Junto con el exBeatle han sido condecorados el único superviviente de la banda Bee Gees Barry Gibb y el actor Hugh Laurie.
Ringo Starr, en Londres.CHRIS J RATCLIFFEAFP
El exBeatle Ringo Starr y el único superviviente de la banda Bee Gees,
Barry Gibb, van a estrenar el 2018 luciendo el título de sir. Los
nombres de estos dos músicos legendarios y ya septuagenarios sobresalen
en la lista de distinciones que la reina Isabel II concede con ocasión
del nuevo año, y que incluye al actor Hugh Laurie, conocido para el gran público como el rostro televisivo del doctor House. Personajes
destacados del mundo de las artes, la ciencia, el deporte o la política
británica, junto a ciudadanos anónimos que trabajan al servicio de su
comunidad, completan una nómina de 1.123 receptores de los honores
reales. Pero entre todos ellos el gran protagonista de esta edición ha
sido Richard Starkey
(nombre real de Ringo Starr), cuyo nombramiento como caballero del
Imperio Británico “se le debía desde hace tanto tiempo”, en palabras del
afamado compositor Tim Rice.
“Es un placer ser reconocido por mi música y también por mi
trabajo caritativo”, ha declarado el antiguo batería de los Beatles ante
ese título de sir que le llega a los 77 años y dos décadas más tarde
que a su compañero de grupo Paul McCartney. Con motivo de esa distinción
el músico regresará al palacio de Buckingham por primera vez desde
1965, cuando los Fab Four recibieron la Orden del Imperio
Británico (OBE) en pleno apogeo de su éxito. Cuatro años después, John
Lenon devolvía la medalla para protestar por el apoyo británico a la
intervención de EE.UU. en Vietnam.
Barry Gibb de los Bee Gee.OLI SCARFFAFP
El futuro sir Ringo ha sido considerado no sólo como parte
integrante de una banda mítica -que se disolvió en 1970-, sino también
por su implicación en la lucha contra el Sida y contra la pobreza y
exclusión social. Starr fue el último en incorporarse al famoso
cuarteto, y el miembro cuya estrella brilló menos frente al genio de
Lenon, la personalidad de McCartney y el enigma que fue George Harrison.
Pero sin él los Beatles nunca hubieran sido los Beatles, como ha
querido subrayar sir Paul en su mensaje de año nuevo: “Felicitaciones al
mejor batería y al mejor colega”.
El actor Hugh Laurie.ROBYN BECKAFP
Otra gran figura de la música popular, el compositor,
cantante y desde ahora sir Barry Gibb, ha convertido la distinción
otorgada por la soberana en un homensaje a sus dos hermanos, los
desaparecidos Maurice y Robin, junto a los que fundó los Bee Gees. Británico de nacimiento aunque formado en Australia, Gibb, de 71 años,
fue el vocalista de una banda familiar que arrasó en el panorama musical
de los 70´con su álbum Saturday Night Fever y que, en el conjunto de su carrera, vendió más de 45 millones de discos. Entre los nombres más populares que integran la lista de
honores aparecen los de los intérpretes Hugh Laurie y el veterano James
Cosmo (conocido de los televidentes por su papel de Jeor Mormont en la
serie Juego de Tronos). También la bailarina reclicada en juez de la versión británica de Ven a Bailar,
Darcey Burrell, nombrada dama del Imperio, o el político
liberaldemócrata Nick Clegg. El que fue durante cinco años número dos
del gobierno ha recibido el título de sir, lo que convierte a su mujer,
la española Miriam González Durante, en una lady.
El
cantante celoso de su intimidad publicó una imagen con su pareja
Almudena Navalón y su hija Chloe para dar la bienvenida al 2018.
Manuel Carrasco, su pareja Almudena Navalón y su hija Chloe.
El 9 de junio de 2017 Manuel Carrasco y Almudena Navalón
se convertían en padres por primera vez. Ambos intentaron mantener en
la mayor intimidad la llegada de su niña aunque accedieron a posar
juntos a las puertas del Hospital Universitario Quirónsalud de Pozuelo
de Alarcón. Sin embargo, el retrato familiar no mostraba el rostro de la
pequeña Chloe. Así que para darle la bienvenida al nuevo año el
cantante y su pareja decidieron esta vez presumir en las redes sociales
de la pequeña en una foto familiar en la que por fin muestran la cara de
su primogénita.
Se trata de una imagen en blanco y negro en la que ambos sonríen a la
cámara mientras que la niña sale de perfil. "Feliz año mi gente
bonita!! Os deseamos lo mejor para este 2018. Y gracias por haber estado
de la manera más increíble en este año que dejamos atrás . Os quiero
mucho. #felizañonuevo”, escribió el coach de La Voz en la imagen que tiene más de 123.000 ‘me gusta’. Almudena ha querido compartir otra imagen de la misma serie. "Feliz
2018 a tod@s!! Mucha salud y felicidad #felizañonuevo", escribió la
periodista. Ha tenido que pasar seis meses para que el cantante
se decidiera mostrar a su bebé. Antes ya había compartido una foto de
ella de recién nacida, pero solo había querido mostrar la mano de la
pequeña. Mientras que su pareja había compartido instantáneas de los
pies de Chloe. Manuel Carrasco es uno de los cantantes de más éxito del panorama
musical español. Tambíén su popularidad ha aumentado con su
participación en el programa La Voz. Una integrante de su equipo Alba Gil se proclamó ganadora de la última edición de este formato
El modelo
de Pronovias es muy parecido a uno del modista Joshua Velázquez. El año
pasado ocurrió lo mismo con el diseño que lucía la presentadora.
A la izquierda, Cristina Pedroche con el vestido de Pronovias, y a la derecha el modelo del diseñador Joshua Velázquez.
Dos días después de las campanadas, el vestido de Cristina Pedroche
sigue acaparando titulares. El modelo de Hervé Moreau que lució la
presentadora para dar las campanadas de Año Nuevo es muy similar a uno
del joven diseñador Joshua Velázquez. Una polémica que se repite un año
después de que acusaran a Pronovias de plagio por el diseño que vistió la colaboradora de Zapeando para dar la bienvenida al año 2016. El mono de transparencias y aplicaciones de encaje y chantilly
confeccionado con dos metros de tul y más de 200 cristales bordados a
mano que firma Pronovias es muy parecido al que el modisto Velázquez, de
25 años, presenta a través de su página web.
Además, el parecido con el modelo que lució la presentadora hace dos
años convertido en vestido también tuvo críticas entonces debido a las similitudes con otro diseño del joven canario.
Dos días después de las campanadas, el vestido de Cristina Pedroche
sigue acaparando titulares. El modelo de Hervé Moreau que lució la
presentadora para dar las campanadas de Año Nuevo es muy similar a uno
del joven diseñador Joshua Velázquez. Una polémica que se repite un año
después de que acusaran a Pronovias de plagio por el diseño que vistió la colaboradora de Zapeando para dar la bienvenida al año 2016. El mono de transparencias y aplicaciones de encaje y chantilly
confeccionado con dos metros de tul y más de 200 cristales bordados a
mano que firma Pronovias es muy parecido al que el modisto Velázquez, de
25 años, presenta a través de su página web.
Además, el parecido con el modelo que lució la presentadora hace dos
años convertido en vestido también tuvo críticas entonces debido a las similitudes con otro diseño del joven canario.
Esta no es la primera vez que el look de la presentadora es acusado de plagio. El body
negro con cadenas y estrellas que escogió Pedroche para dar la
bienvenida al año 2016, también firmado por Pronovias, fue criticado por
su sospechoso parecido al corsé del famoso corsetier francés
Mister Pearl (Sudáfrica, 1962). La pieza, diseñada para John Galliano en
los noventa, la lució Eva Herzigova en una sesión de fotos con el
fotógrafo Hemult Newton y Helen Christensen en un desfile del gibraltareño en 1997.
El modelo de la presentadora ha generado por su estilo una
gran polémica y por el mensaje que ella dice ha tratado de enviar con
él: "Mi vestido es superfeminista porque llevándolo defiendo la libertad
de la mujer. Me visto como me da la gana. También te digo que si el
primer año me hubieran dicho que tenía que ponerme un vestido sin
sujetador y con las bragas a la vista, nunca lo hubiera hecho. Yo
decido", decía en una entrevista con este periódico. La presentadora tuvo este año palabras contundentes contra la violencia de género. "No es no y nos queremos vivas", dijo. Y es que la expectación era tal por el vestido que,
instantes después de que Pedroche se desprendiese del abrigo rojo que
cubría el modelo, las redes sociales se llenaron de comparaciones y
coincidencias entre el mono y otros diseños. Los internautas llegaron a
comparar a la vallecana con la mismísima Beyoncé o con las coristas y
bailarinas del grupo Boney M.
Los
separatistas no forman un bloque compacto, no son una mayoría unívoca,
carecen de programa, dudan entre repetir la rebeldía o cumplir la ley y
afrontan ahora con la formación de la Mesa el primer gran dilema de la
legislatura.
Cantada de villancicos frente a la cárcel modelo de Barcelona para pedir la libertad de los Jordis, Junqueras y Forn. Joan SánchezEl 21-D dejó al independentismo catalán —pese a su buen resultado— a la búsqueda de una brújula que lo lidere, organice y programe su probable (no indiscutible) mayoría parlamentaria.
Bracea
en el desconcierto porque sus centros de irradiación están dispersos,
entre Barcelona, Bruselas y la cárcel de Estremera. Pero no solo por
eso, también porque se produjo un espejismo general. El de que había dos
bloques enfrentados (secesionistas y constitucionalistas) entre los que
planeaba un comodín equidistante (los comunes).
Y eso no era exacto. Más que bloques, hubo áreas, con graves fisuras
internas, de programa, de estilo y liderazgo.
Por no haber, no hay aún
una indicación clara de si el área indepe persistirá en el
unilateralismo que tanto daño colateral causó; o si acomodará su
actuación dentro del marco legal vigente. ¿Hay mandato?
La primera decisión será elegir la Mesa.
Prefigurará la nueva mayoría del Parlament.
Es falso que solo haya una
mayoría posible, la secesionista. Aritméticamente existen al menos
cuatro:
El 21-D dejó al independentismo catalán —pese a su buen resultado— a la búsqueda de una brújula que lo lidere, organice y programe su probable (no indiscutible) mayoría parlamentaria.
Bracea
en el desconcierto porque sus centros de irradiación están dispersos,
entre Barcelona, Bruselas y la cárcel de Estremera. Pero no solo por
eso, también porque se produjo un espejismo general. El de que había dos
bloques enfrentados (secesionistas y constitucionalistas) entre los que
planeaba un comodín equidistante (los comunes). Y eso no era exacto. Más que bloques, hubo áreas, con graves
fisuras internas, de programa, de estilo y liderazgo. Por no haber, no
hay aún una indicación clara de si el área indepe persistirá en
el unilateralismo que tanto daño colateral causó; o si acomodará su
actuación dentro del marco legal vigente. ¿Hay mandato? La primera decisión será elegir la Mesa.
Prefigurará la nueva mayoría del Parlament. Es falso que solo haya una
mayoría posible, la secesionista. Aritméticamente existen al menos
cuatro: 1. Indepe: Junts per Catalunya, ERC, la CUP; 70 diputados. Primer problema: hay ocho en la cárcel, o prófugos. Varios
deberían renunciar y dejar correr las listas a los que van detrás y
están limpios . Al menos a seis, con lo que se podría mantener a Carles
Puigdemont y a Oriol Junqueras como electos, sin perder la mayoría (68).
Habría que compensar con épica a los descabalgados con cargos y
sueldos. Segundo problema: con qué programa gobernaría. Son contradictorios. Junts per Catalunya solo tiene un lema: restituir el president
“legítimo”, “el gran vencedor de las elecciones” —fue la segunda lista,
perdedora frente a Ciudadanos—, lo que le otorgaría una insólita
patente de inmunidad. Su coherencia en los mensajes es muy mejorable: en campaña acuñó la idea de que “para que vuelva el president hay que votar al president”:
pero solo ha sido segundo y, en cambio, reclama la primogenitura. Se
inclina por el unilateralismo: fue a las elecciones pero las reputa de
“ilegítimas”. La CUP le apoya; solo investirá presidente, anunció, a
Puigdemont, no a ningún otro. La sintonía con los antisistema incomoda a los viejos
convergentes (echaron de la presidencia a Artur Mas); y a los jóvenes
leones del partido, el PDeCAT, que propugnan volver a la sensatez. Y a
un ritmo soberanista pausado, contra el creciente radicalismo de
Puigdemont, que solo habla de mayoría secesionista.