Un recorrido por lo mejor de la carrera de esta leyenda viviente del Hollywood clásico, que hoy cumple años.
Cuando hoy se despierte en Los Ángeles, Issur Danielovitch
Demsky, el hijo de un trapero de Ámsterdam (Nueva York), cumplirá 101
años. Poca gente llama a Demsky por su auténtico nombre: algunos usan su
dimitivo familiar, Izzi; el resto se refiere a él por el seudónimo
artístico que le dio la fama: Kirk Douglas. El actor no es el único superviviente del Hollywood clásico,
ni siquiera el má anciano (entre las estrellas vivas Olivia de
Havilland le supera en edad por seis meses), pero es la última leyenda
que queda de aquellos años dorados, en los Douglas fue una fuerza de la
naturaleza interpretativa, un imán para los taquillazos y un actor de
los que han marcado la historia del cine. Como homenaje, recorremos sus trabajos más destacados:
El ídolo de barro (1949).
Primera candidatura al Oscar de Douglas, lograda a los tres años de
debutar en el cine (alcanzó el estrellato muy rápidamente). Un drama de
boxeo con lo peor de ese deporte, en la que Kirk Douglas saca partido a
su poderoso físico. La película tuvo un éxito enorme.
El gran carnaval (1951). Con el
tiempo, Douglas se arrepintió de haber rodado solo una película con
Billy Wilder, que le llamó para otros proyectos. Lo más abyecto del ser
humano y del periodismo, en un drama que en su estreno obtuvo malas
críticas y peor resultado en taquilla. Hoy la percepción sobre este
filme ha cambiado, por fortuna, radicalmente. Y sí, sigue de plena
actualidad.
Cautivos del mal (1952). Vincente
Minnelli y Kirk Douglas colaboraron en un puñado de películas
extraordinarias. Esta, sobre el mundo del cine y de cómo un productor
manipula a la gente que le rodea, contada en una poderosa concatenación
de flashbacks, es impresionante. La secuencia del collar de
perlas para explicar cómo debe estructurarse una película marca la
historia del séptimo arte.
El loco del pelo rojo (1956).
Tercera y última candidatura al Oscar para Douglas (parece increíble,
con todos los grandes personajes que encarnó después) gracias a su
recreación de Vincent Van Gogh. El biopic, de un meticuloso
cuidado con el color, se rodó en numerosas localizaciones en las que de
verdad vivió Van Gogh. Dos leyendas sobre la película de Minnelli. Tras
su visionado John Wayne le dijo indignado a Douglas: "Pero, ¿cómo has
hecho esto? Solo quedamos unos pocos, y debemos encarnar personajes
duros, no maricas débiles". Y en mitad de un pase, Michael Douglas y su
hermano, entonces unos críos, salieron corriendo entre sollozos de la
sala cuando Van Gogh (su padre) se corta la oreja.
Duelo de titanes (1957). También conocida por su título original, Duelo en O.K. corral,
referencia al mítico tiroteo protagonizado por Wyatt Earp y Doc
Hollyday el 26 de octubre de 1881. Aquello duró 30 segundos, se
dispararon 34 balas y murieron tres hombres. En el cine dura cinco
minutos y se rodó en cuatro días. Douglas, muy puntilloso, midió la
frecuencia y fuerza de sus toses en cada secuencia para mantener el
raccord durante el rodaje. Un western antológico, segundo trabajo en común de Douglas y Burt Lancaster, y el inicio de su amistad.
Senderos de gloria (1957). Primera
colaboración entre Douglas y Stanley Kubrick, epítome del filme bélico
antibelicista (no, no es una contradicción). Durante la I Guerra
Mundial, un general acusa de cobardía a sus soldados por no acatar
órdenes suicidas. Prohibida en España, no se estrenó hasta 1986, Douglas
lo considera uno de los mejores trabajos en los que actuó. Todo el
sinsentido de la guerra en pantalla.
Los vikingos (1958). Un clásico
del cine de aventuras, rodado en escenarios de Noruega a temperaturas
gélidas... y con Douglas realizando sus propias secuencias de acción,
como la de la toma del castillo con la escalera de hachas, algo que
muchos hemos imaginado repetir de críos.
Espartaco (1960). Un clásico. La
película con la que Kirk Douglas sacó pecho diciendo que había acabado
con la lista negra de Hollywood al aparecer el nombre de su guionista,
Dalton Trumbo. En realidad, lo iba a hacer Otto Preminger para quien
Trumbo había escrito Exodo, pero Douglas se enteró, espabiló y
se llevó el mérito... Espartaco no es solo un peplum, es un filme que
habla sobre la libertad individual, sobre la conciencia y los deberes
morales. Douglas, impulsor del proyecto, y Kubrick (contratado cuando el
actor despidió a Anthony Mann) estuvieron a la gresca todo el rodaje,
con frases antológicas para la historia, como la de Kubrick en la
legendaria secuencia de "Yo soy Espartacao": "Kirk, esto es una enorme
tontería".
Dos semanas en otra ciudad (1962).
Después de tres años internado en un psiquiátrico, un actor vuelve a su
profesión en un pequeño papel para volver a la profesión. Problema: en
la película, ofrecida por un director amigo que se rueda en Cinecittà,
también trabaja su exesposa, culpable de su bajada a los infiernos. Una
joya del drama con Vincente Minnelli con un trío de ases con Kirk
Douglas, Cyd Charisse y Edward G. Robinson, con alcohol, declive
personal y amor al cine de por medio.
Siete días de mayo (1964). El
presidente de EE UU planea firmar un tratado de reducción de armamento
nuclear y los militares estadounidenses se preparan para un golpe de
estado. Política ficción dirigida por John Frankenheimer con una
espectacular frialdad, de reparto desopilante y con Douglas como un
militar que ante las órdenes o la lealtad se decanata por esta última.
Otra ciudad, otra ley (1986). Esta
es la última de las siete películas que Douglas rodó con su gran amigo
Burt Lancaster, y por eso aparece en esta lista. Tambien, porque es la
última que Douglas produjo con su compañia Bryna Productions.
Ambos dan
vida a dos gánsteres que salen en libertad tras 30 años en la cárcel por
robar un tren, y ven cómo la sociedad les empujan a volver al crimen.
No es una obra maestra, pero destila encanto.
Javier Marías: “Con 17 años cantaba a Dylan con guitarra en las terrazas de París”
Bob Dylan le recuerda a cuando de adolescente se atrevía a cantar y a
tocar la guitarra por las calles de París.
Aún baila con Elvis y Chubby
Checker, y recurre a una canción de Monteverdi cuando tiene días
bajos. Así suena la biografía en 10 canciones del escritor y columnista
de El País Semanal.
De niño escuchaba con su madre un disco de 45 revoluciones por minuto que aún recuerda. Sevillanas del siglo XVIII,
de La Argentinita y Federico García Lorca al piano, se ha quedado
grabada en su memoria como uno de esos lugares siempre cálidos de la
infancia. Durante la adolescencia bailó con Elvis Presley ("que cantaba bien hasta
las mamarrachadas") y Chubby Checker, y acabó cantando él mismo a Dylan
(Sad Eyed Lady of the Lowlands) por las terrazas de París,
dando "la murga" a los clientes. En su biografía musical hay un lugar
especial para el cine (westerns y Grupo salvaje) y la canción
italiana. Una guajira le recuerda a La Habana (nunca visitada) en la que
nació su abuela Lola, en los días bajos se refugia en Monteverdi, y
queda impresionado cada vez que vuelve a escuchar la cantata BWV 54 de
Johann Sebastian Bach, a ser posible en la versión de Russell Oberlin y
Glenn Gould al piano.
El
periodista de EL PAÍS Gregorio Belinchón comenta un 'ranking' de filmes
elaborado por Escaparate a partir de las valoraciones de los internautas
en los dos portales.
El Padrino I y El Padrino II dominan la lista de las mejores películas de todos los tiempos, elaborada por Escaparate
a partir del cruce de las 50 películas más votadas por los usuarios de
las plataformas de crítica y recomendación de películas y series FilmAffinity e IMDb. En esta clasificación, compuesta por 15 obras que coinciden en ambas
páginas, la preponderancia de gánsteres y mafiosos se completa con Uno de los nuestros o Ciudad de Dios. “Al ser humano le fascina el mal y en las películas sobre la Mafia se
puede hablar con una unidad dramática excepcional de muchas cosas: la
lealtad, la violencia o la familia”, comenta el periodista de EL PAÍS Gregorio Belinchón al respecto. De las 15 películas más apreciadas por el público, Belichón solo
colocaría entre sus favoritas de la historia del séptimo arte las dos
primeras partes de la famosa trilogía dirigida por Francis Ford Coppola y
Los siete samuráis. En el listado -que se puede consultar más
abajo- llama la atención la ausencia de grandes comedias. “Hay un
automatismo en el espectador que le hace minusvalorar ese género y no
apreciar el inmenso talento de directores como Ernst Lubitsch o Billy
Wilder”, explica Belinchón, que celebra la presencia de uno de los
grandes de la comedia como Charles Chaplin. Con Tiempos modernos y Luces de la ciudad, Chaplin es el único director con dos títulos en una clasificación en la que solo hay cinco filmes del año sesenta o anteriores. “Por desgracia, hoy en día ya no se sigue disfrutando tanto de los
clásicos”, comenta el especialista de EL PAÍS, que echa de menos algunos
títulos decisivos de la historia de la gran pantalla como Los 400 golpes o Ladrón de bicicletas. La vida es bella es el único largometraje europeo en una
lista donde arrasan las producciones de Hollywood. Para analizar esta
particularidad no basta con atender a la preponderancia de la industria norteamericana,
sino también al perfil de los usuarios que votan en Internet. “Muchas
de las películas que aparecen en la lista es porque ahora son populares
en Estados Unidos”, explica Belinchón. 1. El Padrino
Director
Francis Ford Coppola Productora Paramount Pictures / Albert S. Ruddy Production Estreno
1972 En EL PAÍS 45 años del estreno de la película
Las revistas necesitan nuevas caras y estrenan la de Alana Martina.
(Mira que las Campos son Feas y sin gusto para vestir...A Teresa que quiere parecer hermana de sus hijas, esatá como una abuela estrafalaria.)
El puente de la, todavía, Inmaculada Constitución siempre me
ha parecido la bisagra entre la celebración de la democracia y el
respeto por las tradiciones religiosas. Aprovechando esos días, una
mujer tan contemporánea como María Teresa Campos, pionera profesional para las españolas, superviviente de enfermedades y vaivenes de todo tipo, decidió trasladar el rodaje de su reality showLas Campos a Miami e invitarme a recorrer parte de la ciudad en un barco junto a sus hijas, Terelu y Carmen. María Teresa hizo una visita al programa donde colaboro, Suelta la Sopa,
con un éxito inmaculado. “La gente se sorprende de que a mi edad siga
tan activa. Pero, Boris, si al principio de mi carrera luché porque me
dieran un espacio pese a no ser una muchachita con cara bonita, ahora me
planteo ser yo la que decida cuándo me retiro”. María Teresa está en
forma y la dinámica de esta tercera temporada de su reality
llega regada de sentido del humor y de ese surrealismo cañí. Mientras
navegábamos frente a las casas de los famosos en las islas artificiales
de la bahía, Carmen y Terelu me acribillaron a preguntas sobre el estilo
de vida en Miami. “Para mí es hortera total”, sentenció, sin tapujos,
Terelu. “Muy nuevo rico”, zanjó Carmen. Y María Teresa me susurró al
oído: "Lo que más agradezco de este viaje es que llevamos seis días sin
hablar de Puigdemont” En cambio, el acoso sexual es de lo que más se habla en Miami Art Basel.
La feria de arte también tiene una crisis a la que enfrentarse: podría
ser que el arte contemporáneo interese un poquito menos. El cuadro más caro de la historia, vendido hace unas semanas,
fue una obra maestra del Renacimiento, firmada por Leonardo da Vinci. La exposición del año en el Metropolitan de Nueva York está dedicada a
dibujos de Miguel Ángel. Y cuando vas a verla pasas antes por un pasillo
dedicado al centenario de la muerte de Rodin. O sea, el arte
contemporáneo ha dejado de ser noticia contemporánea. “El éxito de Art
Basel Miami coincidió con la burbuja inmobiliaria. Mientras más casas
vendías, más espacio y paredes había para llenar de arte contemporáneo. No hay suficientes picassos para tantas casas, ¿entiendes?", me
informan durante una magnífica cena al aire libre ofrecida por el
hotelero Alan Faena. Y para que la feria siga siendo una fuente de
ingresos, los relaciones públicas de la ciudad han decidido rellenarla
de fiestas alternativas que generan más tráfico y agotamiento entre los
invitados, una fauna de figurantes que no compran nada pero animan
muchísimo mansiones y museos. Las revistas necesitan nuevas caras cada semana. ¡Hola! ha estrenado la de Alana Martina, la hija recién nacida de Georgina Rodríguez. Aprovechando el ambiente navideño y el resurgir del arte renacentista,
la biblia del corazón decidió retratarlas más como una dulce Madonna
con niño que como una Sagrada Familia. Mientras, Cristiano Ronaldo,
padre de Alana Martina y dios del fútbol, permanece ocupadísimo
entrenándose cuerpo a cuerpo en el campo. La imagen de la jovencísima
Alanita no está pixelada y se ha armado un encendido debate en el que se
habla tanto de eso como de la ropa animal print de Dolce&Gabbana. Creo recordar que lo mismo le sucedió a Suri Cruise, la única hija biológica de Tom Cruise, que es influencer
desde antes de aprender a hablar. Quizás sea el sino de esta nueva
generación de famosos al nacer, que antes de que aprendan algo ya son
una fuente de ingresos para todos los que participan. El público también
parece favorecer a esos hijos con pedigrí antes que los que nacen sin
ese ADN. Serán temas apasionantes de los que hablar en una próxima
travesía con María Teresa Campos y sus célebres hijas.
En medio de todo ese furor, el actor Owen Wilson contempla un par de Joan Miró, mientras señoras de todas las edades esperan por un artístico selfie. Bruce Weber recibe una cena homenaje a pesar de que la sombra del acoso sexual
casi interrumpe el hermoso discurso en honor a toda su carrera como
fotógrafo que presenta Bob Colacello. Y la gala Global Gift de Eva
Longoria y Ricky Martin la decoración es como para ganar un premio a
mejor obra de arte emocionante y convincente. Así se vive Miami Art
Basel, una Disneylandia de fiestas que mezcla millonarios y estrellas de
verdad con aspirantes y figurantes con cara de cuadro.