Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 oct 2017

Las manos que mueven los hilos de los ‘realities’.............. Natalia Marcos

Los guionistas de programas como ‘Gran Hermano’ o ‘Gipsy Kings’ explican su trabajo.

Jorge Javier Vázquez, último presentador de 'Gran Hermano'.
Jorge Javier Vázquez, último presentador de 'Gran Hermano'.
Cuando se piensa en un guionista, uno se imagina alguien que controla su material y cuyos personajes hacen lo que él quiere. 
Pero esto no les ocurre a los guionistas de programas de telerrealidad.
 “Nuestra labor también es contar una historia. Tienes una persona que convertirás en personaje usando lo mejor de ella”, explicó José Rueda, que ha trabajado en programas como Pesadilla en la cocina o Quiero ser monja, en una mesa redonda organizada por el sindicato de guionistas ALMA en las jornadas para profesionales dentro del FesTVal de Vitoria. 
“Nuestra función es ordenar la realidad para que el espectador la reciba de una forma concreta y que emocione tanto al espectador como a los personajes”, defiende Óscar Prol, que ha trabajado en las adaptaciones de programas como El jefe infiltrado o First Dates.
 El propio Prol reconoce que incluso dentro de su gremio hay prejuicios a la hora de reconocer que hay un guion detrás de un reality.
 Pero siempre lo hay. 
“Hay una realidad y luego hay que preparar lo que quieres contar de esa realidad, porque no todo en la vida es interesante”, añade.
Dentro de los realities también hay diferencias. 
Gipsy Kings, por ejemplo, tiene detrás mucho trabajo de preproducción antes de grabar, como explica Jacobo Eireos. “Vemos con ellos lo que va a pasar en el próximo año y procuramos que pase en los cuatro meses de grabación”, cuenta. 
Sin embargo, en formatos como Gran Hermano eso no es posible y hay que jugar con la realidad que se tiene.
 “Si pasan pocas cosas hay que pensar algo para reactivar el programa y luego, esperar a que lo que siembras crezca y funcione”, cuenta Juan Antonio Laín, guionista del programa en sus 17 ediciones hasta la fecha.
 “En Gran Hermano cuesta arrancar un par de semanas, al principio todos se llevan bien y cae la acción”, dice Laín. 
Entonces entra en acción la labor de los guionistas, que introducen juegos que hagan que los participantes se tengan que mojar. “Generamos situaciones para que las vivan de forma real”, resume Eireos.

Para un guion, los personajes son esenciales.
 Y, en el caso de los realities, los personajes son personas reales. ¿Qué buscan en sus protagonistas este tipo de programas?
 “En Gran Hermano o los realities de encierro y convivencia, lo importante es que te sorprenda, que el personaje sea bueno”, dice Laín, que se lamenta de que “cada vez es más complicado encontrar personajes vírgenes.
 Muchos se comportan como creen que esperas de ellos”. En cambio, en docurrealities como el estrenado esta semana Héroes: más allá del deber, se buscan perfiles concretos que encajen con lo que se quiere contar.
 “Hermano mayor tiene uno de los castings más complicados que hay, porque esa gente existe, es real, y hay que comprobar que se cumpla la ley, que sea una historia real…”, cuenta Eireos.
 En lo que coinciden los guionistas es en que en un reality se graban tantas horas que es imposible que alguien finja ser de otra forma y mantenga un personaje durante tanto tiempo.

Del mismo modo que ahora es más complicado encontrar personajes que sorprendan, ocurre lo mismo a la hora de crear nuevos formatos. 
“Nuestro reto es hacer formatos en los que pilles a la gente de nuevas y obtengas así resultados más reales”, dice Prol. 
“Los directivos de las cadenas quieren algo muy novedoso y rompedor pero con éxito probado.
 Y entonces no es ni novedoso ni rompedor”, se lamenta Laín.

 

‘Gran Hermano Revolution’: crónica de una caída en desgracia

La última gala de expulsión ha sido la menos vista de su historia. ¿Hay futuro para 'Gran Hermano'?.

Por mi no esas carcajadas absurdas del Presentador impresentable son absurdas, no hay nada gracioso en chicos y chicas que buscan novio, parece una agencia matrimonial ,Eso tu me caes fenomenal pero esta semana hemos hablado poco así que te doy 3 puntos, pero repito, no es nada personal. 

‘Gran Hermano Revolution’: crónica de una caída en desgracia

Rebeca Minguela: “Hablamos de cuarta revolución industrial cuando algunos no han salido de la primera” Getty Images 'Startups' Rebeca Minguela: “Hablamos de cuarta revolución industrial cuando algunos no han salido de la primera”

La fundadora de Clarity, una 'startup' que pretende priorizar el impacto social de las inversiones, repasa los contrastes de su experiencia en España y EE UU

Rebeca Minguela: “Hablamos de cuarta revolución industrial cuando algunos no han salido de la primera”

Rebeca Minguela: “Hablamos de cuarta revolución industrial cuando algunos no han salido de la primera”

A Rebeca Minguela le sobran iPhones en el mercado. 
"Vamos por el 8, creo. Yo alucino.
 Con la cámara del tercero estaríamos todos muy felices". Y le faltan revoluciones industriales: "Si en vez de invertir dinero en eso lo invertimos en que tengan agua corriente en Bangladesh, poco a poco, iremos llevando la primera revolución industrial a otros países".
Este razonamiento ha tenido al menos dos consecuencias directas en la vida de la que fuera directora de Blink. 
El huevo es Clarity, la startup con que pretende optimizar el impacto social de las carteras de inversión a través de una metodología que valore a empresas, proyectos e incluso gobiernos en función de su eficiencia en este sentido; la gallina fue su inclusión en la lista de los 100 líderes jóvenes del Foro Económico Mundial.
 "Ha habido una repercusión mediática mayor de lo que esperaba. No me gusta tanto que me conozcan a mí, pero siempre es bueno que conozcan mi proyecto. 
Además, el foro tiene una red y hace eventos que te permiten tener acceso a mucha gente. 
Es un círculo virtuoso", razona en un descanso entre reuniones durante su visita al South Summit.
En alguna ocasión has destacado las ventajas y desventajas de la naturaleza social de los trabajadores -menos productivos, pero mejores para trabajar en equipo-. ¿Nos ayuda a construir relaciones en eventos como este?
Puede ser. Aunque es otra forma de conexiones. En España quizás somos un poco más de profundizar en las relaciones que de ampliar la red. 
Yo personalmente tengo que esforzarme porque no me sale naturalmente. 
No es mi estilo ir a decir "hola, qué tal, qué haces, toma mi tarjeta, me voy".
 Me parece artificial, pero es necesario. Y creo que en España empezamos a entender cada vez más la importancia de estas conversaciones -aunque ya llevamos años, no sólo está el South Summit-. 
Pero deberíamos aprovechar un poco mejor estos eventos.
Desarrollada la idea, hechos los contactos, ¿es mejor que un proyecto nazca en España o que se vaya fuera?
Yo monté Blink en España. 
Aunque nació igual que Clarity: incorporada en Estados Unidos y con una subsidiaria aquí. Creo mucho en el talento español y pienso que tenemos que aprovechar esto e invertir. 
Además, poner las cosas en marcha desde España es una buena idea porque te permite hacerlo a un coste más bajo. Pero puede ser un problema si no montas la estructura legal de un modo que te permita después escalar o salir fuera. 
A mí me pasó en Blink y me dio problemas. 
Y sé de otros emprendedores a quienes les ha pasado lo mismo.

 

Rebeca Minguela
En el ecosistema emprendedor hay una crítica constante: muchas trabas.
Crecer en España es muy difícil. 
Aunque las cosas han cambiado. 
Yo empecé con Blink en 2012 y en estos cinco años he visto una mejora considerable. 
Hay más financiación, se ha flexibilizado el tema de las contrataciones... Y otra cosa importantísima: la gente está más dispuesta a trabajar en una startup.
 Antes era muy difícil contratar porque preferían trabajar en Telefónica, Santander... Empresas grandes, establecidas y con menor riesgo. 
Esa percepción ha cambiado, ahora hasta está de moda venirse a una startup.
¿Llegamos tarde a este cambio de chip?
Es cierto que otros países de Europa, como Alemania o Reino Unido, empezaron un poco antes. 
Pero en Estados Unidos irte a trabajar a una empresa nueva o cambiar de empleo cada dos años se percibe como algo muy positivo.
 Aquí todavía me pasa que intento contratar a gente y me dicen: "Uy, si sale mal esto dentro de un año, cómo se va a ver en mi curriculum...".
 La realidad es que cada vez se ve mejor.

 

El antiindependentismo rompe su silencio............... Pilar Álvarez Juan José Mateo

Caceroladas contra Puigdemont y manifestaciones contra el referéndum dan voz a una mayoría que rechaza el ‘procés’.

Una manifestación por la unidad de España a su paso por la Jefatura Superior de Policía de Barcelona.
La convocatoria llegó el miércoles por móvil: “Cacerolada a Puigdemont.
 Hoy a las 21 horas durante su discurso en TV3”. Desde el pasado 20 de septiembre, cuando se produjeron las detenciones y hubo registros para intentar frenar la celebración del referéndum soberanista ilegal, hay ciudadanos que salen cada noche a su balcón cacerola en mano para hacer ruido. 
Algunas de esas movilizaciones, como la que se produjo la noche del 1 de octubre tras las cargas policiales en los colegios electorales, fueron muy sonoras.
 La del miércoles se sintió en el municipio socialista de L’Hospitalet, en el municipio obrero de Sant Adrià de Besòs de Barcelona, o en Sant Antoni, en el centro de la capital catalana. Pero, esta vez, era distinta.
Una cacerolada convocada y secundada por quienes se han manifestado menos, los contrarios al independentismo, que quisieron rechazar desde sus balcones la declaración televisada de Puigdemont, que confirmaba en un mensaje grabado que seguía con sus planes.
Son ciudadanos que, censo y resultados electorales en mano, formarían parte de una mayoría que no respalda el independentismo catalán. 
Los favorables a la separación fueron 2.2 millones el 9- N de 2015. El pasado 1 de octubre, según los datos que ofreció la Generalitat, hubo 2..262.424 votos en el referendum ilegal, sobre un censo de 5,343.358 personas (el 42%).
 De ellos, 2.020.144 respaldaban la secesión, lo que significa que hubo más de tres millones de personas que, en principio, no lo comparten.
 Entre ellas, la “mayoría silenciosa” a la que apela la Societat Civil Catalana, la principal organización ciudadana contra el independentismo.
 El próximo domingo han organizado una manifestación por el centro de Barcelona en la que esperan respaldo numeroso con autobuses venidos desde distintos puntos de España. 
“Estamos desbordado”, explica su presidente Mariano Gomà. que asegura que han tenido que ampliar el recorrido desde la barcelonesa plaza de Urquuinaona.

Según la organización, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa leerá un texto durante la manifestación.
 Suman respaldo de otros representantes del mundo de la cultura, como la directora de cine Isabel Coixet, que recientemente escribió un artículo en este periódico titulado Tierra de nadie en el que aseguraba encontrarse “en un lugar silencioso en el que están muchos y en el que no suenan himnos ni gritos ni proclamas, en donde el aire solo mueve banderas blancas”.
 En su escrito, la cineasta catalana contaba que “dos individuos con banderas esteladas atadas al cuello me han increpado gritándome en la puerta de mi casa llamándome “fascista"..."¡debería darte vergüenza!". 
Y eso, añadía Coixet, pese a condenar la violencia de las cargas policiales o pedir la dimisión de Rajoy. 
El problema es que, al tiempo, critica la actuación del Govern.
Lo mismo criticaba el pasado martes en su instituto del municipio barcelonés de Castelldefels María Jesús Izquierdo, una profesora de Matemáticas de 59 años que lleva la mayor parte de su vida en Cataluña y que había asistido, casi sin creerlo, al desalojo de un centenar de alumnos cuyas familias no quisieron secundar el llamado “paro de país” que había convocado la Generalitat y que por la tarde llenó las calles catalanas de manifestantes que marchaban contra la actuación policial del 1 de octubre.
 “Una compañera me llamó fascista y hitleriana por pedir más orden en el isntituto”, 
aseguraba la docente, que denunciaba que había miedo a hablar frente a profesores independentistas del claustro.
 “Hemos estado callados mucho tiempo”. Su compañero Jordi Navarro, profesor de Historia, apostillaba junto al centro ese mismo día, que hay ciudadanos en Cataluña que, como ellos, se sienten “huérfanos”. Su lema es Recuperem el Seny/ Recuperemos la sensatez
 “Por primera vez la sociedad catalana silenciosa va a levantar la voz para decir basta, la gente está muy cansada”, señala Gomà.
 “En Cataluña se ha abierto una grieta que te obliga a elegir entre un lado o el otro o, sino, caerte, y eso está ocurriendo a pasos agigantados”, según este docente.
Junto a las nuevas caceroladas contra Puigdemont o la manifestación que convoca oficialmente la Societat Civil catalana, en los últimos días se están convocando otras manifestaciones que parten de las redes sociales y que se acercan más a la idea de las “banderas blancas” que defiende Coixet.
#Parlem/ #Hablemos es el lema de la convocatoria que llama a los ciudadanos a acudir vestidos de blanco a los Ayuntamientos de sus ciudades el próximo sábado.
 Uno de los organizadores de esta iniciativa —que se mueve ya por Facebook, Twitter y Whatsapp— es el madrileño Guillermo Fernández, alumno de la Universidad Complutense de Madrid que hace una tesis sobre política francesa.
“La iniciativa nace de un grupo de amigos que el lunes por la tarde estábamos hablando de la situación política, preocupados y enfadados con lo que estaba pasando, viéndonos en un callejón sin salida.
 Ante la irresponsabilidad de los gobernantes, tanto de Puigdemont como de Rajoy, y como pensábamos que ningún partido estaba en condiciones de convocar algo así, nos lanzamos a hacer un llamamiento a la sociedad civil a manifestarse ante los Ayuntamientos”, explica al teléfono.
 Proponen que en sus concentraciones no se vean banderas de España ni esteladas, ni ambas, como llevaban algunos manifestantes de las movilizaciones del “paro de país” convocado el martes por la Generalitat, u otros que se han acercado estos últimos días a mostrar su respaldo tanto a la Guardia Civil como a la Policía Nacional.

“El blanco es porque queremos que sea algo llamativo, diferente; para evitar que haya banderas de partidos políticos y de otro tipo, que no nos molestan, pero de la que hay sobreabundancia en estos momentos”, reflexiona Fernández.
 “Es el color que nos puede reunir a todos y es el de la paz, de la concordia y de los folios en blanco, desde los que uno puede empezar a construir y a hablar”, explica este joven de 32 años, aún sorprendido por la respuesta que ha tenido la idea que surgió con un grupo de amigos. 
“Hemos recibido muchísimos mensajes de gente que está en nuestra situación: cabreo y tristeza al mismo tiempo.
 Queremos que se hable”, añade. “Los gobernantes tienen mucha prisa. 
Se están acelerando mucho los acontecimientos. La llamada al diálogo también es una llamada a poner freno, a sentarse y ralentizar los acontecimientos.
 Las prisas en esto no nos van a ayudar”. Según sus estimaciones, de momento esperan concentraciones en Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga, Valladolid, Coruña, Cáceres, León, Bilbao, San Sebastián, Barcelona o Santa Cruz de Tenerife.
Tras las cargas policiales de antidisturbios el domingo, en distintos puntos de Cataluña hubo vecinos que se acercaron a los hoteles donde estaban alojados los agentes de Policía Nacional y de Guardia Civil. 
A esas movilizaciones han seguido en distitnos puntos de España, la última anoche mismo en Sant Boi de Llobregat, a 15 kilómetros de Barcelona. 
Otras se han producido en Zaragoza, Burgos o Melilla. Hubo una mujer que les ofreció alojarlos en su casa.
 “No somos fachas, somos españoles”, proclaman.
 En Pineda de Mar, antes de que se marcharan los agentes, una vecina defendía en la plaza del pueblo: “Me siento catalana como el primer independentista y no podemos callarnos.
 ¿De dónde ha salido este odio?”
Ese odio sin sentido sale de gente ignorante que quiere revivir "Els Segadors" pero sin ellos saberlo, son payeses de toda la vida y la Industria llegó más tarde, así se fue haciendo rico el Reino de Aragón....hasta , bueno que un catalán termine la historia.