La nieta del dictador Franco vende detalles de su vida en televisiones y revistas del corazón hasta el momento de heredar.
Está horrible y fue muy guapa, se ha hecho cirujias en la cara que casi no se la reconoce. Así como los retoques y operaciones de su amiga Preysler están hecho a golpe de cincel sobre una piedra y le ha quedado esa cara de asombro Carmen se lo ha hecho según le venga bien pero tiene una cara destrozada.
Es inevitable preguntarse ¿qué necesidad tiene la nieta del dictador Francisco Franco de exponerse a la curiosidad pública si algunos expertos en el tema afirman que la fortuna de la familia asciende a más de 600 millones y otros elevan la cifra hasta 3.000 millones de euros?La respuesta es sencilla, el dinero no es suyo sino de su madre Carmen Franco, y mientras llega una herencia que traerá polémica, hay que seguir viviendo a ritmo de exclusivas y entrevistas en televisión.
Así se explica el bombo y platillo que se dio a la aparición de Carmen Martínez-Bordiú en la última edición del programa de Telecinco Sábado Deluxe y el espectáculo que diversos medios atribuyen a la que fue nieta favorita de Carmen Polo de Franco, entre desinhibida y pasota de todo lo que ocurría en el plató.
La poca chispa que demostró Martínez-Bordiú a la hora de responder a los comentarios referidos a su familia y a los bienes que maneja, la convirtió en una especie de convidada de piedra en una fiesta donde todos opinaban y contestaban por ella, mientras la supuesta protagonista miraba a unos y otros debatiéndose entre la sorpresa y el regocijo de poder esquivar respuestas incómodas.
A pesar de ello, la entrevista deparó un 14,4% de cuota de pantalla y coronó al programa en líder de audiencia de la noche del sábado. Motivo por el que sin duda la cadena habrá dado por buenos los 25.000 euros que, según fuentes del sector, cobró Carmen Martínez-Bordiú.
Un caché a precio de ganga si se tiene en cuenta que, según las mismas fuentes, la mayor de los Franco pedía 50.000 euros en sus primeros contactos y que era su primera aparición en televisión tras siete años de ausencia.
Carmen Martínez-Bordiú, acostumbrada a ser foco de atención desde que nació hace 66 años, se pone el mundo por montera si llega el caso y sigue generando titulares con sus declaraciones.
“Mi madre tiene una fecha de caducidad después de haber vivido muchos años con una vida plena", manifestó en el programa de televisión.
"Me da miedo la pérdida, pero la veo tan serena… He aprendido a vivir con la gente que ya no está porque somos energía y al final aprendes a vivir con ellos”.
Martínez-Bordiú no aborda este terreno de oídas porque sabe de tragedias.
A los 33 años tuvo que enfrentarse a la muerte de uno de sus tres hijos, Francisco, que falleció cuando solo tenía 11 a causa de un accidente de tráfico cuando volvía de esquiar junto a su padre, Alfonso de Borbón y su hermano menor, Luis Alfonso.
Por este mismo motivo no dudó en contestar en Telecinco a la pregunta de si temía a la muerte: “Perdí un hijo siendo muy joven, así que he aprendido a vivir con gente que no está.
No me importaría que se removieran aspectos de la historia de mi madre cuando se vaya”.
Respecto a las cifras de la fortuna familiar Carmen Martínez-Bordiú optó por la cara de póker. en algún momento sus ojos llegaron a delatar cierto asombro sobre los millonarios datos que barajaron los colaboradores invitados al aquelarre. “Yo no pregunto sobre esas cosas”, afirmó, “lo único que supongo es que mi madre repartirá la herencia a partes iguales entre sus hijos cuando ya no esté. Nunca me he interesado por ese testamento”.
El mismo despiste sirvió para pasar de soslayo sobre sus orígenes familiares.
Su abuelo es su abuelo y ella sólo lo veía como tal. Un mantra que ha repetido una y otra vez para no entrar en detalles sobre la mano de hierro con la que gobernó el país durante los 40 años que duró su dictadura.
Sobre sus hermanos, sus negocios, sus problemas con Hacienda, los seis años de cárcel que la fiscalía pide para su hermano Francis por conducción temeraria, atentado contra la autoridad y daños, o los problemas confesos con las drogas de su hermano Jaime, no hubo mucho que hablar.
Ella no estaba allí para eso: “Hemos tenido nuestros problemas, pero estamos muy unidos”. Punto y final.
Fue como hacer borrón y cuenta nueva para pasar el momento grande de la entrevista, que no era otro que su relación con el australiano Timothy McKeague, 34 años menor que ella, y según ya había detallado en una revista la persona que le ha “ayudado en un momento muy delicado de mi vida en el que estaba muy mal”. La pareja se conoció este verano en la Costa Azul donde él trabajaba para un amigo de Carmen Martínez-Bordiú.
“Hicimos yoga, caminamos, hablamos… y de repente me di cuenta de que algo nos unía”, confesó a ¡Hola!
En el terreno de las confesiones sentimentales la nietísima demostró pisar terreno seguro e hizo gala de todo su desparpajo. Confesó que fue ella quien dio el primer paso para acercarse a él, que es más sexual que su actual compañero y que Tim “es una persona muy espiritual que puede estar seis meses subido en una montaña, sin sexo.
Yo mucho menos porque soy una persona muy sexual”.
Así plantó su matrimonio con Alfonso de Borbón, el yerno perfecto para su conservadora familia, para vivir en París con el anticuario francés Jean Marie Rossi, con quien tuvo a su tercera hija, Cynthia.
Tras su segunda separación en 1995, llegó el arquitecto Roberto Federici, después el cántabro José Campos y hasta no hace mucho Luis Miguel Rodríguez, conocido por El Chatarrero por ser propietario de Desguaces La Torre (uno de los empresarios que más debe a Hacienda en la actualidad, 7,8 millones de euros).
De él Carmen confesó haberse enamorado realmente por primera vez a los 60 años y haber vivido una tormentosa relación con infidelidades incluidas:
“Era muy simpático, un cachondo”, dijo en Sábado Deluxe. “Salíamos bastante pero yo soy tempranera y él tardío, así que íbamos a cenar y luego él salía por ahí con sus amigos o sus amigas.
Nunca le pillé porque tampoco quería ver las cosas. Yo nunca había sido celosa, pero él lo consiguió”.
Lo que es cierto es que con la sucesión de declaraciones como esta, retratos de sus viajes de cuento a lo largo y ancho de este mundo con hijos o con parejas, y alguna que otra perla sobre la historia de su familia, Carmen Martínez-Bordiú sigue viviendo a buen ritmo mientras llega su herencia millonaria.
Al menos queda el consuelo de que sus emolumentos actuales parten de entidades privadas y no de la televisión pública, como ocurrió cuando participó en Mira quien baila de La Uno, de la que cobró 50.000 euros semanales mientras duró la emisión del programa.