Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 sept 2017

Así funciona el lucrativo negocio de ser ‘influencer’ en España


Una foto o un vídeo en una de sus plataformas engancha y fideliza a miles de personas.

 Y, de paso, vende producto. 

El fenómeno de los influencers no parece ser, por el momento, una moda pasajera.

Así funciona el lucrativo negocio de ser ‘influencer’ en España
Antes de seguir, descifremos el concepto.
 ¿Qué es un influencer? «Un líder de opinión que, a través de las redes sociales, influye recomendando productos», responde Patricia San Miguel, investigadora del ISEM Fashion Business School. 
«Y no pasarán de moda, porque el ser humano necesita influencia», remacha. Claro que no todos están de acuerdo: «Va a caducar, ‘aprovechen’ es mi mensaje.
 Es mi opinión, no hablo por la compañía; a nosotros nos están funcionando muy bien.
 Pero es algo inmediato, joven.
 Las cosas no pueden ser tan inminentes. 
Se requiere un proceso, un tiempo; volveremos a lo anterior como ya está sucediendo en gastronomía o en viajes con lo slow», vaticina Carolina Herrera de Báez, directora creativa de la división de perfumes.
Comparten sus gustos, exponen su vida, fotografían y muestran sus estilismos, hablan sobre la cosmética que usan y se graban en vídeos, a veces, haciendo el tonto.
 «La clave no está en el youtuber, bloguero o instagramer; ni en la plataforma en sí, sino en la capacidad que tenemos las personas de influirnos», matiza San Miguel. 
El origen se remonta a los años 50. «Influential se empezó a usar tras la investigación de 1955 de Paul Lazarsfeld y Elihu Katz, sociólogos de la Universidad de Columbia. 
Anunciaban que los medios no influyen directamente sobre las audiencias, lo hacen a través de líderes de opinión, los influentials. 
Los blogs y el microblogging volvieron a ponerlos de moda porque les dieron poder: no se trata solo de opinar en círculos cercanos, sino ante miles de internautas», explica San Miguel.
 El universo tal y como lo conocíamos se atomiza. «La influencia se ha compartimentado porque una persona está conectada a muchas, hay más ruido, se consultan más webs, se siguen más perfiles. 
Antes, los consumidores eran heterogéneos; hoy ‘lo nicho’ es sostenible económicamente.
 De ahí esta fiebre que no es una moda, es un cambio de paradigma y ha venido para quedarse», razona Villanueva.
Las cinco protagonistas de este reportaje, españolas de entre los 21 y 35 años, acudieron a la sesión con maleta, móvil en mano y no pocas exigencias [Dulceida (Aída Domenech), protagonista de la última campaña del perfume Light Blue de Dolce & Gabbana, no aparece porque pidió ser portada y Laura Escanes, bloguera de 21 años, declinó la oferta porque, según fuentes cercanas, tras su reciente matrimonio con el presentador Risto Mejide, quiere dar un giro a su carrera y que la identifiquen como celebrity antes que influencer].
 
Alexandra Pereira lleva camisa de de TOD’S y suéter de Maje. Foto: Inés Ybarra

También hubo reticencias. Los medios tradicionales no siempre han sido amables con ellas. 
Su llegada supuso un terremoto en un sector ya de por sí inestable por la crisis. «Las marcas se dieron cuenta de su gran potencial publicitario: muestran sus artículos de una forma sencilla, natural y cercana a sus comunidades y su mensaje es viral. Por ello, muchas dejaron los banners y el patrocinio de las webs para realizar colaboraciones económicas con estos líderes de opinión, mercantilizando su influencia. Más de 200 millones de personas usan bloqueadores de anuncios en sus dispositivos: en 2015 se perdieron más de 21 millones de dólares en ingresos por ello. Además, la invasión de correo spam y de las newsletters ha causado rechazo», sentencia San Miguel.
Como sucedió con el vídeo, cada soporte encuentra su lugar: «Que mi marca [Lovely Pepa Collection] salga en mis plataformas aumenta las ventas porque cuando la gente me ve con la prenda puesta, le encuentra más posibilidades a la hora de combinarla. Pero que la saquen en una revista, me da prestigio», opina Alexandra Pereira, de 29 años y del blog Lovely Pepa. No es la única con firma de moda: Tipi Tent es la de María Pombo; À Bicyclette, la de Silvia Bartabac, y Paula Gonu planea asimismo vender sus propias camisetas. «Se trata de asegurarse otra fuente de ingresos; en su mayoría son beneficiosas; cuando la bloguera –como es el caso de Lovely Pepa– se encarga del diseño, de la producción y distribución los beneficios llegan a medio y largo plazo», explica San Miguel.
Los fans de los instagrams de estas influencers suman casi cinco millones de personas. No arrastran el cortejo infinito de las Kardashian, pero es que de eso se trata. «Los famosos no son tan determinantes. Las firmas hoy quieren trabajar con perfiles con muchos menos seguidores que los de las macroinfluencers (más de un millón; Pereira tiene 1,4 millones) como Lovely Pepa. 
Es la era de los micro, de perfiles con entre 5.000 y 70.000 fans en Instagram. 
Dan credibilidad porque generan contenido menos manejado por los anunciantes», opina Pelayo Santos, influencer marketing mánager de Globally.
Paula Gonu lleva vestido de Juanjo Oliva. Foto: Inés Ybarra

«Cuando hace dos años y medio escuché, ‘no soy bloguero, soy influencer’, pronunciado influenzer, a la española, me chocó. 
Yo me sigo considerando bloguera, no me gusta el término. ¿Influimos? Y si lo hacemos, ¿cómo?», plantea Pereira. La cuestión no es baladí. El internauta que más consume este contenido es joven. «Mi comunidad tiene entre 16 y 25 años, aunque también me sigue un 15% mayor de 25 años; son mayoritariamente de España, México, EE UU y Portugal», nos cuenta María Pombo, instagramer de 22 años.
 «Un hater me escribió: ‘Tú contenido es una mierda porque tus seguidores son menores de 12 años’. Reaccioné con este: ‘Un saludo a mis fans de más de 25 años; os ignoran’. 
 Me contestaron muchas madres de 40 años. Habían empezado a seguirme por curiosidad, para saber qué veían sus hijas. Al final, se enganchan, me siguen para desconectar, para reírse», explica Paula Gonu, youtuber 
. Para la barcelonesa de 24 años, el medio es terapéutico. «Arranco mis vídeos con ‘¡hola, personas guapas!’. Hace poco celebré mi cumpleaños con mil de mis suscriptores.
 Vinieron dos chicas que habían estado ingresadas por anorexia y se llevaron una camiseta con el saludo impreso. Sus madres se la hacen llevar ahora con el fin de que se crean el mensaje. Siempre me han escrito niñas acomplejadas con su físico.
 Debemos aprovechar la influencia para subir la autoestima. Hace poco les hablé de mis inicios. Hacía deporte de lunes a viernes, si me lo saltaba me ponía histérica.
 Hoy no hago nada, no tengo tiempo. Y vivo relajada. La gente me valora por mi creatividad no por mi físico, como ocurría cuando colgaba fotos ejercitándome. Contarlo ayuda a los demás», opina Gonu.
Desde este lado, desde la orilla del observador, su existencia parece idílica: bolsos de marca, cenas con champán en restaurantes con estrella Michelín, imágenes suyas en biquini en playas desérticas cuando de este lado hace un frío que pela. «Es más sacrificado que de lo que parece. No recuerdo la última vez que tuve vacaciones, pero fue hace mucho tiempo. Llevo nueve años sin descansar un día. Este trabajo requiere estar conectado los siete días de la semana. Aunque no me voy a quejar porque me gusta mi vida», reconoce Silvia García, más conocida como Silvia Bartabac, una de las pioneras (abrió su blog Bartabac en 2009).
Silvia lleva camisa de Juan Vidal y pantalón propio. Foto: Inés Ybarra

Son jóvenes y juegan con la fama, con la exposición: «Si estás más triste, una crítica te afecta más, claro.
 O si un día me veo más gorda, que me lo digan también», confiesa Pombo. Despertarse y conectar la radio, hablarle a la tele es hoy saludar a un influencer por la calle.
 «Son fieles. Me paran y me dicen que soy su amiga cercana. A veces, no soy consciente de todo lo que comparto, de que detrás del móvil hay casi medio millón de personas observando mi vida. Pero es gratificante: me escriben a diario agradeciéndome que les dé ánimos. 
Mola tener esa conexión», afirma Pombo. «Tengo followers que se han recuperado de crisis personales gracias al blog, porque al arreglarse se han sentido seguras y han salido más. La moda y la belleza suben la moral», defiende Bartabac.
En un país donde el cotilleo es una de las fuentes principales de ocio, parece lógico que en el universo digital también sea un negocio exponerse. «Funcionan mejor las fotos donde salgo con mi novio», reconoce Pombo. «Aquí la gente pide reality. Cuanto más se enseña, mejor… También triunfa más un vídeo en un hotel con mala luz y un escenario poco trabajado que uno supereditado en la semana de la moda de París…», coincide Bartabac. «Antes el usuario se enganchaba a una vida narrada en una serie de la tele o una revista del corazón, ahora a una vida real. Es el nuevo modo de entretenimiento», plantea San Miguel.
Segundo factor: cuando empiezan no son famosos y tienen que rellenarse de contenido. «Les toca generar su marca; construirse. En belleza y moda encaja mostrar la vida privada, en videojuegos por ejemplo, no», opina Villanueva. ¿Y por qué aquí se revela mucho más que en EE UU o en Francia? «En España no es necesario presentar una vida privada tan políticamente correcta según el modelo de familia convencional. Somos más laxos con la heterodoxia, por eso existe menos miedo al exhibicionismo, aunque pueda acarrear críticas y cotilleos. De hecho, en España es el primer paso para ser conocido y parecer cercano y simpático», argumenta Javier Garcés, presidente de la Asociación de Estudios Psicológicos y Sociales. «En EE UU las relaciones con las marcas están profesionalizadas. Al haber contratos más formales y regulados, los influencers se limitan a mostrar el producto según el acuerdo y no creen tan necesario exhibirse para producir engagement», razona San Miguel pronunciando así el Santo Grial del gremio. ¿Qué es el engagement? «La interacción de una publicación con la comunidad; es una regla de tres.
 Si me siguen 5.000 personas y de media me dan 50 likes, es el 10%. Los comentarios tienen más peso, aunque depende de la calidad: los generados con un concurso –‘quién me ponga un corazón, recibe una camiseta’–, no cuentan tanto como un calificativo gratis… 
Las firmas lo tienen en cuenta», responde una de las agentes de las influencers [que prefiere no dar su nombre].
María Pombo posa con camisa de Nina Ricci y falda de Georges Rech. Foto: Inés Ybarra.
¿La plataforma con más engagement? «YouTube; me metí porque quería transmitir mi yo más real.
 No se trataba tanto de conseguir seguidores como en Instagram, sino de llegar de una manera diferente a la gente», responde Pereira.
 «El vídeo es más auténtico y engancha porque no solo se ve el producto, se cuenta cómo se ha adquirido y se usa», opina San Miguel. Por cierto, aquella norma sobre la duración ha cambiado. «Triunfan largos, de unos 10 minutos», nos cuenta Gonu. 
El boom del streaming nos ha transformado: picoteamos menos. Además, YouTube indexa los clips largos primero, según un estudio de la consultora Backlinko.
Posan con un producto, pero no dicen que es un anuncio. Viajan a las Bahamas, se alojan en hoteles de lujo y cenan en restaurantes caros, financiados por una marca. 
Tienen contratos como embajadores, pero no lo especifican. En España no existe regulación.
  «En digital faltan leyes en Europa. Las asociaciones de agencias, los medios, entornos y las ordenanzas deben ponerse de acuerdo», opina Gaby Castellanos, CEO de la agencia @Socialphilia.
«Se suponía que este año iba a haber un avance pero no…, esperemos que pronto sepamos cómo actuar como sucede en Australia, Reino Unido o EE UU», explica Santos. En este último, es obligatorio informar con hashtags (como #ad) cuando se publicita algo y en Australia sale caro saltarse la ley: hasta 220.000 dólares puede pagar un influencer por una publicidad encubierta y hasta un millón de dólares una firma. «Ni siquiera en estos países se cumple: las Kardashian promocionan productos suyos y no lo notifican…», avisa Castellanos. Tampoco estamos acostumbrados al lenguaje: en Reino Unido, el 77% de los usuarios de Instagram no sabe lo que significa #sp [por producto esponsorizado], según la consultora Campaignlive . «En 2009, los blogueros mostraban productos de forma altruista y alguna marca les regalaba algo o invitaba a un evento de forma ocasional. Pero, cuando la relación se consolida y mercantiliza, es necesaria una regulación para proteger al cliente que tiene el derecho de saber si ese influencer utiliza un artículo simplemente porque le gusta o porque le han pagado por ello», opina San Miguel.
Jessica Goicoechea lleva vestido y cinturón de Sonia Rykiel. Foto: Inés Ybarra
No estamos hablando de pocos euros. «Los macro cobran 2.000 por foto, y unos 500 si el proyecto incluye una experiencia, como un viaje por todo lo alto», informa Santos.
 «Hay algunos que por un post en Instagram cobran cien y otras que ganan entre 10.000 y 15.000; eso sin irme a internacionales como Chiara Ferragni… Por ahí en el medio ando yo, aunque tirando un poco por abajo», reconoce Bartabac. 
 En EE UU cobran 187.500 dólares por post en YouTube, 75.000 en Instagram y 30.000 en Twitter si tienen entre tres y siete millones de seguidores y 2.500 en YouTube y mil dólares en Instagram o Snapchat y 400 en Twitter con una comunidad de entre 50.000 y 500.000 (estudio de la consultora Captiv8).
«No los elegimos por su cara bonita, ni tanto por sus fans, sino por su afinidad con nosotros y con nuestra filosofía. 
 El cliente sabe que algunos posan un día con un perfume y al siguiente, con otro.
 Eso no nos interesa. Los nuestros son de la familia: acuden a los eventos, quedamos con ellos fuera del trabajo…», nos cuenta Thomas James, mánager de Jean-Paul Gaultier.
Y falta mencionar la palabra clave: millennial, el término de esta década.
 «El cambio de paradigma está relacionado con el lenguaje, los influencers son una autoridad en esta nueva gramática porque han nacido con ella y entienden a clientes más jóvenes que quieren escuchar opiniones desde el punto de vista de un consumidor como él», explica Villanueva.
 El milénico quiere escuchar la verdad. «Aunque sea políticamente incorrecto, aunque se critique el producto», opina Villanueva. 
De ahí que en vez de explotar, la burbuja crezca: «La generación Z pisa fuerte; quiere verlo todo a través de consumidores como ellos», opina San Miguel.

 

Letizia de España reina en Europa........................... Mábel Galaz

La esposa de Felipe VI cumple 45 años ocupando portadas internacionales y elegida como icono de estilo y modernidad.

 

La Reina con Isabel II y el duque de Edimburgo, el pasado julio en Londres.

Su agenda de trabajo este viernes está en blanco. Letizia Ortiz cumple 45 años y ha optado por pasar el día de manera íntima, con su familia. 
Sin embargo, la fecha no ha pasado inadvertida para muchos medios tanto nacionales como internacionales, porque Letizia de España reina ya en Europa tres años después de que su marido se convirtiera en Felipe VI.
Un punto de inflexión en el éxito internacional de doña Letizia se produjo el pasado mes de julio durante la visita oficial de los Reyes de España a Reino Unido. 
La prensa británica cayó rendida ante ella. The Times le dedicó la foto de portada en la que aparecía vestida de rojo y luciendo una espectacular corona.
 Pero no fue el único periódico británico que le concedió el protagonismo, también lo hizo The Telegraph, que aseguró: “La Reina Letizia, que durante años ejerció como periodista, sabía de la importancia de este viaje y la repercusión que tendría a nivel internacional. 
No solo ha cumplido con las expectativas que todos los medios de comunicación ingleses tenían sobre ella, sino que las ha superado con su estilo estos días”. The Mirror calificó de “perfecto” su look amarillo de Felipe Varela y tocado de María Nieto que lució en la recepción oficial de Isabel II en la Horse Guards Parade de Londres.
 

Reina Letizia
La portada que The Times dedicó a doña Letizia.
Graham Keeley, corresponsal de The Times, asegura que en Reino Unido se valoran varias de las cosas que en España algunos critican en doña Letizia. 
“Con su llegada ha cambiado la percepción que había de la monarquía española.
 Como Kate Middleton, ella proviene de una familia de clase media.
 Además, tiene un pasado republicano y trabajó como periodista. 
Es una buena influencia tras los problemas con los que acabó el reinado de Juan Carlos I.
 Ha supuesto aire fresco para la institución. Además, se ocupa de cuestiones diferentes como de las enfermedades raras”.
 Keeley cita a sus colegas de The Daily Mail, que alabaron de ella su “estilo y belleza”. “Nosotros en The Times nos fijamos menos en la moda, por eso echamos de menos no haber oído cosas de su propia boca, pero casi no da discursos y los intentos de acercarnos a ella han sido inútiles”.

El activo que, en opinión del corresponsal de The Times en España, supone la personalidad de la Reina debería de usarse más.
 “Como una especie de embajadora de España ya que es inteligente. Me extraña que se la vea como fría y controladora.
 Quién sabe si es verdad”. Keeley cree que no hay comparación posible entre Kate Middleton y Letizia. “La duquesa de Cambridge nunca ha trabajado. 
Eso sí, ambas representan a la nueva monarquía.
 Letizia y Felipe saben que tienen que vender a los españoles la institución como algo necesario”.
James Badcock, corresponsal de The Telegraph y la BBC, corrobora el “interés y la fascinación” que hay por la figura de la Reina de España
“Se habla mucho de su estilo, de la moda que sigue. No tanto de su personalidad.  
Se la ve como una mujer moderna, como lo era Diana de Gales.
 En Reino Unido despertó mucho interés cuando acudió a la boda de Guillermo de Inglaterra con Kate Middleton pero tras la visita oficial de los Reyes en julio nos fijamos mucho más en ella.
 Fue un viaje importante con el Brexit y Gibraltar por medio”. Badcok explica que los británicos ven en Letizia una mujer “moderna y sencilla”, como Kate Middleton.
Letizia Ortiz
La Reina en una cena de gala en el ayuntamiento de Londres. CORDON PRESS
Pero esta fascinación creciente que Letizia despierta a nivel internacional no se corresponde con la percepción que todavía se tiene de ella en algunos círculos de opinión españoles, que la tachan de distante y fría en su afán por obtener la perfección. Sandrine Morel, corresponsal de Le Monde en España, no lo entiende:“Me sorprende el rechazo que puede despertar en algunos sectores de la sociedad, quizá todavía hay gente que la critica por no ser de sangre azul, por estar divorciada, haber sido periodista y porque su familia fuera republicana.
 Pero con el Rey forma una pareja joven con mucho glamour. Recuerdo el duelo de estilo que mantuvo con Carla Bruni, una primera dama que antes fue modelo”. Hans Günther Kellner, de la radio pública alemana Deutschlandfunk, asegura que en Alemania las monarquías son vistas como algo muy lejano que solo interesa a la prensa del corazón, pero de Letizia resalta que se trata de una “ciudadana normal que ahora forma parte de una familia real”. 
Eso sí, asegura que el hecho de que haya dos reyes es algo que no entienden. 
“En Reino Unido, el marido de la reina es un príncipe”.
 Los especialistas en moda corroboran el ascenso de la Reina.
 La semana pasada, la revista Vanity Fair incluía a la esposa de Felipe VI en la lista de las mejor vestidas del mundo.
 Una aparición en la que probablemente haya influido su decisión de vestir diseños de Carolina Herrera, ya que el marido de la diseñadora, Reinaldo Herrera, tiene mucha influencia en la tradicional clasificación de la revista estadounidense.

Sexo y secretos del Hollywood dorado....................... Irene Crespo

Un documental presentado en el Festival de Toronto repasa la vida de Scotty Bowers, quien descubrió las intimidades de las estrellas del cine clásico en su libro ‘Servicio completo'.

Spencer Tracy y Katherine Hepburn en la película 'La mujer del año', estrenada en 1942.
Spencer Tracy y Katherine Hepburn en la película 'La mujer del año', estrenada en 1942. GTRESOLINE

 

La aventura que mantuvieron Spencer Tracy y Katharine Hepburn durante años, mientras él seguía casado, fue uno de los grandes secretos a voces de Hollywood. 
Un romance inmoral pero permitido porque eran grandes estrellas de cine, la pareja que todo el mundo aspiraba a ser viendo sus películas.
 Pero aquella relación no era más que una tapadera. "Las revistas de cine vendieron esa historia, pero ellos no eran amantes, eran simplemente amigos, compañeros de trabajo", dice Scotty Bowers en el documental sobre su vida Scotty and the Secret Life of Hollywood (Scotty y la vida secreta de Hollywood).
Él los conoció bien a través del director George Cukor. Spencer Tracy vivía en una de las cabañas de Cukor y Katharine Hepburn en otra. 
"Nunca vivieron juntos como se decía", sigue Bowers.
 Algunas noches, Scotty buscaba mujeres para que pasaran las noches con la actriz, y después acompañaba hasta su cama al actor borracho.
 "Él era gay, aunque no quisiera admitirlo", dice.
Cukor, Hepburn y Tracy no fueron sus únicos clientes. 
Scotty Bowers era una leyenda en el Hollywood dorado
 Era el hombre que "apañó" durante años los encuentros románticos y sexuales entre todas aquellas estrellas de Hollywood que tenían que esconderse entre las sombras.
 Era el hombre que les hacía felices. 
El primero que le conoció fue Walter Pidgeon. El actor de Planeta prohibido paró a repostar en la gasolinera en la que trabajaba Scotty y este le dio un momento de felicidad en el cuarto de atrás de la estación de servicio. 
A partir de ahí se corrió la voz. Por 20 dólares Scotty hacía sus sueños realidad
. Él mismo estaba disponible, pero cuando el negocio empezó a crecer fue buscando otros chicos. 
En un momento dado, saltó al motel de enfrente.
 Y poco después se encargó de organizar fiestas con tantos hombres y mujeres como pidieran sus anfitriones. 
"Cole Porter me pidió una noche 15 hombres", cuenta.

Scotty Bowers, que en la actualidad tiene 94 años, durante una fiesta en la época del Hollywood dorado.
Scotty Bowers, que en la actualidad tiene 94 años, durante una fiesta en la época del Hollywood dorado.
Entonces dejó de cobrar, pero siguió "apañando encuentros" con el único objetivo de hacer feliz a la gente. 
Casi todo lo que cuenta el documental, dirigido por Matt Tyrnauer, estaba ya en el libro que el propio Bowers publicó en 2012, Servicio completo.
 El rodaje, de hecho, empezó después de la publicación y habla un poco de las críticas que recibió por sacar del armario y contar los secretos sexuales de tanta gente, la gran mayoría ya desaparecida. Según Bowers, esperó a que no estuvieran precisamente por respeto a ellos. 
Y lo que hizo fue convertir a todas esas leyendas y mitos "en personas reales, gente de carne y hueso", le defiende el actor Stephen Fry en el documental. 
"Su historia no es la de un gay renegado —explica Fry—, Scotty no se conformaba con una etiqueta, traspasó todas las vallas que nos hemos construido para separarnos los unos de los otros".
El documental arranca con la celebración de su 90 cumpleaños, ahora ya tiene 94.
 Comparte secretos de otros, como la noche que "apañó" a Rock Hudson y un recién llegado Cary Grant, o las múltiples veces que mandó hombres a la habitación del duque de Windsor y mujeres a la de Wallis Simpson.
 Pero también comparte sus encuentros; como aquella noche que participó en un trío con Ava Gardner y Lana Turner, o cuando se acostó con Bette Davis durante la guerra o con J. Edgar Hoover vestido de mujer.
Rock Hudson y Jeff Chandler durante un descanso del rodaje de la película Iron man' en 1951.
Rock Hudson y Jeff Chandler durante un descanso del rodaje de la película Iron man' en 1951.
Hollywood construyó una imagen de amores idílicos mientras les obligaba a ocultarse en las sombras y Scotty hacía de esas sombras un lugar más feliz. 
"Algunas personas me han dicho que los mejores momentos de su vida fueron en aquella gasolinera", cuenta.
 "Y me siento bien de haber hecho feliz a tanta gente", continúa mientras celebra la aprobación del matrimonio gay en Estados Unidos.
  En las últimas décadas se ha dedicado a hacer feliz a su mujer y amigos.
 Fue la muerte en 1985 de Rock Hudson por sida, y la sacudida que vivió la industria por la tragedia, lo que le hizo retirarse como el hombre que cumplió los deseos sexuales de Hollywood.



Los diez mandamientos de Maria Callas................ Rubén Amón

Cuarenta años después de su muerte, la diva sigue siendo una figura vigente, contemporánea, arrebatadora.

The Granger Collection, New York /Cordon Press Pie de Foto: Maria Callas en una actuación en el Teatro de los Campos Elíseos de París el 7 de diciembre de 1973.
Maria Callas (1923-1977) era un animal escénico. 
Quiere decirse que limitarse a escucharla restringe el fenómeno arrebatador que representó ella misma sobre la tarima, aunque semejante evidencia no contradice que sus grabaciones, en vivo y en estudio, constituyan una experiencia dionisiaca y un hito cultural que sobrevuelan el 40 aniversario de su muerte
 Estos son sus diez mandamientos. O, al menos, diez de ellos, pues la versatilidad de Maria Callas explica el apodo de la “absoluta” y justifica una trayectoria descomunal.

"Tosca", de Puccini (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
No es solo un hito artístico de Maria Callas, sino una de las grabaciones fundamentales de la historia de la fonografía.
 Mérito de la soprano y de su identificación casi existencial con la protagonista, pero también de la atmósfera sonora que crea el maestro Victor de Sabata; del mefistofélico Scarpia de Tito Gobbi; y de la plenitud de Giuseppe di Stefano en el papel de Cavaradossi.

"Norma", de Bellini (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
La recuperación y la reputación de esta ópera hubiera sido inconcebible sin la mediación de Maria Callas, menos apolínea y académica que las sopranos puramente belcantistas, pero mucho más desgarradora y emotiva.
 Su “Casta diva” sublima una grabación en la que Mario Filippeschi expone su valentía, su clase y su personalidad, meciéndose en la batuta de Tullio Serafin en el foso magmático de la Scala.

"Lucia de Lammermoor", de Donizzeti (EMI Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
No es cierto que Callas fuera camaleónica.
 Más bien sucedía que cada personaje encontraba un punto de encuentro con su personalidad, su alma. 
Y ese extraño vínculo, parecido al de Marlon Brando en el cine o al de Gould en el piano, contribuía a la sensación de que la Callas estaba experimentando realmente lo que cantaba. 
No es una excepción el aria de la locura con que finaliza esta grabación de “Lucia di Lammermoor”.
 Y sí es una locura, una cosa de locos, el disco mismo, entro otros motivos por el ménage à trois que se concede con el fabuloso Di Stefano y el prodigioso Gobbi.

" La Traviata" (II), de Verdi (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
La razón de recomendar por segunda vez la ópera de Verdi consiste en rescatar la versión en vivo que la diva interpretó en Lisboa en 1958. 
No ya porque traslada 60 años después la tensión, la pasión acumuladas durante la función, y la consecuente ceremonia de comunión con el público, sino además porque el papel de Alfredo correspondía a un homónimo y joven tenor canario de apellido germano y de prometedoras expectativas. Se llamaba... Alfredo Kraus.


La Vestale", de Puccini (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
Maria Callas fue una cantante omnívora, omnímoda, omnipotente. Y se convirtió en una Indiana Jones de la ópera gracias a los descubrimientos, resurrecciones y e hitos musicológicos que sirvieron de argumento para exhumar un repertorio no muerto pero sí cateléptico. 
Una buena demostración de semejante compromiso consiste en su apabullante “trabajo” como vestal de la “La Vestale”. Franco Corelli resiste, otra vez, las embestidas de la “monstrua”.

"Medea", de Cherubini (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
Se diría que la Medea de Callas rebasa todos los límites del fenómeno canoro.
 Cantar, canta. 
Y lo hace con todo su poder seductor, magnético y telúrico, pero la soprano griega es aquí particularmente griega, como si estuviera no cantando la opera de Cherubino, sino recitando la obra teatral de Eurípides. Pesan las palabras. 
Y se percibe una impresionante hondura dramatúrgica, más o menos como si la Callas fuera a hacérsenos corpórea. Qué barbaridad.

 "Carmen", de Bizet (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
Erotismo, sensualidad, fatalidad. Maria Callas destripa a la protagonista de la ópera de Bizet y se descara en el repertorio francés, aunque no lo cultivó demasiado (Massenet, Gounod y Berlioz).
 Fue la divina diva una cantante bastante promiscua con los tenores en sentido artístico, pese a la debilidad hacia Di Stefano.
 Aquí lo demuestra rivalizando con el sueco Nicolai Gedda y ateniéndose a la tensión teatral y al esmero cromático que proporciona la memorable versión de Georges Prêtre.

 "Macbeth", de Verdi (EMI Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
 Puede que Giuseppe Verdi proporcionara a Maria Callas la columna vertebral de su carrera. 
Y que la personalidad de la “metasoprano” alcanzara a romper las distinciones al uso entre los papeles líricos y los dramáticos.
 De estos últimos proviene Lady Macbeth, cima de la ejecutoria de Maria Callas en cuanto el papel predispone otra vez un viaje al abismo. Conmueve la cantante. Duele. 
Y lo hace inmejorablemente arropada por Victor de Sabata.

“El Barbero de Sevilla”, de Rossini (Warner Classics)

Los diez mandamientos de Maria Callas
Cerebral e instintiva a la vez, Maria Callas perseveró en los papeles dramáticos y hasta tremendistas, pero también supo reír, especialmente con el repertorio de Rossini. 
Un buen ejemplo es el “Barbero” que grabó a las órdenes del maestro Galliera en 1957. Ágil, virtuosa, sensual, entrañable, la Rosina de Maria Callas es su mejor imagen feliz y la que rebasa los tópicos fatalistas.