Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 dic 2017

Grafiteros, mendigo y académico........................Javier Marías.

La cosa empezó en una presentación, continuó con un hombre que me confundió con un cura y acabó con un tegucigalpense demasiado sincero.

HAY SEMANAS llenas de pequeños sinsabores o incidentes que lo mueven a uno a la risa, más que al enfado.
 Ojalá fueran todos así. La que hoy termina ha sido una de esas. 
La cosa empezó en la presentación de la última novela de Pérez-Reverte.
 En el escenario, el autor y tres mujeres, entre ellas nuestra magnífica editora Pilar Reyes, afanándose por dialogar e interesarnos. A mi izquierda, un par de individuos, con calva moderna y media barba, que no paraban de cuchichear como posesos.
 Una incontinencia verbal fuera de serie. “¿Qué diablos hacen aquí”, me preguntaba, “en un sitio al que se viene a escuchar, no a rajar desenfrenadamente?
” Claro que el panorama general del patio de butacas no era alentador: la mitad de los asistentes estaban a lo suyo, es decir, mandando y recibiendo whatsapps y chistes, haciendo fotos y vídeos con sus aparatos estúpidos, sin prestar la menor atención a lo que se hablaba arriba
. La mala educación de mucha gente está alcanzando niveles disuasorios: ya no se puede ir al cine, ni a un concierto.
 Pero al menos los del móvil “interactuaban” en silencio, más o menos, mientras que los calvos modernos no descansaban: chucu-chucu, chucu-chucu, un bisbiseo inaguantable. 
Aun así aguanté cuarenta minutos, limitándome a mirar con estupor al que tenía al lado.
 Hasta que no pude más. Ya he escrito aquí sobre los peligros de llamarle hoy la atención a nadie. 
Poco después de hacerlo hubo dos víctimas más: un anciano le afeó a un coche, a distancia, haberse saltado un paso de cebra, y el conductor se detuvo, se bajó, le pegó un puñetazo al viejo y lo dejó seco en la calzada; y otro sujeto que meaba en la calle respondió a la recriminación de un vecino sacando una pistola y metiéndole un tiro.
 Así que me jugué la vida al decirles: “Oye, ¿vuestra tertulia la tenéis que tener aquí?” A lo que el de más allá me contestó altanero:
 “Es que podemos hacer las dos cosas, escuchar y hablar”. “Ya”, le respondí sin discutirle la falsedad, “pero molestáis a los demás, que no somos tan hábiles”.
 Pararon un poco, sólo un poco. 
Tres días después, Pérez-Reverte estaba informado: “Ya sé que casi te pegas con unos amigos míos”. 
“Pues vaya amigos, no sé por qué no escogieron la cafetería”. “Son dos grafiteros que me echaron una mano con una novela.
 Desde entonces van a todo lo mío, por lealtad personal, pero se aburren. Eso sí, me dijeron que eras chulo”.  

“¿Chulo yo? Para nada, fui muy modoso”. Comprendí que, en efecto, me había jugado la vida con tipos de acción, y encima amigos de un amigo.
A los dos días vino hacia mí un mendigo con la cara desnortada, en la calle de Bordadores. 
Y me gritó: “¡Padre, padre, deme algo, padre!” Él no podía saberlo, claro, pero que me confundan con un sacerdote —quizá un sacerdote chulo— es de lo peor que puede pasarme.
 Digamos que no es el gremio que mejor me cae, y como ahora van disfrazados de civiles (lo cual me parece fatal, un engaño a la gente), el mendigo no tenía por qué distinguir. 
Me detuve y le dije: “¿Por qué me llama ‘padre’? ¿Me ve usted a mí cara de cura?
 No me diga que sí, por favor”. Lo mismo se lo llamaba a todos.
 El hombre se disculpó, me dijo que no, que me veía cara “normal”. La cosa me divirtió como para deslizarle cinco euros.

Al día siguiente, reunión en la Academia con académicos latinoamericanos de visita.
 No tuve mucha ocasión de departir con ellos, sólo durante el recreo entre dos plenos severos.
Un académico de Tegucigalpa me cuenta: “Invitamos a su padre para hacerlo honoris causa, pero no pudo venir y en seguida murió”. 
“Ya, qué lástima”, contesté, pero no pude por menos de pensar: “Pues sí que tardaron. Mi padre murió a los noventa y un años, así que se lo debieron de proponer a los noventa”. 
El tegucigálpico pasó a otra cosa: “Su mejor novela de usted”, me dijo, “es la primera”. 
Sí, me temo que se refería a la primera de verdad, Los dominios del lobo, publicada a mis diecinueve años.
 Como le tengo simpatía, no vi inconveniente: “Sí, estoy de acuerdo”. Pero al hombre no le bastó: “Todo lo que ha escrito luego, sí, muchas idas y venidas, un habilidoso artesano, pero sin la frescura de aquella”.
 Huelga decir que nadie le había preguntado su opinión, pero eso no le impidió soltar la palabra más hiriente para cualquier autor, “artesano”. 
La verdad es que encontré cómico lo gratuito y veloz del hundimiento, en dos minutos me había crucificado. 
“Pues nada”, contesté sonriente, “no he hecho sino empeorar a lo largo de cuarenta y pico años”. 
Mi compañero Manuel Gutiérrez Aragón asistió al breve diálogo, y para mí que se quedó helado (y admirado de mi templanza, espero). Sólo acertó a decir:
 “Caray, no hay nada como la sinceridad”. El hondureño se despidió con una amenaza: 
“No pudimos llevar a su padre, pero a usted sí, en breve”. “Gracias, pero no crea”, le contesté: “detesto los vuelos transoceánicos”.
 Bien es verdad que, aún muerto de risa (para mis adentros), acompañé la disculpa de este pensamiento: “Ni en pintura me van a ver en Tegucigalpa, visto lo visto”.
 Feliz año a todos, incluidos los grafiteros, el mendigo miope y el señor académico tegucigalpense. 
Esta vez Sr. Marias me ha hecho reir porque relata cosas que me suelen suceder y no sé muy bien como tomarlas, no sé si alguien pueda leer esto pero si que una vez una señora me dijo "Estás tan guapa que no te habia reconocido" pues eso, no sé como me lo tomé....una sonrisa nunca está de más.

30 dic 2017

Así pasaban la Nochevieja tus padres (pegados a la televisión)

El humor de los míticos programas de Martes y Trece, Cruz y Raya o Los Morancos no ha superado el paso del tiempo.

Así pasaban la Nochevieja tus padres (pegados a la televisión)
En las navidades de 1991, España se preparaba para lo que iba a ser el gran año de su recién adquirida modernidad. 
En unos meses iban a comenzar los Juegos Olímpicos de Barcelona, más tarde la Expo de Sevilla y el país estaba listo para viajar a la alta velocidad que permitía hacerlo el AVE.
 Pero antes había una cita aun más importante: el especial de Nochevieja de Martes y Trece en TVE. 
Aunque un año antes habían nacido las esperadas cadenas privadas (Antena 3, Telecinco y Canal +) y también existían las autonómicas, la elegida por la mayoría de la audiencia para despedir el año era la primera cadena, como se conocía entonces.
Y, por supuesto, ahí estaban Josema Yuste y Millán Salcedo, que comenzaron a alegrar el cambio de año en 1988 (con el simpático título de ¡Hola, hola 89!) y que lo harían durante nueve más, hasta que en 1997 se despidieron con el especial Adós (sic). 
 Solo en 1993 la cadena pública confió el programa a Cruz y Raya. Para este año clave en la historia reciente de España, el dúo de humoristas, que antes había sido un trío, eligió el título El 92 cava con todo, poniendo en práctica uno de esos clásicos juegos de palabras que les hicieron famosos.
 Junto con las imitaciones, los playbacks de canciones de moda, la empanadilla de Móstoles y su gusto por el disfraz y el travestismo.

El especial de 1992 congregó frente a la pantalla a 10.106.000 de espectadores (70,6% de share). 
Una cifra de vértigo, la más alta desde que se contabilizan las audiencias de ese día. 
Lógico que por entonces Martes y Trece fueran los humoristas más populares del país.
 El relevo de los chistes y gags de Nochevieja se lo dieron a Cruz y Raya. 
 Otro dúo con el que guardaban similitudes, pero que llevó el humor a un terreno (todavía) más popular.
 O, según los gustos, más facilón
. Los Morancos también tuvieron un par de incursiones esporádicas y redujeron aun más el nivel de genialidad.
Desde hace unos años, el programa que va después de las campanadas (y del anuncio mejor pagado del año) lleva el sello de José Mota.
 No olvidemos, el 50% de los desaparecidos Cruz y Raya. Bienvenido, Mister Wan-Da, que así se llama el espacio de este año, promete ser según su creador un homenaje a Berlanga y su clásico Bienvenido, Mr. Marshall, pero cambiando a los americanos por chinos.
 En fin, habrá que estar atentos a lo que tiene preparado José Mota. Mientras, recuperamos algunos sketches y programas con los que todo el país (tus padres también) se partían de risa hace más de una década.
 Algunos de ellos son joyas del humor surrealista y otros, directamente, han sucumbido por su mediocridad al paso del tiempo.


 

El broche de la princesa..................................... Boris Izaguirre.......

La princesa de Kent es ese tipo de gran dama que le gusta un jaleo. Y disfruta si puede orientarlo a vocear sus creencias.

La princesa de Kent llegando al almuerzo de Navidad de la Reina en el palacio de Buckingham el pasado día 20. MARK CUTHBERT GETTY
La princesa de Kent llegando al almuerzo de Navidad de la Reina en el palacio de Buckingham el pasado día 20. MARK CUTHBERT GETTY GETTY

 Mañana se acaba 2017.

 Termina con varias tormentas, comunicados, robos de ordenadores en empresas vinculadas al expresidente de la Comunidad de Madrid.

 Y el regreso de los blackamoors, esos objetos de decoración, originados en Venecia, que usaban testas de negros o moros a modo de honrar la belleza no europea sin ningún sentido de lo políticamente correcto

. A la esposa del príncipe Michael de Kent, un célebre familiar político de la reina de Inglaterra, se le ocurrió vestir un aparatoso broche con el busto de un negro para acudir al primer almuerzo de Navidad con Meghan Markle, que es biracial.

 Si no fue adrede tiene mucha malicia, que no es nada divertida.

 La princesa de Kent llevaba tiempo sin asombrarnos. Es una vieja residente del palacio de Kensington, donde acumulan a todos los reales que no caben en Buckingham (incluyendo a la propia Meghan, cuando se case con el príncipe Enrique) y, además, es ese tipo de gran dama que le gusta un jaleo.

 Y disfruta si puede orientarlo a vocear sus creencias. En ciertas esferas sociales ese tipo de señoras gustan mucho porque se atreven a expresar lo que los demás no pueden. Pero cuando meten la pata se quedan solas. Sin embargo, hay que intentar rescatar al blackamoor. Hubo un momento en los ochenta que los veías en todos sitios, empezando por los salones de la princesa de Kent. La gente creía que eran un objeto barroco, cuando es muy anterior, y se ponían al lado de ellos para sentirse María Antonieta por un día.

 En Caracas, los había por doquier, como si en realidad mi ciudad de origen hubiera sido una sucursal de Venecia.

 A veces muchos invitados creían que los bustos eran de familiares de los anfitriones, demostrando que el racismo no es solo cosa de anglosajones sino también de caribeños.

 El racismo, una de esas cosas que no logramos superar. Durante mucho tiempo consiguió propagar su mensaje de odio a través de cosas aparentemente inofensivas. 

Como los broches en forma de blackamoor.

Siempre hay líos en las comidas de Nochebuena y listas de figuras importantes al cierre de cada año. ¡Hola! consiguió reunirlos en un reportaje. 

El reparto es increíble, como si la revista hubiera querido ahorrar y mezclado la lista de los más representativos con la de los más elegantes. 

Nunca entenderé porqué ¡Hola! abandonó su lista de los más elegantes, estoy convencido de que las cosas empezaron a torcerse desde el momento en que dejaron de publicarla.

 Las listas son arbitrarias pero una tradición que lucha por permanecer entre nosotros.

 Como los robos en Navidad. Aparte del precio de ciertos comestibles, han desaparecido unos ordenadores en la sede de una empresa, Mercasa, investigada en una causa anticorrupción.

 ¡Debe ser la cosa más fácil del mundo sustraer un ordenador en Navidad! Abres con tu llave la empresa vacía y te llevas lo que necesites, por ejemplo.

 Me preocupa más el robo de más de 1.000 euros a Froilán durante una visita a Canoe, el casino madrileño.

 Al parecer, el sobrino del Rey llevaba el dinero en un sobre. Y el sobre desapareció.

 ¿No aceptan Apple Pay en Canoe? Con todo lo millennial que es Pipe, a lo mejor es un mensaje que quiere transmitir: ciertas cosas le gustan en papel. 

Los billetes y espero que los libros también. 

Shakira y Gerard Piqué, con sus hijos en el baloncesto en el Madison Square Garden.
Shakira y Gerard Piqué, con sus hijos en el baloncesto en el Madison Square Garden.
Shakira no es de papel pero acaba de emitir un comunicado anunciando que retomará su gira el 18 de junio
Tras estudiar su problema con las cuerdas vocales, concluye que necesita más tiempo del que pensaba.
 Es probable que de esa manera descarte una operación.
 O sea, que se va a pasar seis meses y 18 días en silencio.
 Una prueba fortísima.
 Shakira, que la queremos tanto, ha atravesado un año donde la han separado de Piqué con asiduidad.
Era ponerse a llorar Piqué por el conflicto independentista y acto seguido aparecer rumores de separación. 
A lo mejor querían volverlos la imagen del 155 pero ellos decretaron su solidez hasta aparecer esta Navidad pasándolo muy bien en Nueva York, que es una de las capitales preferidas de los catalanes.
 Quizás por ser bilingües, los catalanes sienten más cariño por el inglés que el resto de los españoles.
 Una de esas cosas que debemos estudiar en 2018.
 Igual que ese no se qué de Catalunya para generar ídolos internacionales. Peret. Serrat. Dalí. Miró. Josep Pla. 
Todos ellos, ¿por qué no?, podrían posar para un blackamoor.

El litigio interminable de Rocío Carrasco y Antonio David Flores

La hija de Rocío Jurado y su exmarido siguen enzarzados en los juzgados.

 Ella le ha demandado por malos tratos continuados; él le pide 4.600 euros mensuales para la manutención de sus dos hijos.

Rocío Carrasco y Antonio David Flores en una de sus últimas visitas a los juzgados de Alcobendas, en Madrid.
Rocío Carrasco y Antonio David Flores en una de sus últimas visitas a los juzgados de Alcobendas, en Madrid. Cordon Press
 
Según hacia dónde se quiera mirar en un divorcio, los observadores tienden a adjudicar la palabra calvario a una de las partes.
 Cuando el enfrentamiento se prolonga durante más de 18 años el término se supone aplicable para ambas. Este es el caso de Rocío Carrasco, la única hija biológica de la desaparecida cantante Rocío Jurado, y Antonio David Flores, un exguardia civil reconvertido en colaborador televisivo que desde que se separaron en julio de 1999 no han tenido un año de paz.
Primero fue su divorcio y el largo litigio que mantuvieron por la custodia de sus hijos: Rocío y David, que cuando se separaron sus padres tenían tres y un año respectivamente. En 2013 Antonio David consiguió finalmente la custodia compartida por la que peleó durante casi cuatro años y ahí parecía que acabarían los desencuentros de una pareja que se casó demasiado joven, que sufrió la presión mediática desde que se conoció su relación y que aprovechó el interés que despertaba para rentabilizar en televisiones y prensa rosa sus dimes y diretes. 
Aunque en este punto, se ha de reconocer que quien más partido ha sacado a la popularidad que le otorgaban sus problemas de pareja, ha sido Antonio David, que se convirtió en habitual de los programas del corazón, primero hablando de lo suyo y después sentado cátedra sobre cotilleos ajenos.
 Una actividad que a lo largo de estos años, y según un cálculo que realizó el programa Sálvame hace unos meses, le ha reportado ingresos que rozan los dos millones de euros.

Antonio David, en el centro, junto a sus hijos David y Rocío, este año en Málaga, la ciudad en la que viven.
Antonio David, en el centro, junto a sus hijos David y Rocío, este año en Málaga, la ciudad en la que viven.
Dieciocho años después, la expareja acaba de volverse a encontrar en sede judicial.
 Ocurrió el pasado 20 de diciembre en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Alcobendas (Madrid). Tanto uno como otro, reflejaban en sus rostros las huellas de la tensión que existe entre ellos y la angustia que les genera esta situación que parece no tener fin. 
El motivo de ese encuentro, en el que no se dirigieron la palabra durante las casi siete horas en las que permanecieron en el edificio de los juzgados, era dirimir la demanda presentada por Antonio David para reclamar a Rocío Carrasco 4.603,12 euros mensuales para cubrir lo que considera la mitad de las necesidades económicas de sus dos hijos, que viven con él y hoy tienen 21 y 19 años. 
Diversos medios apuntan que Antonio David Flores tiene pendiente una demanda por malos tratos continuados hacia Rocío Carrasco que incluso podría provocar el ingreso del exguardia civil en la cárcel y un alzamiento de sus bienes. Aunque la revista Lecturas publicó esta semana declaraciones de personas del entorno de Flores desmintiendo tal extremo:
 “David ni siquiera está siendo juzgado. Aún no está acusado de nada”, manifestaron dichas fuentes.
 Y la misma revista también aclara que no es cierto que la jueza que dirime el caso se refiriera a Rocío Carrasco utilizando la palabra “víctima”.
 “Fue el abogado de ella”, afirma la persona que da la información a la publicación, “quien utilizó ese término y la jueza le corrigió y le dijo: ‘Querrá decir denunciante”. 

Rocío Jurado y Ortega Cano, junto a sus su nietos Rocío y David (izquierda) y sus hijos adoptivo Gloria Camila y José Fernando, en 2003.
Rocío Jurado y Ortega Cano, junto a sus su nietos Rocío y David (izquierda) y sus hijos adoptivo Gloria Camila y José Fernando, en 2003.
Sea cual sea el final judicial de esta historia de desamor, los hijos sufren las consecuencias de una lucha sin cuartel con luces y sombras. 
. La primogénita de la pareja, Rocío Flores Carrasco, optó, nada más cumplir los 18 años, por vivir con su padre y la pareja de este Olga Moreno. 
Ese fue también el momento en el que se descubrió que la relación con su madre era tan mala como para renegar de ella en público y considerar que quien merece para ella esa palabra es la actual esposa de su padre, a quien adora y defiende cada vez que hay ocasión. Un camino similar ha recorrido el segundo hijo de la pareja, David Flores Carrasco, que pocos meses antes de cumplir los 18 años y aprovechando las vacaciones de verano que pasaba con su padre decidió no volver a la casa materna. 
Un hecho que ocasionó otra demanda contra Antonio David Flores por no retornar al menor de edad al domicilio de su madre tras el período vacacional.
El mismo padrastro de Rocío Carrasco, el torero José María Ortega Cano, ha manifestado hace solo unos días que ambos "deberían pensar más en esos dos hijos que tienen y que lo están pasando muy mal con este lío y dejarse de cosas de jueces y pensar en la familia, en los dos niños, en su madre.
 Si estuviera viva su madre [manifestó en referencia a Rocío Jurado] no pasaría nada de esto".
Los protagonistas de este desencuentro eterno ahora callan. Los procesos judiciales que mantienen abiertos no aconsejan que se prodiguen en los medios. 
Antonio David Flores contestó amablemente a este periódico que su abogado le recomienda "no hacer ningún tipo de declaración". 
Rocío Carrasco es históricamente hermética en lo que respecta a este asunto.
 Su historia continuó por caminos separados: él volvió a casarse en 2009 con la sevillana Olga Moreno, con quien tiene una hija, Lola, de cuatro años. 
Ella contrajo matrimonio en 2016 con Fidel Albiac, después de 17 años de relación, y sin la presencia de ninguno de sus hijos.
 Pero sus caminos se cruzan una y otra vez y tienen tantos tintes de infelicidad que ni la propia Rocío Jurado hubiera imaginado esta historia como tema de una de sus coplas.