Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 ago 2017

17-A: ¿qué fue lo que falló?.......................Por Ernesto Ekaizer

La pista de Es Satty, el imán-terrorista en jefe, no es seguida por una descoordinación que en el caso de este hombre alcanza el nivel europeo.

Agentes recogen pistas en la vivienda de Alcanar donde los terroristas preparaban los ataques.
El 7 de julio de 2005, los periodistas que viajábamos desde las ocho de la mañana en autobús desde Edimburgo a Glenneagles, donde se celebraba la reunión anual del G-8, escuchamos, antes de las nueve, las noticias de las tres primeras detonaciones en el metro de Londres, seguida una hora más tarde por la explosión de otra bomba en un autobús de doble planta, operación llevada a cabo por cuatro terroristas suicidas que se cobró la vida de 52 personas y sembró la capital británica de centenares de heridos.

Al Qaeda, que reivindicó el atentado, quería usar la cumbre de los siete países más industrializados del mundo más Rusia como caja de resonancia y quizá la suspensión de la misma, objetivo que, de existir, no consiguió.
En la rueda de prensa del 8 de julio que ofreció el anfitrión, el primer ministro británico, Tony Blair, levanté la mano.
 Al llegar mi turno, después de decir mi nombre y el medio, EL PAÍS, formulé la siguiente pregunta:
— Primer ministro, ¿puedo preguntarle sobre el ataque terrorista de ayer? ¿Podría usted evaluar para nosotros lo que que falló y permitió que los terroristas ejecutaran con éxito los ataques de ayer, ¿cuál es su punto de vista personal?
— Mi opinión es que esas personas que matan a inocentes y causan tal derramamiento de sangre son los responsables y que son los únicos responsables.
El entonces primer ministro eludió con esta respuesta la cuestión. Cuando días después del atentado se supo que Mohammad Sidique Khan y Shehzad Tanweer, dos de los cuatro terroristas suicidas, habían logrado atacar pese a estar bajo vigilancia de los servicios de seguridad durante dieciocho meses, la presión política subió.
Dos años después, en 2007, el líder de la oposición conservadora, David Cameron, exigió una comisión de investigación independiente para conocer la verdad.
 Blair consideró que era desviar energía, recursos y atención de la lucha de los servicios de seguridad y la policía contra el terrorismo habida cuenta de que una comisión parlamentaria de inteligencia y seguridad ya había estudiado los atentados.
Al formular aquel 8 de julio la pregunta a Blair, medios de comunicación que habían alimentado en España la teoría de la conspiración del 11-M con la alquimia de ETA-terrorismo fundamentalista islámico, no dejaron de señalar su sorpresa por el interés en conocer, en la rueda de prensa final del G-8, al día siguiente de los atentados de Londres, qué había fallado.
La pregunta, formulada en inglés, utilizó la expresión what went wrong que equivale en español a qué fue lo que falló, qué ha fallado, qué se hizo incorrectamente, qué fue mal.
Y esta misma pregunta es pertinente, a casi una semana de los atentados del 17 de agosto en Barcelona y la madrugada del 18 en Cambrils, en el caso de España.
Máxime cuando es el siguiente atentado fundamentalista islamista coordinado trece años después al del 11 de marzo de 2004, la operación terrorista que costó la vida de 192 personas, la mayor desde el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

Falta de coordinación

"No aprendemos. Volvemos a repetir los mismos errores",
 dice una fuente de la Guardia Civil consultada ayer, para quien "uno de los más graves fallos del 11-M, por no decir el más importante, fue la falta de coordinación entre la Policía, la Guardia Civil y los servicios de inteligencia".
Añade: "Tenemos todo por duplicado.
 La Guardia Civil tiene su servicio de información, la Policía se maneja con su propio servicio de información, y los Mossos d'Esquadra poseen sus servicios. 
Ahora, incluso, desde que tenemos el Citco, el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, desde octubre de 2014, y seguimos con la misma práctica. Socializar, compartir, eso no es lo nuestro. 
 Subsisten los recelos. Lo hemos vivido en el 11-M; lo volvemos a vivir ahora en Cataluña".
A las 23.17 del miércoles 16, los bomberos del Departamento de Interior de la Generalitat reciben el aviso de una explosión en Alcanar, Tarragona.
 Acuden, revisan la vivienda destruida y concluyen: se trata de una explosión por acumulación de gas.
En la mañana del 17, el departamento de Tedax de la Comandancia de la Guardia Civil en Tarragona hace una llamada por teléfono a los Mossos para ofrecer su colaboración con el envío de sus expertos. 
No se estima útil. 
A las 10.00 del jueves 17 solo están en Alcanar los Tedax de los Mossos.
 Una segunda llamada de los Tedax de la Guardia Civil, horas después, ofreciendo apoyo vuelve a ser desestimada.
Las bases de datos de la Policía española registran antecedentes de Es Satty de 2006, pero no así las de la Guardia Civil y la de los Mossos
Lo que ha pasado en Alcanar desde las 23,17 horas del miércoles 16 hasta las 17,15 horas del jueves 17 es el centro nervioso de toda la operación: la explosión accidental (que, sabremos más tarde, acaba con la vida del imán Abdelbaky Es Satty) precipita los acontecimientos.
 Esas 17 horas son vitales.
 Del diagnóstico preciso pueden derivarse las acciones. Y no se acierta.
El caso del imán Es Satty destaca por ser, según se ha comprobado a posteriori, el jefe de la banda terrorista.
Ha sido condenado por tráfico de drogas, ha cumplido condena en 2014 y logra evitar una orden de expulsión en Castellón con un recurso contencioso-administrativo.
Pero es que mucho antes, en 2006, su nombre aparece, sin ser imputado, en la llamada Operación Chacal, en la que un grupo presuntamente terrorista, afincado en Vilanova i la Geltrú enviaba, presuntamente, yihadistas a Irak.

Las bases de datos de la Policía española registran este antecedente, pero no así las de la Guardia Civil y la de los Mossos.
 Esas bases, como se ha apuntado, no se comparten con los otros cuerpos.
Pero, además, al fallo de comunicación entre los diferentes servicios en España se añade el hecho de que Europol no llama la atención sobre la situación del imán Abdelkaby Es Satty, que había intentado establecerse en Vilvoorde, la ciudad flamenca a 10 kilómetros de Bruselas foco de yihadistas, y había concitado sospechas allí. 
Si hubo comunicación entre Viloorde y los servicios de seguridad de Barcelona, estos, que no tenían datos de Es Satty, no pudieron aportar a los belgas información relevante.

Y antes de Alcanar y la masacre en Las Ramblas y en Cambrils, ¿qué fue lo que falló?
Han fallado, al menos, dos cosas.
 La primera: la Consejería de Interior y los Mossos, como policía integral, tienen que actuar en asuntos como el robo de bombonas, utilización de edificios abandonados, prevenir atropellos masivos (tras Niza y Berlín, ya era una amenaza real); la segunda, es la coordinación antiterrorista: brilla por su ausencia.

Es Satty muere víctima de sus preparativos, en Alcanar, con el explosivo que debía usarse en el ambicioso por diabólico plan A de los atentados concebido y preparado por Es Satty.
Nadie es perfecto.
 Y hay que ser cauteloso al analizar los fallos. Pero lo que no se puede es mirar hacia otro lado.
Ya después de consumados los atentados, ¿no era posible detener con vida a Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta que mató a trece personas en Las Ramblas y al cooperante de Vilafranca?
Se recibe información de mandos de la comisaría de Villafranca, por un lado, y hay llamadas de dos vecinos, un hombre y una mujer, por el otro, sobre la localización del terrorista en los municipios de Sant Sadurní y Subirats.
¿Por qué solo dos Mossos de Seguridad Ciudadana aparcan su vehículo y salen al encuentro, cuerpo a cuerpo, del terrorista en uno de los viñedos?

¿No era posible hacer una gran operación de cerco, después de verificar su situación, para intentar apresar con vida, dado el valor que podía tener para la investigación, al conductor de Las Ramblas?

Fuentes policiales consultadas no creen que se pueda estimar superflua esta hipótesis.
Quizás no fuese posible. Pero en todo caso ni esta… ni ninguna pregunta es subversiva.




 

23 ago 2017

¿Tienes estos síntomas? Entonces ha llegado la hora de ver a un sexólogo


¿Tienes estos síntomas? Entonces ha llegado la hora de ver a un sexólogo

Con la educación sexual como asignatura pendiente, muchos se resisten a consultar a este profesional, mientras otros esperan milagros que los transformen en protagonistas de cine porno.

sexologo
Las mujeres tardan hasta cinco años en atreverse a consultar con un especialista. Foto: Cordon Press
La figura del sexólogo recuerda un poco la del psicólogo o psiquiatra de hace bastantes años. 
A la gente le costaba reconocer que necesitaba acudir a estos profesionales y mantenía sus sesiones en secreto.
 Las heridas del alma se han hecho tan cotidianas en este descarnado mundo que ya nadie se atreve a cuestionar que alguna vez él mismo necesite de este tipo de cuidados. 
Lo que sin embargo mantiene todavía cierta dosis de tabú es la idea de ir a la consulta de un sexólogo, porque en este país de machotes y bombas sexuales, reconocer que se tienen problemas en la cama es como hacer un desnudo integral.
 Y no todos son partidarios del nudismo.
Muchos todavía tienen la idea de que el sexo es algo instintivo; entre ellos las autoridades competentes, que no ven necesario un programa de educación sexual en los colegios. 
Por tanto, lo que sabemos del sexo es lo que hemos experimentado directamente, lo que vemos en las películas porno y los relatos que nos cuentan los más íntimos, aderezados con un cierto nivel de literatura y fantasía. 
El perfecto abono de cultivo para ideas incorrectas, traumas nacidos del imaginario colectivo y miedos injustificados; porque si alguna vez se ha hecho algún tipo de educación sexual, ha estado siempre orientada hacia la asepsia, el contagio, la prevención de embarazos, el llanto y el crujir de dientes. 
Nunca hacia el placer, la comunicación en pareja o el cultivo de esa delicada y exótica flor que es el deseo.

La medicina oficial tampoco contempla demasiado el sexo.
 Los médicos de cabecera, con algo más de diez minutos para atender a cada paciente, pueden preguntarnos si dormimos bien, si vamos al baño regularmente o qué tipo de alimentación tenemos, pero casi nadie se interesa por nuestra vida sexual, como si ésta no formase parte de nuestra salud, como si fuese un divertimento sin muchas consecuencias.
Así, cuando alguien tiene un problema sexual, según Iván Rotella, sexólogo, director de Astursex, centro de atención sexológica en Avilés y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), “tarda una media de entre 6 meses (si es una mujer) y 5  años (si es un hombre), en caso de que tengan pareja, en acudir a un profesional. 
Si están solos, sin ninguna relación, entonces ellos acuden antes que ellas. 
Lo difícil, cuando tienes necesidad de un sexólogo, es descolgar el teléfono y pedir cita.
 Es una decisión que se sigue pensando mucho, aunque las cosas van cambiando. 
 Uno de los factores de este cambio ha sido la crisis económica, que ha hecho que nuestras consultas aumentaran en un 20%. 
Los sexólogos son más baratos que los abogados y el coste económico de una ruptura puede ser muy alto.
 Antes la gente rompía en cuanto había problemas; ahora, si la cosa no está muy mal, se intenta recuperar la relación”.
Esta vertiente de consultor, de terapeuta de pareja, es una de las muchas tareas de este profesional, pero no la única.
 Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga, directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexología y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, apunta muchas más, “en España cuando se habla de la figura del sexólogo, la gente lo suele relacionar con un psicólogo; ya que tiende a pensarse que la mayoría de los problemas sexuales derivan del terreno mental, pero esto no es del todo cierto, ya que hay también muchas disfunciones sexuales.
 Lo que ocurre es que ambos campos están muy unidos.
 Un problema físico no resuelto puede acabar en uno psicológico o de pareja y al revés, como sucede muchas veces con el vaginismo, cuando tiene su origen en abusos o malas experiencias sexuales.
 La sexología es una ciencia que estudia todo lo relacionado con la sexualidad humana. 
 Nuestros pacientes pueden ser desde jóvenes que no tengan muy clara su orientación sexual y que buscan consejo, problemas de falta de deseo (los más frecuentes, tanto en hombres como en mujeres), trastornos del orgasmo o de la erección, adicción al sexo o asexualidad, víctimas de abusos o violencia doméstica, pedófilos y, últimamente, niños transexuales que traen sus padres en busca de ayuda para entender y gestionar mejor su realidad”.


El mecanismo general de actuación, cuando hay algún problema sexual, refleja la potencial capacidad de adaptación del ser humano a las situaciones más inhóspitas y la poca importancia que se le da al placer y al hedonismo en nuestras vidas.

 Si algún asunto erótico perturba nuestra existencia, primero lo hablaremos con los amigos más cercanos o trataremos de buscar soluciones por nosotros mismos. 

“Lo que está muy bien”, señala Molero, “pero si no se encuentra una solución, uno acaba conformándose con una sexualidad muy limitada. 

Es el caso del vaginismo, una de las dolencias que crea más angustia porque la contracción de los músculos vaginales hace imposible la penetración.

 La media de espera para acudir a un profesional es de 5 a 6 años. 

Las parejas buscan recursos y recurren a la masturbación mutua, el sexo anal, cualquier practica que no implique el coito. Y a ellos les vale.

 Curiosamente, muchas parejas se deciden a ir al sexólogo cuando quieren tener hijos y ella busca quedarse embarazada”.

Iván Rotella subraya la idea de que “deberíamos preocuparnos más de nuestro placer, hacerle caso y darle el mismo estatus que tiene nuestra salud”. 
En su consulta, el 50% de sus pacientes van porque padecen alguna disfunción, “en los hombres todo lo relacionado con el pene y en las mujeres por falta de deseo”.
 Fuera de lo erótico, el otro 50% acude por problemas de relación de pareja. 
 “En España las uniones tienen que aprender a discutir, a gestionar sus problemas y a evitar que la rutina acabe tomando los mandos. Últimamente recurren a nosotros muchas parejas con diferentes horarios laborales (la mayoría trabajan por turnos), algo que está repercutiendo muy negativamente en su relación, ya que no disponen de espacios para encontrarse”.
En el punto opuesto a los dejados, a los que postergan su vida sexual para otras reencarnaciones en aras del trabajo, los hijos o cualquier otra excusa; están los hipocondríacos de lo erótico, que se autodiagnóstican con una disfunción si no pueden emular a Nacho Vidal. 
“En este apartado, la queja más común entre los hombres es no poder aguantar el tiempo que ellos consideran ‘ideal’ antes de eyacular. Hay muchos supuestos eyaculadores precoces que no lo son por una falsa idea de lo que es una relación sexual, fomentada en muchos casos por una mala interpretación de la pornografía”, comenta Rotella. 
“Muchas mujeres vienen porque quieren disfrutar de determinadas prácticas que creen que deben ejecutar, como por ejemplo el sexo anal, aunque no le resulten placenteras.
 Todo esto podría evitarse con una adecuada educación sexual, que no se reduce a enseñar a la gente a ponerse un condón sino a mucho más, y que pasa también por una educación sentimental”, sentencia este sexólogo.
“Si le gente se diera cuenta de que la sexualidad es un aprendizaje y, desde luego, si hubiera una buena educación sexual en las escuelas se acabarían con muchos problemas”, sostiene Molero. Desde ideas erróneas sobre la sexualidad a malos tratos o violencia doméstica.
 Conocer el propio cuerpo y saber sus reacciones es una asignatura pendiente, hay muchas mujeres que no saben si han tenido un orgasmo o no. 
 En muchos casos no son anorgásmicas, sino que tienen unas expectativas muy altas y les parece que lo que experimentan es poco comparado con su idea irreal de lo que es el clímax”.
Ambos profesionales coinciden en que antes de acudir a un sexólogo hay que informarse un poco y elegir alguno que esté avalado por alguna sociedad de sexología. 
“Los tratamientos no deben extenderse demasiado en el tiempo, apunta Molero,
 “y pueden llegar hasta las 10 ó 12 sesiones.
 Generalmente en sexología se utiliza mucho la terapia cognitivo-conductual, que es la que mejor resultados da, aunque en nuestro centro hacemos una más integradora e incorporamos elementos de la Gestalt, de la terapia breve estratégica, de Sexocorporel o de la hipnosis Ericksoniana”.

 

Los hijos de Lady Di, contra los fotógrafos: “Eran una manada de perros”

"Una de las cosas más difíciles de aceptar es que la gente que la persiguió era la misma que tomaba fotos de ella mientras estaba muriéndose en el coche", han dicho.

Diana de Gales, con sus hijos en agosto de 1995.
Diana de Gales, con sus hijos en agosto de 1995. AFP

A solo una semana de que se cumpla el vigésimo aniversario de la muerte de Lady Di, la BBC emitirá el próximo día 27 un documental de 90 minutos sobre ella en el que sus hijos Guillermo y Enrique han colaborado. 

Los príncipes recuerdan aquellos días, hablan de su madre y de las polémicas que rodearon su fallecimiento como el papel que jugaron ese día los paparazis. 

Diana murió en un accidente en París, a los 36 años, cuando el coche en el que viajaba se estrelló en el túnel del Pont de l'Alma perseguido por un grupo de  fotógrafos.

 En la investigación se concluyó que la negligencia de su conductor, Henri Paul, que estaba borracho, y los paparazis fueron los culpables del choque.

 "Una de las cosas más difíciles de aceptar es el hecho de que la gente que la persiguió en el túnel fuera la misma tomó fotografías de ella mientras todavía se estaba muriendo en el asiento trasero del coche", ha dicho el príncipe Enrique sobre este asunto, respaldado por su hermano. 

Tanto Enrique como su hermano Guillermo desvelaron haber visto a su madre "profundamente angustiada" en los años previos a su muerte por el acoso de los fotógrafos que la esperaban "como si fuera un paquete cada vez que salía". 

"Una manada de perros, que la siguió, la persiguió, la acosó, la llamó, la escupió y trató de obtener una reacción airada para conseguir un fotografía", añadió Guillermo.

 Es la primera vez que los hijos de Diana de Gales hablan de la relación de los fotógrafos con su madre.

 

En el documental de la BBC, del que ya se ha emitido un adelanto, los dos príncipes describen su estado de shock mientras caminan detrás del féretro de su madre. 
 Enrique desvela estar orgulloso de no haber llorado "nunca" en público y Guillermo se refiere constantemente al "deber", por eso tuvo que caminar detrás del ataúd cuando una parte de él sólo quería irse y llorar.
Hace unos meses algunos medios aseguraron que Enrique fue engañado para formar parte del cortejo fúnebre con solo 12 años.
 Él habla del asunto en el documental y asegura no tener una opinión sobre si eso estaba bien o mal, pero "mirando hacia atrás", está contento de haber sido parte de este acto.
Guillermo describe su agradecimiento al poder permanecer en la residencia de la reina en Balmoral tras la muerte de su madre, asegurando que así tuvieron "intimidad para llorar". 
Sobre el papel de su padre tras la muerte de la que fuera su esposa poco se ha hablado. 
 Enrique sí lo aborda en esta ocasión: "Él estuvo allí para nosotros ... él trató de hacer lo mejor". 
Y añadió: "Una de las cosas más difíciles que un padre puede hacer es decirle a sus hijos que su madre ha muerto".
El documental también incluye entrevistas con la hermana de Diana, Lady Sarah McCorquodale, y el ex primer ministro Tony Blair.
Blair recuerda haber sido despertado el día en que Diana murió por un policía al pie de su cama, y describió su "shock" al saber que "la persona más famosa del mundo" había muerto.
 Dijo que la reina estaba "obviamente muy triste" cuando él habló por primera vez con ella.
 "Estaba preocupada por la monarquía misma porque la reina tiene un instinto muy fuerte sobre la opinión pública y cómo juega", dijo.

Ni una más ni una menos: este es el número de cremas que realmente necesita su piel

 

Las tendencias de belleza que llegan de Oriente quieren embadurnarnos la piel pero las necesidades y gustos de las caucáusicas son diferentes a las asiáticas.

Ni una más ni una menos: este es el número de cremas que realmente necesita su piel

 

Entre los expertos hay una máxima: no hay rutinas estándar, el cuidado de la piel termina siendo un proceso de ensayo y error y el ritual debería ser razonable, basado en unos pocos pasos pero esenciales. 
Antes de hacer hueco al quinto sérum, preguntemos a la piel si realmente lo necesita.
 La piel habla y escucharla resulta obligatorio antes de atiborrarla de activos.
 Las últimas tendencias nos tientan con un ritual que hace furor en Oriente.
 Una retahíla de 10 pasos —doble limpieza, tonificación, exfoliación, tratamiento con esencias, tratamiento con ampollas o boosters (cóctel inyectado), mascarillas de hoja, cuidado para el contorno de ojos, hidratación y protección solar—, lo que supone un acicate para las marcas que multiplican la oferta y generan una nueva necesidad.
 Consecuencia: nuevos y complejos productos se añaden a nuestro neceser sin saber muy bien cómo se utilizan y si realmente son eficaces.
El objetivo de las costumbres coreanas es lograr un efecto aclarante y la piel uniforme, sin imperfecciones.
 Sus productos dan prioridad a la sensorialidad y, por estas razones, en su mayoría son emulsiones evanescentes y ligeras debido a un elevado contenido en siliconas que confieren a la piel un toque sedoso, pero sin aportar beneficio.
 Mucho menos a la larga.
El cuidado facial antaño se estructuraba en tres pasos: limpieza, tonificación e hidratación. Las generaciones en torno a los 40 años seguro recordarán ver a sus madres masajeando una leche limpiadora, nívea y densa, que retiraban con un algodón —¡nunca con agua!—, para después empapar otro algodón con tónico (era el producto estrella del ritual), aplicarlo mediante unos golpecitos para estimular la circulación y terminar con una crema hidratante que sellaba el proceso. 
Sin embargo, el cambio generacional y la evolución del mercado han traído procesos más complejos, cuando la realidad es que las pieles del presente no son de mejor calidad que las del pasado.

Pedro Catalá, químico y farmacéutico y creador de la marca cosmética Twelve Beauty, advierte: “Los rituales asiáticos, y en especial la cosmética proveniente de Corea del Sur (K-Beauty), me parecen estupendos sobre el papel, pero la realidad es que la piel blanca caucásica es estructuralmente diferente a la piel asiática y, por tanto, tiene diferentes necesidades.
 Necesita otras texturas e ingredientes”. 
 Básicamente, el ritual coreano se basa en crear una barrera protectora de la piel a base de aplicar distintas capas de productos (layering). 
En cambio, nuestras rutinas deberían ser mucho más simples, que no significa menos efectivas.  
 

¿Qué hacemos mal?

Cada vez hay pieles más sensibles y con problemas como dermatitis o rosácea, y el acné adulto cada vez se ve más.
 Sufrimos pigmentación irregular, psoriasis o eritemas. Probablemente, la falta de información y el fácil acceso a productos que deberían estar pautados tienen algo de culpa. 
Un ejemplo: como el cuidado de la piel se ha convertido en una cuestión de modas, surgen nuevos exfoliantes y nos lanzamos desaforadamente a exfoliar sin orden, concierto ni claras consecuencias.…
Según Cyrille Telinge, creador y CEO de la firma Novexpert, una piel sana sigue tres reglas básicas: equilibrio, mantenimiento y respeto. 
Tratarla en función de las estaciones (texturas más livianas en verano y más densas en invierno); no saturarla con muchos principios activos e incluso dejarla respirar un par de noches a la semana sin aplicar nada; nutrirla con sustancias esenciales que se pierden con el paso del tiempo, como el ácido hialurónico y la vitamina C; 
y no limpiar la piel con demasiada frecuencia y con fórmulas muy agresivas para no dañar la flora cutánea y la barrera hidrolipídica. Los expertos son unánimes: limpieza, hidratación y protección solar. 
Y en casos puntuales, si la piel no está sana o sufre algún problema, podemos añadir a la rutina un nuevo producto en formato suero o booster (son más ligeros y concentrados en activos, penetran con más facilidad en la piel y, por tanto, son perfectos para curas intensivas o tratar determinados problemas).
 Inmaculada Canterla, farmacéutica experta en dermocosmética y directora de Cosmeceutical Center, aconseja seguir un orden pautado y prescrito por un experto, 
“y no superponer productos pensando que cuanto más, mejor. No soy partidaria de las compras compulsivas y desordenadas como si fueran prendas de vestir”. 
Para ella, un buen hábito de cuidado pasa por una limpieza escrupulosa pero respetuosa mañana y noche (para que haya una buena absorción de los activos aplicados después), hidratación y protección solar los 365 días del año.
 Como extra se puede incorporar el uso de vitaminas y antioxidantes en concentraciones adecuadas (en forma de boosters o ampollas) que pueden añadirse a la hidratante.
 Y destaca que el orden de aplicación es muy importante pues influye en la absorción: debe ser decreciente, es decir, comenzar con las texturas más ligeras y de menor peso molecular (penetran más) como tónicos y sueros, para continuar con las más densas (se quedan en superficie) como las cremas o escudos protectores.

Cómo llevar a cabo una buena limpieza facial

Es la etapa esencial para tener una piel sana.
 Sin embargo, no siempre sabemos cómo hacerlo y qué productos son los más indicados. ¿Leche, bálsamo, aceite, agua micelar, toallitas…? Hasta ahora, la leche limpiadora era el formato habitual que luego había que retirar con un algodón o con agua, según los gustos.
 Pero hoy esta categoría cosmética se ha multiplicado exponencialmente con productos que alargan las fases de limpieza convirtiendo en un galimatías una acción que debería ser la más sensorial del ritual. 
 Cuando en Occidente casi nos vamos a la cama con lo puesto, desde Asia se filtra la teoría de que la doble limpieza (primero retirar suciedad o maquillaje con un limpiador en crema o aceite y luego aplicar otro con base en agua o espumoso para rematar). Esta técnica, además de exótica, ¿es más efectiva? 
Canterla, de Cosmeceutical Center, aboga por la doble limpieza por una cuestión clara: es como barrer y luego fregar.
“Es esencial para retirar impurezas, exceso de sebo, polución y otros agentes contaminantes, restos de maquillaje, de fotoprotectores. 
Por ello hay que hacerlo de forma escrupulosa, pero respetuosa, de día y de noche para que después la piel absorba mejor los activos”, opina. 
En el mismo sentido se pronuncia Pilar Alamillo, farmacéutica y product manager de la firma 3Lab: “El sistema de limpieza en dos pasos tiene su lógica, porque cada uno está destinado a retirar un tipo de suciedad.”
Los limpiadores deben ser afines a la fisiología de la piel y respetuosos con su pH (los jabones tienen un pH muy alcalino, es decir, muy elevado, y por ello resecan la piel; los limpiadores con pH muy ácido pueden hacer vulnerable la capa córnea).
 Este doble paso puede realizarse con limpiadores diferentes (por ejemplo, en aceite arrastra mejor el maquillaje, contaminación y protectores solares; y a continuación, un limpiador con base en agua para terminar de retirar los residuos que hayan quedado).
  Pero que sean dos pasos no implica que deban utilizarse dos productos distintos, precisa Alamillo: “La eficacia de un limpiador dependerá de su composición, independientemente de los pasos que se realicen. En 3Lab solo tenemos un producto, pero ha de utilizarse dos veces seguidas para garantizar la completa retirada de cualquier tipo de suciedad”.
El creador de Novexpert, Telinge, precisa: “Los limpiadores en aceite pueden eliminar el maquillaje y limpiar la piel en solo un paso.
 Contrariamente a lo que mucha gente puede pensar, los productos oleosos son purificantes ya que tienen una alta afinidad con la película hidrolipídica de la piel, el aceite quita el aceite. 
El agua micelar —un tipo de limpiador acuoso a base de micelas, como imanes para la suciedad, que actúa por succión y no es necesario retirar— es muy conveniente y fácil de utilizar.
 Es perfecta para personas que no se maquillan y recomiendo aclarar con agua después, aunque no se suela aconsejar”. 
Pero si tiene que elegir uno, no hay duda de cuál es su formato favorito: las leches limpiadoras. 
 “Bajo la condición de que se usen mediante un masaje con las manos y aclaremos con agua. 
Muy suaves y eficientes a la vez”.
 Y el limpiador con base en agua o espumoso lo indicaría una vez al día: 
“No se debe utilizar en exceso porque puede crear un círculo vicioso. 
Son fórmulas demasiado agresivas que pueden conducir a que la piel produzca un exceso de sebo para compensar la sequedad que ocasiona, y así sucesivamente. 
 En este tipo de productos, algunos ingredientes activos tienen una rápida penetración y, por tanto, pueden absorberse antes de ser aclarados. 
Por eso conviene invertir en un buen artículo ya que, aunque se aclare a los pocos segundos, sí surte efecto en la piel”.


Ni una más ni una menos: este es el número de cremas que realmente necesita su piel
 ¿Y qué fue del producto estrella en el ritual de belleza del pasado? El tónico. 
 Ese gran olvidado, denostado de la rutina esencial por modas o por no entender bien su papel. 
Se considera dentro de la fase de limpieza porque su función básicamente es sellar y completar la misma. Para algunos expertos, como Canterla, no es imprescindible; para otros, sí.
 El creador de Novexpert nos aclara que los tónicos tienen un cometido principal: restablecer un pH neutro en el rostro (que no es 5,5, sino en torno al 4,7). Albina Estévez, directora de Formación de Lancôme, se expresa en el mismo sentido: 
“El gesto que cierra el proceso de limpieza es la tonificación. Y es un gesto esencial. Tiene la misión fundamental de eliminar restos del limpiador utilizado. 
En el caso de productos que se retiran con agua, neutraliza todos los agentes que se usan para proteger su pH.
 Además, preparan la piel para la siguiente etapa: el tratamiento. Por eso muchas lociones tónicas incluyen ingredientes activos que complementan la fase posterior”.
 Las nuevas tendencias, sin embargo, han impuesto otras preparaciones que nos llevan a confusión y no sabemos si considerarlas tónicos o aguas tratantes, ni cómo usarlas. Aquí entran los mist (brumas), las aguas termales, aguas de protección celular... El creador de Novexpert, aclara: “Tienen otra función distinta al tónico: llevar a la piel algunos oligoelementos beneficiosos además de calmarla.
 ¿Son realmente necesarios? Si no están enriquecidos con demasiados ingredientes activos, nos ayudan a entender que, una vez más, menos es más. 
 Por ejemplo, un tónico o una bruma por la mañana podría ser suficiente para limpiar (no necesariamente un limpiador)”.
 En general, para los expertos son una buena alternativa como productos nómadas, que pueden llevarse encima para refrescar, calmar la piel o fijar el maquillaje, pero no sustituyen a un tónico.

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¿Y la exfoliación?

¿Debemos considerarla un paso necesario tras la limpieza? Aquí la opinión de los expertos es variopinta. 
Unos la consideran necesaria para eliminar células muertas y favorecer el proceso natural de renovación de la piel; otros, que acaba siendo agresivo con su estructura y termina debilitándola.
 Es, quizás, una de las causas de que las pieles hoy están tan sensibilizadas frente a los rayos ultravioleta.
 Al fin y al cabo, las células muertas acumuladas en la superficie actúan como barrera protectora, y si exfoliamos muy a menudo o utilizamos sustancias muy agresivas se debilita el manto ácido de la piel, que se vuelve más susceptible a la acción dañina de los rayos y puede llegar a sufrir hiperpigmentación o irritaciones.
Para Estévez, de Lancôme, la eficacia está ligada a la pertinencia. “El principio general para todos los exfoliantes es mejorar los procesos de descamación natural favoreciendo su renovación. Lo que los diferencia es el nivel de invasión.
 Los mecánicos (scrubs con micropartículas) actúan a nivel superficial trabajando la fórmula sobre el rostro con ayuda de agua, y suele recomendarse una o dos veces por semana.
  El mecanismo de la exfoliación enzimática (más suave, con enzimas vegetales como la papaína, que penetran en la piel deshaciendo las uniones existentes entre las células muertas haciendo que se desprendan sin dañar las vivas) es más complejo y tiene consecuencias más profundas. 
Y la química (administrar ácidos de forma controlada), sigue siendo el tratamiento elegido por los dermatólogos para mejorar la calidad y microrelieve cutáneo (uniformidad del tono, manchas, arrugas…).
 Lancôme ha desarrollado un producto novedoso en este sentido: Visionnaire Crescendo, un peeling progresivo nocturno, suave, cuyo objetivo es mejorar el tono, minimizar poros y disminuir arrugas.
 En todo caso, cualquiera de ellos, bien pautados, no tiene por qué agredir ni alterar la capa de protección de la piel 

Canterla, de Cosmeceutical Center, advierte:
 “Ojo con las pieles con acné, rosácea o cuperosis; en cada caso hay que saber cuándo exfoliar, con qué sustancia y a qué concentración, por eso debe ser un producto pautado por un experto si no conocemos los ingredientes y sus acciones”. Todos coinciden. Puede ser una buena alternativa de cuidado facial siempre guiado por quien sabe.

La hidratación es el paso más importante

Lo dice Catalá, de Twelve Beauty.
 En general, basándose en la composición de su estructura externa o manto hidrolipídico, para que la piel esté sana se ha de aportar agua y aceite, y ambos lo da una crema o emulsión.
 Para mantenerla hidratada es importante actuar en varios frentes: lo fundamental es evitar o reducir al máximo un fenómeno imperceptible llamado pérdida de agua transepidérmica y conservar la estructura de la epidermis más compacta para que se escape la menor cantidad de agua (ingredientes clave: aceites ricos en ácido linoleico, ceramidas y fracciones insaponificables de aceites, sustancias que aportan al aceite muchas de sus características principales y propiedades antioxidantes y antiinflamatorias).
También hay que actuar en la superficie de la piel con sustancias que fijan el agua, como el ácido hialurónico (de alto peso molecular) que crea un film transparente, permeable y viscoelástico que la mantiene jugosa.
 La glicerina, atrae agua de la atmósfera, así que la preserva hidratada indirectamente.
 Y el escualeno es una grasa de la piel cuya función es tenerla hidratada para que conserve elasticidad y flexibilidad; su producción disminuye con la edad, por lo que muchas cremas y lociones lo incorporan.
¿Y realmente penetran los activos de un cosmético? ¿No saturamos la piel con tanto ingrediente? 
 “La idea de que cuanto más penetra más eficaz es el producto cosmético, es otra de las tantas maniobras de marketing o estrategias de venta”, añade Catalá.
 El Parlamento Europeo define así el producto cosmético:
 “Toda sustancia o mezcla destinada a ser puesta en contacto con las partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios, órganos genitales externos o con los dientes y las mucosas bucales), con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, protegerlos, mantenerlos en buen estado o corregir olores”.
 Dicho esto, es lógico que un cosmético no penetre, sino que actúe en las capas superficiales de la piel para embellecerla; si penetra pasa a la categoría de fármaco.

¿Qué necesita realmente la piel para estar bonita y sana?

Catalá lo tiene claro: “No hay que obsesionarse con saturar la piel con un exceso de activos. 
Un abuso de hidratación puede hacer que la piel macere (se ablande, pierda color y genere arrugas), al igual que un exceso de antioxidantes crea el efecto contrario: prooxidante, dando lugar a un envejecimiento cutáneo prematuro. 
Por ello aconsejo utilizar menos productos pero de mayor calidad”. 
 Telinge, de Novexpert, añade en el mismo sentido: “La salud de la piel debe mantener un equilibrio específico, es la primera regla para una piel bonita.
 No aplicar unos productos encima de otros (excepto en el caso de las pieles muy secas), ya que no tiene ningún beneficio dermatológico.
La segunda regla: mantener con sustancias básicas
 Y cita dos: una, el ácido hialurónico; tiene un periodo de vida de tan solo 24 horas y la piel lo produce de forma natural, pero lo pierde inmediatamente, y con la edad desaparece lo que explica la formación de arrugas. 
Para mantener ese efecto airbag, unas gotas de un concentrado de este ácido cada noche como tratamiento cutáneo básico sería un buen comienzo. 
Dos: hay otras sustancias fundamentales que, con los años y el estilo de vida moderno se deterioran; aquí entra la vitamina C. La piel la necesita en grandes cantidades (45 veces más que la vitamina E y 2.000 más que la A), pero la nutrición no proporciona suficiente cantidad, y la contaminación, tabaco, píldoras anticonceptivas o el alcohol, la destruyen.
 Por tanto, unas gotas de un concentrado cada mañana es una estupenda alternativa”.

El protector solar ¿que lo incorpore la hidratante o que vaya por separado? Finalmente, entramos en un tema polémico con diversidad de opiniones por parte de los expertos. ¿Se debe sellar la rutina de cuidado facial con un protector solar? ¿Debe incluirlo la hidratante?
 Un grupo opina que es el producto antiedad esencial, como Marta Gamarra, directora de Formación de las marcas Rodial y Colbert MD. “Hay dos pasos esenciales para el día: primero la limpieza y segundo la protección solar.
 De nada sirve curar y ralentizar el proceso de envejecimiento con activos antiedad si luego no aplicamos un buen factor de protección que nos proteja y nos prevenga, no solo del daño solar, sino de su efecto acumulativo en el tiempo.
 No obstante, soy partidaria de aplicarlo separado de la hidratante por la simple razón de que se degrada y hay que repetir su aplicación cada 2 o 3 horas”.

Sin embargo, Telinge, de Novexpert, advierte: “La Universidad de Zúrich ha demostrado que en el 85% de las mujeres se encontró filtro solar químico en la leche materna, un dato preocupante porque, en teoría, las cremas con protección deberían permanecer en la superficie sin penetrar”.
 Aunque ciertas autoridades nos aseguran, entre ellas la Food and Drugs Administration (FDA), que los solares no penetran, hay estudios que sí confirman esa absorción llegando a provocar ciertos daños como alteraciones hormonales.
 Hay que protegerse, pero con cabeza, ser cautelosos con el tipo de filtro que usamos (mejor los físicos como el óxido de zinc, que se quedan en superficie; no los químicos), y ser conscientes de que, para que realmente sea efectivo, debe reaplicarse cada cierto tiempo.
 De nada sirve la hidratante con filtro solar que nos damos por la mañana si no se repite después la operación. 
Una buena fórmula para quienes se maquillan es utilizar bases de maquillaje con SPF o bien con filtros minerales en polvo en formato brocha, como Isdin Sun Brush, del que se puede echar mano en cualquier momento del día.