Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

25 sept 2017

De diseñador de zapatos de lujo a guardián de una cueva en Cantabria

Stuart Weitzman se dedicó durante 40 años a la fabricación de calzado de alta gama y algunos de sus modelos han tenido una gran acogida entre las estrellas.

 

 

Stuart Weitzman el jueves a la entrada de la cueva.
Stuart Weitzman el jueves a la entrada de la cueva. EL PAÍS
“Tranquilos, la cueva tiene wifi”.
 A punto de adentrarse en una sima milenaria, Stuart Weitzman aún tiene tiempo para bromear.
 Resulta que el creador de los zapatos del millón de dólares y de la sandalia Nudist, la favorita de estrellas como Diane Kruger y Blake Lively, ha encontrado su insospechada horma en La Garma, uno de los tesoros de la arqueología de Cantabria.
 El diseñador estadounidense (Massachusetts, 1942) se ha convertido en mecenas del yacimiento, con la aportación de casi 310.000 euros destinados a financiar diversos estudios científicos, amén de la grabación de un vídeo realizado con las últimas tecnologías para que el mundo pueda conocer las maravillas que esconde esta gruta de tres pisos de acceso complicado y cerrada al público.

Con este proyecto, el que ha sido durante 40 años uno de los principales fabricantes de calzado de lujo del planeta da carpetazo a una etapa, a toda una vida, como quien dice. 
“La moda ya no es lo que era”, asegura. 
 En 2015, vendió su empresa al grupo americano Coach por más de 480 millones de euros.
 “Me he quedado un tiempo con ellos para enseñarles cómo funciona el negocio, pero la de esta temporada ha sido mi última colección”.
 Su jubilación le pone ahora en el camino de la historia y el arte.
Ligado a España desde principios de la década de los setenta, tras establecer toda su producción en Elda, el primer paso del zapatero ha sido crear la Fundación Stuart Weitzman para la Conservación de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria (perteneciente a la organización internacional World Monument Fund, dedicada a la preservación del patrimonio cultural de todo el mundo).
 Una iniciativa que comparte con Barbara Kreger, su mano derecha en su etapa como diseñador.
No es extraño que al llegar a la caverna, situada en la localidad de Omoño, se sienta como un crío con zapatos nuevos. 
En el interior, no deja de admirar los huesos fosilizados que los responsables de la investigación, el arqueólogo Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria y jefe de la sección de Arqueología de la Consejería de Cultura, y Pablo Arias Cabal, catedrático de Prehistoria del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, han dispuesto sobre una mesa para catalogar y analizar.
 “Esta es una mandíbula de oso, estos son dientes de rinoceronte...”, enumera el científico.
Weitzman no puede ocultar su satisfacción al saber, por boca del profesor Ontañón, que su cueva data casi del mismo periodo que las de Altamira
 “¿Podrían haberla pintado los mismos artistas?”, pregunta. 
Desde luego, si no fueron los mismos, está claro que en aquel periodo los habitantes de la zona compartían las mismas técnicas y gustos pictóricos, responde el experto.
 En el complejo de La Garma, descubierto en 1995, se encuentran 11 sitios arqueológicos que han proporcionado indicios de presencia humana desde el Paleolítico hasta la Edad Media.
 Un auténtico tesoro en el que destaca la galería inferior, una caverna cuyo acceso original quedó cegado al final del Pleistoceno, permitiendo la conservación de suelos y estructuras (puede verse cómo los primitivos humanos construían estancias mediante el movimiento de bloques de piedra) en un estado único, además de contar con impresionantes escenas de arte rupestre (animales y manos estarcidas) datadas entre el Auriñaciense y el Magdaleniense medio (entre 29.000 y 13.500 años de antigüedad).
 La Garma cuenta incluso con los restos óseos perfectamente conservados de un león, amén de vestigios posteriores de la época visigoda (restos humanos incluidos). 
En atención a estos méritos, el yacimiento ha sido incluido en la Lista del Patrimonio de la Unesco, un título del que Weitzman no puede sentirse más orgulloso. 
Pero el exdiseñador no se va a contentar con eso: ya está trabajando en crear un Museo Judío en Madrid, “hermano de los que existen en otros países europeos”, revela.

 

 

‘Absentia’, policía sin memoria quiere recuperar su vida

Stana Katic, protagonista de 'Castle', cambia de registro en la nueva serie de AXN.

Emily es una agente del FBI. Bueno, era. 
“Fue secuestrada seis años antes de que nuestra historia empiece, y creen que está muerta”, explica Stana Katic, que vuelve a la televisión después de un breve parón tras el éxito de ocho temporadas de Castle.
  La historia de Absentia, que esta noche (22.05) estrena el canal AXN, empieza cuando Emily, su personaje, aparece sin recordar lo que le ha ocurrido en ese tiempo. 
“Ha sido torturada durante seis años, regresa y empieza una nueva vida. 
Su mundo anterior ha cambiado completamente: su marido está casado de nuevo, su hijo ha crecido y llama a otra mujer mamá, su padre está enfermo…
 Así empieza el capítulo uno”, continúa la actriz canadiense de raíces serbias.
El que fuera el marido de Emily, Nick (interpretado por Patrick Huesinger), recibe una llamada con la localización de dónde la puede encontrar: en una cabaña en mitad del bosque a las afueras de Boston. 
 Esa cabaña, en realidad, la construyeron en mitad de los bosques del Palacio de Vrana, la residencia oficial de Simeón de Bulgaria a las afueras de Sofía, abierta hoy al público. 
En total, entre los jardines y los bosques alrededor del palacio rodaron 35 escenas de Absentia. 
 “Mucha de la acción ocurre en la naturaleza y esta se parece bastante a la de Massachusetts”, cuenta Maria Feldman, una de las productoras.
Para Feldman, el director Oded Ruskin, y el director de fotografía, Nadav Hekselman, era fundamental rodar en localizaciones distintas y reales, evitar los estudios todo lo posible.
 “No rodamos cronológicamente sino como una película: tienes el guion completo de todos los episodios y rodamos por localización”, explica Feldman.
 Desde el principio, creadores y actores tuvieron acceso a los guiones completos de los 10 episodios, que rodaron en un tiempo récord de 62 días empezando en enero de 2017 y pasando por 60 localizaciones en Sofía y alrededores. 
“Solo las pocas escenas de la ciudad las rodamos en estudio recreando las calles”, cuenta.
Solo un equipo muy alineado creativamente podía superar un rodaje así. Feldman, Ruskin y Hekselman venían de trabajar juntos en False Flag, serie de espionaje israelí que llamó la atención del estudio y por la que les mandaron el guion de Absentia. Les enganchó enseguida.
 “Me gusta que es un thriller pero también es un drama familiar”, dice Oded Ruskin.
 “Me pareció único porque es thriller, pero es muy, muy emocional: es una mujer que regresa para descubrir que su marido se ha vuelto a casar”.
‘Absentia’, policía sin memoria quiere recuperar su vida
“Es una pregunta interesante que plantearte como actor”, reflexiona Huesinger. “¿Qué harías si alguien a quien quieres desapareciera? ¿Cuánto tiempo la buscarías? Imagina perder a tu hijo: 
 ¿cuánto tiempo lo buscarías hasta abandonar? Y, de repente, cuando ya habías abandonado, vuelve y tienes que lidiar con todo eso, es otro tipo de drama”.

Nick se encuentra de pronto en casa con su exmujer, Emily, a la que nunca dejó de querer, y con Alice (Cara Theobold), su actual esposa, quien ha criado al hijo de Nick y Emily y a la que también quiere.
 “Todos los personajes tienen su propia historia y lucha”, dice Theobold.
 Otro elemento que diferencia Absentia de las series de misterio y le añade emociones, comentan los productores.
Pero, sobre todo, lo que la diferenciará de series como Blindspot, con la que coincide en la pérdida de memoria de sus protagonistas, es su tono. 
“Es mucho más oscura y cruda”, dice Theobold. “Parece una serie escandinava”.
 “Algo que hacía mucho tiempo que no se veía en la televisión americana”, añade Neil Jackson, que interpreta al hermano de Emily. 
Patrick Huesinger está de acuerdo: “Si tengo que compararla con alguna serie, sería con la original danesa de The Bridge, tanto en el tono de la interpretación, como el guion o la fotografía”.


 

El criticado y extraño regreso de María Teresa Campos a la televisión

La presentadora reapareció en 'El debate de Gran Hermano Revolution', pero su escasa participación y sus respuestas son carne de 'meme'.

María Teresa Campos, en el plató de Telecinco. María Teresa Campos, en el plató de Telecinco. GTRESONLIN

“Quiero contar una cosa que a todos les va a hacer ilusión.
 Vuelve a la televisión alguien que fue pionera en hablar de Gran Hermano fuera de Gran Hermano (…) esa persona a la que tanto queremos y respetamos vuelve el domingo para trabajar conmigo: María Teresa Campos", así anunció el regreso de Campos a la pantalla chica el presentador de El debate de Gran Hermano Revolution Jordi González.
 Pero las expectativas superaron la realidad. Se esperaba que el regreso de la presentadora de ¡Qué tiempo tan feliz! subiera la audiencia del programa y además marcara la vuelta a escena de Campos tras haber sufrido un ictus hace cuatro meses.
El resultado no fue ni lo uno ni lo otro.
 Su paso por el plató dejó un agrio sabor de boca en los televidentes.
 Las intervenciones de la presentadora malagaña fueron pocas y breves.
 Su actitud tampoco ayudó. Desganada, incómoda y desinteresada, así se mostró durante los poco más de 90 minutos que estuvo sentada en el plató. 
El programa duró cuatro horas.
Jordi González y María Teresa Campos, en El debate de Gran Hermano Revolution.
Jordi González y María Teresa Campos, en El debate de Gran Hermano Revolution. GTRESONLINE
"¿Se equivocó Miriam o no? ¿Tú qué dices, María Teresa?”, le increpó González en un intento por hacer que Campos dijera algo. “¿Que si se equivocó o no se equivocó? Pues yo no lo sé", respondió con desgana.

Las críticas no se hicieron esperar y los #DBT1GH y #Sin24hNoHayGH –la etiqueta que se creó debido a que se cancelara la emisión de 24 horas en la web oficial- se llenaron de memes. 
Unos mostraban a un niño durmiendo, como ejemplo de la nula participación de Campos, otros escribían que les gustaría trabajar como la malagueña, o sea, “solo sentarse y ya”.
Además de su escueta participación a Campos se le criticó que se retirará a mitad del show. 
El programa decidió disculpar su abandono repentino del plató de Telecinco asegurando que se había tenido que retirar “a descansar” para poder viajar a Málaga donde hoy recogerá un premio.
Campos tras ver como su programa era retirado de la parrilla firmó un contrato de larga duración con Telecinco que ninguna de las partes ha explicado en que consiste.

 

 

‘Diario de un incesto’, testimonio anónimo de un tema tabú

 

Llega a las librerías españolas, avalado por una prestigiosa editorial de Estados Unidos, el relato del infierno al que un padre sometió a su hija durante 18 años.

Eva Vázquez
Eva Vázquez
En un pasaje de Diario de un incesto (Malpaso Ediciones), su anónima autora reconoce —sin decirlo— su pertenencia al reino de los animales y no al de las personas. 
Para ello cita al antropólogo Claude Lévi-Strauss: “Escribió que la principal diferencia entre animales y seres humanos radica en la prohibición del incesto.
 ¿En qué me convierte esta afirmación?". Esa es la primera constatación: la admisión de un incesto que duró 18 años, a caballo entre la violación, el consentimiento e incluso el placer.
 La segunda es la decisión de contarlo con todo lujo de detalles al mundo en forma de libro.

Eva Vázquez
Eva Vázquez

La autora, supuestamente una poeta y periodista en activo, relata en apenas 120 páginas el infierno seriado de agresiones sexuales, heridas físicas y psíquicas y —repítase una vez más— esporádico goce sexual que experimentó a manos de su padre desde que tenía tres años hasta que cumplió los 21.
Lo hace en lo que podría denominarse, si no se quedara tan corto el término, un lenguaje seco y directo. 
Tanto, que es imposible reproducir en un artículo de prensa la mayoría de sus pasajes, muchos de ellos odiosos y cercanos a un mal porno, otros de buen fuste literario.
 Pero quédese el eventual lector con este: "Tengo, y siempre he tenido, la impresión de que en realidad mi padre quería matarme, y que yo le seduje para impedir que lo hiciera.
 Recurrí a la sensualidad para seguir con vida. Salvé mi vida dándole placer sexual.
 Y él se hizo adicto a nuestras relaciones sexuales, y a mí me ocurrió lo mismo".
Desde Nueva York, Lorin Stein, editor del libro para el sello Farrar, Straus and Giroux además de jefe de redacción del prestigioso trimestral literario The Paris Review, explica: “Estamos absolutamente seguros de la autenticidad del libro.
 Cuando lo vendimos en el extranjero, algunos editores pidieron que aportásemos las razones por las que creíamos en la autenticidad de la historia. 
En una carta abierta expliqué que habíamos corroborado la veracidad del asunto través de personas concretas que conocían a la autora desde hacía mucho tiempo y que conocían su historia. 
En Inglaterra, algunos periódicos de la derecha preguntaron qué pruebas había de que una cosa así pudiera haber pasado, ¡como si todos nosotros no supiéramos de casos de niños que han sufrido abusos sexuales!”.

El incesto como tema narrativo se remonta a hace más de 4.000 años y viaja desde el Edipo Rey de Sófocles hasta Juego de tronos, pasando por autores como Apollinaire, Vargas Llosa, García Márquez, Anaïs Nin, Marguerite Duras, Moravia o el incesto como fantasía de la Lolita de Nabokov, por mencionar solo algunas referencias. 
Recientemente, novelas como El beso, de Kathryn Harrison o Una semana de vacaciones, de Christine Angot reeditaron el género y suscitaron todo tipo de controversias.
Sin embargo, ni el estilo ni el asunto ni el trasfondo de Diario de un incesto tiene que ver con ninguna de ellas.
 Sostienen tanto el editor estadounidense, Lorin Stein, como el español, Malcolm Otero Barral, que la justificación de editar un libro así se atiene a razones primordialmente de valor literario. “
“Creo que Diario de un incesto es una obra de arte, pero tengo además la esperanza de que este libro ayude a otros supervivientes del incesto a sentirse menos solos”, explica Stein, quien se excusa por no poder contar detalles acerca de cómo contactó con la autora ni de cómo la autora propuso el libro a la editorial.
Esta es la opinión del editor de Malpaso, el sello que ha llevado a las librerías la versión en español de The Incest Diary: “Soy consciente de que la gente lee la palabra incesto y se retrae.
 El libro va directo a los hechos, sin escatimar ni un detalle, pero no es morboso.
 No hay eufemismos en la descripción de las relaciones sexuales, y eso me parece muy interesante literariamente. 
Yo no había leído nada parecido a esto, es un libro nuevo, único, que permite al lector entrar en la intimidad profunda de alguien que sufre y comprobar qué mecanismos tiene el personaje para sobrevivir”.
Ante la posibilidad de que cierto tipo de lector busque y encuentre en estos diarios motivos para el placer que no tengan nada que ver con lo literario, el editor estadounidense admite el riesgo, pero está convencido de la pertinencia de publicar algo así: 
“Mire, si la oscuridad está ahí. La oscuridad está ahí. Lo que está claro es que nadie aportará luz suprimiendo un libro…”.

Puede que lo más desequilibrante y violento para quien decida entrar en estas páginas no sean —siéndolo terriblemente— ni las violaciones repetidas de padre a hija ni el silencio cómplice de la madre, la tía o la amiga mayor y admirada de la autora ni el hecho de que en la familia de la autora los abusos sexuales sean “un legado que viene de lejos”
 (su padre le contó que el abuelo Paul abusó de él y de su hermana cuando eran pequeños). 
Puede que lo peor sea esa sensación irremediable de un progresivo síndrome de Estocolmo que, en muchos pasajes, acaba convirtiendo a la víctima en partenaire sexual, en un extraño/terrible viaje desde el pavor hasta el goce. 
Se llama masoquismo, y su aparición no es escatimada en este libro de portada negra.
Están, primero, los miedos de la infancia: “Sus pasos acercándose por el pasillo hasta mi cuarto, el crujido de la puerta al abrirse, su respiración, el nítido sonido que producía la hoja de metal al desenfundarla”.
 Y están, más adelante, las confesiones de la adolescencia, primero, y la edad adulta después: “Mi padre también se había convertido a sí mismo en un objeto sexual para mí.
 Lo cosificaba como me cosificaba a mí misma para él.
 Jamás en mis doce años de casada experimenté un orgasmo semejante”. 
Y una frase final para resumir los dos lados del abismo: “Le deseo y le mataría, echaría su cuerpo a los perros”.
No creo que todo sea publicable, pero sí creo que una mujer debe tener el derecho de escribir de forma verdadera acerca de lo que le pasó y de cómo le afectó psíquicamente. 
Y no creo que por ello esté obligada a pagar el precio de una exposición pública”, argumenta Stein sobre la oportunidad de editar este libro. 
“No todo es publicable. Hay límites. Ante todo está el sentido común: hay cosas no publicables porque ofenderían a cualquiera. Además, hay un límite ético: no todo vale con tal de vender. Evidentemente, yo nunca publicaría una apología del incesto, o de la violación, o del abuso.
 Este es un debate eterno”, añade el editor de Malpaso.