El actor, reconocido coleccionista, realizó la adquisición el miércoles en el Art Basel de Miami.
El actor Leonador DiCaprio.GTRES
Leonardo DiCaprio
adquirió el miércoles en el Art Basel de Miami una obra de Basquiat que
salía a la venta por 850.000 dólares.
La venta se realizó en una sala
privada en la que el actor y su asesora de arte, Lisa Schiff,
formalizaron con discreción la venta.
El ganador de un Oscar, que
intentó esconder su identidad bajo una gorra de béisbol y una sudadera
negra mientras caminaba con un gran séquito, pasó más de una hora en el stand
de Van de Weghe durante la vista previa reservada a los clientes VIP de
la feria.
DiCaprio se hizo con un trabajo de 1983 de Jean-Michel
Basquiat, titulado Alambre, que mide 76 x 56 cm y está firmado y titulado en el reverso y presenta una figura que mira una mosca.
Jean-Michel Basquiat,
el gran artista callejero del siglo XX, 30 años después de su muerte a
los 27 por sobredosis, convertido en icono omnipresente y en peso pesado
del mercado del arte, es el objeto estos días de una gran exposición en
el centro Barbican de Londres.
Antes DiCaprio
se detuvo en numerosos puestos de galerías, incluyendo Luhring
Augustine, Metro Pictures, que exhibía una gran obra de arte de Cindy
Sherman, White Cube, Max Hetzler, Hauser & Wirth y Acquavella.
A los
fotógrafos que intentaron tomarle una foto al actor se les dijo que
serían expulsados y se les revocarían sus pases de prensa.
También en el
recorrido del Art Basel Miami estuvo Brad Pitt y la modelo Frederique
van der Wal.
'Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento', en el Museo Guggenheim de Bilbao.ASSOCIATED PRESS
La colección del intérprete incluye obras de Picasso,
Salvador Dalí, Takashi Murakami, Sarah Lucas, Ed Ruscha o Elisabeth
Payton. Una afición que le ha llevado a ser un rostro habitual en la
feria de arte más famosa del mundo, Art Basel, o a copresidir la Art +
Film Gala del Museo de Arte de Los Ángeles.
El intérprete, que siempre presume de sus raíces andaluzas,
ha adquirido una parte de esta taberna de tapas y vinos creada en 1971,
en concreto, la participación que tenía Francisco Campos. Banderas no
será accionista mayoritario del establecimiento, que está ubicado
enfrente del edificio en el que reside en esta capital de provincia y al
que va con frecuencia a tomar un vino o a comer con su familia.
En El Pimpi, además, hay una foto de Antonio Banderas con
una gorra, con la que suele ir al establecimiento para pasar
desapercibido, firmando uno de los barriles de vino. Este restaurante
está ubicada en un antiguo caserón malagueño del siglo XVIII y, según su
propia página web, es una de las "bodegas con más solera de Málaga,
donde es posible disfrutar de la gastronomía local y de los vinos de la
tierra pero, sobre todo, de la tradición y culturas propias del sur de
España".
La empresa prevé en esta etapa abordar nuevas líneas de
negocio a corto plazo: catering, una escuela gastronómica y la Fundación
El Pimpi, que se dedicará a facetas culturales y sociales, según ha
explicado el gerente, Pablo Gonzalo, que ha calificado la entrada de
Banderas como "un revulsivo en la línea de crecimiento de El Pimpi en la
última década". La llegada del actor coincide con la salida de otro
socio, su fundador Francisco Campos, que será el presidente de honor de
la fundación. El hermano del intérprete, Francisco Javier Banderas,
entrará a formar parte del consejo de administración de la compañía, en
la que se integran también la familia Cobos, encabezada por José Cobos, y
el gerente de la empresa.
El actor malagueño Antonio Banderas ha comprado El Pimpi, su restaurante favorito de su ciudad natal y uno de los restaurantes más afamados de la zona. El intérprete, que siempre presume de sus raíces andaluzas,
ha adquirido una parte de esta taberna de tapas y vinos creada en 1971,
en concreto, la participación que tenía Francisco Campos. Banderas no
será accionista mayoritario del establecimiento, que está ubicado
enfrente del edificio en el que reside en esta capital de provincia y al
que va con frecuencia a tomar un vino o a comer con su familia.
Por las mesas de El Pimpi —el nombre hace referencia a un
personaje popular malagueño que ayudaba a las tripulaciones y pasajeros
de los barcos que llegaban al puerto de la ciudad— también han pasado
otras personalidades conocidas como la familia del pintor Pablo Picasso,
Carmen Thyseen o la Duquesa de Alba, según informa el local en su web. Antonio Banderas se ha ganado el respeto de Málaga a lo largo de los años. Aunque el pasado mayo abandonó una iniciativa cultural en su ciudad natal, la fama y el amor por su tierra le ha proporcionado buenas relaciones con todas las Administraciones y tiene previsto desarrollar un proyecto escénico en el Teatro Alameda,
ubicado en el centro de la capital malagueña. En 1996, por ejemplo,
apoyó en un vídeo a Felipe González, lo que le valió ataques entre los
conservadores, que se reprodujeron más tarde, cuando le acusaron de
cobrar tres millones de euros por una campaña de promoción del jamón y
el aceite de oliva para la Junta de Andalucía. En
realidad, el intérprete solo cobró una pata y una botella de los
productos que promocionó. Las discrepancias acabaron al ser reconocido,
en 2013, hijo predilecto de Andalucía, comunidad que para él, dijo, "es
una necesidad" de la que nunca se separa.
Francisco Fernández Peñalver deberá de indemnizar a los hijos de la artista con algo más de 344.000 euros.
Francisco Fernández Peñalver, el exadministrador de Sara Montiel.EFE
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a dos años de cárcel a Francisco Fernández Peñalver, antiguo administrador de bienes de la artista Sara Montiel, como autor de un delito continuado de estafa. En su sentencia, los magistrados también hacen responsable a Fernández
Peñalver, en concepto de responsabilidad civil, de una indemnización a
los herederos de la actriz, sus hijos Thais y Zeus, cifrada en algo más
de 344.000 euros, la cifra sustraída. También deberá afrontar una multa
de diez euros diarios durante ocho meses, unos 2.240 euros.
Los
jueces consideran probado que Fernández Peñalver fue nombrado en mayo
de 2008 administrador único de las sociedades Música y Estrellas S. L.,
Linche S. A. y Elpi S. A. a través de las cuales gestionaba tanto la
actividad profesional de Sara Montiel como su patrimonio inmobiliario. La actriz y el administrador mantenían "una relación de confianza" a consecuencia de lo cual Sara Montiel le otorgó poderes de administración,
e incluso le nombró tutor en el caso pudiera ser incapacitada. Gracias a
ello, Fernández realizó ese mismo año traspasos y disposiciones de
efectivo no justificado por un importe total de 71.600 euros desde la
cuenta de Música y Estrellas S. L. a otra cuenta de la que era titular.
Según la sentencia, en 2008 la Empresa Pública Don Quijote
de Conmemoraciones culturales de Castilla-La Mancha S. A. firmó con
Música y Estrellas S.L. un contrato por el que la actriz se comprometía a
realizar catorce galas por cada una de las cuales se le abonaron 15.080
euros.
Thais y Zeus, hijos de Sara Montiel.EFETVEFE
Tras la primera, el administrador se puso en contacto con la
empresa pública para advertirles de que Música y Estrellas S.L. había
cedido las obligaciones derivadas del contrato a 4 Ideas Marketing &
Licensig S.L., sociedad de la que era administrador único. "En total se
embolsó 196.040 que, descontando los 13.650 euros que se pagaron al
pianista que acompañaba a Sara Montiel y otros 5.000 euros ingresados en
la cuenta de Elpi S.A, se apropió de 177.390 euros", señalan. En 2009, en su calidad de administrador único de la sociedad
Elpi S.A., alquiló dos viviendas en Madrid. Una estaba a su nombre y,
según la Fiscalía, "los pagos del alquiler se los hacía a él mismo, con
lo que ingresó indebidamente 5.500 euros". La otra vivienda la arrendó
dicha sociedad entre los meses de julio de 2008 y septiembre de 2009 por
un importe total de 10.450 euros, cantidad que fue ingresada en una
cuenta del acusado.
También en su condición de administrador de Elpi, y siempre
según los jueces, abrió una cuenta con un límite de 150.000 euros y
garantía hipotecaria constituida sobre un apartamento de su propiedad. El acusado, posteriormente, cargó en dicha cuenta talones y ordenó
transferencias que fueron abonadas a otra cuenta de la que era titular
apropiándose indebidamente de 87.979,24 euros. Parte de esta cantidad
(62.759) la destinó a la compra de un vehículo valorado en casi en cien
mil euros. Durante el juicio, celebrado el pasado 27 de noviembre,
Francisco Fernández Peñalver defendió su inocencia y aseguró que el
dinero estafado era parte de los emolumentos que le debía durante dos
años. Fernández Peñalver comenzó su declaración explicando que tenía "un
confianza extrema, casi de familia" con la actriz y que, de hecho, se
realizaban transferencias de dinero mutuas cuando uno de los dos pasaba
por un apuro económico. "No tenía contrato firmado, era todo verbal por
la relación que teníamos", señaló el administrador, a lo que añadió: "Hacía incluso de padre de sus hijos, ¿para qué me iba a hacer un
recibí?".
Con relación a la cantidad que sustrajo, relató que estuvo
dos años sin cobrar y que "cuando había dinero en la cuenta cobraba con
el permiso de Antonia (nombre real de la actriz)". En otras ocasiones,
sacaba el dinero de la cuenta en metálico para dárselo directamente a
Sara, que le pedía "3.000 euros a la semana". Además, achacó esa
cantidad a las "numerosas deudas que tenía con sus amigos". "Debía mucho
dinero, tenía una vida de mucho gasto y pocos ingresos", explicó
Fernández Peñalver. Por último, reconoció que la actriz tenía una cuenta en Suiza, de la que también transfirió dinero a su cuenta con su permiso.
Hoy es un día de esos raros en los que te da por pensar en tus cosas, en la vida, no sé, en lo absurdo que es todo.
En el puente de la Constitución, el centro de Madrid se llena de turistas y madrileños. Emilio NaranjoEFE
Henos aquí de nuevo, en vísperas de la lotería, los turrones y los
pavos.
Aquí andamos, cruzando el puente quien lo tenga, o bregando con
este jueves laborable entre festivos, uno de los días más tontos del
año.
Un día no día, como esos lugares no lugares —la ducha, la cama, los
atascos— donde a una se le ocurren las mejores ideas y los peores
presagios.
Un día de esos raros en los que te da por pensar en tus
cosas, en la vida, no sé, en lo absurdo que es todo.
En que vivimos de
chiripa, aunque nos creamos la muerte en persona.
En que el cielo y el
infierno, pero sobre todo el limbo, los llevamos dentro.
En que cinco
días libres pueden ser una cumbre o un abismo. En que puedes tocar la
cima o despeñársete encima la casa, o la playa, o el marco incomparable
íntegro adonde huyas de ti mismo.
En que poner el árbol, o comerte un
gofre por la calle, o no hacer nada en absoluto puede ser el planazo o
la tortura del siglo dependiendo de con quién y de tu estado de ánimo.
Cuando se tienen los suficientes lustros en el tuétano, se ha pasado por
muchas estaciones del viaje.
Y, porque has estado ahí antes, sabes lo
que tienes o lo que te estás perdiendo.
Soledad o compañía. Calor o frío
más allá del termómetro. Ausencias irresolubles, presencias anheladas o
distancias siderales aunque el otro esté a medio metro de tu jeta o a
un golpe de índice en tu agenda del móvil.
Lo dicho.
Menos mal que hoy es un día tontísimo y nadie me va a echar
cuenta.
Iba a escribir sobre el ministro Zoido y su afición a
programarse actos los viernes y lunes en su Sevilla y alrededores para
pasar más tiempo en casa en una especie de puente continuo, aunque estoy
segura de que teletrabaja a destajo y está de guardia las 24/7.
Pero,
ay, me enteré de que el lunes fue de visita de Estado a una marca de
mantecados de Estepa y se me ablandó el dedo acusador de periodista de
denuncia.