28 sept 2017
Esto es lo que gana Frances Bean Cobain cada mes por la herencia de su padre
Si uno sigue la cuenta de Instagram de Frances Bean Cobain sabrá que se ha pasado el verano escuchando a Blur, que le fascina el escritor/artista de Penguin Harland Miller y que se ha paseado por París esta semana junto a su madre, Courtney Love para presencial el homenaje a Pierre Bergé en el desfile de Saint Laurent.
Ahora, gracias a People, también podemos saber cuánto ingresa al mes la hija de Kurt Cobain a sus 24 primaveras por la herencia de su padre.
Según los documentos relativos a su divorcio con Isaiah Silva, Frances Bean Cobain gana unos 100.000 dólares al mes (unos 85.000 euros) y de esa cifra, 95.000 dólares provienen de derechos publicitarios y otros 6.500 de dividendos.
Su fortuna está valorada en unos 11,2 millones de dólares (unos 9 millones y medio de euros).
Varias publicaciones también indican que los gastos mensuales de la hija de los artistas pasa de los 200.000 dólares, algo que ella misma desmintió vía Twitter, si bien no lo hizo con sus ingresos: “Lo siento pero, ¿quién tiene el tiempo de gastarse 200.000 dólares al mes? Es jodidamente absurdo.
Ninguna de las informaciones que han aparecido en prensa son precisas”. El tuit ya no está disponible.
Puedes leer la noticia completa en People
Fotonovelas................................................ Luz Sánchez-Mellado
No somos tan íntegros como el relato que ofrecemos de nuestra vida y obra.
De cría, rebuscaba en la basura por pura hambre de espíritu.
Entiéndaseme: en casa no faltaban ni el cocido ni el abrigo ni los
libros, pero, con cuatro bocas voraces y un solo sueldo magrísimo, el
resto de artículos, desde los refrescos de cola a la ropa pija a la
prensa rosa, eran considerados galguerías, despilfarros y cosas de
ricos.
Así que una, letraherida y cotilla desde el útero, rapiñaba de la calle tebeos, revistas cursis y calentorras, el BOE en verso. Cualquier panfleto que hablara de la vida de los otros, en una especie de bulimia sin más orden ni concierto que la delicadeza de estómago.
En una de estas, decía, hallé un botín fabuloso: un cerro de fotonovelas italianas habitadas por mujeres y varones bellísimos haciendo que se cortejaban en turbadoras imágenes hasta acabar saciados en el lecho.
Qué vestales, qué galanes, qué sofocones, oye.
Recuerdo a uno, Danilo Verde —ojos donde fondear en verano, pecho do hibernar sine die, barbilla rota para coser a besos— que me parecía el colmo de la hermosura masculina y al que acabo de guglearsolo para constatar que la vida nos lamina a todos.
Incluso a aquellos perfectos seres de aquellos perfectos romances de aquellos perfectos fotorrelatos. Todo mentira, por supuesto.
El otro día, una chica guapísima cuyo oficio era parecer ideal en su propia fotonovela, perdón, Instagram —a su vera, Danilo Verde era todo piños y poros y pelos disparejos—, resolvió quitarse esa vida maravillosa que llevaba cara a la galería aunque fuera mentira.
No. No somos tan íntegros como el relato que ofrecemos de nuestra vida y obra.
Ni los alcaldes independentistas vara enhiesta encarando su misión histórica.
Ni Rajoy trotando frente al Obelisco ante su cumbre con el emperador del mundo.
Lo malo de según qué fotorrelatos es que sus actores ni se casan ni se aman ni copulan.
Los finales no siempre son felices.
A veces, incluso, son fatales.
Así que una, letraherida y cotilla desde el útero, rapiñaba de la calle tebeos, revistas cursis y calentorras, el BOE en verso. Cualquier panfleto que hablara de la vida de los otros, en una especie de bulimia sin más orden ni concierto que la delicadeza de estómago.
En una de estas, decía, hallé un botín fabuloso: un cerro de fotonovelas italianas habitadas por mujeres y varones bellísimos haciendo que se cortejaban en turbadoras imágenes hasta acabar saciados en el lecho.
Qué vestales, qué galanes, qué sofocones, oye.
Recuerdo a uno, Danilo Verde —ojos donde fondear en verano, pecho do hibernar sine die, barbilla rota para coser a besos— que me parecía el colmo de la hermosura masculina y al que acabo de guglearsolo para constatar que la vida nos lamina a todos.
Incluso a aquellos perfectos seres de aquellos perfectos romances de aquellos perfectos fotorrelatos. Todo mentira, por supuesto.
El otro día, una chica guapísima cuyo oficio era parecer ideal en su propia fotonovela, perdón, Instagram —a su vera, Danilo Verde era todo piños y poros y pelos disparejos—, resolvió quitarse esa vida maravillosa que llevaba cara a la galería aunque fuera mentira.
No. No somos tan íntegros como el relato que ofrecemos de nuestra vida y obra.
Ni los alcaldes independentistas vara enhiesta encarando su misión histórica.
Ni Rajoy trotando frente al Obelisco ante su cumbre con el emperador del mundo.
Lo malo de según qué fotorrelatos es que sus actores ni se casan ni se aman ni copulan.
Los finales no siempre son felices.
A veces, incluso, son fatales.
27 sept 2017
La increíble historia de Gloria Grahame: la diva de Hollywood que no murió en Liverpool
Carlos Megía
Era 1979 y las casi tres décadas de diferencia entre ambos no fueron
un obstáculo para que la improbable pareja, la estrella de Hollywood y
el amateur de Liverpool, se mantuviera como tal.
Su “Glo” le descubrió las bondades y lujos de las grandes urbes de Estados Unidos hasta que un día, sin previo aviso, esta cortó todo contacto.
Después de varios meses en los que el aspirante a actor rehízo su vida, la intérprete volvió a llamarle para confesarle que el motivo de la ruptura era una importante enfermedad.
No quería ser una carga.
Sufría un cáncer de mama con metástasis en el estómago que un doctor negligente había empeorado causándole una infección al intentar extraerle líquido del cuerpo.
Grahame desoyó los consejos médicos y rechazó cualquier tratamiento.
Prefería pasar sus últimos días en otra parte.
Una película narra el desgarrador romance de la actriz ganadora del Óscar, interpretada por Annette Bening, en sus últimos años de vida.
Su “Glo” le descubrió las bondades y lujos de las grandes urbes de Estados Unidos hasta que un día, sin previo aviso, esta cortó todo contacto.
Después de varios meses en los que el aspirante a actor rehízo su vida, la intérprete volvió a llamarle para confesarle que el motivo de la ruptura era una importante enfermedad.
No quería ser una carga.
Sufría un cáncer de mama con metástasis en el estómago que un doctor negligente había empeorado causándole una infección al intentar extraerle líquido del cuerpo.
Grahame desoyó los consejos médicos y rechazó cualquier tratamiento.
Prefería pasar sus últimos días en otra parte.
Vuelve el bulo de Meryl Streep, la foto en el metro y el “demasiado fea”
La imagen de la actriz tras una audición fallida a los inicios de su carrera vuelve a hacerse viral pese a que se demostró que era falsa hace dos años.
Hace dos ya se hizo viral.
Y desde hace un par de días, por iniciativa de una cuenta de un fan del artista Banksy (aunque muchos crean que es el auténtico, es un seguidor que acumula casi dos millones de followers en Twitter), ha vuelto a extenderse por las redes el bulo de la foto de Meryl Streep volviendo en metro de Nueva York en los 70 tras, supuestamente, una audición en la que la rechazaron por ser “demasiado fea” para actuar en King Kong.
El pie de foto la imagen, tomada de una cuenta de Facebook de seguidores de Meryl L. Streep que se subió el 10 de noviembre de 2015 y que supuestamente cita palabras textuales de la artista dice:
“Esta soy yo volviendo a casa tras una audición para King Kong en la que me dijeron que era demasiado ‘fea’ para el papel.
Fue un momento trascendental para mí. Aquella malintencionada opinión podía haber roto mis sueños de convertirme en actriz o forzarme a recomponerme y a creer en mí misma.
Tomé aire y dije: ‘Siento que pienses que soy demasiado fea para tu película pero la tuya es sólo una opinión entre miles. Hoy tengo 18 nominaciones al Oscar”.
Pero ni la cuenta que lo firmó en su día es de Meryl Streep, ni la imagen se corresponde con el día de la supuesta audición, ni Meryl Streep ha dicho esa frase literalmente.
Tal y como explicó Anne Helen Petersen al desmentir el bulo en 2015, Streep explicó en enero de 2015 en The Graham Norton show una anécdota similar donde narró cómo antes de hacerse famosa intentó hacerse con el papel protagonista de King Kong, que consiguió finalmente Jessica Lange (aquí el vídeo).Era 1976, el hijo de Dino de Laurentiis había visto a Streep en un obra de teatro y decidió presentársela a su padre, productor de King Kong, para la película.
Al verla entrar su despacho, según recuerda la propia actriz en el vídeo, De Laurentiis (padre) dijo que era demasiado brutta (fea), a lo que ella contestó, también en italiano: “Siento no ser lo suficientemente guapa para estar en King Kong“.
Ni las palabras coinciden ni la foto se tomó cuando volvía del despacho de De Laurentiis.
La imagen se tomó cinco años después de incidente, en 1981. Es una instantánea tomada por Ted Thai y sí, ya había ganado un Oscar por Kramer contra Kramer.
Por cierto, Streep ya no acumula 18 nominaciones. Son 20 y son tres oscars.
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