Mábel Galaz
La agencia Korpa cobró en 1988 seis millones de las entonces pesetas por las fotos de la boda de Isabel Preysler y Miguel Boyer celebrada el 2 de enero.
Un avispado reportero se enteró de que el enlace se iba a celebrar ese
día y pilló a los recién casados a las puertas de los juzgados de la
calle Pradillo de Madrid.
Las imágenes se vendieron a varias revistas.
Veintinueve años, después la hija de ese matrimonio Ana, de 28 años, se casó el 7 de diciembre con el tenista Fernando Verdasco.
Una boda también con una exclusiva, pero en su caso pactada con ¡Hola!
y cuyo precio los especialistas del mundo del corazón estiman en
alrededor de 200.000 euros, un precio que aunque muy elevado le
compensará con creces a la revista, que ha aumentado esta semana sus
ventas y ha generado muchos contenidos para su página web.
Responsables
de agencias dedicadas a la prensa del corazón aseguran que hacía tiempo
que no había una exclusiva tan importante como esta, que ha reunido a la
reina de la prensa social, Isabel Preysler, con la mayoría de los
miembros de su gran y famoso clan.
La prensa del corazón, como la generalista, está viviendo momentos de cambios con la irrupción
de Internet y las redes sociales, usadas por muchos famosos para
gestionar sus informaciones tanto profesionales como personales.
Por eso
las grandes portadas con personajes que cuentan una gran noticia a un
medio a cambio de una buena suma de dinero hoy escasean.
Pero el
director de una publicación explica:
“Solo con contenido exclusivo
puedes hoy en día diferenciarte de Internet y el resto de competidores.
Es por lo tanto más importante que nunca tenerlas”.
Son pocos los que
las pueden pagar. ¡Hola! es quien mejor se ha adaptado
a los nuevos tiempos — con 17 millones de usuarios únicos en Internet— y
quien sigue liderando las ventas en este sector con más de 500.000
ejemplares en papel.
El clan Presyler es una fábrica de generar
exclusivas.
En la familia hay cantantes, aristócratas, modelos y ahora
hasta un escritor de la talla y el carisma de Mario Vargas Llosa.
Con la
matriarca a la cabeza, sus miembros se mueven en este mundo con
habilidad.
Igual cenan en palacio con Carlos de Inglaterra
esponsorizados por Porcelanosa que acuden a fiestas vistiendo trajes de
Pronovias y luciendo joyas de Suárez o Rabat.
Fuentes del sector
aseguran que los famosos de gran talla no cobran de las revistas cuando
conceden una exclusiva, tienen contratos de publicidad e imagen con
grandes firmas que son quienes hacen de intermediarios entre las
publicaciones y el personaje.
Son acuerdos muy rentables para las tres
partes: publicidad indirecta para las marcas e información en primicia
para las revistas. En el reportaje de la boda de Ana Boyer y Fernando
Verdasco estuvieron presentes, entre otros, Pronovias, Suárez, Rabat y
Pedro del Hierro además de Porcelanosa.
Pero escasean los personajes que logran mover una exclusiva de este
tamaño.
A nivel internacional, el récord de la boda mejor pagada en
Europa lo ostenta la de David y Victoria Beckham en 1999, por la que la revista Ok llegó a abonar tres millones de euros.
“Hay pocos acontecimientos ahora en la prensa del corazón que muevan
tantos millones como antes”, dice uno de los dueños de una agencia que
prefiere permanecer en el anonimato.
“Quizá la exclusiva que ahora más
dinero generaría sería la de Paula Echevarría con un nuevo amor o algo
que tuviera que ver con el entorno de la Reina. Doña Letizia y Paula
Echevarría son los grandes personajes del momento”.
La televisión y en concreto Telecinco y sus progamas del corazón
también se apuntan de vez en cuando a las exclusivas porque tienen
presupuesto para moverse en este caro mercado de las vísceras.
Por una
entrevista en Sábado Deluxe, Carmen Martínez-Bordiú cobró,
según fuentes del sector, 25.000 euros.
La nieta de Franco no contó nada
que no se supiera pero su presencia logró una audiencia de 1.600.000
espectadores con una cuota de pantalla de 14,4%, lo que le convirtió en
líder de la noche.
La prensa social espera ahora la siguiente gran boda, la de Isabel
Preysler y Mario Vargas Llosa.
Hay quien se aventura a incluso a ponerle
precio: 100.000 euros.
17 dic 2017
María Lapiedra tras el 'Deluxe': sin marido y con Gustavo huyendo en directo
El colaborador de 'Sálvame' se negó a hablar con Lapiedra en directo y se despidió de Jorge Javier asegurando que se iba a Valencia.
María Lapiedra se abrió en canal en 'Sábado Deluxe'. La colaboradora de 'Cazamariposas' acudió al plató de Jorge Javier Vázquez para someterse al polígrafo. La filóloga sorprendió a los colaboradores de Telecinco con un interrogatorio lleno de verdades, pleno en la máquina de Conchita para despejar todas las dudas sobre su historia de amor con Gustavo González.
Sobre su matrimonio, Lapiedra dejó claro en el plató de Telecinco que su relación con Mark Hamilton está finiquitada tras los acontecimientos de los últimos días:
"Mi marido me ha dicho que cuando llegue mañana a casa él ya no va a estar". Sin embargo, no fue el único alejamiento de la noche.
Y es que Gustavo González protagonizó un sonado plantón en directo que acabó con la paciencia de María Lapiedra.
Jorge Javier Vázquez lo advirtió desde el principio:"Esta historia se va a romper".
En el ecuador del interrogatorio, un reportero de 'Sábado Deluxe' localizó a Gustavo. El periodista habló con Jorge Javier Vázquez, pero rechazó hablar con María Lapiedra en directo y se despidió asegurando que se marchaba de la ciudad: "Me voy a Valencia".
Tras las declaraciones de Gustavo, la cara de María Lapiedra pasó del entusiasmo a la decepción.
"No lo entiendo, ya hablaré con él", aseguró Lapiedra. Y es que unos minutos antes, la filóloga aseguró que tras el polígrafo dormiría con Gustavo, pero parece que el colaborador de 'Sálvame' cambió de opinión tras escuchar lo que pasó en el plató de Telecinco.
"Está desconcertada", apuntó Lydia Lozano.
Tras la publicidad, Lapiedra confesó que había hablado con el por mensaje y confirmó que Gustavo "está enfadado y se va a Valencia".
La que también estaba cabreada era María: "Siempre huye. El problema que tiene Gustavo desde hace ocho años es que quiere quedar bien con todo el mundo y al final acabamos todos enfadados".
El hijo del amado...........................................Juan José Millás.
El hijo del amado
HASTA DE ESPALDAS lo reconocemos.
Y no es fácil alcanzar una familiaridad de ese calibre.
De hecho, todos tenemos la experiencia de habernos acercado en la calle, desde atrás, a un cuñado que al darse la vuelta resultaba un extraño. Las espaldas mienten mucho
. A un amigo mío le ocurrió ayer mismo con un viandante al que confundió con su padre. Cuando le tocó el hombro y se enfrentó a su rostro, cayó en la cuenta del engaño y recordó, de paso, que su padre había fallecido meses antes.
Se nos olvida con frecuencia que los padres han muerto (aunque no los de todos, claro, por fortuna).
Pero a lo que íbamos: fíjense en esos hombros, en esas orejas, en esa nuca desnuda y carnosa, en ese pelo.
Cierren un segundo los ojos y les vendrá el nombre del individuo a la memoria: Kim Jong-un, en efecto.
No podría ser otro. Ahora bien, estamos dando por supuesto que el reconocimiento procede de la visión de los rasgos físicos del dorso del líder coreano, cuando quizá provenga del entorno. Del relato ambiental, diríamos.
El sujeto aparece observando el lanzamiento de un misil: he ahí un primer dato, pues no hay tanta gente aficionada a ese espectáculo. Pero ahora viene lo mejor: ¿a qué jefe de Estado se le habría ocurrido que le colocaran en medio de la pista de despegue una mesa de oficina?
Una mesa de oficina con su flexo y todo, no se lo pierdan, y una silla de despacho que canta más que una tarántula en un plato de nata (cortesía de Raymond Chandler).
Ninguna duda, pues. Si se volviera, veríamos el rostro del Supremo Líder, o como quiera que sea conocido el hijo del Amado.
Mujeres guerreras.................................................Rosa Montero.....
No hace falta inventarse heroínas improbables: la historia está llena de
mujeres extraordinarias que han destacado en todos los registros de la
vida.
COMENTABA EL OTRO DÍA con unos amigos la nueva película de Wonder
Woman, titulada en Latinoamérica con mayor propiedad Mujer Maravilla.
Es el primer filme en el que este personaje de cómic aparece de protagonista absoluta, por fin una superheroína en lugar de tanta testosterona embutida en mallas.
Para más novedad, la directora es una mujer, Patty Jenkins, y la historia incluye bastantes guiños digamos feministas.
La película no está mal, dentro de ese tipo de superproducciones de entretenimiento, pero no puedo evitar que me dé la risa cuando veo a la protagonista, Gal Gadot, con su vestidito de guerrera, a saber, un prieto corpiño de escote palabra de honor cuyo diseño demencial amenaza con hacer desbordar el abundante seno al primer guantazo que arree la heroína (lo debe de llevar pegado con cola a la piel para evitar que se le despendolen los pezones), un mínimo culotte digno de la pasarela de un vodevil y unos taconazos con los que se supone que la guerrera corre cual gacela.
Ya sé que esta imagen proviene del cómic y de un calenturiento prototipo de mujer parido por la mente masculina, pero puestos a innovar podría haberse atemperado un poco esa hipersexualidad tan tópica y antigua.
Por cierto, y ahora que lo pienso, qué curioso que en el cómic las chicas representen siempre un ensueño machista, mientras que los superhéroes, tan apretaditos en sus licras, parecen dibujados por el deseo gay.
Casualmente hace poco el escritor Carlos Bassas del Rey me estuvo
hablando de las mujeres samuráis.
Quiero decir que no hace falta inventarse guerreras improbables: la historia está llena de mujeres extraordinarias que han destacado en todos los registros de la vida (desde los más sublimes hasta los más feroces) y si hoy no las conocemos y creemos que jamás existieron es porque el machismo se negó a recogerlas en los anales.
Tras mi charla con Carlos investigué un poco a los samuráis, esos legendarios guerreros japoneses que sirvieron a los señores feudales a partir del siglo X y que sobre todo se convirtieron en una poderosa élite militar en los siglos XV y XVI.
Por cierto que al parecer había una tradición homosexual entre los samuráis al estilo de la Grecia clásica: adultos emparejados con sus aprendices adolescentes (vuelvo a recordar a los superhéroes en leotardos).
Y sí, por supuesto que hubo mujeres samuráis.
En lugar de la tradicional espada o katana, utilizaban la naginata, una larga lanza rematada por una pavorosa hoja curva.
Y también tenían un ritual de suicidio para morir con honor, pero en vez del seppuku o harakiri, el conocido desventramiento masculino seguido de decapitación, ellas se cortaban la garganta (jigai).
Al parecer hubo mujeres samuráis desde siempre y se recuerda el nombre de unas cuantas, aunque a la mayoría, como siempre, se apresuraron a borrarlas de los registros.
La más famosa es Nakano Takeko, que vivió en los años crepusculares de esta casta guerrera.
De hecho, murió en 1868, un año antes de que los samuráis fueran abolidos.
Nakano, nacida en 1847, comenzó su instrucción militar siendo una niña.
A los 16 años ya era maestra en combate e instruía a otras chicas, entre ellas su hermana.
Se negó a casarse y cuando estalló la guerra entre los shogunes o señores feudales y el emperador apoyado por Estados Unidos, dirigió un grupo de 20 mujeres guerreras.
Participó en la defensa de Aizu, la última batalla.
Las samuráis no tenían armas de fuego y se enfrentaron a los fusiles del ejército imperial con la única defensa de sus lanzas.
Aun así, dicen que Nakano mató a seis enemigos antes de recibir un disparo en el pecho.
Agonizante, escogió morir con honor y pidió a su hermana que la decapitara; la hermana, agotada por la batalla o el dolor, careció de fuerzas suficientes y tuvo que terminar la carnicería un samurái varón.
Cuentan que cuando las tropas imperiales entraron en Aizu encontraron los cadáveres de 200 mujeres guerreras que se habían suicidado ritualmente.
Hay fotos de Nakano, peinada y vestida primorosamente, una mujercita de apariencia frágil cuya delicadeza contrasta con las armas que luce con orgullo.
Con ella sí que se podría hacer una buena película.
Es el primer filme en el que este personaje de cómic aparece de protagonista absoluta, por fin una superheroína en lugar de tanta testosterona embutida en mallas.
Para más novedad, la directora es una mujer, Patty Jenkins, y la historia incluye bastantes guiños digamos feministas.
La película no está mal, dentro de ese tipo de superproducciones de entretenimiento, pero no puedo evitar que me dé la risa cuando veo a la protagonista, Gal Gadot, con su vestidito de guerrera, a saber, un prieto corpiño de escote palabra de honor cuyo diseño demencial amenaza con hacer desbordar el abundante seno al primer guantazo que arree la heroína (lo debe de llevar pegado con cola a la piel para evitar que se le despendolen los pezones), un mínimo culotte digno de la pasarela de un vodevil y unos taconazos con los que se supone que la guerrera corre cual gacela.
Ya sé que esta imagen proviene del cómic y de un calenturiento prototipo de mujer parido por la mente masculina, pero puestos a innovar podría haberse atemperado un poco esa hipersexualidad tan tópica y antigua.
Por cierto, y ahora que lo pienso, qué curioso que en el cómic las chicas representen siempre un ensueño machista, mientras que los superhéroes, tan apretaditos en sus licras, parecen dibujados por el deseo gay.
Quiero decir que no hace falta inventarse guerreras improbables: la historia está llena de mujeres extraordinarias que han destacado en todos los registros de la vida (desde los más sublimes hasta los más feroces) y si hoy no las conocemos y creemos que jamás existieron es porque el machismo se negó a recogerlas en los anales.
Tras mi charla con Carlos investigué un poco a los samuráis, esos legendarios guerreros japoneses que sirvieron a los señores feudales a partir del siglo X y que sobre todo se convirtieron en una poderosa élite militar en los siglos XV y XVI.
Por cierto que al parecer había una tradición homosexual entre los samuráis al estilo de la Grecia clásica: adultos emparejados con sus aprendices adolescentes (vuelvo a recordar a los superhéroes en leotardos).
Y sí, por supuesto que hubo mujeres samuráis.
En lugar de la tradicional espada o katana, utilizaban la naginata, una larga lanza rematada por una pavorosa hoja curva.
Y también tenían un ritual de suicidio para morir con honor, pero en vez del seppuku o harakiri, el conocido desventramiento masculino seguido de decapitación, ellas se cortaban la garganta (jigai).
Al parecer hubo mujeres samuráis desde siempre y se recuerda el nombre de unas cuantas, aunque a la mayoría, como siempre, se apresuraron a borrarlas de los registros.
La más famosa es Nakano Takeko, que vivió en los años crepusculares de esta casta guerrera.
De hecho, murió en 1868, un año antes de que los samuráis fueran abolidos.
Nakano, nacida en 1847, comenzó su instrucción militar siendo una niña.
A los 16 años ya era maestra en combate e instruía a otras chicas, entre ellas su hermana.
Se negó a casarse y cuando estalló la guerra entre los shogunes o señores feudales y el emperador apoyado por Estados Unidos, dirigió un grupo de 20 mujeres guerreras.
Participó en la defensa de Aizu, la última batalla.
Las samuráis no tenían armas de fuego y se enfrentaron a los fusiles del ejército imperial con la única defensa de sus lanzas.
Aun así, dicen que Nakano mató a seis enemigos antes de recibir un disparo en el pecho.
Agonizante, escogió morir con honor y pidió a su hermana que la decapitara; la hermana, agotada por la batalla o el dolor, careció de fuerzas suficientes y tuvo que terminar la carnicería un samurái varón.
Cuentan que cuando las tropas imperiales entraron en Aizu encontraron los cadáveres de 200 mujeres guerreras que se habían suicidado ritualmente.
Hay fotos de Nakano, peinada y vestida primorosamente, una mujercita de apariencia frágil cuya delicadeza contrasta con las armas que luce con orgullo.
Con ella sí que se podría hacer una buena película.
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