Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

21 nov 2017

Carmen Martínez-Bordiú sigue haciendo caja como ‘nietísima’

La nieta del dictador Franco vende detalles de su vida en televisiones y revistas del corazón hasta el momento de heredar.

Carmen Martínez-Bordiú en unos premios en Sevilla, a finales de octubre.
Carmen Martínez-Bordiú en unos premios en Sevilla, a finales de octubre. Cordon Press

 Está horrible y fue muy guapa, se ha hecho cirujias en la cara que casi no se la reconoce. Así como los retoques y operaciones de su amiga Preysler están hecho a golpe de cincel sobre una piedra y le ha quedado esa cara de asombro Carmen se lo ha hecho según le venga bien pero tiene una cara destrozada.

Es inevitable preguntarse ¿qué necesidad tiene la nieta del dictador Francisco Franco de exponerse a la curiosidad pública si algunos expertos en el tema afirman que la fortuna de la familia asciende a más de 600 millones y otros elevan la cifra hasta 3.000 millones de euros?
 La respuesta es sencilla, el dinero no es suyo sino de su madre Carmen Franco, y mientras llega una herencia que traerá polémica, hay que seguir viviendo a ritmo de exclusivas y entrevistas en televisión.
Así se explica el bombo y platillo que se dio a la aparición de Carmen Martínez-Bordiú en la última edición del programa de Telecinco Sábado Deluxe y el espectáculo que diversos medios atribuyen a la que fue nieta favorita de Carmen Polo de Franco, entre desinhibida y pasota de todo lo que ocurría en el plató.
 La poca chispa que demostró Martínez-Bordiú a la hora de responder a los comentarios referidos a su familia y a los bienes que maneja, la convirtió en una especie de convidada de piedra en una fiesta donde todos opinaban y contestaban por ella, mientras la supuesta protagonista miraba a unos y otros debatiéndose entre la sorpresa y el regocijo de poder esquivar respuestas incómodas.
 A pesar de ello, la entrevista deparó un 14,4% de cuota de pantalla y coronó al programa en líder de audiencia de la noche del sábado. Motivo por el que sin duda la cadena habrá dado por buenos los 25.000 euros que, según fuentes del sector, cobró Carmen Martínez-Bordiú. 
Un caché a precio de ganga si se tiene en cuenta que, según las mismas fuentes, la mayor de los Franco pedía 50.000 euros en sus primeros contactos y que era su primera aparición en televisión tras siete años de ausencia.




Carmen Martínez Bordiú en el Salón Internacional del Caballo, en Sevilla.
Carmen Martínez Bordiú en el Salón Internacional del Caballo, en Sevilla. Cordon Press
El momento estaba medido: dos días antes del 20N, aniversario de la muerte de su abuelo; poco después de que su madre haya confesado públicamente que padece un cáncer terminal a los 91 años de edad, y no lejos de conocerse que mantiene una relación con un treintañero neozelandés de profesión coach emocional que ya le ha proporcionado un par de exclusivas dignas de reseña en la portada de la revista ¡Hola! 
 Carmen Martínez-Bordiú, acostumbrada a ser foco de atención desde que nació hace 66 años, se pone el mundo por montera si llega el caso y sigue generando titulares con sus declaraciones.
“Mi madre tiene una fecha de caducidad después de haber vivido muchos años con una vida plena", manifestó en el programa de televisión.
 "Me da miedo la pérdida, pero la veo tan serena… He aprendido a vivir con la gente que ya no está porque somos energía y al final aprendes a vivir con ellos”.
Martínez-Bordiú no aborda este terreno de oídas porque sabe de tragedias.
 A los 33 años tuvo que enfrentarse a la muerte de uno de sus tres hijos, Francisco, que falleció cuando solo tenía 11  a causa de un accidente de tráfico cuando volvía de esquiar junto a su padre, Alfonso de Borbón y su hermano menor, Luis Alfonso.
 Por este mismo motivo no dudó en contestar en Telecinco a la pregunta de si temía a la muerte: “Perdí un hijo siendo muy joven, así que he aprendido a vivir con gente que no está. 
No me importaría que se removieran aspectos de la historia de mi madre cuando se vaya”.
Respecto a las cifras de la fortuna familiar Carmen Martínez-Bordiú optó por la cara de póker. en algún momento sus ojos llegaron a delatar cierto asombro sobre los millonarios datos que barajaron los colaboradores invitados al aquelarre. “Yo no pregunto sobre esas cosas”, afirmó, “lo único que supongo es que mi madre repartirá la herencia a partes iguales entre sus hijos cuando ya no esté. Nunca me he interesado por ese testamento”.

Carmen Martínez-Bordiú, a la izquierda con mantilla, en una imagen de la comunión de su hermano Jaime. A su lado, sus padres y hermanos y a la derecha sus abuelos, Francisco Franco y Carmen Polo.
Carmen Martínez-Bordiú, a la izquierda con mantilla, en una imagen de la comunión de su hermano Jaime. A su lado, sus padres y hermanos y a la derecha sus abuelos, Francisco Franco y Carmen Polo. Cordon Press

El mismo despiste sirvió para pasar de soslayo sobre sus orígenes familiares.
 Su abuelo es su abuelo y ella sólo lo veía como tal. Un mantra que ha repetido una y otra vez para no entrar en detalles sobre la mano de hierro con la que gobernó el país durante los 40 años que duró su dictadura.
 Sobre sus hermanos, sus negocios, sus problemas con Hacienda, los seis años de cárcel que la fiscalía pide para su hermano Francis por conducción temeraria, atentado contra la autoridad y daños, o los problemas confesos con las drogas de su hermano Jaime, no hubo mucho que hablar.
 Ella no estaba allí para eso: “Hemos tenido nuestros problemas, pero estamos muy unidos”. Punto y final.
Fue como hacer borrón y cuenta nueva para pasar el momento grande de la entrevista, que no era otro que su relación con el australiano Timothy McKeague, 34 años menor que ella, y según ya había detallado en una revista la persona que le ha “ayudado en un momento muy delicado de mi vida en el que estaba muy mal”. La pareja se conoció este verano en la Costa Azul donde él trabajaba para un amigo de Carmen Martínez-Bordiú.
 “Hicimos yoga, caminamos, hablamos… y de repente me di cuenta de que algo nos unía”, confesó a ¡Hola!
En el terreno de las confesiones sentimentales la nietísima demostró pisar terreno seguro e hizo gala de todo su desparpajo. Confesó que fue ella quien dio el primer paso para acercarse a él, que es más sexual que su actual compañero y que Tim “es una persona muy espiritual que puede estar seis meses subido en una montaña, sin sexo. 
Yo mucho menos porque soy una persona muy sexual”.
Carmen Martínez-Bordiú con su hija Cynthia y su marido, en 2016.
Carmen Martínez-Bordiú con su hija Cynthia y su marido, en 2016. Cordon Press
Carmen Martínez-Bordiú no ha dejado lugar a la duda a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de convencionalismo si el amor se ha puesto por medio. 
Así plantó su matrimonio con Alfonso de Borbón, el yerno perfecto para su conservadora familia, para vivir en París con el anticuario francés Jean Marie Rossi, con quien tuvo a su tercera hija, Cynthia. 
Tras su segunda separación en 1995, llegó el arquitecto Roberto Federici, después el cántabro José Campos y hasta no hace mucho Luis Miguel Rodríguez, conocido por El Chatarrero por ser propietario de Desguaces La Torre (uno de los empresarios que más debe a Hacienda en la actualidad, 7,8 millones de euros).
De él Carmen confesó haberse enamorado realmente por primera vez a los 60 años y haber vivido una tormentosa relación con infidelidades incluidas:
 “Era muy simpático, un cachondo”, dijo en Sábado Deluxe. “Salíamos bastante pero yo soy tempranera y él tardío, así que íbamos a cenar y luego él salía por ahí con sus amigos o sus amigas.
 Nunca le pillé porque tampoco quería ver las cosas. Yo nunca había sido celosa, pero él lo consiguió”.
Lo que es cierto es que con la sucesión de declaraciones como esta, retratos de sus viajes de cuento a lo largo y ancho de este mundo con hijos o con parejas, y alguna que otra perla sobre la historia de su familia, Carmen Martínez-Bordiú sigue viviendo a buen ritmo mientras llega su herencia millonaria. 
Al menos queda el consuelo de que sus emolumentos actuales parten de entidades privadas y no de la televisión pública, como ocurrió cuando participó en Mira quien baila de La Uno, de la que cobró 50.000 euros semanales mientras duró la emisión del programa.

 


Las ‘otras sombras’ de Dakota Johnson,

Marcada por su familia, la actriz vuelve a ser noticia por su romance con Chris Martin, cantante de Coldplay, y el inminente estreno de la tercera película de la saga ‘Cincuenta sombras de Grey’.

Dakota Johnson, en la Semana de la Moda de Milán el pasado septiembre. En vídeo, el tráiler de '50 sombras liberadas'.

Tres mujeres, tres generaciones, tres mitos de Hollywood. 

Así podría resumirse la trayectoria familiar de Dakota Johnson atendiendo a las féminas que la preceden en su árbol genealógico: su madre, Melanie Griffith, y su abuela Tippi Hedren.

 Las tres actrices; las tres con algún personaje legendario que siempre se identificará con ellas.

 Tippi Hedren es ya historia del celuloide como musa del realizador Alfred Hitchcock y como Melanie Daniels, el personaje que interpretó bajo su dirección en Los pájaros. Melanie Griffith siempre será recordará como Tess McNeill, esa secretaria inteligente y espabilada que se abre paso en un mundo de hombres en Armas de mujer.

 Y Dakota Johnson será, para más de una generación, la sexualmente sumisa y excitante Anastasia Steele de Cincuenta sombras de Grey.

Dakota Johnson, de 28 años, vuelve a ser actualidad por partida triple: su romance, no confirmado oficialmente, con Chris Martin (40 años), cantante del grupo Coldplay y exmarido de la también actriz Gwyneth Paltrow;

 el estreno televisivo de la primera entrega de la trilogía literaria y el inminente lanzamiento en la gran pantalla de la tercera y última entrega del filme que la ha catapultado a la fama.

 Ahora la pregunta que queda en el aire es si la hija de Melanie Griffith y Don Johnson logrará zafarse del peso del personaje que ha dado alas a su carrera cinematográfica o quedará atrapada en su controvertido papel junto a Jamie Dornan el actor que da vida a Christian Grey, ese hombre que se mueve entre el amor y el deseo de someter a la mujer que ama.

 

Dakota Johnson con su madre, Melanie Griffith, en una gala en Los Ángeles el pasado mes de noviembre.
Dakota Johnson con su madre, Melanie Griffith, en una gala en Los Ángeles el pasado mes de noviembre. Cordon Press
Sea cual sea la respuesta las tres mujeres están muy unidas y admiran sus respectivos trabajos.
 Hace un año, las tres actrices posaron juntas para la revista Vanity Fair demostrando lo bien que llevan el paso de los años.
 Poco después Dakota Johnson hacía unas declaraciones en el Vogue británico sobre la tiranía de la industria cinematográfica con la edad de las mujeres: “¿Por qué mi madre no está en el cine? Es una actriz extraordinaria.
 ¿Por qué mi abuela no está en el cine? Esta industria es jodidamente brutal”, dijo entonces.
“Da igual lo duro que seas, a veces siempre te llega la sensación de no sentirte querido y cada vez que hay un tiempo de inactividad, tienes la duda de si volverás a trabajar. 
Es absurdo y feroz”, añadió.
 Abuela, madre e hija han dicho en más de una ocasión que no hablan de ello, pero cuando les han preguntado no ven con malos ojos poder hacer algún día una película juntas: “Podríamos interpretar a una misma mujer a lo largo de diferentes etapas”, dijo en una ocasión Griffith.
 A lo que su hija respondió: “Interesante” 

El debut cinematográfico de Dakota Johnson llegó en 1999 de la mano de Antonio Banderas, entonces marido de su madre. 
Johnson sólo tenía 10 y actuó junto a su hermana Stella Banderas interpretando a una de las dos hijas del personaje que corría a cargo de su propia madre en la película Locos en Alabama
Tras participar en filmes como La red social o Cymbeline, en 2013 llegó la confirmación de que daría vida a Anastasia Steele y su vida dio un giro de 360º. 
Melanie Griffith no ha querido ver a su hija en ese papel de gran contenido sexual. 
 Su padre Don Johnson ha afirmado que ha visto el filme con el dedo sobre el botón de reproducción rápida del mando a distancia para pasar veloz sobre las escenas más controvertidas.
 Y su abuela, Tipi Hedren, confirma que tiene una cinta con la película pero que espera hasta que pueda verla sentada junto a su nieta. 
La protagonista de la historia solo insiste en que por muy calientes que sean las escenas, no se trata de sexo real. “Después de siete horas seguidas hasta conseguir una escena”, dijo con sorna en una ocasión, “pierde parte de temperatura”. 
Y no reniega en ningún momento de su papel: “Mi nombre lo conoce ahora mucha más gente.
 Y cuando eso ocurre también pueden ver que eres capaz de interpretar muchas otras cosas”. 
“Y lo mejor", dijo en una entrevista con este periódico, "es que ahora disfruto de una posición que me permite estar en la misma habitación con aquellos que admiro y participar en la conversación”. 

En su vida privada Dakota Johnson no ha tenido sonoras relaciones sentimentales pero sí romances más o menos esporádicos.
 Sus parejas en estos años han sido el músico Noah Gersh, el actor Jordan Masterso, el músico y modelo Matthew Hitt y, últimamente, el Chris Martin, líder del grupo Coldplay con quien se le ha visto cenando en Los Ángeles hace un mes y la semana pasada en el backstage del concierto que el grupo dio en Buenos Aires.
Johnson forma parte de una atípica y bien avenida familia junto a sus otros seis hermanos: Alexander Bauer (hijo del matrimonio de Melanie Griffith con Steven Bauer), Stella del Carmen Banderas (hija de Melanie y Antonio Banderas), Jesse Johnson (hijo de Don Johnson y Patti D´Arvanville) y los más pequeños de todos, Grace, Jasper y Deacon (hijos de Don Johnson y su última esposa Kelley Phleger). 
Una familia peculiar pero muy unida como han mostrado en más de una ocasión en sus redes sociales compartiendo momentos en los que todos se han juntado para celebrar fiestas o cumpleaños de alguno de ellos. 
Ellos son las otras sombras de Dakota Johnson
De ellos saben que la juzgan como persona y no como actriz pero sin duda el trabajo es otra de las vertientes que puede darle grandes sorpresas en el futuro.
 De momento ahí, en el horizonte, espera Cincuenta sombras liberadas, el remake de Suspiria, el clásico de terror de Dario Argento y otros dos proyectos, The Sound of Metal y Forever Interrupted. 
Eso como actriz porque Dakota Johson está imparable y no renuncia a "producir y dirigir, si tengo un poco de suerte".

“¡La Feliu está viva!”................................... Rebeca Carranco

Hace 25 años que secuestraron a la farmacéutica de Olot. Pasó 492 días en un zulo, a oscuras, donde no cabía de pie. Hasta su liberación, casi todos la daban por muerta.

Maria Àngels Feliu tras su liberación paseando por Olot.
Maria Àngels Feliu tras su liberación paseando por Olot.
A las cinco de la mañana sonó el teléfono de pared que sus padres tenían en el comedor. “¡Que está viva! ¡Que está viva!”. 
Carlos Quílez, que entonces tenía 27 años, no daba crédito a lo que le contaba un guardia civil.
 “¿En serio?”, repetía el periodista. “Que sí, joder, que sí, que la tengo delante”. 
Acto seguido, Quílez llamó a su jefe y repitió el mensaje: “¡La Feliu, la Feliu! ¡Que está viva!”.
 La farmacéutica de Olot, Maria Àngels Feliu, llevaba un año, cinco meses y siete días secuestrada.
 Casi todo el mundo, incluso la justicia, la daba por muerta.

“Es la única vez que he tenido el honor de parar la programación prevista para hacer un flash de entrada, a las cinco y pico de la mañana, ante la mirada atenta de mis padres”, recuerda Quílez por teléfono, cuando se cumplen 25 años del secuestro más largo de España cometido por delincuentes comunes.
 Entonces trabajaba en la Cadena SER y fue el primer periodista en contarlo. “Es de las noticias más bonitas que he dado”.
Casi a la misma hora, en este caso junto a una cama en Girona, sonaba otro teléfono: el del forense Narcís Bardalet.
 “Pensé que era como un sueño, quizá una broma que alguien me quería gastar”, evoca.
 Pero no. Al otro lado del aparato hablaba el fiscal Carlos Ganzenmuller, que llevaba el caso, y le pedía que reconociese a la farmacéutica.
 La habían encontrado a las tres y media de la madrugada en una gasolinera en Lliçà de Vall, harapienta, con una manta a los hombros, y con dos monedas de 100 pesetas con las que intentaba comprar una Coca-cola en una máquina.
La farmacéutica fue trasladada primero al hospital de Sant Pau, en Barcelona. 
Bardalet la reconoció ya en su casa, en Olot. “Mi informe fue contundente: pasó todo ese tiempo sin ducharse, sin cortarse las uñas, sin depilarse, sin tener una mínima higiene…”.
 Estaba en los huesos, desnutrida, sufría fotofobia, con la piel blanca por el tiempo pasado sin que le diese la luz del sol, y con rascadas por las picaduras de los insectos.
 Caminaba con dificultad.
Feliu pasó 492 días casi a oscuras, en un lugar húmedo y terroso, donde no cabía de pie.
 A partir del cuarto mes, le permitían caminar 20 minutos al día por el sótano donde estaba su zulo, que hoy en día es un garaje, en el número 8 del pasaje de Pujals, en Sant Pere de Torelló.
 Es una zona tranquila de casas adosadas, en un pueblo del interior de Cataluña, de poco más de 2400 habitantes, a 35 kilómetros de Olot, donde fue secuestrada la noche del 20 de noviembre de 1992, cuando salía de su farmacia, y a 65 de Lliçà de Vall, donde fue liberada, el 27 de marzo de 1994.
Esa mañana, el abogado Carles Monguilod miraba TV-3 con su entonces mujer cuando explicaron que habían liberado a la farmacéutica. 
Era Domingo de Ramos. “Yo sabía que estaba viva porque la familia pidió a los secuestradores una prueba”, recuerda el letrado, que más tarde asumió la defensa de Feliu.
 Consistía en que les confirmasen el apelativo cariñoso de pequeña de la farmacéutica: Netol. 
Los secuestradores acertaron el nombre, que solo les pudo decir ella, pero la noticia nunca trascendió a los medios de comunicación.

Ni siquiera el magistrado Fernando Lacaba —ponente posteriormente de la sentencia que condenó a los cinco acusados a penas de hasta 22 años de cárcel — estuvo seguro de que la farmacéutica seguía con vida hasta que lo vio en televisión.
 “Me causó una grata impresión saberlo”, cuenta el juez. 
Aunque no quería dejarse llevar por lo que contaban los realities, en plena eclosión con el caso de las niñas de Alcàsser, admite que se temía lo peor. 
“Cuanto más tiempo pasaba, más negativo era.
 Con ETA sabíamos que o pagabas o te mataba. 
De este secuestro, no se sabía nada”.

Y es que a Maria Àngels Feliu la secuestraron seis individuos solo por ser de una familia adinerada.
 Ramon Ullastre, vigilante municipal de Sant Pere de Torelló, fue el cerebro. 
Le ayudó su mujer, Montserrat Teixidor, dos policías locales de Olot, Antoni Guirado, y Josep Zambrano, que se suicidó, y dos personas más, Sebastià Comas, alias Iñaki, quien la liberó, y Josep Lluís Paz, alias Pato. 
Todos viven hoy en libertad.
La investigación del caso estuvo plagada de errores, y dos personas ingresaron en prisión preventiva acusados del asesinato de la farmacéutica, que nunca ocurrió. 
Hasta su liberación, casi nadie creyó que siguiese viva.
 Feliu fue secuestrada cuando tenía 34 años, y tres hijos de entre dos y cinco años. 
La liberaron cuando iba a cumplir 36.
 Hoy, a sus 59 años, Maria Àngels Feliu lleva una vida normal en Olot, donde regenta una farmacia.

Siete peldaños de madera hasta el infierno

Así está hoy en día el zulo donde encerraron a la farmacéutica.
Así está hoy en día el zulo donde encerraron a la farmacéutica.
“Era aquí”, enseña el nuevo propietario de la casa donde permaneció secuestrada la farmacéutica (la compró en julio a un banco), tocando una pared de cemento, con unas líneas en rosa y azul que dibujan una puerta.
 El cerebro del secuestro, Ramon Ullastre, y antiguo dueño de la vivienda, lo tapó cuando supo que Sebastià Comas, alias Iñaki, el cuidador de la farmacéutica, tuvo un arranque de compasión y la liberó por su cuenta. 
Tuvo tiempo de hacerlo: la Guardia Civil tardó más de seis años en detenerlos, en marzo de 1999.
Siete peldaños de madera comunican el zulo con la cocina de la casa, donde durante 17 meses Ullastre y su mujer comieron, mientras a sus pies estaba encerrada a oscuras la farmacéutica.
 El agujero era un armario empotrado, que medía 150 de ancho por 160 de alto y 160 de largo, sin luz natural o eléctrica, con solo un colchón para dormir.


 

 

20 nov 2017

En sesión de noche y en pareja: así van los españoles al cine

 

Un estudio de la cadena Cinesa realizado en septiembre asegura que los espectadores prefieren la ciencia-ficción y un 30% de los encuestados asiste una vez al mes.

Estadísticas del estudio realizado por Cinesa. En vídeo, los espectadores hablan de sus géneros favoritos

 Era la primera vez que la cadena Cinesa, líder en España de la exhibición con 45 cines y 535 pantallas (de las más de 3.500 que existen), hacía un estudio sobre el espectador.ç

 Y aunque, insisten, como era el primero servía para crear una base para siguientes ocasiones -que tendrán que concretar ciertas preguntas y aumentar el número de encuestados- el Estudio sobre hábitos de consumo cinematográfico en España les ha servido para extraer algunas conclusiones, algunas realmente curiosas, como que el 90% de los interrogados prefiere palomitas saladas. 

"Con todas las pruebas de sabores dulces que hemos testado", contaban entre risas esta mañana en Madrid los responsables de la cadena. 

 La muestra de esta compañía, que en 2016 vendió 21 millones de entradas, el 20% del mercado español, ha mantenido la proporción hombre-mujer que hay en España (al 50%).

  • En realidad, el estudio adolece de poco número de encuestados para suponer una base científica (se hicieron 1.100 entrevistas la segunda quincena de septiembre, con un margen de error de +/-3%, en seis ciudades españolas -Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Bilbao y Valencia- y no solo a espectadores de Cinesa, sino de otras salas), aunque sí subraya que, por ejemplo, los españoles que van al cine lo hacen mucho: el 30% de los interrogados asiste a una sala al menos una vez al mes, y al 60% del total les gusta ir en pareja porque lo consideran un plan especial. 
     El género preferido es el de la ciencia-ficción (un 19%), seguido de acción y policiaco (empatados en un 16%). Sin embargo, esto choca con los datos de taquilla anuales, y otros estudios sobre el espectador, que muestran que en España suelen ir más las familias al cine, y por tanto la animación y las comedias familiares triunfan, mientras que en el resto del mundo son los adolescentes los principales consumidores.
     De ahí el imperio de los taquillazos de superhéroes y las franquicias hollywoodienses.
     La clave está en la fecha del estudio, segunda quincena de septiembre, con las familias centradas en los colegios (y sus costes), y alejadas de las salas.
     "Este es un inicio, afinaremos en próximas muestras", asegura Ramón Biarnés, director general de Cinesa desde hace tres meses.
     "Pero más allá de la anécdota de las palomitas, nos sirve para ver otras tendencias": como que el 44% prefiere la sesión nocturna, "en oposición por ejemplo a Alemania, donde se suele acudir a primera hora de la tarde". 
    En cambio, el tramo de edad superior a los 55 años (la edad mínima requerida para participar era de 16 años) prefiere la anterior, la programada alrededor de las ocho de la tarde.
    En la encuesta no se preguntó quién decide, si se va en pareja o en grupo, la película a ver, pero sí que el 58% se fían de las críticas (ahí ha impuesto su criterio el tramo de más de 55 años, apunta el director de marketing, Héctor Premuda), y el 50% de recomendaciones de amigos (sobre todo, el público de entre 16 a 24 años). 
    Los premios no entran en tanta consideración (un 21%). Y otro dato que rompe con la dictadura de la preeminencia de la taquilla del fin de semana: seis de cada diez prefieren dejar pasar el estreno, para apuntarse a promociones del cine (30%), y el 14% prefiere esperar al día del espectador 

    ¿Cómo se escoge la sala a que acudir? El 41% por la proximidad (especialmente, cuenta desde la cadena, han tirado aquí los encuestados barceloneses), y hecha esta discriminación, importa el tamaño de la pantalla (68%), "más que la calidad de la proyección", apunta Premuda, y después el confort de las butacas (63%) y el sonido de la sala (54%).
     "El criterio del sonido ha salido principalmente entre los hombres".
     En lo negativo, el público odia los comentarios en voz alta (el 94%), seguido de la gente que llega tarde a la sesión (75%). Según crece la edad el encuestado, todo molesta más.
    A Biarnés, los datos le ofrecen varias lecturas: 
    "Por ejemplo, que apoyan nuestra política de salas especiales, como las diez iSens que tenemos, la Dolby visual y de sonido de Barcelona, o las IMAX.
     Un 5% de los espectadores elige un formato premium aunque pague más. 
    En cambio, el 3D no acaba de ser un factor determinante.
     Y hemos visto que empieza a crecer el público de 16 a 18 años, acercándonos a la tendencia mundial.
     También, que cada región da gustos muy distintos".
    Junto al dato palomitero, que choca con Portugal, donde hasta el 50% de los espectadores consume palomitas dulces, otra curiosidad: si pudieran escoger un famoso que les acompañase a la sala, el 50% prefería intérpretes, y un 12% humoristas o presentadores. 
    Solo un 3% políticos. 
     Entre los nombres, ganan en todos los tramos de edad Mario Casas y Blanca Suárez.
     Entre los políticos ("Han salido mencionados todos los importantes", advierten), gana el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por muy poco sobre Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña y presidenta de su grupo en el Parlamento catalán, que ha tenido gran tirón en Barcelona.
    El futuro de las salas de cine no pasa únicamente por proyectar películas.
     "Ha sido una de las alegrías del estudio", comentan al alimón los dos directivos.
     "Un 42,5% querría ver obras de teatro proyectadas -y aquí ha tirado Bilbao del porcentaje-, un 34% cine clásico, un 34% documentales, un 31% conciertos y un 20% óperas, género del que nosotros tenemos ya una programación establecida.
     Lo curioso es que los datos son transversales, estas proporciones se mantienen en cada tramo de edad, con lo que vamos a publicitar más la ópera entre la gente joven".