Un estudio
de la cadena Cinesa realizado en septiembre asegura que los
espectadores prefieren la ciencia-ficción y un 30% de los encuestados
asiste una vez al mes.
Era la primera vez que la cadena Cinesa,
líder en España de la exhibición con 45 cines y 535 pantallas (de las
más de 3.500 que existen), hacía un estudio sobre el espectador.ç
Y
aunque, insisten, como era el primero servía para crear una base para
siguientes ocasiones -que tendrán que concretar ciertas preguntas y
aumentar el número de encuestados- el Estudio sobre hábitos de consumo cinematográfico en España
les ha servido para extraer algunas conclusiones, algunas realmente
curiosas, como que el 90% de los interrogados prefiere palomitas
saladas.
"Con todas las pruebas de sabores dulces que hemos testado",
contaban entre risas esta mañana en Madrid los responsables de la cadena.
La muestra de esta compañía, que en 2016 vendió 21 millones de entradas, el 20% del mercado español, ha mantenido la proporción hombre-mujer que hay en España (al 50%).
En
realidad, el estudio adolece de poco número de encuestados para suponer
una base científica (se hicieron 1.100 entrevistas la segunda quincena
de septiembre, con un margen de error de +/-3%, en seis ciudades
españolas -Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Bilbao y Valencia- y no
solo a espectadores de Cinesa, sino de otras salas), aunque sí subraya
que, por ejemplo, los españoles que van al cine lo hacen mucho: el 30%
de los interrogados asiste a una sala al menos una vez al mes, y al 60%
del total les gusta ir en pareja porque lo consideran un plan especial. El género preferido es el de la ciencia-ficción (un 19%), seguido de
acción y policiaco (empatados en un 16%). Sin embargo, esto choca con
los datos de taquilla anuales, y otros estudios sobre el espectador, que
muestran que en España suelen ir más las familias al cine, y por tanto
la animación y las comedias familiares triunfan, mientras que en el
resto del mundo son los adolescentes los principales consumidores. De
ahí el imperio de los taquillazos de superhéroes y las franquicias
hollywoodienses. La clave está en la fecha del estudio, segunda quincena
de septiembre, con las familias centradas en los colegios (y sus
costes), y alejadas de las salas. "Este es un inicio, afinaremos en
próximas muestras", asegura Ramón Biarnés, director general de Cinesa
desde hace tres meses. "Pero más allá de la anécdota de las palomitas,
nos sirve para ver otras tendencias": como que el 44% prefiere la sesión
nocturna, "en oposición por ejemplo a Alemania, donde se suele acudir a
primera hora de la tarde". En cambio, el tramo de edad superior a los
55 años (la edad mínima requerida para participar era de 16 años)
prefiere la anterior, la programada alrededor de las ocho de la tarde. En la encuesta no se preguntó quién decide, si se va en pareja o en
grupo, la película a ver, pero sí que el 58% se fían de las críticas
(ahí ha impuesto su criterio el tramo de más de 55 años, apunta el
director de marketing, Héctor Premuda), y el 50% de
recomendaciones de amigos (sobre todo, el público de entre 16 a 24
años). Los premios no entran en tanta consideración (un 21%). Y otro
dato que rompe con la dictadura de la preeminencia de la taquilla del
fin de semana: seis de cada diez prefieren dejar pasar el estreno, para
apuntarse a promociones del cine (30%), y el 14% prefiere esperar al día
del espectador
¿Cómo se escoge la sala a que acudir? El 41% por la
proximidad (especialmente, cuenta desde la cadena, han tirado aquí los
encuestados barceloneses), y hecha esta discriminación, importa el
tamaño de la pantalla (68%), "más que la calidad de la proyección",
apunta Premuda, y después el confort de las butacas (63%) y el sonido de
la sala (54%). "El criterio del sonido ha salido principalmente entre
los hombres". En lo negativo, el público odia los comentarios en voz
alta (el 94%), seguido de la gente que llega tarde a la sesión (75%).
Según crece la edad el encuestado, todo molesta más. A Biarnés, los datos le ofrecen varias lecturas: "Por ejemplo, que apoyan nuestra política de salas especiales, como las diez iSens que tenemos, la Dolby visual y de sonido de Barcelona, o las IMAX. Un 5% de los espectadores elige un formato premium
aunque pague más. En cambio, el 3D no acaba de ser un factor
determinante. Y hemos visto que empieza a crecer el público de 16 a 18
años, acercándonos a la tendencia mundial. También, que cada región da
gustos muy distintos". Junto al dato palomitero, que choca con Portugal, donde hasta el 50% de
los espectadores consume palomitas dulces, otra curiosidad: si pudieran
escoger un famoso que les acompañase a la sala, el 50% prefería
intérpretes, y un 12% humoristas o presentadores. Solo un 3% políticos. Entre los nombres, ganan en todos los tramos de edad Mario Casas y
Blanca Suárez. Entre los políticos ("Han salido mencionados todos los
importantes", advierten), gana el presidente del Gobierno, Mariano
Rajoy, por muy poco sobre Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en
Cataluña y presidenta de su grupo en el Parlamento catalán, que ha
tenido gran tirón en Barcelona. El futuro de las salas de cine no pasa únicamente por
proyectar películas. "Ha sido una de las alegrías del estudio", comentan
al alimón los dos directivos. "Un 42,5% querría ver obras de teatro
proyectadas -y aquí ha tirado Bilbao del porcentaje-, un 34% cine
clásico, un 34% documentales, un 31% conciertos y un 20% óperas, género
del que nosotros tenemos ya una programación establecida. Lo curioso es
que los datos son transversales, estas proporciones se mantienen en cada
tramo de edad, con lo que vamos a publicitar más la ópera entre la
gente joven".
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