Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 ago 2017

Un año sabático solo para leer, por Àngels Barceló

Me gustan los libros gordos, con muchas páginas, porque si es bueno no quiero que se acabe y si es malo, hace ya tiempo que aprendí a abandonarlos. 

Un año sabático solo para leer, por Àngels Barceló
El España el 40% de la población no ha leído un libro en el último año. Foto: Getty
Aprendí a leer antes de lo normal.
 Mi hermana mayor aplicaba en nuestros juegos la férrea disciplina escolar de los últimos años del franquismo.
 Jugábamos a maestras y yo, la pequeña, era la víctima de la rigidez de mi hermana-maestra. 
Así que tenía que obedecer y empecé a juntar letras antes de lo previsto.
Así, juntando letras, me aficioné a la lectura.
  Leía todo cuanto caía en mis manos: el TBO, el Cavall Fort, las historias de Los Cinco… Hasta disfruté de las lecturas obligatorias de la escuela: La Regenta, La colmena, La metamorfosis de Kafka, La ciudad y los perros
Títulos que a muchos de mis compañeros les parecían un horror y con los que yo disfrutaba. 
Me aficioné también a la poesía, me aprendí de memoria versos de Ángel González y llegué a Luis García Montero que, a su vez, me llevó hasta Joan Margarit.
Me gustan los libros gordos, con muchas páginas, porque si es bueno no quiero que se acabe y si es malo, hace ya tiempo que aprendí a abandonarlos.
 Por eso me desesperé cuando se me acabaron las mil del Yo confieso, de Jaume Cabré.
 Dejé de contar, también, las veces que tenía que dejar de leer por la emoción con Inés y la alegría, de Almudena Grandes. 
Y espero mis vacaciones para abrir esa magnífica novela que dicen que es
La historia, de Martín Caparrós.
 Sé que me hará feliz, tiene 1.024 páginas.
Recuerdo episodios de mi vida por los libros que estaba leyendo en ese momento, por los libros con los que cargo arriba y abajo en todos mis viajes, siempre más de dos, no vaya a ser que se me acaben, aunque en esto la tecnología está ayudando mucho a mi ansiedad.
Los que he leído junto a la cama de mi madre o de mi padre en el hospital, en aviones, en aeropuertos, en trenes, las ediciones que leí tal o cual verano, los que presté y nunca me devolvieron, los que me dejaron y cuidé como si fueran míos.
 Los libros que recomiendo y me recomiendan los amigos de los que me fío y de los que no.
 Los libros que me hacen reír, los que me hacen llorar, los que me dan medio, los que me emocionan.
Tengo ejemplares en todos los rincones de casa, he llenado estanterías y cajas en las mudanzas. Y se amontonan en mi mesa de trabajo, a la espera de encontrar el momento para leerlos, uno de mis sueños es un año sabático solo para poder leer.
Es verano y en España cerca de un 40 por ciento de personas reconoció no haber leído un libro en el último año.
 La combinación perfecta, tiempoy curiosidad. 
Hay un libro para cada uno de nosotros y, les aseguro, que cuando lo prueben no podrán dejarlo, pero esta adicción es mejor no tratarla. Solo da satisfacciones.



 

El conmovedor adiós de Álex de la Iglesia a Terele Pávez que deja un nudo en la garganta

El director bilbaíno se ha despedido de su gran amiga y 'musa' a través de una emocionante carta.

El mundo del cine se despide de una de las suyas, la actriz Terele Pávez, fallecida el pasado viernes a los 78 años de edad. Pero de entre todas las voces, destaca la de Álex de la Iglesia, para quien el terror fue más fuerte que la pena, "el miedo que te invade al comprobar que es verdad, que esa persona que ha construido tu vida se está yendo para siempre".
 No en vano fue su director en siete películas: El día de la bestia, La comunidad, 800 balas, Balada triste de trompeta, Las brujas de Zugarramurdi, Mi gran noche y El bar.
En un artículo publicado en el diario El País, el director bilbaíno quiso dar su último adiós a una actriz que lo acompañó durante toda su carrera.
 Tras más de 20 años de relación, personal y profesional, el director define a intérprete de una manera que encoge el corazón.
 "Terele era más grande que la vida. Era un gigante, un coloso, y al mismo tiempo la más frágil de todas las mujeres. Su nivel de sensibilidad te anulaba, su miraba te taladraba. Te miraba por dentro, no sé si habéis notado esa sensación. 
 No soportaba la pose, la mentira: la única manera de establecer contacto con ella era hablarle con el mismo nivel de verdad, y cuando se daba esa magia, era ella la que se postraba ante ti y te decía: te entrego mi corazón, haz con él lo que quieras".
Álex de la Iglesia, que estuvo en el hospital en tal difícil momento, confesaba lo que tenía en mente decirle al llegar a su habitación. "Hay que hablar con los que están en coma: te escuchan", pero "¿Qué podía decir para que volviera con nosotros? ¿Que me es imposible vivir sin ella? ¿Decirle todo lo que significaba para mí? No le hubiera gustado nada".
 En su lugar prefirió llamarla, pidiéndole simplemente que volviera con un dulce "Terele, por favor, deja de llamar la atención que ahí fuera hay mucha gente preocupada" o con esa orden incorruptible para cualquier intérprete: "Terele, acción". 
Pero Terele ya no estaba.
Una vida que se fue, una de las tantas que había vivido Pávez, pues como indica De la Iglesia, "accedía sin esfuerzo al más profundo de los sentimientos porque ella ya había estado allí anteriormente. Terele vivió más de mil vidas, todas de una intensidad inimaginable. 
Es normal que fuese la mejor actriz que he visto jamás". Y de una persona de tal calibre sólo se puede hablar en presente, "porque no ha muerto, no puede morir, nadie puede con ella. Ni la misma muerte".
El director no ha sido el único que se ha despedido de ella. 
Muchos han sido los rostros conocidos que han utilizado las redes sociales para dar un último adiós a esta gran dama del cine y compartir algunas de las experiencias personales y profesionales que vivieron a su lado.

 

Lumbalgia.................................................... Boris Izaguirre

Mientras se adentraba en el mar, comprobé que Dolph Lundgren mantiene ese físico de los ochenta.

Dolph Lundgren, el pasado 6 de agosto en Marbella.
Dolph Lundgren, el pasado 6 de agosto en Marbella. Getty Images
Aunque muchos de mis amigos no estén de acuerdo conmigo, me encanta que Marta Gayá se haya reencontrado con el rey emérito en Irlanda.
 Me parece un nuevo tipo de historia de amor, esa que se toma un tiempo, pasa por muchas cosas en esa distancia, ve a muchas personas entrar y salir, incluso permanecer y en el momento más inesperado, el reencuentro no te regresa al mismo lugar donde terminaste sino a uno distinto, quizás más sereno, más auténtico. Más consolidado. 
 Puede que el Rey sea otro, ahora es emérito, pero en mi opinión, Marta es la misma. 
Una señora, tan encantadora como paciente.
Unos días antes de que este cuento de hadas adulto nos sorprendiera en la república de Irlanda, en Marivent hubo una espera de dos horas y media por el presidente del Gobierno. Porque, después de su carrera matinal, Mariano, hizo una toilette larga y un desayuno corto antes de dirigirse a su despacho y al entrar vio, con resignación, el paquete de medidas para enfrentar la cuestión catalana que le habían dejado sobre un escabel al lado de su mesa. 
Sin pensarlo dos veces lo cogió y, ay, ¡ay!, pesaba más de lo que parecía y ese gesto provocó el tirón lumbar. 
Y con él, ese dolor seco en la parte baja de la espalda. Al dolor de cabeza se sumaba la lumbalgia, pesadísima e inoportuna. 
Todo lo contrario del reencuentro en Irlanda.
 Pensé un poco en la reina Letizia. 
La imagine aguantando dos horas y media de plantón, con sus hijas vestidas en modo clónico, algo que ella, por cierto, nos ha hecho aceptar, mientras le iban llegando comentarios de lo que había pasado en Irlanda. 
Y además sin poder decir nada ni hacer nada por aligerar la espera y el despacho.
 Seguí imaginándome como se iba poniendo más y más molesta, el tiempo eternizándose en Marivent.
 No sabemos donde continúan sus vacaciones los Reyes, quién sabe si también a Irlanda.

Mariano Rajoy llegando a Marivent Palace en Palma de Mallorca.
Mariano Rajoy llegando a Marivent Palace en Palma de Mallorca. AFP
Acudí invitado a la gala de la Asociación contra el Cáncer en Marbella, antológica cita social que siempre quiere volver, como los amores verdaderos. 
Gracias a esta invitación, me aloje en el Marbella Club, una auténtica reliquia, en perfecto estado y más que un club un palacio poblado por los fantasmas del glamur de los setenta y ochenta. Algunos se materializan como Dolph Lundgren, avanzando por la playa sin que nadie le molestara.
¿Quién es Dolph Lundgren? pregunto una de esas blogueritas que están en todas partes.
 Un dios nórdico, esculpido por el karate.
 Un sueco contemporáneo de Rajoy, que fue descubierto por un productor hollywoodense que lo convirtió en uno de esos forzudos del cine de los ochenta como Silvester Stallone y Jean Claude Van Damme.
 Además, Lundgren fue novio de Grace Jones y juntos explotaron la interracialidad de su relación, sirviendo de inspiración a muchos europeos.
 Mientras se adentraba en el mar, comprobé que Lundgren mantiene ese físico de los ochenta. 
Y por la manera en que se hundía en ese mar oscuro, supe que había aprendido que la mejor cura para la lumbalgia es el contraste frío-calor que Mariano aún no ha descubierto.
Una vez que tocas Marbella, el camino inevitable es seguir a Ibiza. Ibiza no es tierra de reliquias sino de tendencias. 
El año pasado era la ayahuasca, una mezcla de hierbas que no curaba la lumbalgia pero te adentraba en tu inconsciente.
 Este verano la moda es debatir si el turismo es sostenible o no. 
Una discusión casi tan larga como el amor entre Juan Carlos y Marta.
 Y como publican que vendrán más de 85 millones de turistas este año, los precios en los restaurantes de moda en la isla se han disparado tantísimo que la verdadera nueva tendencia es ir a restaurantes turísticos abarrotados.
 “Ayer fui a Nobu y me salí a la calle. Estoy harto de esos restaurantes que gritas porque la música es lo único que escuchas y no pagas”, dijeron.
 Quizás por eso, un destacado empresario hostelero nos llevo a cenar a Pinocho, una trattoria en pleno centro de Ibiza, fundada en 1971.
 Decorada con manteles de cuadros, carta en cuatro idiomas y comidas antiguas, cero sostenibles, ni alcalinas ni veganas. 
“Un poco de empacho es bueno”, dijo una comensal y volví a pensar en Marta Gayá, que conoció al Rey emérito a principios de los noventa y que ahora puede colaborar a poner de moda platos de ese entonces para superar las lumbalgias de ahora.

 

No hay quien pare a Comitre, el estafador de ancianos........... Jesús García

El abogado que urdió la mayor estafa hipotecaria desoye al juez: asedia a sus víctimas y vende propiedades embargadas.

El abogado Francisco Comitre fue detenido en julio de 2015 por estafar a ancianos con préstamos hipotecarios.
El abogado Francisco Comitre fue detenido en julio de 2015 por estafar a ancianos con préstamos hipotecarios.
Rara vez un policía muestra, en un atestado, sus impresiones personales sobre un investigado.
 Con Francisco Comitre ha ocurrido.
 El abogado, modelo de pasarela y presunto responsable de una de las mayores estafas hipotecarias de España “vive en una continua mentira, urdida por su mente retorcida” cuyo único afán es “acumular patrimonio”. 
Lo explican los Mossos d’Esquadra al juez que investiga el caso desde hace dos años y al que Comitre, según la policía catalana, no hace demasiado caso:
 ha desobedecido sus órdenes de no acercarse a las víctimas, ha vendido un Ferrari que estaba embargado y, de paso, sigue ejerciendo de letrado en el turno de oficio.
Comitre fue detenido en julio de 2015 por estafar a ancianos con préstamos hipotecarios y créditos tramposos que le permitían, como colofón, apoderarse de sus viviendas.
 Decenas de ancianos fueron desahuciados.
 Los afectados se contaban entonces en medio centenar, pero el desarrollo de la Operación Cocoon —estafa, falsificación, organización criminal y blanqueo— ha sacado a la luz cerca de 150 casos, según fuentes judiciales.
 Comitre contó con la ayuda de un notario, Enrique Peña (que daba el visto bueno a los contratos) y de un amigo de labia infinita: Artur Segarra, condenado por el asesinato de un empresario español en Bangkok. 

Tras pasar unos meses en prisión privisonal, Comitre quedó en libertad e intentó retomar sus negocios.
 Alertado, en diciembre de 2016 el juez le prohibió acercarse a las víctimas y comunicarse con ellas por cualquier medio. 
Pero el abogado “ha quebrantado esa medida”, según los Mossos. El episodio más llamativo ocurrió en marzo de 2017.
 Comitre acudió, presuntamente, a una casa en Viladecans propiedad de Ana Isabel A., una de las afectadas. 
Allí estaba su sobrina de 15 años, que explicó a la policía cómo un hombre llamó a la puerta “de modo violento, golpeándola e insistiendo con el timbre”.
La adolescente miró por la mirilla y vio a un hombre “corpulento, de unos 40 años, cabello rubio y corto”: El abogado puso la oreja en la puerta.
 La chica se asustó y observó cómo Comitre —más tarde le reconoció, sin ninguna duda, ante los Mossos— abría una caja del rellano y le quitaba los tornillos. 
El abogado había dejado la casa sin luz. Después esperó en la calle, otra media hora, “con los brazos cruzados y mirando hacia las ventanas”.

La otra estrategia de Comitre ha sido la de pasar al contraataque y denunciar a sus víctimas. 
Es el caso de Carmen C., que poseía una vivienda en Vielha. En las conversaciones telefónicas intervenidas por los Mossos, el abogado se había jactado de que esa había sido una de sus mejores operaciones.
 “Es una triunfada tío, una triunfada”, dijo.
 Al entrar en prisión, la mujer aprovechó para cambiar la cerradura. El abogado envió a un amigo para reclamar la vivienda y denunció a la mujer.
 Como los Mossos, los abogados de Carmen C. no ahorran calificativos: creen que Comitre está “burlando la investigación” y que actúa de forma “maquiavélica”. 
Han pedido que se le inhabilite para ejercer de abogado, ya que está dado de alta en el turno de oficio, según fuentes judiciales.


Los Mossos le atribuyen otras estratagemas para volver al redil. 
En el informe remitido al juez, y al que ha accedido EL PAÍS, señalan que el abogado cobró cheques por valor de 160.000 euros procedentes de una de las hipotecas constituidas con documentos falsos sobre un piso de Manresa. Comitre intentó ocultarlo. El cheque lo cobró, formalmente, un tal Pedro A., quien en su declaración dijo que le debían ese dinero por un trabajo como albañil y que debía saldar una deuda con el banco, ya que él mismo iba a ser desahuciado.
Pedro A. acabó admitiendo que conocía a Comitre y que éste le permitió instalarse en un piso de Santa Coloma de Gramenet. Resultó, sin embargo y según constató la policía, que allí vive también Comitre.
 Más aún: el piso es uno de los investigados y su propietaria legítima, Concepción M., una de las víctimas. 
En abril de 2017, la mujer apareció en la casa e increpó a Comitre. “Mira qué suerte, te he encontrado yo aquí no te voy a dejar pasar. Pon la casa a mi nombre o, si no, no voy a parar hasta meterte en la cárcel”. 
Esas palabras constan en la denuncia que el abogado presentó contra ella en comisaría. Por coacciones.