Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 ago 2017

Con el divorcio nació el icono: así cambió su forma de vestir Diana de Gales

La evolución en su armario tuvo un punto de inflexión tras su separación de Carlos de Inglaterra. 

Fue entonces cuando apareció una mujer segura de sí misma, que acabó conviertiéndose en un icono de estilo atemporal. 

La blusa a lo Lady Di que llevan todas las blogueras

La blusa a lo Lady Di que llevan todas las blogueras

El top de lunares de Jacquemus es la prenda viral de la temporada. Rebuscando en imágenes de archivo, es fácil ver a la princesa de Gales luciendo diseños que recuerdan a la codiciada pieza.

La princesa del pueblo permanece en el imaginario popular como filántropa y como icono de estilo. Por Ana Serrano 
 

La recuperación dispara la emisión y el uso de las tarjetas de crédito en España

Los españoles hicieron el año pasado más de 3.000 millones de compras, un 13% más que en 2015.

Madrid
Más tarjetas, más cajeros, más operaciones y por un importe mayor. La recuperación disparó en 2016 el uso del dinero de plástico.
 La tendencia es antigua, pero el año pasado se agudizó.
 Fue entonces cuando el parque de tarjetas aumentó hasta los 74,5 millones.
 El incremento fue especialmente relevante entre las de crédito, que crecieron un 8,8%, y no tanto las de débito, lo que sugiere un mayor apetito consumista fruto de una situación económica más desahogada. 
El informe publicado el miércoles por el Banco de España arroja también unas mayores cifras de fraude asociado a las compras digitales.
 
La recuperación dispara la emisión y el uso de las tarjetas de crédito en España
Cada año, el Banco de España publica su Memoria sobre la vigilancia de los sistemas de pago, un documento que aporta una muy completa visión sobre los usos y costumbres de los españoles en sus compras al margen del tradicional monedero.
 El panorama que se deduce del informe es un país que cada vez consume más, y cada vez con más tarjetas. 
Así, el año pasado se cerraron en España 3.046 millones de compras con tarjetas, un 13,4% más que en 2015. 
Y estas operaciones tuvieron un importe global superior a los 124.406 millones de euros, lo que supone un incremento del 10,7%. La compra media superó los 40 euros.

1,5 tarjetas por español

 Pese a todo, España sigue retrasada en el uso de medios de pago respecto a la Unión Europea “tanto en volúmenes totales como en importes per cápita”, apuntaba el Banco de España el pasado mes de marzo. 
Cada español tiene de media 1,5 tarjetas, una cifra inferior a la de los alemanes, holandeses o británicos —los reyes del dinero de plástico—, pero superior a la de franceses e italianos.
 España sí gana en cajeros por cada millón de habitantes, unos 1.074, a todos estos países excepto a Reino Unido, que queda muy ligeramente por delante.
 En cuanto a TPV (terminales de punto de venta), España cuenta con casi 30.000 por cada millón de habitantes, más que alemanes, franceses y holandeses; pero menos que británicos e italianos.
El año pasado, aumentó tanto el número de cajeros como el de TPV.
 Los primeros se quedaron rozando los 50.000, lo que supone un ligero incremento, del 0,2%, sobre el año anterior.
 Respecto a los terminales con los que se paga en las tiendas, dieron un salto importante, del 4,1%, aproximándose a la cifra de 1,7 millones.

Pese al aumento de cajeros del último año, la tendencia a largo plazo es claramente a la baja.
 Si en 2010 España contaba con una red cercana a los 60.000 dispensadores de dinero, esta ha ido reduciéndose en los últimos siete años hasta quedarse por debajo de los 50.000.
 Una tendencia contraria a la de los terminales de pago: de 1,5 millones en 2010 ha pasado a los 1,7 millones actuales.

 

17-A: ¿qué fue lo que falló?.......................Por Ernesto Ekaizer

La pista de Es Satty, el imán-terrorista en jefe, no es seguida por una descoordinación que en el caso de este hombre alcanza el nivel europeo.

Agentes recogen pistas en la vivienda de Alcanar donde los terroristas preparaban los ataques.
El 7 de julio de 2005, los periodistas que viajábamos desde las ocho de la mañana en autobús desde Edimburgo a Glenneagles, donde se celebraba la reunión anual del G-8, escuchamos, antes de las nueve, las noticias de las tres primeras detonaciones en el metro de Londres, seguida una hora más tarde por la explosión de otra bomba en un autobús de doble planta, operación llevada a cabo por cuatro terroristas suicidas que se cobró la vida de 52 personas y sembró la capital británica de centenares de heridos.

Al Qaeda, que reivindicó el atentado, quería usar la cumbre de los siete países más industrializados del mundo más Rusia como caja de resonancia y quizá la suspensión de la misma, objetivo que, de existir, no consiguió.
En la rueda de prensa del 8 de julio que ofreció el anfitrión, el primer ministro británico, Tony Blair, levanté la mano.
 Al llegar mi turno, después de decir mi nombre y el medio, EL PAÍS, formulé la siguiente pregunta:
— Primer ministro, ¿puedo preguntarle sobre el ataque terrorista de ayer? ¿Podría usted evaluar para nosotros lo que que falló y permitió que los terroristas ejecutaran con éxito los ataques de ayer, ¿cuál es su punto de vista personal?
— Mi opinión es que esas personas que matan a inocentes y causan tal derramamiento de sangre son los responsables y que son los únicos responsables.
El entonces primer ministro eludió con esta respuesta la cuestión. Cuando días después del atentado se supo que Mohammad Sidique Khan y Shehzad Tanweer, dos de los cuatro terroristas suicidas, habían logrado atacar pese a estar bajo vigilancia de los servicios de seguridad durante dieciocho meses, la presión política subió.
Dos años después, en 2007, el líder de la oposición conservadora, David Cameron, exigió una comisión de investigación independiente para conocer la verdad.
 Blair consideró que era desviar energía, recursos y atención de la lucha de los servicios de seguridad y la policía contra el terrorismo habida cuenta de que una comisión parlamentaria de inteligencia y seguridad ya había estudiado los atentados.
Al formular aquel 8 de julio la pregunta a Blair, medios de comunicación que habían alimentado en España la teoría de la conspiración del 11-M con la alquimia de ETA-terrorismo fundamentalista islámico, no dejaron de señalar su sorpresa por el interés en conocer, en la rueda de prensa final del G-8, al día siguiente de los atentados de Londres, qué había fallado.
La pregunta, formulada en inglés, utilizó la expresión what went wrong que equivale en español a qué fue lo que falló, qué ha fallado, qué se hizo incorrectamente, qué fue mal.
Y esta misma pregunta es pertinente, a casi una semana de los atentados del 17 de agosto en Barcelona y la madrugada del 18 en Cambrils, en el caso de España.
Máxime cuando es el siguiente atentado fundamentalista islamista coordinado trece años después al del 11 de marzo de 2004, la operación terrorista que costó la vida de 192 personas, la mayor desde el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

Falta de coordinación

"No aprendemos. Volvemos a repetir los mismos errores",
 dice una fuente de la Guardia Civil consultada ayer, para quien "uno de los más graves fallos del 11-M, por no decir el más importante, fue la falta de coordinación entre la Policía, la Guardia Civil y los servicios de inteligencia".
Añade: "Tenemos todo por duplicado.
 La Guardia Civil tiene su servicio de información, la Policía se maneja con su propio servicio de información, y los Mossos d'Esquadra poseen sus servicios. 
Ahora, incluso, desde que tenemos el Citco, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, desde octubre de 2014, y seguimos con la misma práctica. Socializar, compartir, eso no es lo nuestro. 
 Subsisten los recelos. Lo hemos vivido en el 11-M; lo volvemos a vivir ahora en Cataluña".
A las 23.17 del miércoles 16, los bomberos del Departamento de Interior de la Generalitat reciben el aviso de una explosión en Alcanar, Tarragona.
 Acuden, revisan la vivienda destruida y concluyen: se trata de una explosión por acumulación de gas.
En la mañana del 17, el departamento de Tedax de la Comandancia de la Guardia Civil en Tarragona hace una llamada por teléfono a los Mossos para ofrecer su colaboración con el envío de sus expertos. 
No se estima útil. 
A las 10.00 del jueves 17 solo están en Alcanar los Tedax de los Mossos.
 Una segunda llamada de los Tedax de la Guardia Civil, horas después, ofreciendo apoyo vuelve a ser desestimada.
Las bases de datos de la Policía española registran antecedentes de Es Satty de 2006, pero no así las de la Guardia Civil y la de los Mossos
Lo que ha pasado en Alcanar desde las 23,17 horas del miércoles 16 hasta las 17,15 horas del jueves 17 es el centro nervioso de toda la operación: la explosión accidental (que, sabremos más tarde, acaba con la vida del imán Abdelbaky Es Satty) precipita los acontecimientos.
 Esas 17 horas son vitales.
 Del diagnóstico preciso pueden derivarse las acciones. Y no se acierta.
El caso del imán Es Satty destaca por ser, según se ha comprobado a posteriori, el jefe de la banda terrorista.
Ha sido condenado por tráfico de drogas, ha cumplido condena en 2014 y logra evitar una orden de expulsión en Castellón con un recurso contencioso-administrativo.
Pero es que mucho antes, en 2006, su nombre aparece, sin ser imputado, en la llamada Operación Chacal, en la que un grupo presuntamente terrorista, afincado en Vilanova i la Geltrú enviaba, presuntamente, yihadistas a Irak.

Las bases de datos de la Policía española registran este antecedente, pero no así las de la Guardia Civil y la de los Mossos.
 Esas bases, como se ha apuntado, no se comparten con los otros cuerpos.
Pero, además, al fallo de comunicación entre los diferentes servicios en España se añade el hecho de que Europol no llama la atención sobre la situación del imán Abdelkaby Es Satty, que había intentado establecerse en Vilvoorde, la ciudad flamenca a 10 kilómetros de Bruselas foco de yihadistas, y había concitado sospechas allí. 
Si hubo comunicación entre Viloorde y los servicios de seguridad de Barcelona, estos, que no tenían datos de Es Satty, no pudieron aportar a los belgas información relevante.

Y antes de Alcanar y la masacre en Las Ramblas y en Cambrils, ¿qué fue lo que falló?
Han fallado, al menos, dos cosas.
 La primera: la Consejería de Interior y los Mossos, como policía integral, tienen que actuar en asuntos como el robo de bombonas, utilización de edificios abandonados, prevenir atropellos masivos (tras Niza y Berlín, ya era una amenaza real); la segunda, es la coordinación antiterrorista: brilla por su ausencia.

Es Satty muere víctima de sus preparativos, en Alcanar, con el explosivo que debía usarse en el ambicioso por diabólico plan A de los atentados concebido y preparado por Es Satty.
Nadie es perfecto.
 Y hay que ser cauteloso al analizar los fallos. Pero lo que no se puede es mirar hacia otro lado.
Ya después de consumados los atentados, ¿no era posible detener con vida a Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta que mató a trece personas en Las Ramblas y al cooperante de Vilafranca?
Se recibe información de mandos de la comisaría de Villafranca, por un lado, y hay llamadas de dos vecinos, un hombre y una mujer, por el otro, sobre la localización del terrorista en los municipios de Sant Sadurní y Subirats.
¿Por qué solo dos Mossos de Seguridad Ciudadana aparcan su vehículo y salen al encuentro, cuerpo a cuerpo, del terrorista en uno de los viñedos?

¿No era posible hacer una gran operación de cerco, después de verificar su situación, para intentar apresar con vida, dado el valor que podía tener para la investigación, al conductor de Las Ramblas?

Fuentes policiales consultadas no creen que se pueda estimar superflua esta hipótesis.
Quizás no fuese posible. Pero en todo caso ni esta… ni ninguna pregunta es subversiva.




 

23 ago 2017

¿Tienes estos síntomas? Entonces ha llegado la hora de ver a un sexólogo


¿Tienes estos síntomas? Entonces ha llegado la hora de ver a un sexólogo

Con la educación sexual como asignatura pendiente, muchos se resisten a consultar a este profesional, mientras otros esperan milagros que los transformen en protagonistas de cine porno.

sexologo
Las mujeres tardan hasta cinco años en atreverse a consultar con un especialista. Foto: Cordon Press
La figura del sexólogo recuerda un poco la del psicólogo o psiquiatra de hace bastantes años. 
A la gente le costaba reconocer que necesitaba acudir a estos profesionales y mantenía sus sesiones en secreto.
 Las heridas del alma se han hecho tan cotidianas en este descarnado mundo que ya nadie se atreve a cuestionar que alguna vez él mismo necesite de este tipo de cuidados. 
Lo que sin embargo mantiene todavía cierta dosis de tabú es la idea de ir a la consulta de un sexólogo, porque en este país de machotes y bombas sexuales, reconocer que se tienen problemas en la cama es como hacer un desnudo integral.
 Y no todos son partidarios del nudismo.
Muchos todavía tienen la idea de que el sexo es algo instintivo; entre ellos las autoridades competentes, que no ven necesario un programa de educación sexual en los colegios. 
Por tanto, lo que sabemos del sexo es lo que hemos experimentado directamente, lo que vemos en las películas porno y los relatos que nos cuentan los más íntimos, aderezados con un cierto nivel de literatura y fantasía. 
El perfecto abono de cultivo para ideas incorrectas, traumas nacidos del imaginario colectivo y miedos injustificados; porque si alguna vez se ha hecho algún tipo de educación sexual, ha estado siempre orientada hacia la asepsia, el contagio, la prevención de embarazos, el llanto y el crujir de dientes. 
Nunca hacia el placer, la comunicación en pareja o el cultivo de esa delicada y exótica flor que es el deseo.

La medicina oficial tampoco contempla demasiado el sexo.
 Los médicos de cabecera, con algo más de diez minutos para atender a cada paciente, pueden preguntarnos si dormimos bien, si vamos al baño regularmente o qué tipo de alimentación tenemos, pero casi nadie se interesa por nuestra vida sexual, como si ésta no formase parte de nuestra salud, como si fuese un divertimento sin muchas consecuencias.
Así, cuando alguien tiene un problema sexual, según Iván Rotella, sexólogo, director de Astursex, centro de atención sexológica en Avilés y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), “tarda una media de entre 6 meses (si es una mujer) y 5  años (si es un hombre), en caso de que tengan pareja, en acudir a un profesional. 
Si están solos, sin ninguna relación, entonces ellos acuden antes que ellas. 
Lo difícil, cuando tienes necesidad de un sexólogo, es descolgar el teléfono y pedir cita.
 Es una decisión que se sigue pensando mucho, aunque las cosas van cambiando. 
 Uno de los factores de este cambio ha sido la crisis económica, que ha hecho que nuestras consultas aumentaran en un 20%. 
Los sexólogos son más baratos que los abogados y el coste económico de una ruptura puede ser muy alto.
 Antes la gente rompía en cuanto había problemas; ahora, si la cosa no está muy mal, se intenta recuperar la relación”.
Esta vertiente de consultor, de terapeuta de pareja, es una de las muchas tareas de este profesional, pero no la única.
 Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga, directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexología y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, apunta muchas más, “en España cuando se habla de la figura del sexólogo, la gente lo suele relacionar con un psicólogo; ya que tiende a pensarse que la mayoría de los problemas sexuales derivan del terreno mental, pero esto no es del todo cierto, ya que hay también muchas disfunciones sexuales.
 Lo que ocurre es que ambos campos están muy unidos.
 Un problema físico no resuelto puede acabar en uno psicológico o de pareja y al revés, como sucede muchas veces con el vaginismo, cuando tiene su origen en abusos o malas experiencias sexuales.
 La sexología es una ciencia que estudia todo lo relacionado con la sexualidad humana. 
 Nuestros pacientes pueden ser desde jóvenes que no tengan muy clara su orientación sexual y que buscan consejo, problemas de falta de deseo (los más frecuentes, tanto en hombres como en mujeres), trastornos del orgasmo o de la erección, adicción al sexo o asexualidad, víctimas de abusos o violencia doméstica, pedófilos y, últimamente, niños transexuales que traen sus padres en busca de ayuda para entender y gestionar mejor su realidad”.


El mecanismo general de actuación, cuando hay algún problema sexual, refleja la potencial capacidad de adaptación del ser humano a las situaciones más inhóspitas y la poca importancia que se le da al placer y al hedonismo en nuestras vidas.

 Si algún asunto erótico perturba nuestra existencia, primero lo hablaremos con los amigos más cercanos o trataremos de buscar soluciones por nosotros mismos. 

“Lo que está muy bien”, señala Molero, “pero si no se encuentra una solución, uno acaba conformándose con una sexualidad muy limitada. 

Es el caso del vaginismo, una de las dolencias que crea más angustia porque la contracción de los músculos vaginales hace imposible la penetración.

 La media de espera para acudir a un profesional es de 5 a 6 años. 

Las parejas buscan recursos y recurren a la masturbación mutua, el sexo anal, cualquier practica que no implique el coito. Y a ellos les vale.

 Curiosamente, muchas parejas se deciden a ir al sexólogo cuando quieren tener hijos y ella busca quedarse embarazada”.

Iván Rotella subraya la idea de que “deberíamos preocuparnos más de nuestro placer, hacerle caso y darle el mismo estatus que tiene nuestra salud”. 
En su consulta, el 50% de sus pacientes van porque padecen alguna disfunción, “en los hombres todo lo relacionado con el pene y en las mujeres por falta de deseo”.
 Fuera de lo erótico, el otro 50% acude por problemas de relación de pareja. 
 “En España las uniones tienen que aprender a discutir, a gestionar sus problemas y a evitar que la rutina acabe tomando los mandos. Últimamente recurren a nosotros muchas parejas con diferentes horarios laborales (la mayoría trabajan por turnos), algo que está repercutiendo muy negativamente en su relación, ya que no disponen de espacios para encontrarse”.
En el punto opuesto a los dejados, a los que postergan su vida sexual para otras reencarnaciones en aras del trabajo, los hijos o cualquier otra excusa; están los hipocondríacos de lo erótico, que se autodiagnóstican con una disfunción si no pueden emular a Nacho Vidal. 
“En este apartado, la queja más común entre los hombres es no poder aguantar el tiempo que ellos consideran ‘ideal’ antes de eyacular. Hay muchos supuestos eyaculadores precoces que no lo son por una falsa idea de lo que es una relación sexual, fomentada en muchos casos por una mala interpretación de la pornografía”, comenta Rotella. 
“Muchas mujeres vienen porque quieren disfrutar de determinadas prácticas que creen que deben ejecutar, como por ejemplo el sexo anal, aunque no le resulten placenteras.
 Todo esto podría evitarse con una adecuada educación sexual, que no se reduce a enseñar a la gente a ponerse un condón sino a mucho más, y que pasa también por una educación sentimental”, sentencia este sexólogo.
“Si le gente se diera cuenta de que la sexualidad es un aprendizaje y, desde luego, si hubiera una buena educación sexual en las escuelas se acabarían con muchos problemas”, sostiene Molero. Desde ideas erróneas sobre la sexualidad a malos tratos o violencia doméstica.
 Conocer el propio cuerpo y saber sus reacciones es una asignatura pendiente, hay muchas mujeres que no saben si han tenido un orgasmo o no. 
 En muchos casos no son anorgásmicas, sino que tienen unas expectativas muy altas y les parece que lo que experimentan es poco comparado con su idea irreal de lo que es el clímax”.
Ambos profesionales coinciden en que antes de acudir a un sexólogo hay que informarse un poco y elegir alguno que esté avalado por alguna sociedad de sexología. 
“Los tratamientos no deben extenderse demasiado en el tiempo, apunta Molero,
 “y pueden llegar hasta las 10 ó 12 sesiones.
 Generalmente en sexología se utiliza mucho la terapia cognitivo-conductual, que es la que mejor resultados da, aunque en nuestro centro hacemos una más integradora e incorporamos elementos de la Gestalt, de la terapia breve estratégica, de Sexocorporel o de la hipnosis Ericksoniana”.