Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 dic 2017

De Simbad a la ópera................................Rosa Montero

Cuando descubrí la increíble capacidad de regeneración de los humanos,la idea me resultó maravillosa, pero ahora me empieza a dar un poco de miedo.

LOS HUMANOS somos las criaturas más tenaces de la Tierra. Bueno, supongo que compartimos ese empeño (y esa habilidad) para sobrevivir con las cucarachas y las ratas. 
Cuando descubrí, cerca ya de los 40, nuestra increíble capacidad de regeneración, la idea me resultó maravillosa y consoladora. 
Pero ahora me empieza a dar un poco de miedo, no sólo porque esa cualidad nos está convirtiendo en un virus para el resto de los animales y para el planeta, sino también porque algunos hacen lo que sea con tal de perdurar.
 Por cierto que esto es una constante a lo largo de la historia: los mitos clásicos ya celebraban esa fuerza para vivir, aunque fuera feroz.

Tomemos por ejemplo la historia de Simbad el Marino, ese personaje tan simpático en la versión Disney, pero que en el texto original de las Mil y una noches resulta espeluznante.
 En uno de sus viajes, Simbad se casa sin saber que en esa isla existe la costumbre de enterrar vivos a los viudos, enjoyados y ataviados con sus mejores ropas.
 Su esposa muere y, en efecto, Simbad es descendido junto a ella, con agua y pan para siete días, a una cueva llena de cadáveres putrefactos.
 Empeñado pese a todo en sobrevivir, el hombre raciona su comida. Al cabo de varios días bajan a la tumba a otro desgraciado, y Simbad lo mata de inmediato a garrotazos con un fémur. 
Va asesinando así durante largo tiempo a todo hombre o mujer que cae en la cueva, quedándose con sus provisiones y también con sus ricas pertenencias, porque los desnuda.
 Al cabo descubre una salida de la tumba y llega a una playa, en donde un barco lo rescata con su botín de joyas y atavíos.  

Él se hace pasar por náufrago y disfruta de su tesoro sin el menor remordimiento. 
Es más, el personaje es ensalzado porque, en la más negra de las situaciones, no se dio por vencido. 
Al igual que Ulises, en quien se inspira, estos héroes astutos y vidriosos son admirados porque su capacidad para la mentira y el engaño les salva la vida.
 Así que, como ven, los relatos inspiradores de superación no son una moda de los últimos años, como podría parecer, sino un trazo esencial de la especie humana desde el principio de los tiempos. Seguro que en las hogueras de los trogloditas se contaba cómo Gurrum fue capaz de librarse del oso cavernario que ya le había comido medio brazo.
 Nos encanta escuchar estas historias y que nos las repitan una y otra vez porque nos enseñan y animan a ser lo que somos: bichos empecinados en seguir vivos.
 Eso sí, por fortuna el paso del tiempo y los valores democráticos parecen haber ido cambiando sutilmente el objetivo; por un lado se diría que hoy no se aspira a sobrevivir a cualquier precio (o no se dice: no resulta políticamente correcto) y, por otro, ahora hablamos de supervivencias no sólo biológicas, sino también éticas, estéticas, emocionales. 
 Ese es el caso, por ejemplo, de Rosa María Carbonell. 
Rosa María tiene 62 años y ha pasado por graves dificultades en su vida, entre ellas la larga y dura enfermedad, por fortuna superada, de uno de sus seres más queridos. 
Pero ahora se está permitiendo empezar un sueño. Resulta que adora la ópera: 
“Mi padre, un payés de enorme sensibilidad, les cantaba óperas a las vacas, y yo sentía la alegría de su canto”.
 Durante décadas fue estudiando e investigando. Intentó llevar el consuelo de la música a los hospitales en donde tanto tiempo se pasaba, pero aquella idea no salió. 
Sin embargo, eso define al héroe, no se rindió. 
El año pasado consiguió acercar la ópera a centros de personas con discapacidad, un proyecto de dos meses: “Aún los añoro”. 
Después encontró una biblioteca en Pineda y un centro cívico en Mollet, en donde da cursos que han cuadruplicado sus alumnos. Ha inventado “catas de ópera y vino” en bodegas, y acaba de crear la genial web pasionporlaopera.com. 
“Estoy empezando mi vida a la edad en la que murió mi madre”, dice Rosa María: “Cuando la mayoría se jubilan o tienen su vida resuelta, yo comienzo de cero, sin nada y sin retiro alguno.
 Algunos días de cansancio me parece estar al borde del abismo… Pero por otro lado siento que mi camino se está abriendo y de la mejor forma”.
 Carbonell es la Gurrum de las hogueras actuales, y su pequeña y bella historia nos encandila.

Paradoja..............................................Javier Marías

Un gran porcentaje de libros y artículos actuales escritos por mujeres tratan sólo sobre su sexo, y casi siempre en tono plañidero o furibundo u ofendido.
LAS MUJERES, a mi juicio, están siendo víctimas de una paradoja creada por un elevado número de ellas.
 Durante bastantes años, su justa pretensión fue que no se tuviera en cuenta el sexo de quienes trabajaban, o escribían, o eran artistas, o políticas, lo que se quisiera. 
Que el hecho de que una mujer ganara un premio, o fuera elegida académica o Presidenta del Gobierno, no supusiera en sí una “noticia”.
 Que los libros escritos, las películas dirigidas, los cuadros pintados, las investigaciones científicas realizadas, los cargos ocupados por mujeres, no resultaran objeto de comentario (ni de loa ni de escarnio) por esa accidental circunstancia.
 Que se juzgaran con normalidad, exactamente igual que las obras y logros de los varones. Que no hubiera, en suma, distinción por sexo ni paternalismo, y que se valorara todo por un mismo rasero.
 Se caminó en esa dirección, no sin dificultades. 
Todavía clama al cielo que en casi todos los países y ámbitos los hombres perciban mejores sueldos por tareas idénticas. 
Las mujeres aún tienen, como han tenido históricamente, derecho a quejarse y a reclamar para sí condiciones laborales equitativas. Pero sí, poco a poco sus quehaceres se empezaron a juzgar exclusivamente por su calidad y su mérito. 

Lo que interesaba, y tanto daba que estuviera llevado a cabo por un varón o una mujer.
 Ese, recuerdo, era el objetivo de Rosa Chacel, por ejemplo, a la que traté bastante. 
No sentía ningún complejo ni se reivindicaba nunca en tanto que escritora (femenina).
 Se veía a sí misma como a cualquier otro autor, capaz de medirse con los más grandes. 
Y no le gustó que, cuando fue candidata a la Academia, tuviera que disputarse el sillón con otra mujer, precisamente. (Dicho sea de paso, salió elegida esa otra, que en mi opinión no le llegaba ni a la suela del zapato).
Muchas mujeres mantienen esa actitud en la actualidad.

  Hacen su trabajo, no esperan favores ni condescendencia ni privilegios, no se reivindican por su sexo. 
Eso, de hecho, les parecería una bajeza y un ataque a sus congéneres. 
Jamás se permitirían valerse de las ridículamente llamadas “armas femeninas”.
 Jamás lloriquearían como Marta Rovira, la cual, según un reportaje de este diario, prorrumpe en sollozos no sólo en público:
  “El truco resulta bastante eficaz, porque tras sus sonoras lágrimas todos suelen dejar la discusión por imposible, según cuentan en su entorno”. 
Este tipo de mujer impostadamente infantilizada hace un flaquísimo favor a la causa feminista.
 La paradoja a que me he referido es la siguiente: de un tiempo a esta parte, un gran porcentaje de libros y artículos escritos por mujeres, y de noticias relativas a ellas, siguen, en cierto modo, el “modelo Rovira”. 
Tratan sólo sobre su sexo, y casi siempre en tono plañidero o furibundo u ofendido. 
Es cierto, ya digo, que han sido sometidas malamente a lo largo de los siglos, y que aún lo son en muchos aspectos y en demasiados países. 
Pero si las mujeres sólo se ocupan de señalarlo y denunciarlo insistente e interminablemente, el asunto se agota pronto e interesa poco.
 Yo procuro leer las columnas de opinión —y aún más los libros— sin atender al sexo de quien los firma, y así lo he hecho siempre. Desde hace unos años me resulta imposible no percatarme de él a las pocas líneas (con unas cuantas excepciones, como Soledad Gallego-Díaz, por mencionar un nombre).
Son incontables los artículos dedicados a subrayar cuántas películas de directoras se exhiben en un festival, cuántos papeles importantes tienen las actrices, cuántos galardones literarios o cuántas calles han obtenido mujeres, cuántas diputadas en cada partido y cuántas ministras en cada Gobierno, etc.
 Recuerdo uno que enumeraba una larguísima lista de autoras (estaban ausentes, por cierto, casi todas las que a mí me parecen extraordinarias), y a continuación la articulista pedía o exigía que en enumeraciones semejantes se incluyeran siempre nombres de escritoras. 
¿Esto es un artículo?, me pregunté. De tal manera que no es fácil interesarse por lo que escriben hoy bastantes mujeres, si no hablan más que de algo ya aceptado por todos y consabido.
 No sé si a las lectoras les puede interesar ese “monotema”, si les sirve para cargarse de razón e indignarse a diario.
 A los hombres, feministas o no, me temo que escasamente. A cada una de esas autoras o columnistas dan ganas de suplicarle: “Por favor, cuénteme algo que ignore. 
Hábleme de lo que usted haya pensado sobre cualquier asunto, no sobre su condición y sus cómputos
. Bien está un par de veces, pero no a diario.  

La considero lo bastante inteligente para inquietarme y obligarme a reflexionar, para poner en cuestión mis opiniones, para hacerme ver la realidad de otro modo y forzarme a reparar en lo que se me había escapado.
 Su indignación ya la conozco, y además la comparto. Pero el mundo no se acaba ahí, ayúdeme a mejor comprenderlo”. La paradoja es, pues, clara. 
Lo último que debería desear una mujer, se dedique a lo que se dedique, es que se la dé por “descontada” o “ya sabida”.
 Y eso es lo que, lamentablemente, están consiguiendo demasiadas contemporáneas. 
Lamentablemente Sr. Marias siempre que puede sale a lucir su "Misogenia" no ya su machismo sino su enfado hacia las mujeres  en general y si son escritoras peor, ya lo hizo con Gloria Fuertes.
Creo que soy una muy buena lectora y admiro a muchos escritores y algunos son mujeres. Siempre comparan mujer con baja calidad y es cierto en algunos casos. No sé por qué ahora ponen de modelo de escritor brillante a Vargas Llosa, que lo fue para mi pero ya no. Un libro de una señora que sale en programas sobre su gordura y como logró adelgazar siempre ponen lleva mas ediciones que Vargas Llosa.
Que conste que no leo esos libros y ya digo ahora tampoco a Llosa, su amigo Arturito dice lo mismo sobre las mujeres. que conste que no leo a las televisivas, no he leído a ninguna por si es el caso de Ana Rosa y su negro que plagió hace años.....pero hay muy buenas escritoras quizás con vida turbulenta, por lo mismo que usted critica y hombres igual. Cierto es que le pongo de ejemplo a Santa Teresa de Jesús....que luchó hasta con la inquisición por el hecho de ser mujer y no lo disfracen más.
Mujeres que sueltan sus lamentos en un libro es bueno que lo hagan por eso de identoficarse más.
Ya ve en la vida real las ,matan los hombres que igual son escritores de su propia rabia y no la escriben....¿No le parece Sr. Marías que sería mejor que esos asesinos escribieran algo porque hay escritores muy malos....a tener que matarlas?.

22 dic 2017

Los mejores autores en español comentan los libros que están leyendo (I)

Veintiséis escritores han elegido unos 200 títulos en el espacio '¿Qué estás leyendo?' que conduce la periodista de EL PAÍS Berna González Harbour.

Los mejores autores en español comentan los libros que están leyendo (I) 

Los grandes autores en español, desde Javier Marías a Fernando Savater, Arturo Pérez-Reverte o Almudena Grandes, han compartido a lo largo de 2017 sus lecturas y sus nuevos libros con los espectadores y seguidores de EL PAÍS en Facebook, Twitter y YouTube.
 Cientos de miles de personas han seguido estas conversaciones en el espacio ¿Qué estás leyendo?, que continuará pronto con las próximas novedades.
EL PAÍS Escaparate recoge estos días todas las entrevistas que ha realizado la periodista de EL PAÍS Berna González Harbour a lo largo de 2017 en este espacio.
 El resultado es una recomendación de cerca de 200 libros por parte de 26 autores.
 En esta primera entrega de tres, Pérez-Reverte, Savater, Almudena Grandes, Sergio Ramírez, Andrés Barba, Edurne Portela, Claudia Piñeiro, Marc Bassets y Carlos Zanón, hablan de su nueva obra, de literatura y de sus libros favoritos.

Arturo Pérez-Reverte: “Hay un episodio de espionaje en mi vida” (15/12/2017)

Antes de repasar los libros que le han ayudado a construir sus dos últimas novelas —Falcó y Eva—, el escritor español Arturo Pérez-Reverte confiesa haber sido tentado por los servicios secretos españoles en su época de reportero:
 “A todos los que hemos trabajado en lugares críticos nos ha pasado. 
He tenido aproximaciones de servicios secretos españoles y no españoles; los periodistas tenemos acceso a lugares a los que ellos no pueden llegar. 

A menudo he dicho no, pero alguna vez dije sí sin problemas”.

 

 

Elena de Borbón, más libre que nunca a los 54 años

La hermana mayor del rey Felipe VI celebra su cumpleaños alejada de la presión mediática, sin formar parte de la Familia Real y con más apoyo popular.

La Infanta Elena de Borbón durante la CSI3: Madrid Horse Week 2017 en Madrid.rn
La Infanta Elena de Borbón durante la CSI3: Madrid Horse Week 2017 en Madrid. GTRESOLINE
Las vidas cambian y la de la infanta Elena no es una excepción. 
En su caso, el paso del tiempo y las circunstancias que han variado los papeles de casi todos los miembros de su real familia han beneficiado su imagen pública.
 Repasamos cinco momentos claves de sus 54 años de vida, en el día de su cumpleaños.
Primogénita sin corona. Elena de Borbón y Grecia, cuyo nombre completo es Elena María Isabel Dominica de Silos, nació el 20 de diciembre de 1963 en Madrid, fue bautizada en el palacio de la Zarzuela y estudió magisterio.
 Trabajó durante un tiempo como profesora de inglés en el mismo colegio en el que ella había sido estudiante, Santa María del Camino, y también habla francés.
 Si su nacimiento hubiera ocurrido ahora, su destino podría haber sido muy distinto pero en España aún no se ha derogado lo que se conoce como la Pragmática Sanción, que data de 1830, y cuya esencia recoge el artículo 57 de la Constitución española:
 “La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”. 
Una normativa discriminatoria que en la actualidad sería ampliamente cuestionada, pero que cuando Elena de Borbón nació, en plena época franquista, no fue siquiera motivo de discusión. Como tampoco lo fue cuando la casi recién nacida democracia española ratificó la ley fundamental que rige la convivencia de los españoles: la Constitución española de 1978.
Los príncipes Juan Carlos y Sofía, en compañía de su hija, la infanta Elena, en su viaje destino a Suiza para presentar la infanta a la Reina Victoria Eugenia, abuela paterna de Juan Carlos de Borbón, y su posterior parada en Grecia para que el rey Pablo pudiera conocer a su nieta.
Los príncipes Juan Carlos y Sofía, en compañía de su hija, la infanta Elena, en su viaje destino a Suiza para presentar la infanta a la Reina Victoria Eugenia, abuela paterna de Juan Carlos de Borbón, y su posterior parada en Grecia para que el rey Pablo pudiera conocer a su nieta. EFE
 
 Boda en Sevilla. Su juventud transcurrió entre estudios y centros hípicos, deporte que practica y del que es gran aficionada.
 En este círculo se relacionó con quien fue su primer amor conocido, el jinete Luis Astolfi. 
 Una relación que nunca se oficializó, pero que duró dos años. 
Poco más se sabe de su vida sentimental hasta que apareció Jaime de Marichalar, hijo de los condes de Ripalda y con un trabajo discreto en la banca. 
El enlace, el primero de la familia desde que sus padres llegaron al trono, se celebró en el Altar Mayor de la catedral de Sevilla el 18 de marzo de 1995.
 La infanta llegó del brazo del rey don Juan Carlos, un padre emocionado por la boda de su hija favorita, que ejerció de padrino con un brazo escayolado a causa de un accidente en la nieve.
Boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, el 18 de marzo de 1995 en la Catedral de Sevilla.
Boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, el 18 de marzo de 1995 en la Catedral de Sevilla. GTRESONLINE
La incorporación de Marichalar a la Familia Real cambió sus dos vidas.
 Él trabajó en puestos de mayor responsabilidad de entidades financieras, fundaciones y empresas.
Y ella se benefició del gusto por la moda de su marido, quien transformó la imagen anodina que hasta entonces había ofrecido la Infanta en sus actos públicos y convirtió a su esposa en una referencia de estilo vestida con prendas firmadas por marcas internacionales de lujo.
Cese temporal de la convivencia. La historia de amor se truncó en 2007 con un comunicado políticamente correcto que utilizó el eufemismo “cese temporal de la convivencia” para decir separación y posterior divorcio, legalizado dos años después. 
La hija mayor de los entonces Reyes de España se lanzaba al ruedo de la normalidad y rompía un matrimonio que no funcionaba sin que su condición de Familia Real le supusiera un lastre para tomar la decisión.
 Pasado el primer revuelo, continuó con su vida de madre separada de dos hijos, Felipe Froilán y Victoria Federica, se trasladó de residencia –en la actualidad vive en una amplia casa en el barrio del Niño Jesús, a escasos metros del parque del Retiro­– y continuó participando en los actos de la Familia Real para los que era requerida.
 
La Infanta Elena de Borbón durante la CSI3: Madrid Horse Week 2017 en Madrid.rn
La Infanta Elena de Borbón durante la CSI3: Madrid Horse Week 2017 en Madrid. GTRESOLINE
Las vidas cambian y la de la infanta Elena no es una excepción. En su caso, el paso del tiempo y las circunstancias que han variado los papeles de casi todos los miembros de su real familia han beneficiado su imagen pública. Repasamos cinco momentos claves de sus 54 años de vida, en el día de su cumpleaños.
Primogénita sin corona. Elena de Borbón y Grecia, cuyo nombre completo es Elena María Isabel Dominica de Silos, nació el 20 de diciembre de 1963 en Madrid, fue bautizada en el palacio de la Zarzuela y estudió magisterio. Trabajó durante un tiempo como profesora de inglés en el mismo colegio en el que ella había sido estudiante, Santa María del Camino, y también habla francés. Si su nacimiento hubiera ocurrido ahora, su destino podría haber sido muy distinto pero en España aún no se ha derogado lo que se conoce como la Pragmática Sanción, que data de 1830, y cuya esencia recoge el artículo 57 de la Constitución española: “La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”. Una normativa discriminatoria que en la actualidad sería ampliamente cuestionada, pero que cuando Elena de Borbón nació, en plena época franquista, no fue siquiera motivo de discusión. Como tampoco lo fue cuando la casi recién nacida democracia española ratificó la ley fundamental que rige la convivencia de los españoles: la Constitución española de 1978.
Los príncipes Juan Carlos y Sofía, en compañía de su hija, la infanta Elena, en su viaje destino a Suiza para presentar la infanta a la Reina Victoria Eugenia, abuela paterna de Juan Carlos de Borbón, y su posterior parada en Grecia para que el rey Pablo pudiera conocer a su nieta.
Los príncipes Juan Carlos y Sofía, en compañía de su hija, la infanta Elena, en su viaje destino a Suiza para presentar la infanta a la Reina Victoria Eugenia, abuela paterna de Juan Carlos de Borbón, y su posterior parada en Grecia para que el rey Pablo pudiera conocer a su nieta. EFE
Boda en Sevilla. Su juventud transcurrió entre estudios y centros hípicos, deporte que practica y del que es gran aficionada. En este círculo se relacionó con quien fue su primer amor conocido, el jinete Luis Astolfi. Una relación que nunca se oficializó, pero que duró dos años. Poco más se sabe de su vida sentimental hasta que apareció Jaime de Marichalar, hijo de los condes de Ripalda y con un trabajo discreto en la banca. El enlace, el primero de la familia desde que sus padres llegaron al trono, se celebró en el Altar Mayor de la catedral de Sevilla el 18 de marzo de 1995. La infanta llegó del brazo del rey don Juan Carlos, un padre emocionado por la boda de su hija favorita, que ejerció de padrino con un brazo escayolado a causa de un accidente en la nieve.
Boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, el 18 de marzo de 1995 en la Catedral de Sevilla.
Boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, el 18 de marzo de 1995 en la Catedral de Sevilla. GTRESONLINE
La incorporación de Marichalar a la Familia Real cambió sus dos vidas. Él trabajó en puestos de mayor responsabilidad de entidades financieras, fundaciones y empresas. Y ella se benefició del gusto por la moda de su marido, quien transformó la imagen anodina que hasta entonces había ofrecido la Infanta en sus actos públicos y convirtió a su esposa en una referencia de estilo vestida con prendas firmadas por marcas internacionales de lujo.
Cese temporal de la convivencia. La historia de amor se truncó en 2007 con un comunicado políticamente correcto que utilizó el eufemismo “cese temporal de la convivencia” para decir separación y posterior divorcio, legalizado dos años después. La hija mayor de los entonces Reyes de España se lanzaba al ruedo de la normalidad y rompía un matrimonio que no funcionaba sin que su condición de Familia Real le supusiera un lastre para tomar la decisión. Pasado el primer revuelo, continuó con su vida de madre separada de dos hijos, Felipe Froilán y Victoria Federica, se trasladó de residencia –en la actualidad vive en una amplia casa en el barrio del Niño Jesús, a escasos metros del parque del Retiro­– y continuó participando en los actos de la Familia Real para los que era requerida.
Desde que anunciaron su divorcio, a Elena de Borbón y Jaime de Marichalar no se les ha visto juntos en ningún acto oficial. Ni si quiera posaron los dos juntos con su primogénito el día de la graduación de Felipe Juan Froilán Marichalar. Sí se supo que el exduque de Lugo había asistido a la ceremonia en el internado Blue Ridge Saint George (Estados Unidos). gracias a esta imagen.
Desde que anunciaron su divorcio, a Elena de Borbón y Jaime de Marichalar no se les ha visto juntos en ningún acto oficial. Ni si quiera posaron los dos juntos con su primogénito el día de la graduación de Felipe Juan Froilán Marichalar. Sí se supo que el exduque de Lugo había asistido a la ceremonia en el internado Blue Ridge Saint George (Estados Unidos). gracias a esta imagen.
Las infantas ya no son Familia Real. En 2008 Elena de Borbón vuelve al trabajo y se incorpora a la Fundación Mapfre como directora de Proyectos Sociales y Culturales. 
Su sueldo, del que siempre se ha dicho que roza los 200.000 euros anuales, escandalizó a muchos, pero ni ella ni la empresa de seguros ha confirmado ni desmentido nunca esta cantidad que le permite tener una independencia económica. 
Situación que cobró especial significado cuando tanto ella como su hermana Cristina dejaron de ser Familia Real para convertirse solo en familia del rey cuando don Juan Carlos abdicó y su hijo fue coronado con el nombre de Felipe VI.
Fuera del núcleo de la actual Familia Real, a pesar de que aún asiste a eventos oficiales hoy disfruta más que nunca de una de sus pasiones, la hípica.
Fuera del núcleo de la actual Familia Real, a pesar de que aún asiste a eventos oficiales hoy disfruta más que nunca de una de sus pasiones, la hípica. GTRESONLINE
Una de las consecuencias es que las dos hermanas del nuevo monarca dejaban de tener agenda oficial y por tanto también dejaban de cobrar los 25.000 euros anuales que tenían asignados como gastos de representación.
 La infanta Cristina ya había llegado a esta situación un año antes debido a su implicación en el caso Nóos.
 Elena se ha enfrentado a su nuevo papel y, aunque su hermano la ha seguido reclamando para actos puntuales, su presencia en actos públicos es muy pequeña y no tiene asignación fija, sino que cobra por acto realizado.
 Hijos y libertad. Como madre tiene una relación excelente con sus dos hijos Felipe y Victoria, de 19 y 17 años respectivamente. Comparte con ellos viajes, tardes de toros, su afición por la gastronomía y el carácter campechano heredado de su padre y que tanto le ha unido a él. 
Los dos viven ahora con ella en Madrid, donde Felipe Froilán estudia Administración y Dirección de Empresas en un centro privado de la capital y Victoria Federica, el último curso de secundaria previo a la universidad.
 El primero ha heredado de su madre la afición por la fiesta taurina, y la segunda su pasión por la hípica y el gusto musical de su abuela doña Sofía.
Elena de Borbón con sus dos hijos, Felipe y Federica, en la feria taurina de Palma de Mallorca el pasado agosto.
Elena de Borbón con sus dos hijos, Felipe y Federica, en la feria taurina de Palma de Mallorca el pasado agosto. GTRESONLINE
Ella sigue su vida en solitario desde su ruptura hace diez años con Jaime de Marichalar y aprovecha la independencia que le otorga esta condición y la disminución evidente de su presencia institucional. 
 Discreta, simpática, sincera, españolista de pro y trabajadora divorciada, es la hija que más ha acompañado al rey emérito desde que abdicó y la que se siente más libre de toda la familia.