"Letizia parece que no cae muy bien a los periodistas"
Pilar Eyre
Vaya, parece que no cae muy bien a los periodistas.
Que si pasa poco tiempo en Mallorca, que si no se deja ver, que si no
departe con nosotros, que si no se cambia de ropa… En una palabra ¡que
no nos divierte! Estoy de acuerdo. Sí, pero… Pero opino que si estuviera usted todo el mes en Baleares,
alternando con los “butifarras” y yendo de concierto y de cuchipandi con
su suegra y sus hijas, también la criticaríamos por vaga y superficial ¡Y
no digamos si, con la que está cayendo, riera como Máxima de Holanda o
luciera cada día un nuevo modelito! Debemos asumir que Marivent fue
privilegiada protagonista y sede real durante cuarenta años, pero ahora
pertenece al pasado y se queda para Sofía y los nietos. Y que los reyes deberían buscar un lugar nuevo al que promocionar y en el que se sintieran cómodos ¡ancho es el país para acogerlos!
Olivia Palermo tiene un nuevo bolso fetiche.
Lejos de las exclusivas firmas de lujo a las que es tan aficionada, la
‘it girl’ internacional por excelencia apenas se ha separado este verano
de una misteriosa cesta de mimbre que la acompaña a todas partes. De
forma cuadrada y adornada con motivos étnicos en color coral, se dejó
ver con ella por primera vez para asistir a un partido de tenis del
torneo de Wimbledon, uno de los más prestigiosos y protocolarios del
mundo, en el que sus espectadores se caracterizan por su elegancia y
distinción.
El padre de Felipe VI alterna viajes al extranjero con visitas a San Sebastián y a Sanxenxo para regatear.
Don Juan Carlos, tres años
después de haber cedido el trono a su hijo Felipe, ha dado un nuevo
rumbo también a su vida personal.
Estar alejado de la primera línea de
las responsabilidades de Estado le permite vivir con más libertad.
Su
nueva condición ya no le obliga a pasar parte del verano en Palma de
Mallorca, algo que se le hacía cada vez más difícil una vez que dejó de
regatear por sus problemas físicos.
Doña Sofía es una enamorada de Palma de
Mallorca donde pasa largas temporadas tanto en verano como a lo largo
del año, casi siempre acompañada de su hermana Irene.
Y allí, la madre
del Rey permanece todavía. El resto de la familia descansa en diferentes
puntos geográficos.
El Rey emérito suele pasar todos los años unos días en la Costa Azul,
como ha hecho este año también su hijo don Felipe, que se encontraba
allí cuando se produjeron los atentados en Cataluña, pero este verano ha
viajado a Irlanda acompañado de un grupo de amigos entre los que se
encontraba Marta Gayá. La mallorquina nunca ha dejado de tener relación
con don Juan Carlos, aunque desde el pasado mes de enero el contacto se
ha reforzado. Tras la salida de la escena de Corinna zu Sayn-Wittgenstein,
que sigue empeñada en usar el título de princesa aunque ya no lo sea
porque su exmarido se ha vuelto a casar, don Juan Carlos retomó la
cercanía con Marta Gayá y se declaró feliz por ello a su círculo más
íntimo. Durante más de 15 años el Rey emérito y Gayá mantuvieron una
discreta pero sólida relación que no escondían pero de la que no hacían
alarde.
Gayá ha intentado siempre pasar inadvertida todo lo contrario que
Corinna. La discreción de la mallorquina la llevaba, por ejemplo, a
marcharse de la isla cuando la familia real se instalaba en Marivent en
los años en que ese palacio se convertía en el centro de atención. Gayá
entonces se marchaba con amigos. Uno de los lugares que solía visitar
era Biarritz donde coincidía con personas de su total confianza como el
expresidente del Real Madrid Ramón Mendoza y su entonces pareja Jeannine
Girod que la invitaban también a navegar en su velero El América. Gayá, de 68 años, es una mujer divorciada. Se casó
con Juan Mena, un ingeniero malagueño que trabajaba para su padre pero
el matrimonio no celebró su quinto aniversario. Posee una buena posición
económica que le permite mantener abiertas varias casas en Europa. Tiene una en Londres y otra en Suiza, también otras en Palma y el barrio
de Chamberí en Madrid. Su amplia red de relaciones sociales, entre la
que se encuentra su amiga Cristina Macaya - la conocida como reina de Mallorca- la lleva también a estar invitada en mansiones de personalidades que le ayudan a mantenerse alejada de los focos. Con solo cruzar unas palabras con Marta Gayá se descubre que es una
mujer inteligente, culta y con mucho mundo, que no necesita ningún
hombre famoso o rico a su lado y que si está con alguien es porque
quiere, por cariño.
El financiero de origen mexicano Allen de Jesús Sanginés-Krause
invitó en julio a don Juan Carlos a Irlanda a asistir a la reapertura de
la iglesia de Saint John's, en Clonmellon, que el empresario había
sufragado. Y hasta allí se desplazó el padre de Felipe VI con Marta
Gayá. Las fotos de la visita fueron captadas por casualidad por una
reportera local. Por primera vez ninguno de los dos hizo gesto alguno
por apartarse, dando normalidad a la situación. En este verano lejos de Marivent, don Juan Carlos también ha tenido
tiempo para unos días de asueto en familia. Ha estado con la infanta
Elena y con los hijos de esta Felipe y Victoria en San Sebastián para
asistir a los toros. El Rey emérito mantiene una extrecha relación con
su hija mayor con quien comparte aficiones y por tanto mucho tiempo no
así con don Felipe dedicado de lleno a la Corona y con doña Cristina con quien mantiene un trato frío tras estallar el caso Nóos. Don Juan Carlos ha recuperado en este tiempo también su afición por
regatear gracias a Pedro Campos que con otro grupo de amigos entre los
que se encuentra Josep Cusí han comprado una embarcación que se adapta a
las condiciones físicas del veterano Rey. El barco fondea en Sanxenxo otro de los destinos vacacionales del jubilado monarca. Vaya vida la del Rey que tuvimos antes de Felipe VI, ¿Quién le paga ese ritmo de vida? ¿Por qué tenemos dos Reyes? eméritos o no llevan una vida regalada por nosotros.