Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 dic 2017

Los hijos de los presidentes de EE UU, unidos en defensa de su intimidad

Los vástagos de Tump, Omaba y Clinton cierran filas en torno a su privacidad y se apoyan frente a la presión mediática.

 

Ivanka Trump y Chelsea Clinton, en un evento en noviembre de 2014, en Nueva York. 
Ivanka Trump y Chelsea Clinton, en un evento en noviembre de 2014, en Nueva York. Getty Images

1 dic 2017

La evolución de dos años de alzhéimer, reflejada en 14 piezas de ganchillo

De tapetes cuadrados y coloridos a una maraña de hilo de un solo color.

 

En dos años.
 La estadounidense Sara Wuillermin publicó el pasado 29 de noviembre una fotografía en Reddit con diferentes piezas de ganchillo elaboradas por su madre, enferma de alzhéimer.
 Son 14, ordenadas de más antigua a más nueva, y en ellas queda reflejado el avance de la enfermedad.
 La fotografía ha tenido un gran impacto en el foro, donde ha superado los 4.000 comentarios en menos de un día. 
Muchos de ellos son de personas que cuentan una experiencia similar con un familiar. 
"Por un lado, me ha reconfortado comprobar que no estoy sola y que otras personas saben lo que he vivido. 
Pero, por otro, es desolador saber cuánta gente sufre este mismo dolor", explica Wuillermin a través del teléfono.
"Para asombro de muchos, vive 12 años después"
A pesar de que en solo dos años sus habilidades con el ganchillo se habían deteriorado completamente, la mujer sigue con vida, explica Wuillermin.
 "Para asombro de muchos, incluidos sus médicos, vive 12 años desde su diagnóstico", cuenta en Reddit. 
"No puede comunicarse ni cuidarse de ninguna manera (comer, bañarse, vestirse, caminar sin supervisión...), pero físicamente todavía está relativamente sana, más allá de los problemas que resultan de su deterioro mental".
Según un estudio publicado por la Academia Estadounidense de Neurología, realizar actividades manuales y creativas como dibujar o hacer ganchillo puede retrasar los efectos de las enfermedades que provocan una pérdida de memoria
También son recomendables entre los que ya sufren estas enfermedades. 
 La asociación Alzheimers Disease International, publicó el pasado septiembre una guía especial de asociaciones que organizan este tipo de actividades en diferentes países para ayudar a mantener a los enfermos integrados.
Sara Wuillermin no recuerda exactamente cuándo dejó su madre de hacer ganchillo.
 "Es una afición que tenía de antes, pero comenzó a hacerlo a diario cuando los médicos le comentaron que era bueno para su mente", explica a Verne por correo electrónico.
 Primero hacía cuadrados, después círculos, luego pequeñas piezas, hasta que llegó al punto en que solo paseaba las agujas y el hilo en su bolso. 
"No dejó de hacerlo de forma intencionada".
Uno de los testimonios que han surgido en Reddit a raíz de la publicación de Wuillermin recupera un antiguo mensaje en el foro en el que recopilaba dibujos de su padre. 
 Se apuntó a clases de dibujo tras saber que padecía la enfermedad.  "Ha sido un viaje difícil, pero leer historias como la tuya me recuerda que no estamos solos", escribe el usuario
Uno de los testimonios gráficos más célebres sobre cómo el alzhéimer afecta a las actividades manuales creativas es, precisamente, una serie de dibujos: los autorretratos de William Utermohlen
 Este artista estadounidense fue diagnosticado de alzhéimer en 1995, cuando tenía 65 años.
 Desde el momento del diagnóstico, la mayor parte de su producción artística se centró en la realización de autorretratos, primero al óleo y, desde el año 2000 al 2002, a lápiz, pues ya no era capaz de manejarse con los pinceles. 
Falleció en el año 2007.
A la derecha, un autorretrato de William Utermohlen 1967, antes de padecer alzhéimer. En el centro, uno de sus últimos autorretratos al óleo, de 1999. A la derecha, uno de los hechos a lápiz, en el año 2000


Las joyas de Louis Vuitton, un nuevo concepto rock & roll

louis vuitton
Foto: Estudio Antártica

La maison francesa ofrece para estas fiestas una vuelta de tuerca a la estética rockera: mucho más depurada, sofisticada y minimal, pero sin perder el espíritu urbano y millennial que define a la colección. 

Pendientes, chockers y juegos de anillos de oro con piedras preciosas engarzadas sobre el emblemático monogram de Louis Vuitton se convierten en el mejor regalo de esta Navidad. 


louis vuitton

Piezas de diferentes tonos, diseños y líneas se combinan para destacar la personalidad única de cada mujer.

 Aro Blossom pequeño de oro amarillo y diamantes (900 euros). Colgante Color Blossom BB Star de oro blanco, ónix y diamante (2.000 euros).  

Colgante Blossom de oro rosa y diamante (1.570 euros). Todo de Louis Vuitton.

 Vestido de piel de manga larga de Uterqüe (229 euros). 

 Piezas rígidas y formas geométricas potencian la fuerza de lookPulsera Lockit de oro rosa (5.800 euros). Anillo Lockit de oro rosa (2.000 euros).
 Pendiente de botón Idylle Blossom LV de oro amarillo y diamante (730 euros). 
Todo de Louis Vuitton. Top de piel con cinturón de Uterqüe (179 euros).

El demonio en el móvil....................................... Carlos Boyero

No hay bajones ni pasotes en el talento que despliega Álex de la Iglesia.

De izquierda a derecha, Belen Rueda, Eduardo Noriega, Juana Acosta, Ernesto Alterio, Eduard Fernández, Dafne Fernández y Pepón Nieto, en 'Perfectos desconocidos'.
PERFECTOS DESCONOCIDOS
Dirección: Álex de la Iglesia.
Intérpretes: E. Alterio, J. Acosta, E. Fernández, B. Rueda, D. Fernández, P. Nieto, E. Noriega.
Género: tragicomedia. España, 2017.
Duración: 96 minutos.
Perfectos desconocidos, me cuentan, es la adaptación muy fiel de una película italiana con el mismo título que no he visto. 
Y de entrada, siento una notable desidia ante una temática protagonizada por esos aparatos que marcan actualmente hasta extremos enfermizos, obsesivos e inapelables la existencia de la gente
Hablo de cosas al parecer más adictivas que los opiáceos e imprescindibles para sobrevivir (o vivir, en casos afortunados) llamadas teléfonos móviles, que además son presuntamente inteligentes y que ofrecen cataratas de whatsapps, fotografías, correos electrónicos, SMS, Instagram, Facebook, y no sé cuántos más inventos maravillosos de Dios o de Belcebú.
 Bastante desgracia, angustia y descoloque tengo constatando en las calles, aceras, semáforos, bares, restaurantes, hogares e incluso en la oscuridad de los cines, el siniestro parecido de la realidad con La invasión de los ladrones de cuerpos y otros retratos de zombies aparentemente muy normales, como para prolongar esa estupefacción en una película habitada por lo que ocurre en esos teléfonos y sus consecuencias en la vida familiar, sentimental, amistosa, adultera, profesional y secreta de sus esforzadamente transparentes dueños.
 
Pero, a pesar de mi alergia hacia el uso de ese mundo que aseguran enriquecedor y fascinante, a los cinco minutos estoy enganchado a las situaciones tragicómicas, tensas, patéticas, surrealistas, corrosivas que plantea esta película impecablemente dirigida, con el ritmo modélico que precisa cada plano y cada secuencia, rodada en un par de escenarios, ágil y sorprendente, muy divertida para los que estamos observando y escuchando a unos personajes con supuesta intensa y ancestral comunicación entre ellos pero que también tienen muchas y turbias cosas que ocultarse.
Cuentan que Álex de la Iglesia se desvía mínimamente del guion original de la italiana, algo insólito en alguien que ha contado tantas veces historias originales. 
También ocurre a veces con su cine que los arranques y planteamientos brillantes no tienen continuidad y que siendo dueño de un poderoso sentido visual, opta en los desenlaces por el dilatado y gratuito desmadre, que disfruta mucho más con los alardes de su cámara que el espectador. 
Aquí demuestra en un espacio cerrado que puede ser un narrador sutil, revelador en los pequeños gestos, consciente del valor de una mirada, un pequeño gesto, un silencio incómodo, una elipsis.
El argumento de Perfectos desconocidos lo protagoniza algo tan cotidiano como varias parejas de amigos que se reúnen a cenar en la casa de uno de ellos. 
Con el aditivo de que en la terraza les espera una noche de eclipse. Y para romper la rutina que pueden deparar esas cenas proponen un juego aparentemente inofensivo y lúdico que acabará en desastre, sabiendo cada uno de sus colegas no lo que no quieren conocer o jamás intuyeron. 
Miserias, engaños y traiciones entre otras cosas.
 Eso ocurre al plantar sus teléfonos encima de la mesa al comienzo de la cena para que todos sean testigos del material que va a apareciendo a lo largo de la noche.
 Y, por supuesto, nada es lo que parece.
 Y como ocurre en El ángel exterminador, lo que en principio era festivo puede acabar en destrucción.
 La perfecta sincronización de imágenes y diálogos se complementa con intérpretes que funcionan muy bien, que bordan a sus personajes. 
No hay bajones ni pasotes en el talento que despliega Álex de la Iglesia en esta película hilarante en varios momentos, incómoda en sus conclusiones.
 Existe arte en esta adaptación que pudo iniciarse con vocación artesanal.