Una película narra el desgarrador romance de la
actriz ganadora del Óscar, interpretada por Annette Bening, en sus
últimos años de vida.
La historia de una de las grandes musas del Hollywood de los 50 llega ahora a la pantalla.
Foto: Cordon Press
“Amor. Justo como en las películas”.
El eslogan publicitario que aparece en el primer cartel de la cinta Film Stars Don´t Die in Liverpool(Las estrellas de cine no se mueren en Liverpool) no deja lugar a la confusión.
Lo que se cuenta, o se aspira a contar, es lo que aquí definiríamos como “un romance de cine”. Tiene
todos los ingredientes clásicos del pastiche para mantenernos inmóviles
frente a la pantalla: la celebridad internacional y el anónimo
provinciano, la mujer mayor y el hombre joven, una enfermedad fatal…
Como tantas otras veces en la ficción, Gloria Grahame protagonizó en la
década de los 70 una historia que rompió tabúes, siendo recuperada
ahora por el director Paul McGuigan.
Otra diva contemporánea como
Annette Bening se pone en la piel de la ganadora del Óscar por Cautivos del mal
y, según la crítica, puede que este papel le otorgue por fin la
estatuilla que tanto se le resiste.
Si creías que Bette Davis y Joan
Crawford eran las únicas musas del blanco y negro que volverían a
brillar en la pantalla, sigue leyendo.
Gloria Grahame y su intérprete en la ficción, Annette Bening. Foto: Agencias
La de Grahame fue una carrera tan relevante como olvidada hoy en día.
Diva del Hollywood dorado, femme fatale por excelencia y musa, entre otros, del cineasta Nicholas Ray (Rebelde sin causa),
que también fue su esposo.
Uno de los cuatro que le pusieron un anillo
en el dedo, siendo el último su propio hijastro, Anthony Ray.
Su
magnetismo lo resumió como nadie el personaje que interpretaba Humphrey
Bogart, compañero de elenco en En un lugar solitario:
“Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó y viví el tiempo que me amó”. La actriz construyó una carrera como respuesta contestataria a la ingenuidad de Marilyn
y, al igual que tantas otras antes y después, fue jubilada de forma
prematura por la dictadura sexista que sigue rigiendo la meca del cine.
Su última etapa profesional la pasó sobre las tablas, a medio camino
entre Los Ángeles (donde residían sus cuatro hijos) y Londres.
Allí
tenía como vecino a un actor de medio pelo, que a sus veintisiete años
de edad no conseguía triunfar.
“Sus movimientos eran rítmicos y
resbaladizos. Su voz distintiva y su rostro familiar.
Ella no vestía
ropa cara, solo su habitual camiseta y unos pantalones vaqueros.
Me
cautivó. Me deslumbró su estilo”, escribió Pete Turner, el vecino, en la biografía que da nombre a la película.
Gloria Grahame y Humphrey Bogart, pareja protagonista de ‘En un lugar solitario’. Foto: Getty
Era 1979 y las casi tres décadas de diferencia entre ambos no fueron
un obstáculo para que la improbable pareja, la estrella de Hollywood y
el amateur de Liverpool, se mantuviera como tal. Su “Glo” le descubrió
las bondades y lujos de las grandes urbes de Estados Unidos hasta que un
día, sin previo aviso, esta cortó todo contacto. Después de
varios meses en los que el aspirante a actor rehízo su vida, la
intérprete volvió a llamarle para confesarle que el motivo de la ruptura
era una importante enfermedad. No quería ser una carga. Sufría
un cáncer de mama con metástasis en el estómago que un doctor
negligente había empeorado causándole una infección al intentar
extraerle líquido del cuerpo. Grahame desoyó los consejos médicos y
rechazó cualquier tratamiento. Prefería pasar sus últimos días en otra
parte.
Gloria Grahame y Humphrey Bogart, pareja protagonista de ‘En un lugar solitario’. Foto: Getty
Turner acudió a la llamada de auxilio.
La recogió del hotel en el que
residía mientras ensayaba su última obra de teatro en Londres.
Volvió con ella a Liverpool, su ciudad natal, donde él y su familia se hicieron cargo de los cuidados.
Pero como anuncia el título, ese no es el lugar idóneo para enterrar a
una estrella de cine.
El que sería su último amor conocido avisó a los
hijos de esta para que la llevaran de vuelta a Estados Unidos.
Solo tres
horas después de que el avión comercial que transportaba a la actriz
tomara tierra en el aeropuerto JFK de Nueva York, Gloria Grahame
falleció.
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