA.
 Históricamente todo el mundo ha querido mangonear a través de la educación: las religiones, los sistemas políticos... 
No creo que haya una conspiración educativa, sino un negocio educativo.
 Estas compañías no quieren introducir una ideología determinada, sino ganar dinero.
 Los docentes debemos ser la conciencia crítica educativa de la sociedad y para eso necesitamos ser una profesión de élite. 
 

“Es perverso decir que no hay que aprender las cosas de memoria”
P. Ken Robinson hizo temblar la educación tradicional al afirmar que la escuela mata la creatividad. 
Las nuevas corrientes afirman que los niños pierden su deseo de aprender por las rutinas repetitivas  del colegio y la excesiva evaluación
R. La psicología nos ha jugado una mala pasada con su teoría de la motivación. 
Pensar que al niño que no está motivado no hay que exigirle nada es un error.
 Tenemos que enseñarles que habrá cosas que tengan que hacer por obligación sin sentir ninguna motivación.
 Los gurús son gente muy lista que utiliza conceptos de la autoayuda.
 Es difícil vender el mensaje de que algo cuesta mucho trabajo.
 La educación va sobre ayudar a adquirir hábitos, que no siempre son de nuestro agrado.
 Sobre la idea de que hay que dejar a los niños elegir y no coaccionar su libertad, es importante decir que todos nacemos absolutamente dependientes y el proceso educativo consiste en fomentar la capacidad del niño de tomar decisiones, pero eso no se puede hacer al principio.
 Los niños aprenden a ejercer su autonomía obedeciendo las órdenes que les dan sus educadores.
 A los cinco años se produce un salto increíble en el que empiezan a darse órdenes a sí mismos.
 La autonomía llega con la obediencia. 

P. ¿Qué debe hacer un docente para no sentirse perdido frente al aluvión de nuevas metodologías de enseñanza?
R. Es clave la figura del estratega educativo, que con una visión general decide qué táctica utilizar en cada caso.
 El problema es que la mayoría de profesores no conocen las nuevas técnicas. 
P. ¿Está fallando la formación del profesorado?
R. Soy muy crítico con las facultades de Educación.
 Se han quedado atascadas porque no son conscientes del papel que juega hoy la educación. 
Hay que tomar decisiones muy radicales. ¿Quién puede decidir lo que queremos transmitir a nuestros alumnos?
 Los científicos no, porque solo dominan su campo de conocimiento; los políticos tampoco porque no nos fiamos de ellos; los sacerdotes saben de sus religiones y los empresarios van a buscar su propio beneficio. 
 Deberían ser las facultades de pedagogía.
P. Precisamente ahora hay un debate sobre si el cambio deberían dirigirlo los pedagogos o los neurocientíficos con sus avances sobre el funcionamiento del cerebro. 
R. Llevo estudiando neurología desde hace 30 años y puedo afirmar que no está en condiciones de ofrecernos propuestas concretas, pero sí muchas pistas.
 Necesitamos un puente entre ambos campos, alguien que domine los dos lenguajes.
 La neurología nos ha dicho, por ejemplo, que hay una segunda edad de oro del aprendizaje, en la que el cerebro vuelve a rediseñarse neurológicamente entre los 13 y los 18 años.
 También nos dice que los órganos neuronales que se encargan de la toma de decisiones y del comportamiento responsable, los lóbulos frontales, no maduran hasta los 22 o 23 años.
 Entonces, ¿debemos exigir responsabilidad a un adolescente? Otra de las evidencias señala que las estructuras neuronales maduran con el ejercicio, entonces sabemos que hay que entrenar esa capacidad cuanto antes y no esperar a que el estudiante llegue a la veintena. 
P. En su libro reivindica el papel de la memoria en la educación. ¿No cree que memorizar y vomitar la información en los exámenes es poco efectivo?
R. No hay nada más perverso para la educación que decir que no hay que aprender las cosas de memoria. 
Es el órgano del aprendizaje.
 Eso sí, hay que aprender fórmulas que no se basen en la repetición. Crear depende de la memoria y tienes que aprender hábitos creativos.
 Si no, ¿cómo se te van a ocurrir las cosas? 
 Para tener mucha imaginación, hay que tener muy buena memoria. En este punto la neurología nos está diciendo por dónde ir y es muy importante el descubrimiento de la llamada memoria de trabajo, que nos enseña cómo construirla y manejarla. 
 
P. ¿Cuál tiene que ser el principal reto de la escuela a corto plazo?
R. Destacaría tres. 
Bajar la tasa de abandono escolar, paliar las diferencias socioeconómicas entre los alumnos fomentando la educación de cero a tres años y atender a los alumnos con necesidades especiales: con dificultades de aprendizaje, altas capacidades o problemas psicológicos.
 Otro drama es la figura del director de centro.
 En España se tiene la idea equivocada de que cualquiera puede ser un buen director. 
Hace falta formación específica; mandar y organizar es complicado.
 Habría que crear un MIR para directores. 
 En Inglaterra o Estados Unidos hay libros dedicados al rol del director de escuela, a proyectos concretos que han transformado colegios.
 Aquí [en España] este tema levanta ampollas, sienta mal a los docentes y a los sindicatos porque consideran que conlleva introducir clases dentro del profesorado y que no es democrático. Se trata de ver si es eficaz o no.
 Los equipos directivos pueden modificar los programas académicos, o crear sus propios proyectos.
 El éxito, en parte, depende de ellos.
 En Inglaterra hay colegios públicos que cambian su horario cada dos semanas para ajustarlo a las necesidades de los alumnos, que pueden necesitar más horas de matemáticas o de lengua. 
Eso es innovación.
R. Se habla mucho de innovación en la escuela, sin embargo, se está produciendo una uniformidad en todos los países.
 Lo único que les interesa a los gobiernos es cómo aparecen en PISA y en función de eso organizan sus sistemas educativos.
 A los educadores no nos sirve PISA porque no nos muestra lo que hay que hacer.
 No evalúa el progreso del alumno.
 Un estudiante que empieza el curso con un uno y acaba con un cuatro ha progresado más que el que pasa de un ocho a un nueve. Pero para PISA, ese primer estudiante sigue siendo un suspenso. 
 En el momento en que evaluemos el progreso sabremos si estamos sacando lo mejor de los alumnos y si lo hacemos bien o mal en el aula.  

P. El éxito es muy relativo. Hoy se mide en función de los resultados obtenidos en PISA. En su libro habla de los peligros de obsesionarse con las pruebas estandarizadas.


No hay presidente más ilegítimo que Puigdemont............ Lluís Bassets

Tarradellas preservó la continuidad institucional, mientras que el exalcalde de Girona lo ha destruido.

 

Carles Puigdemont y Artur Mas.
La tergiversación es el método. 
Sí, la vieja técnica tan bien descrita por George Orwell en su novela 1984, en la que nos muestra un sistema político en el que las palabras adoptan un significado opuesto a su acepción originaria. No voy a hacer ahora la lista, pero el proceso soberanista permitiría la redacción de un entero diccionario de tergiversaciones semánticas, pero la más reciente y la más viva, que bien merece un comentario, es la legitimidad de Puigdemont como presidente.

El exalcalde Girona y ahora también expresidente de la Generalitat ha superado todas las plusmarcas de ilegitimidad en su reivindicación de la máxima magistratura catalana y, precisamente por esa razón, sus partidarios le reivindican como presidente legítimo.
Para empezar, hay que recordar el origen y principio de su presidencia, designado por Artur Mas, al que había vetado la CUP. Aquella nominación presidencial ya fue suficientemente accidentada como para lucir una legitimidad original más bien dudosa: el candidato soberanista era Mas, escondido en el cuarto lugar, detrás del cabeza de lista ‘falso’ que era Raül Romeva; y Puigdemont ocupaba el tercer puesto de la lista de Girona; de forma que fueron los dirigentes de la CUP y no los votantes quienes aceptaron su nominación como presidente.
A este vicio de origen se añadió luego el de su balance de Gobierno: cero, nulo, nada en lo que afecta a los intereses y a la calidad de vida de los ciudadanos, debido a su exclusiva dedicación al proceso independentista, el único motivo y razón de su presidencia.
 Muchos presidentes de origen dudoso se legitiman luego por el buen gobierno, pero este no es el caso de Puigdemont, aupado a la presidencia del autogobierno estatutario y constitucional, pero empeñado en convertirla en la presidencia de una pre-independencia antiestatutaria e inconstitucional, gracias entre otras muchas cosas a la ausencia de la mayoría social suficiente y legalmente necesaria para una apuesta tan arriesgada.
Tampoco la zona gris de la pre-independencia le ha servido para adquirir legitimidad alguna.
 Una de las mayores curiosidades que ofrece el procés es que quienes han sido objeto de mayores mofas y engaños por parte del Gobierno de Puigdemont son sus sufridos e ingenuos seguidores independentistas, a los que se les prometió la luna y se les ha entregado un cesto lleno de calabazas.

El mayor engaño se ha dado, además, por duplicado. 
Puigdemont declaró la independencia en una primera ocasión, el día 10 de octubre, para echarse para atrás inmediatamente, ocho segundos después, y suspender la declaración a expensas de unas negociaciones que nunca llegaron a materializarse. 
Lo hizo de nuevo el 27 de octubre, esta vez mediante una declaración del Parlament, redactada de forma que no fuera legalmente vinculante, para intentar eludir las responsabilidades penales que pudieran derivarse.
Pero lo más grave de todo es que tras movilizar y excitar a sus seguidores durante tanto tiempo, después de la falsa proclamación de la República catalana, abandonó el palacio del gobierno, sin arriar la bandera española, sin aprobar ni un solo decreto y sin salir al balcón a arengar a sus seguidores, y a continuación huyó a Bélgica, antes incluso de que el juez emitiera la orden de búsqueda y captura.
La huida, presentada como un exilio con pretensiones miméticas respecto al presidente Tarradellas, es el momento más vergonzoso de la farsa seudorepublicana. 
Todavía nadie ha explicado las razones políticas para que unos se quedaran en Barcelona, se presentaran ante la justicia y fueran a la cárcel, y otros huyeran a Bélgica.
 Tampoco se ha explicado cómo y cuándo se tomó la decisión, ni si cada una de las dos opciones respondía a una estrategia distinta respecto al desenlace del procés. 
 Nadie desde el mundo independentista ha pedido ni explicaciones ni responsabilidades, especialmente respecto a la huida a Bruselas y a las consecuencias perfectamente previsibles respecto a la prisión incondicional de los que se quedaron. 

Todo esto es un tabú desmovilizador para el independentismo, que no quiere hurgar ni mostrar sus peleas internas, aunque en todo caso contribuye a deslegitimar la presidencia de Puigdemont y, en cambio, a mejorar la imagen del exvicepresidente Junqueras.
 Solo faltaba la impertinencia de Puigdemont respecto a la imposibilidad de presidir la Generalitat desde la cárcel, para que quedara bien claro, aunque no quieran reconocerlo los independentistas, que Puigdemont es un presidente ilegítimo y ha librado y perdido una batalla interna contra el PDCat y externa contra Esquerra para hacerse con todo el poder del independentismo.

Solo faltó que Arrimadas fuera la candidata más votada para que Puigdemont perdiera la baza de jugar con la legitimidad de los votos.
 Para jugar con la legitimidad de los escaños, dentro de la legalidad estatutaria y constitucional, debió quedarse en España para seguir la suerte del resto de su Gobierno, que arrostró primero la cárcel y se presentó luego a las elecciones, optando así a participar en la votación de investidura y probablemente también —conociendo los antecedentes del etarra Yoldi— a presentarse a una investidura presidencial.

En la investidura, como en todo, el independentismo se halla atrapado en el método tergiversador adoptado desde 2012. Puigdemont fue un presidente legal y legítimo gracias a la Constitución y al Estatuto, y dejó de serlo, en aplicación de una disposición constitucional como es el 155, el día que decidió romper el marco legal que le había convertido en presidente.
 Nunca ha tenido la mayoría de votos populares de una lectura plebiscitaria de las sucesivas elecciones, y sí ha tenido en cambio mayoría parlamentaria estatutaria, que sirve para gobernar dentro de la ley, pero no para destruirla. 
Rechazó el 155, pero se presentó a las elecciones convocadas por el 155. 
Quiere que se levante el 155, pero nadie trabaja tanto como él para que se mantenga el 155.

No es el presidente de una República tan inexistente que ni siquiera llegó a nacer.
 No es el presidente de todos los catalanes, sino el presidente pretendido por la mitad de los votantes independentistas y en buena parte un presidente contra la otra mitad de los catalanes.
 No ganó legitimidad gobernando y todavía ha ganado menos resistiéndose desde el extranjero a la normalización constitucional y estatutaria, la que otorga la auténtica legitimidad.
No es, finalmente, el émulo de Tarradellas, que supo guardar en el exilio la continuidad legal y legítima republicana para hacerla coincidir, al regresar, con la legitimidad de la naciente democracia constitucional española, sino todo lo contrario, un destructor de lo que Eugeni d’Ors llamaba la santa continuidad. 
 Puigdemont es un presidente ilegítimo y un auténtico estorbo para el regreso a la normalidad después de estos cinco años desastrosos para Cataluña.

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Paulino: el labrador que asesinó a sus vecinos por miedo a perder sus fincas

Paulino Fernández, de 64 años, mató a seis personas de la aldea de Sorribas (Lugo) e hirió a otras siete más en marzo de 1989. Después, murió calcinado en su vivienda que había incendiado previamente.

Chantada
Asistencia el 10 de marzo de 1989, en la parroquia de Adán (Chantada), al entierro de cinco de las seis víctimas del asesinato múltiple. Asistencia el 10 de marzo de 1989, en la parroquia de Adán (Chantada), al entierro de cinco de las seis víctimas del asesinato múltiple.







El labrador, muy tacaño según algunos de sus vecinos, había comprado recientemente varias fincas a unos familiares emigrantes en Brasil.
 Esta compra le sumió en un notorio nerviosismo que le hizo confesar a varios de sus allegados un extraño temor porque los vecinos le arrebatasen las tierras. 
Los temores le llevaron incluso a pedir consulta legal y en un momento llegó a advertir a un familiar: "Me encuento muy mal, creo que me voy a morir".
 Otros aseguran también que les había dicho que tenía unos fuertes dolores de cabeza.
Una mujer vela el cadáver de uno de los fallecidos.
Una mujer vela el cadáver de uno de los fallecidos.
En la mañana del martes, Paulino viajó desde Sorribas hasta Chantada, localidad de poco más de 11.000 habitantes. Al mediodía, volvió a la aldea.
 Entonces parecía ya calmado. 
Almorzó con su esposa y su hermano Marcelino, que lo encontró "normal, un poco raro, pero es que siempre estaba así".

 Lo que pasó por la cabeza de Paulino al acabar la comida nunca lo sabrá nadie. 
Eran aproximadamente las 15.30 cuando salió de casa escondiendo el arma.
 Apenas una hora después había acuchillado a los 13 vecinos con que se cruzó, seis de los cuales murieron.

 Después incendió su casa y pereció abrasado entre las llamas.
"O Paulino matoume"
Las versiones de cómo sucedieron los hechos son todavía muy confusas.
 Se sabe que el primer agredido fue Jesús Gamallo, que logró salir con vida y acudir con la ayuda de un vecino junto a su esposa, a la que dijo: "O Paulino matoume" (Paulino me intentó matar).
 La mujer avisó a la Guardia Civil.
También supieron de los hechos unos vecinos que esperaban un autobús a pocos metros de la vivienda de Paulino Fernández, pero por los relatos posteriores parece que no le concedieron demasiada importancia a lo que consideraban una reyerta.
El hombre regresó a casa, sacó sus vacas a pastar y volvió a empuñar el cuchillo. 
Agredió a todo aquel que se le puso por delante aprovechándose de la sorpresa que su reacción produjo entre los vecinos.
 Fue capaz incluso de atacar a hombres armados con machetes.


De las versiones de los vecinos resulta muy difícil reconstruir cómo se sucedieron los crímenes. 
Se sabe que mató a tres miembros de una misma familia, un matrimonio y la hermana de la mujer, vecinos de la casa de enfrente y que se encontraban trabajando en una finca. 
Además del cuchillo, se supone que utilizó también un hacha para cometer los crímenes, ya que alguno de los agredidos forcejeó con él y logró arrebatarle el arma.

Entre las continuas agresiones, su hermano Marcelino se enteró de lo que sucedía y logró sacar a la esposa de Paulino de su casa ante el temor de que fuese atacada.
 En algún momento, Paulino prendió fuego a la vivienda.
Esto alertó a un vecino, Javier Cuñarro, que tras encontrar dos cadáveres por el camino llegó a la casa, entró en la cocina y encontró al homicida ensangrentado. 
Según relató posteriormente, Paulino se abalanzó sobre él y le dijo: "Tú qué vienes a hacer aquí, tú también te vas". 
Tras un forcejeo en el que resultó herido, Javier logró escapar.
Fue entonces cuando Paulino decidió poner fin a los acuchillamientos. 
 Con la casa ardiendo, subió al dormitorio, se tendió en la cama y esperó la muerte. 

El cadáver fue reconocido por su hermano a media tarde, pero todavía 24 horas después hay quien se resiste a creer en su muerte tras los momentos de pánico vividos.
 En Sorribas, al lado de la casa calcinada, los vecinos se agrupan en los distintos velatorios. 
No hay escenas de histerismo, ni tampoco aparentes muestras de dolor ni siquiera en el rostro de Vicente Varela y su hijo, de unos diez años, que relatan tranquilamente lo ocurrido mientras su esposa se encuentra al borde de la muerte en el hospital de Monforte.
 Lo único que parece existir es estupefacción y un temor casi atávico.
Todo el mundo camina en grupo. 
Van y vienen por los caminos y algunos se paran por iniciativa propia a hablar con los periodistas.
 En el teléfono público del lugar se agolpan las gentes para contar lo sucedido a sus familiares de Barcelona, Suiza o Venezuela.
"¿Por qué ocurrió esto?", se preguntan todos. "Lo que no pasa en mil años, pasa en un día", contesta un hombre en una conversación en la taberna.