Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 feb 2018

En la cárcel de las musas..................... Carmen Morán

Un ciclo de conferencias aborda la relación entre hombres considerados genios y sus parejas relegadas a espacios de sombra.

La actriz Marilyn Monroe y el dramaturgo Arthur Miller, en 1950.
La actriz Marilyn Monroe y el dramaturgo Arthur Miller, en 1950.
La cara oculta de la actriz Hedy Lamarr, posiblemente una de las mujeres

 más bellas de la historia, era la de una brillante ingeniera que desarrolló un sistema cifrado que impedía al enemigo interceptar torpedos, una patente que décadas después ha dado base tecnológica a nuestros millones de comunicaciones inalámbricas. Pero fueron sus besos los que se cotizaron.
La semana pasada, la Academia de cine francesa anunciaba que este año su César de Honor será para Penélope Cruz y las dos primeras expresiones que justificaban tal distinción no parecían tener mucho que ver con su trabajo:
 Por ser “musa de grandes cineastas y esplendorosa belleza latina”.

Alfred Hitchcock agradeció de este modo, en un homenaje que recibió a los 80 años, la influencia que en su vida y su carrera habían tenido cuatro personas: 
“La primera es una montadora cinematográfica, la segunda, una guionista, la tercera es la madre de mi hija Pat, y la cuarta es la cocinera más excelente que haya obrado milagros en una cocina doméstica
. El nombre de las cuatro es Alma Reville”. Pero muchos de ustedes seguramente no sabían que así se llamaba la mujer del director del suspense, ni siquiera si estaba casado.
 Caras ocultas.
Este no es, sin embargo, un reportaje de cine, sino de las muchas mujeres cuyo trabajo, inteligencia y genialidad han quedado en un segundo plano, ocultos bajo un nombre etéreo que condena al anonimato: musas.
 Algunas de ellas estuvieron acompañadas de hombres que fueron ensalzados sin reparos con el calificativo de genios.

La actriz Marilyn Monroe y el dramaturgo Arthur Miller, en 1950.
La actriz Marilyn Monroe y el dramaturgo Arthur Miller, en 1950.


Un ciclo de conferencias que empieza hoy en el CaixaForum de Madrid pretende abordar este asunto, la cárcel en que se ha encerrado a las musas, negando, bajo ese nombre, su capacidad de creatividad, ingenio, arte, mientras ellos desarrollaban esas facultades tan a gusto, inspirados por esos seres cuyas vidas muchas veces eran “vacías y deprimentes”. 
“No fueron musas, sino secretarias, enfermeras, madres, cocineras, amantes, mientras su creatividad quedaba aparcada u oculta”, explica la escritora Laura Freixas, coordinadora de estas jornadas junto a Pilar Vicente de Foronda, con la participación de Fedepe y la Biblioteca Nacional.
 Cada lunes, durante seis semanas, una conferenciante está invitada a hablar de una pareja famosa. 
Hoy es el turno de la profesora y escritora británica Griselda Pollock, que abrirá al público el matrimonio entre Marilyn Monroe y Arthur Miller. 
Ella, el producto más brillante de la América del consumo, el espectáculo y el glamour de los años 50; su marido, un reconocido dramaturgo e intelectual de izquierdas, premio Pulitzer. Griselda Pollock destaca las muchas biografías sobre la icónica actriz en las que, sin embargo, “hay muy poco análisis sobre su TRABAJO”, escribe así, en mayúsculas en un correo electrónico desde su país. Esta profesora se preguntó “¿cómo logró una mujer blanca, sin estudios y abusada convertirse en una estrella como la que fue? ¿Por qué la lloraba Andy Warhol? ¿Por qué Elton John se identificaba con ella? ¿Por qué Madonna forjó su imagen a semejanza de la actriz?”
 Formó con Arthur Miller “lo que es una mitología patriarcal: genio y musa.
 La oposición clásica entre actividad y pasividad, deseo y objeto del deseo, creatividad e inspiración”. 
La profesora opina que ya “se necesita un lenguaje diferente”. Marilyn, dice “actuaba frente a la cámara con genialidad y consiguió que guiones de comedias insulsas sean recordados solo por ella”.
 “Era inteligente, inquisitiva y muy comprometida políticamente; apasionada y desesperadamente ambiciosa por comprender el arte de actuar”. 
“A Miller”, añade, “no le inspiraba ella, estaba obsesionado con ella. Creo que ambos son genios fallidos”

El rompedor montaje de la escena de la bañera en Psicosis y el hecho de que fuera acompañada de música son productos del ingenio de Alma Reville, la esposa de Alfred Hitchcock, con quien cofirmó varios guiones.
 “En el nacimiento de la industria del cine había muchas mujeres que fueron saliendo a medida que aquello se convirtió en un gran negocio”, explica la guionista y directora Inés Paris, que se encargará de esta “curiosa pareja”.
Sobre Yoko Ono y John Lennon disertará la cantante Christina Rosenvinge: 
“Yoko es vilipendiada por gran parte del mundo de la música.
 Ella nunca ha respondido al arquetipo de musa dulce y angelical. Era una potencia en sí misma y fue fundamental en la evolución intelectual de John Lennon.
 Hasta hace muy poco no se ha reconocido su autoría en canciones como Imagine”.
Las palabras musa y genio no tienen su complementario de género: ni hay musos ni genias.
 Algo no va bien. El diccionario parece indicar que las mujeres, por el hecho de serlo, están incapacitadas para la genialidad mientras que servirían para revolotear cual ninfas alrededor de las mentes masculinas haciendo florecer todo su esplendor
. O reteniendo a los niños para que en la casa reine la paz para seguir escribiendo, ya se encargarán las musas de pasarlo a máquina. 

 

David Bustamante, en sus horas más bajas

El cantante vive su peor momento en pleno divorcio de Paula Echevarría y con su carrera artística en declive.

David Bustamante durante su actuación en Santander en mayo del año pasado.
David Bustamante durante su actuación en Santander en mayo del año pasado. Cordon Press

 Tras muchos meses de especulaciones, esta semana Paula Echevarría por fin ha confirmado que se divorcia de David Bustamante.

 Algo que era tan esperado que no ha sorprendido. 

Sin embargo, por parte del cantante continúa el silencio. Algunos medios aseguran que el artista no va a ratificar ningún comunicado que venga de su expareja, por lo que ambos estarían todavía lejos de un acuerdo.

 Otros creen que incluso podrían acabar enfrentados en un juzgado ya que el cántabro no piensa aceptar las condiciones de manutención que le pide la actriz ni las del régimen de visitas sobre la hija de ambos, Daniella, de 9 años.

La separación de una de las parejas españolas más populares ha dejado dos realidades muy distintas. 

 Paula Echevarría sale del matrimonio con un nuevo novio (hay rumores de que está iniciando una relación con el futbolista del Málaga Miguel Torres) y en un inmejorable momento profesional.

 Acaba de firmar un contrato televisivo muy suculento con Mediaset, y se habla de sueldo millonario para la actriz, modelo e influencer.

 En cambio David Bustamante deja atrás 12 años de relación solo y sin grandes proyectos a corto plazo.

 Si en el momento de subir al altar él era una de las grandes estrellas de la canción surgidas del fenómeno Operación Triunfo y ella prácticamente una desconocida, ahora es Busta quien con 35 años parece haber quedado como el más afectado por la ruptura.

Paula Echevarría y David Bustamante
Paula Echevarría y David Bustamante Cordon Press
El bache profesional es evidente por mucho que los que le conocen apunten a que lo superará centrándose en su trabajo y relanzando una carrera como solista que hoy está lejos de ser un ídolo de millones de jovencitas. 
Porque lo cierto es que sus actuaciones en escenarios de ciudades importantes que llenaban aforos han ido dando paso a conciertos en localidades más modestas como Baeza, Roses, El Pinoso o Mancha Real. 
Mientras que a finales de 2016 y principios de 2017 Bustamante llenaba Sevilla, Valencia, Madrid o Santander, hoy el único concierto anunciado en la web oficial del cantante será el próximo 23 de marzo en un pequeño teatro de Reus.
 
David Bustamante quedó tercero en la primera edición de OT, pero aquel chico de San Vicente de la Barquera que trabajaba en la construcción con su padre y se emocionaba hasta llorar con cada acontecimiento del concurso fue el gran triunfador junto a David Bisbal.
 Bustamante salió de la Academia como una superestrella que vendió medio millón de copias de su primer disco en tres días. Desde entonces han transcurrido 16 años en los que ha despachado más de dos millones de discos y ha ofrecido 900 conciertos.

En 2006 se casó con Paula Echevarría y comenzó una transformación.
 La influencia de su mujer le convirtió en un hombre más sofisticado, amante del gimnasio y de la moda. 
Juntos formaron una pareja al estilo de los Beckham, y Bustamante vivió sus años más felices en lo personal mientras continuaba triunfando sobre los escenarios.
 La estabilidad culminó con el nacimiento de su hija, y esa madurez se trasladó a su carrera no sin ciertos sacrificios. 
David dejó atrás el fenómeno fan y fue transformándose en el clásico cantante melódico de corte latino. 
Una evolución que implica salir de la órbita de los artistas superventas de las emisoras pop y pasar a un nivel más discreto. Cuando surgieron los rumores de separación matrimonial hace un año llegó también el bajón profesional para él.
 El cantante desafinó, no conseguía llegar a las notas y también se le vio físicamente desmejorado.
Su último disco, editado el año pasado, alcanzó el número uno la primera semana. 
Bustamante en ningún momento ha dejado de trabajar, pero sus apariciones como jurado en concursos de talentos han sido más trascendentes que el éxito popular de sus últimos temas.
 Su presencia en dos galas de la nueva edición de OT ha puesto aún más de manifiesto lo lejos que quedan sus tiempos de éxito masivo. Hoy se refugia en su hija y en su madre, a la que visita frecuentemente en su pueblo natal.
 Todo ello lo refleja en sus redes sociales, en las que en lo profesional últimamente solo promociona su colección de fragancias masculinas. 

Respecto a Daniella, la pequeña siente devoción por su padre, hasta el punto que prefiere seguir los pasos del cantante frente a la profesión de su madre y quiere presentarse al concurso La Voz Kids
 Apoyado en el amor de su hija, afronta una nueva etapa en la que deberá resolver su divorcio y continuar con su vida y carrera. 
Lo más inminente para él es otro momento simbólico de los que remueven por dentro. 
Este lunes termina Operación Triunfo 2017, una edición que ha rivalizado en éxito y calado popular con aquella primera de 2001. En la gala final actuará David Bisbal, como nexo entre el triunfo de dos generaciones 16 años después.
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David subió su última fotografía a Instragram, junto a su familia, el pasado 14 de enero con motivo del 58 cumpleaños de su madre.
David subió su última fotografía a Instragram, junto a su familia, el pasado 14 de enero con motivo del 58 cumpleaños de su madre.

 

¿Son felices los profesores?................................... Elvira Lindo

A los maestros los medios les ceden poco la palabra, salvo cuando ganan un concurso.


Xuxo Ruiz, profesor del Colegio Público San Sebastián en la localidad sevillana de Albaida del Aljarafe, emplea el ilusionismo en sus clases para motivar y favorecer el aprendizaje.rn
Xuxo Ruiz, profesor del Colegio Público San Sebastián en la localidad sevillana de Albaida del Aljarafe, emplea el ilusionismo en sus clases para motivar y favorecer el aprendizaje. EL PAIS
Si quieres tomar el pulso de tu país, escucha a los maestros y los profesores. 
Si quieres que un artículo provoque el anhelado click que hace las veces de levadura en la red, no escribas sobre lo que te han contado, porque lo que se espera hoy de cualquier columnista es que anime el cotarro, y animar el cotarro significa escribir sobre Cataluña, Puigdemont o Woody Allen, por poner tres ejemplos significativos.
 La educación interesa bien poco.
 Tan poco, que el gran acuerdo sobre nuestro sistema educativo sigue esperando turno porque antes ha de arreglarse España.
 ¡Como si eso fuera a ocurrir alguna vez! Además, para qué escribir, si cada español lleva en su interior un experto que arreglaría la educación en dos patadas.
Con curiosidad y muchas dudas sobre lo que voy a decir tomo el AVE hacia Sevilla para encontrarme con profesores de Lengua y Literatura. 
 Empezamos mal: Lengua y Literatura.
 Esas asignaturas que junto a las materias artísticas cada vez ocupan menos espacio en el programa.
 Abro el periódico y leo una entrevista con una psicóloga que diserta sobre cómo hacer de la escuela un lugar idílico. 
De un tiempo a esta parte, observo que las informaciones sobre educación se dividen en dos: o bien nos ofrecen los resultados deprimentes que ocupamos en el ranking educativo europeo y ese día los contertulios se dividen entre los que añoran la autoridad y los que hablan de Finlandia, o bien son entrevistas con expertos que les leen la cartilla a los maestros porque son antiguos, dan clases del XIX, no saben que a los niños se les atrae con pantallas
 (Dios mío, ¡son los únicos en el Planeta que no lo saben!) y desconocen la fórmula mágica para los niños entren felices cada día a la escuela. 

Los artículos sobre nuestro atraso educativo son deprimentes, pero más irrita la permanente regañina guay a los sacrificados y a menudo denostados profesionales de la enseñanza. 
A los profes los medios les ceden poco la palabra, salvo cuando ganan un concurso; los expertos, en cambio, hacen uso de ella cada dos por tres.
 Y yo, que excéntricamente me preocupo por la educación, me pregunto si no será que también estoy desfasada en materia educativa, aunque juro que sé de la importancia que tienen las pantallas porque en mis propias carnes sufro un déficit de atención como jamás había padecido.
 A punto estoy de claudicar y tacharme de antigua cuando me saltan de pronto (a la pantalla) las palabras airadas y luminosas de una joven maestra, María, que responde desde Facebook a la experta del día. 
María dice así: “No es verdad que demos clases como en el XIX y no me cansaré de repetirlo.
 Todos los días veo a decenas de compañeros partirse el lomo por hacer de sus clases espacios de reflexión, de descubrimiento y debate ante un mundo cada vez más complejo. 
Varias veces me he descubierto pensando 'ojalá me hubieran dado clase así', mientras espiaba por la ventanilla de una puerta.
 Todo esto, no lo olvidemos, con una administración que sigue sin bajar las ratios, que no invierte un duro de más ni favorece la autonomía de los centros, que no pone profesores de apoyo y con una jornada laboral que deja poco espacio para prácticamente nada más que las aulas”.
 Me emociona que estas palabras vengan de una maestra que acaba de entrar en el mundo de la enseñanza.
 Le esperan duras jornadas. El puro oficio requiere mucha energía. Recibirá algunas broncas y algunas lecciones de los padres.
 Deberá reservarse consideraciones reveladoras sobre un alumno al ser consciente de que el enfrentamiento con sus padres solo puede abocar al desastre. 
Yo conozco muchas Marías, de las que empiezan y también de las que se jubilan.
 Las y los tengo delante ahora, ya en Sevilla, esperando a que les ilumine un poco sobre cómo hacer que sus alumnos escriban buenos relatos para ese célebre concurso al que todos nos presentamos de niños, el de Coca Cola.
 Pero, ¿qué se yo? Llevo algunas notas. Opino que debiéramos defender y promover la colaboración de los padres en la enseñanza, no sólo para fiscalizar el funcionamiento de los centros sino para facilitar el trabajo del maestro.
 Dado que estamos ante una generación de niños nerviosos (por qué negarlo), a consecuencia de un exceso de estímulos que temerariamente no estamos dispuestos a rebajar, no hay manera de que le tomen el gusto a la lectura si no es acompañándoles en el proceso, cada noche, como diversión, como momento de encuentro. No falla: los niños desean que sus padres se diviertan con ellos. Ganarán en capacidad de concentración y estarán construyendo un recuerdo que les ha de acompañar siempre. Tengo mucha fe en lo que se aprende en casa.
Los profesores me dicen que la Junta de Andalucía prohíbe la prescripción de libros de ficción. 
Aquí entramos en el terreno de la demagogia: los cuentos no tienen valor, por eso siempre han de ser gratis.
 Ay, yo deseo que haya muchos padres que desobedezcan las normas.
 Y también espero que algún experto alguna vez se pregunte por la felicidad de los profesores.
 Sería revolucionario.

 

He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por los Goya

 

Casi nadie sobrevive a los premios del cine español. Si quieren de verdad a alguien, eviten que los presente.

FOTO: Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla durante la gala de los Goya. / VÍDEO: Los cómicos hablan de su papel como presentadores de la gala.
Una de las últimas visitas turísticas que hizo Jim Morrison en París fue al cementerio de Pere-Lachaise a buscar las tumbas de Edith Piaf, Chopin, Bizet, Balzac y Óscar Wilde.
 Morrison volvió allí semanas después metido en una caja, como hay que morirse siempre: en París, bajo circunstancias no aclaradas y velado por cinco personas, ninguna de la familia. 
Algo así le pasa a la Academia del Cine, que tiene la misma capacidad para atraer incautos deslumbrados y convertirlos en cadáveres a los que peregrinar para dejarles flores y whiskey. 
Uno va a presentar los Goya admirando las lápidas de los que le precedieron sin sospechar que al acabar será la lápida más famosa de todas.
Casi nadie sobrevive a los Goya, tampoco los mejores. 
Es como el banquillo del Real Madrid: si quieren de verdad a alguien, eviten que se siente ahí.
 La noche empezó tan mal que era imposible pensar que los chanantes no nos estaban llevando a un lugar imposible del que salir con un giro absurdo que justificase lo anterior. 
Los que amamos a Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes llegamos a pensar que el “ha quedado guay” de Sevilla ya fuera del escenario era parte de un subespectáculo que emergería en el peor momento para desconcertarnos genialmente o matarnos de risa. 
Pero el “ha quedado guay” no fue más que un fallo técnico, y el absurdo de los chistes, algunos transparentes de tan blancos y otros para muchachadas premium, solo encontraba destino cuando lo completaban las actrices, como en el caso de Maribel Verdú, cuya risa que quería ser risa pero no podía ser risa porque no entendía nada fue el mejor cierre al gag.
Hay que estar ahí, en esa silla eléctrica.
 Y supongo, por casos cercanos (premios Iris), que hay que someterse a tantas limitaciones, presiones y líneas rojas que al final todo se desnaturaliza.
 Podían los Goya alejarse de los Feroz del otro chanante, Julián López -que dejó a los poderosos de la industria temblando con sus chistes sobre acoso sexual y compra de taquillas-, por otro camino. Pero el emprendido este sábado ha sido el de tantos Premios Goya sometidos a una estructura infernal y unos guiones predecibles hasta la desesperación.
La gala empezó como tal con Leticia Dolera y la frase de la noche, su feminista campo de nabos, y en la reivindicación de la mujer encontró su mejor sentido por algo no explícito: la obstinación y la paciencia de las mujeres más combativas de la industria para señalar el elefante metido en la habitación poniéndose una y otra vez en la diana, castigándose en un mundo, dentro y fuera del cine, que saluda el movimiento con una mano pasándole la factura con la otra.