Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

22 ago 2017

María José Carrascosa vuelve a España tras ocho años de cárcel en EE UU por sacar a su hija del país

La mujer, que estaba en libertad condicional desde 2015, ha llegado este martes por la mañana al aeropuerto valenciano de Manises.

María José Carrascosa, la abogada española que pasó ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos) tras una controversia judicial con su exmarido a cuenta de la custodia de su hija.
María José Carrascosa, la abogada española que pasó ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos) tras una controversia judicial con su exmarido a cuenta de la custodia de su hija. EFE
María José Carrascosa, la abogada española que pasó ocho años en prisión en Nueva Jersey (Estados Unidos) tras una controversia judicial con su exmarido a cuenta de la custodia de su hija, ha regresado esta mañana a Valencia, donde ha sido recibida por su padre, José Carrascosa.
 Este ha confirmado a EFE que su hija, en libertad condicional desde 2015, ha llegado este martes al aeropuerto de Manises y se ha mostrado muy emocionado con este reencuentro.
Un tribunal español le otorgó a ella la custodia de su hija Victoria, pero otro estadounidense se la dio al padre, Peter Innes, y en noviembre de 2006, un año después de llevarse a la chica a España, Carrascosa fue detenida durante una estancia en EE UU y en 2009 fue condenada a 14 años de prisión acusada de desacato y secuestro.
Carrascosa e Innes estuvieron casados cinco años, hasta que en 2004 decidieron separarse y firmaron un acuerdo que establecía que ninguna de las partes podía sacar del país a la niña -entonces de cuatro años- sin el consentimiento del otro, de forma que el pasaporte estadounidense de la menor quedó bajo custodia del despacho de Lesvenich & Marzano-Lesvenich.
Sin embargo, ese despacho entregó a Carrascosa el pasaporte y esta se llevó a la niña a España en enero de 2005.
 Luego la mujer volvió a EE UU y en 2006 fue detenida e ingresó en prisión, donde, según las autoridades de este país, permanecería hasta que devolviera a la niña o completara la condena que tiene de catorce años de cárcel.

Desde entonces, Carrascosa se negó a llegar a un acuerdo con el que fuera su marido, al que acusaba de agredirla e incluso de haber tratado de envenenarla y asesinarla, y los intentos de mediación entre las partes y las correspondientes autoridades han resultado infructuosos.
Carrascosa argumentaba que las autoridades de su país también se han pronunciado sobre este caso y habían prohibido a la niña salir de territorio español hasta que tenga 18 años.

Su expareja pidió su libertad condicional

Tras ser condenada, la valenciana pidió en varias ocasiones la libertad condicional. 
En 2012, las autoridades judiciales de Nueva Jersey rechazaron por segunda vez la petición que en esa ocasión había presentado su exmarido.
 Peter Innes había solicitado a ese organismo que la excarcelase "inmediatamente" y expidiera su regreso a España, donde se encuentra la hija de ambos, argumentando que "retenerla en prisión no vale para nada" porque está "enferma mentalmente", según una copia de la misiva remitida a EFE.
Finalmente, las autoridades judiciales le concedieron la libertad condicional en abril de 2015 y a su salida de la cárcel de la ciudad de Hackensack, en el estado de Nueva Jersey, Carrascosa declaró a EFE que en las últimas horas había vivido "una acumulación de sensaciones" y le tocaba retomar su propia vida para superar casi nueve años que ha estado encarcelada en EE UU.
"Tengo un montón de cosas por hacer (...) Tengo que ponerme los zapatos de mi vida.
 He llevado los zapatos de una vida que no era la mía", dijo entonces Carrascosa poco después de tener el primer contacto telefónico con su hija Victoria, que en aquel momento tenía 15 años.
"Hemos estado llorando las dos como dos Magdalenas", agregó para asegurar que tenía unas "ganas increíbles de darle un abrazo" y que su idea era volver a España y reunirse con su hija y sus padres, aunque reconoció que aún había trámites legales que resolver antes de que las autoridades estadounidenses le permitieran salir del país.

 Sin embargo, esos trámites se han ido retrasando y el regreso a Valencia se ha producido dos años y cuatro meses después de su salida de la prisión estadounidense.

 

Biblioterapia: la magia vivificante de las novelas.................Marta Rebón..

Al abrir un libro nos sumergimos en diferentes historias hasta olvidarnos de la nuestra.
 Otras veces llegamos a descubrir cosas de nosotros mismos a través de sus personajes.
 Una buena lectura puede ser el mejor refugio donde aliviar nuestra alma y un antídoto contra las adversidades.

LE HAN DEJADO, el mundo ya no es maravilloso. 
Como en un permanente jet lag, no atina a conectar con la realidad que le envuelve.
 Decía Freud que las palabras y la magia fueron al principio una misma cosa.
 ¿Es por eso que seguimos buscando refugio en los libros cuando la vida se nos antoja una broma estúpida?
 Usted, pasajero en horas bajas, abre una novela y en sus páginas encuentra algo parecido a un bote salvavidas, un alivio balsámico al desasosiego.
Los lectores voraces saben bien que las bibliotecas y las librerías son un botiquín eficaz para el alma, como ya se afirmaba en la Antigüedad. 
La ficción y la poesía, sostiene la novelista Jeanette Winterson, son medicinas que curan la ruptura que la realidad provoca en nuestra imaginación. 
Conforme al tópico horaciano dulce et utile, nos enseñan deleitando.
 El eco de las palabras, su ritmo, y las imágenes con una gran carga emocional inundan y activan los recovecos de nuestra conciencia. Cuando leemos un texto literario inteligente y seductor, el mundo se vuelve más habitable.
Entre las bondades de leer ficción, la primera, por obvia que parezca, es llegar a conocernos mejor.
 Proust, a quien hoy pocos negarán sus aptitudes para la ciencia cognitiva, afirmaba que cada lector, cuando lee, es el propio lector de sí mismo.
 Añadía que la obra del escritor no es más que una suerte de instrumento óptico que este ofrece al otro para permitirle discernir lo que, sin ese libro, no habría podido ver por sí mismo.
 Adentrarse en el universo de las novelas es vivir múltiples vidas. Con un libro entre las manos se abre ante nosotros un terreno para experimentar un sinfín de circunstancias. 
La biblioterapia es posible gracias al choque de identificación que se produce en el lector cuando se ve reflejado en la historia. Empatizamos con otra gente, otras maneras de pensar.
 La lectura, además, es una aventura intelectual trepidante. 
Para el Nobel de Literatura André Gide, leer a un escritor no era solo hacerse una idea de lo que decía, sino irse de viaje con él. 

Leer nos sitúa en un espacio intermedio: a la vez que dejamos en suspenso nuestro yo, nos vincula con nuestra esencia más íntima, un bien valioso para mantener cierto equilibrio en estos tiempos de distracción.
 La lectura, decía María Zambrano, nos brinda un silencio que es un antídoto para el ruido que nos rodea.
 Nos procura un estado placentero similar al de la meditación y nos aporta los mismos beneficios que la relajación profunda.
 Al abrir un libro conquistamos nuevas perspectivas, pues la ficción comparte con la vida su esencia ambigua y polifacética.
 Dado que solo podemos leer un número limitado de títulos, ¿qué es lo que buscamos?, ¿obras que reafirmen nuestras creencias, o bien que hagan que estas se tambaleen? Kafka lo tenía muy claro, solo deberíamos adentrarnos en las obras que muerdan y pinchen: 
“Un libro tiene que ser un hacha que abra un agujero en el mar helado de nuestro interior”.

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  Manual de remedios literarios. Cómo curarnos con libros, de Ella Berthoud y Susan Elderkin (editorial Siruela). Un original y divertido libro sobre biblioterapia que habla del poder curativo de la palabra escrita.
La lectura como plegaria, de Joan-Carles Mèlich (Fragmenta). Una reflexión sobre la lectura y la escritura en 262 fragmentos filosóficos.
Por qué leer los clásicos, de Italo Calvino (Siruela). El escritor nos recuerda que los clásicos nunca terminan de sorprender y resistir al tiempo.
Poema, de Rafael Argullol (Acantilado). Un breviario contemporáneo erudito y sensible de reflexiones sobre la condición humana y el discurrir del mundo.
El intérprete del dolor, de Jhumpa Lahiri (Salamandra). La escritora indaga sobre las barreras que deben salvar personajes de diferentes culturas en su búsqueda de la felicidad.
La muerte de Iván Ilich, de Lev Tolstói (Nórdica). Una luminosa novela que en realidad es un poema capaz de reconciliarnos con nuestra condición mortal.
Pequeño fracaso, de Gary Shteyngart (Libros del Asteroide). Después de mudarse con su familia a Nueva York, el niño judío ruso Ígor se transforma en Gary, un personaje que narra la experiencia de vivir a caballo entre dos países que son enemigos.

Jesulín de Ubrique: “Solo hablo con revistas que me pagan”

El torero responde así cuando se le pregunta por el estado de salud de su esposa María José Campanario.

María José Campanario y el torero Jesulin de Ubrique en Málaga el pasado 28 de julio.
María José Campanario y el torero Jesulin de Ubrique en Málaga el pasado 28 de julio.


Uno de los culebrones del verano en la llamada prensa del corazón es la enfermedad que sufre María José Campanario, esposa del toero Jesulín de Ubrique, que le ha llevado a permanecer ingresada en una clínica de Málaga. 
 Campanario intentó en un inicio ocultar su estancia en el centro hospitalario para después admitir que estaba siendo tratada por los problemas que sufre derivados de la fibromialgia que padece.
Campanario, según algunas fuentes, está fuertemente medicada desde hace tiempo y tiene problemas para llevar una vida normal. Telecinco ha añadido en varios de sus programas que la odontóloga además sufre una depresión y está obsesionada con Belén Esteban, madre de la hija mayor de Jesulín de Ubrique
De ahí, dicen, que incluso se haya teñido de rubio
.
María José Campanario y el torero Jesulín de Ubrique en Málaga en julio. 
María José Campanario y el torero Jesulín de Ubrique en Málaga en julio.
El torero ha sido visto entrando y saliendo de la clínica en la que se trata a su esposa y también en su finca.
 Abordado por los periodistas en busca de información, Jesulín de Ubrique ha respondido: "Yo solo hablo con las revistas que me pagan". 
Todo parece indicar, por tanto, que el secretismo que rodea al estado de salud de su pareja quedará claro vía exclusiva.
Poco antes de ser ingresada María José Campanario, el 7 del julio pasado, la pareja había anunciado su deseo de volverse a casar, un gesto que fue interpretado como una manera de hacer caja con una exclusiva. 
 La pareja ha vendido siempre sus acontecimientos personales a la revista ¡Hola!.

 

Secretos desvelados de la vida salvaje de David Bowie

El primero de los cuatro libros que verá la luz este otoño sobre el cantante habla de su adicción al sexo y a la cocaína.

David Bowie, en el Radio City Music Hall en Nueva York en 2002.
David Bowie, en el Radio City Music Hall en Nueva York en 2002. Getty Images

 

 
David Jones no quiso ser artista o simplemente un músico, David Jones siempre quiso ser una estrella
Era la única forma de no volver a ver esa miseria que vio de pequeño.
 Y la acabó siendo, una estrella llamada David Bowie. 
 “Vi gente desfavorecida a mi alrededor y niños que iban al colegio con zapatos rotos, niños pobres.
 Me impactó de tal forma que pensé que nunca iba a pasar hambre o estar en el lado equivocado de la sociedad”, le dijo una vez el cantante a Dylan Jones, exdirector de la edición británica de la revista GQ y autor de la próxima biografía David Bowie: A Life, uno de los cuatro libros que se publicarán sobre el cantante este otoño.

“David Bowie era su propia creación, su propia obra de arte.
 Era un chico del Brixton [distrito al sur de Londres] de la posguerra con su mirada puesta en el mundo”, relata Jones, quien ya había escrito un libro anterior sobre Bowie y su transformación en Ziggy Stardust.
 “Toda su carrera profesional era un mito, una leyenda e invención”, dice y con la sucesión de anécdotas e historias explicadas en esta nueva biografía añade material a la leyenda, pero también verdades puesto que son todos testimonios y recuerdos recogidos de más de 180 personas que lo conocieron, “amigos, rivales, amantes y colaboradores”.

“Descubrí cosas sobre él en los años setenta que me sorprendieron”, cuenta Dylan Jones.
 Cuando parecía que sabíamos todo sobre Bowie. 
“Sus extravagancias sexuales y narcóticas dejan a los Rolling Stones como amateurs”. Y, además, empezó muy pronto.
La cantante Dana Gillespie, por ejemplo, recuerda cómo siendo su novia en los sesenta cuando ella tenía 13 o 14 años, y Bowie dos más que ella, él ya le engañaba tanto con hombres y mujeres. 
Fue el momento en el que el cantante intentaba encontrar su identidad y cambiaba de imagen cada 18 meses.
 Paseaba por Carnaby Street, recogiendo las bolsas de basura llenas de ropa que tiraban las tiendas.
 Influenciado por la lectura de Starman Jones, El retrato de Dorian Gray y todas las películas, libros y música que le había enseñado su medio hermano Terry, David Bowie saciaba su incansable curiosidad y su necesidad constante de mejorar, pero también los usó primero como una forma de huir de aquella miseria de Bromley y, más tarde y el resto de su vida, de escapar de la locura que sobrevolaba su familia materna y a la que sucumbió su hermano Terry.

David Bowie y su pareja Iman.
David Bowie y su pareja Iman. Cordon Press
“Como casi todos nosotros, se preocupó por volverse loco, pero claramente nunca le pasó, a pesar de sus esfuerzos”, dice su amigo, el escritor Hanif Kureishi, en la crítica sobre esta nueva biografía, que describe como la más completa publicada hasta ahora.
Está toda su vida, desde Bromley a su final en Nueva York junto a la mujer que cambió su vida, Iman.
  Están las anécdotas para melómanos, como el viaje que compartió con John Lennon a Hong Kong en el que buscaron un restaurante donde comer sesos de mono, pero Lennon acabó bebiendo sangre de serpiente y metiéndole a Bowie en la boca un huevo de 1.000 días cocinado en orina de caballo; o como cuando Paul McCartney lo invitó a su casa, pero claramente celoso de su éxito no salió a recibirle y mandó a su mujer, Linda.

Pero también habla de su reconocida bisexualidad, y de cómo uso el sexo como un arma o medio para conseguir todo lo que quería, todo aquello que necesitó para convertirse en una estrella.
 Como a Lindsay Kemp, el mimo que dice haberle enseñado todo sobre cómo moverse en el escenario y con la que mantuvo un affaire, y recuerda levantarse una mañana y encontrarse a Bowie teniendo relaciones en la habitación de al lado con su mejor amiga.

Annie Lennox y David Bowie.
Annie Lennox y David Bowie. Cordon Press

Más seductor que sexi

“David era magnético. 
Más seductor que sexi”, dice Tony Zanetta, que llevó sus negocios en los setenta. 
Decía que se había acostado con más de 1.000 mujeres y algunas de las groupies que conocieron ese carisma seductor cuentan sus historias.
 Como Lori Mattix que perdió su virginidad con Bowie cuando tenía 15 años. O Josette Caruso que descubre al menos un límite sexual que puso: acostarse con un cadáver.
 “¿Por qué pensarían que me puede interesar algo así?”, recuerda que le dijo sorprendido.
Su fama le precedía, las orgías que organizaba en los setenta con su mujer Angie, sus años en Los Ángeles en los que consumía siete gramos de cocaína al día y por lo que llegó a pesar 43 kilos.
 Solo evitó las drogas psicodélicas por el miedo a desatar la esquizofrenia. 
Toda su vida intentando huir de la locura, pero rozándola con los dedos. 
Solo conocer a Iman en 1990 le evitó acabar en ella.