El puente del Alma, donde la princesa sufrió el accidente mortal, lleva dos décadas siendo un lugar de peregrinación
Cada día, cientos de personas se detienen ante la “llama de la
libertad” en París. La réplica exacta de la antorcha de la Estatua de la
Libertad en Nueva York, situada sobre el puente del Alma donde la
madrugada del 31 de agosto de 1997 perdió la vida Lady Di,
se ha convertido en un memorial a la “princesa del pueblo” que, con su
muerte temprana, inmortalizó su estatus como icono mundial.
En vísperas del 20 aniversario del fallecimiento de Diana de Gales,
sobre este reconvertido símbolo romántico, que mira desde la orilla
derecha del Sena a la torre Eiffel y que está rodeado de miles de
candados que parejas de enamorados insisten en dejar en París como
símbolo de un amor inquebrantable, se han multiplicado también los ramos
de flores, las fotos de la princesa y los mensajes en recuerdo de
alguien “inolvidable” y ligado ya, para siempre, a la ciudad del amor. Y eso que su paso por París iba a ser solo una fugaz visita antes de
reunirse con sus hijos, tras un verano reinando desde las portadas de
las revistas del corazón. Pero esa escala acabaría siendo el último
viaje de Lady Di, que halló la muerte huyendo, como había hecho una y
otra vez los últimos años de su vida, de los paparazi. El acoso de los fotógrafos, “esa jauría de perros que la siguió, la persiguió,
la acosó, la llamó, la escupió y trató de obtener una reacción airada
para conseguir un fotografía”, como los describió su hijo Guillermo,
habían sido también la causa de que Lady Di aterrizara en París en vez
de finalizar sus vacaciones en Cerdeña con su pareja, el millonario Dodi
al Fayed. Fueron también esos fotógrafos, que siguieron disparando sus
cámaras incluso después del fatal accidente de la princesa, lo último,
probablemente, que vio Diana antes de perder la conciencia y morir en el
hospital parisino de Pitié-Salpêtrière. Todos los esfuerzos fueron
inútiles para detener la hemorragia interna que había sufrido cuando el coche
con el que trataba de huir de la “jauría” de paparazis se estrelló,
alrededor de las 0.20 de la noche, contra el pilar número 13 del túnel
del Puente del Alma.
Solo unas horas antes, a las 15.20, Lady Di había llegado a
París en un avión privado de los Al Fayed, dueños de los lujosos
almacenes londinenses Harrods. Antes de instalarse en el hotel Ritz, otra propiedad de los
Al Fayed, Dodi llevó a su novia y, según algunos medios, ya prometida, a
visitar la antigua mansión de los duques de Windsor en el Bois de
Boulogne, en manos también de la millonaria familia de origen egipcio. Los paparazi ya los esperaban en el Ritz, por lo que la pareja tuvo que
entrar al hotel por una puerta trasera. No sería la última vez en esa
fatal jornada que su intento de evitar a los fotógrafos se vería
frustrado. La presión de los paparazi hizo también que renunciaran a
cenar en el bistrot Chez Benoit y lo hicieran en el hotel, adonde
regresaron tras una breve visita al apartamento de Dodi al Fayed, cerca
del Arco del Triunfo. Ese era el lugar donde querían pasar la noche,
pero para ello debían burlar una vez más a los paparazis. En ese momento
se tramó la maniobra de despiste que acabaría teniendo el trágico
final. Mientras dos vehículos simulaban partir con la pareja desde
el hotel, Diana y Dodi salían una vez más por la puerta trasera y se
metieron en un tercer coche. Al volante iba Henri Paul, empleado del Ritz. No consiguieron engañar a los paparazis, que rápidamente emprendieron
la persecución del vehículo que, en sus intentos por perderlos de vista,
acabó estrellándose en el túnel. Para cuando llegaron los servicios de
emergencias, unos minutos después que los fotógrafos, que seguían
lanzando sus flashes, tanto Dodi al Fayed como Henri Paul, que luego se
sabría tenía un elevado nivel de alcohol en la sangre, estaban muertos. Lady Di agonizaba atrapada en el vehículo, del que tardaron una hora en
sacarla para llevarla al hospital. Solo el guardaespaldas de Diana, Trevor Rees-Jones sobreviviría. El policía Daniel Bourdon estaba de guardia cuando lo
llamaron a custodiar el hospital Salpêtrière tras la llegada de Diana. “Nunca pensé que fuera a morir. Fue cuando vi la cara de derrota de los
médicos que comprendí que estaba perdida”, relató Bourdon, encargado de
vigilar la habitación donde estaba la princesa. Lady Di fue declarada
muerta a las 4.05 de la madrugada. El ministro francés del Interior,
Jean-Pierre Chevènement, fue el encargado de transmitir la noticia. La
leyenda había nacido.
Carlos de Inglaterra besa en la mano a su
flamante esposa Lady Diana Spencer, en el balcón del palacio de
Buckingham, el día de su boda en 1981.
Diana de Gales, con sus damas de honor e Isabel II a su lado, tras su boda, en el palacio de Buckingham, en una fotografía
Los
príncipes de Gales, Carlos y Diana, saludan desde un coche descubierto
en su paseo por las calles de Gibraltar, en el inicio de su viaje de
novios en un crucero por el Mediterráneo en el yate 'Britannia', en
1981.
Los príncipes de Gale posan con su hijo Guillermo tras su nacimiento en 1982.
Diana de Gales con un diseño de la firma de
moda Catherine Walter en blanco y negro y un sombrero de Freddie Fox en
su visita a la National Gallery of Art de Washington, en 1985.
Como ha cambiado "Todos" lo de esta fotografía.
Realmente Guapisima!!
Lady Di en la cubierta de un yate, durante sus vaciones en Palma en en 1987. Más que guapa
La princesa Diana junto a la reina Isabel II, en un acto público en 1987.
Lady Di con su hijo Enrique, en una imagen sin fechar.
Los príncipes de Gales, con sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique en un acto público, en 1995.
El
tenor Luciano Pavarotti lleva del brazo a la princesa Diana de Gales,
en el concierto benéfico para recaudar fondos para los niños de Bosnia,
en Modena (Italia), que contó con la participación de infinidad de
famosos de rock y del pop en 1995.
La princesa durante la entrevista concedida al programa 'Panorama' de la cadena de televisión británica BBC, en 1995.
Diana
de Gales saluda al público que la recibe a su llegada a la Universidad
de Northwestern (Chicago) en su viaje por Estados Unidos, en 1996.
La princesa junto al presidente de Suráfrica, Nelson Mandela, en Ciudad del Cabo, en 1997.
Diana
de Gales asistió junto a Elton John y el marido de este al funeral por
el modisto italiano Gianni Versace, asesinado en su casa de Miami, en 1997.
Diana de Gales y Dodi Al Fayed, en el ascensor del hotel, poco antes del accidente de coche en París, en 1997.
El
príncipe Guillermo, Charles Spencer, el príncipe Enrique y el príncipe
Carlos llegan al funeral de Diana en la Abadía de Westminster, tras
recorrer parte del itinerario tras el cortejo fúnebre, en 1997.
Guillermo y Enrique de Inglaterra se han convertido en el antídoto de Buckingham ante los escándalos.
Cuando Diana de Gales
se convirtió en esposa de Carlos de Inglaterra, el 29 de julio de 1981,
tuvo que ser examinada antes por los ginecólogos de Isabel II para
corroborar su virginidad. Veinte años después de su muerte en un accidente de coche, su hijo Enrique está a punto de anunciar su compromiso con Meghan Markle, la actriz protagonista de la serie Suits,
divorciada y de origen afroamericano.
Muchas cosas han cambiado en
Buckingham Palace —que siempre se resiste a que las novedades traspasen
sus muros— y en ello tiene mucho que ver Lady Di, todavía una figura
clave en la monarquía británica.
"Fue horrendo, unos tiempos profundamente
desagradables que no le desearía ni a mi peor enemigo.
Los paparazis nos
seguían a todas partes y nos acechaban como fantasmas.
Teníamos unos
prismáticos en el cuarto de baño para vigilarlos".
Todo ello fue consecuencia de aquella mítica frase de la princesa:
“Éramos tres en mi matrimonio, una multitud”. Diana desveló así la
infidelidad de su esposo, desmontó el cuento de hadas que el Reino Unido se había creído
y puso en entredicho al heredero. Han hecho falta muchos años y muchos
expertos en imagen para rehabilitar a Camila, que todavía es vista con recelo por una gran parte de británicos. Una reciente encuesta publicada en el Reino Unido apunta que el
príncipe Carlos también vive sus momentos de popularidad más bajos estos
meses.
La separación de los príncipes de Gales fue un seísmo en palacio al que siguió la de Sarah Ferguson casada con Andrés, el segundo hijo varón de Isabel II
y uno de los que más problemas le ha dado estos 20 años a la soberana
por sus comprometidos negocios y amigos poco recomendables. Andrés ahora
está en conflicto, además, con su hermano mayor quien reclama más protagonismo para él y para sus dos hijas Beatriz y Eugenia. Y es que el duque de York ve cómo Guillermo y Enrique acaparan toda la atención mediática.
Los hijos de Diana se han convertido en su ausencia en el mejor
antídoto cuando llegan tiempos convulsos a palacio. La leyenda de la
princesa ha dejado de ser una amenaza para la familia real para
convertirse en su principal activo. Guillermo se ha consolidado como heredero del heredero aún más tras su boda con Kate Middleton. La duquesa de Cambridge, pese a no conocer a la madre de su esposo, ha
sabido contribuir a mantener su recuerdo con su anillo de pedida en la
mano, con sus trajes inspirados en ella, con la manera de vestir a los nietos que no conocerá.
En estos días de homenaje a la princesa del pueblo, Guillermo y Enrique se han prodigado en comparecencias públicas para recordarla, han participado en documentales especiales de la televisión en los que han hablado no solo de su adorada madre, también de cómo dos niños de 14 y 12 años afrontaron aquella tragedia en público y en privado. En la BBC confesaron haber llorado en el palacio de Balmoral por su
madre, donde les sorprendió la noticia de su muerte, y se han mostrado
orgullosos de no haberlo hecho en público. Enrique ha desvelado que hasta que cumplió los 30 años no pudo hablar con nadie de su madre y necesitó ayuda de especialistas para superar la pérdida. También han contado por primera vez qué papel jugó su padre en esos
días: "Lo peor para un padre es decirle a sus hijos que su madre ha
muerto. Él estuvo allí". Con los años Guillermo y Enrique han cerrado
heridas y mantienen una cordial relación con Camila.