El número de tarjetas de crédito ha aumentado durante los últimos años.
Los datos que arroja el Banco de España afirman que se cerró el primer trimestre de 2017 con casi 50 millones de tarjetas de crédito. Teniendo en cuenta que hay una población de 46 millones y medio de españoles,
tenemos más tarjetas de crédito que ciudadanos.
Y no son todas las tarjetas que están en circulación ya que se podrían sumar los casi 26 millones de tarjetas de débito que contabiliza el BdE.
El aumento de los últimos años de tarjetas de crédito en circulación, casi un 9% en 2016 respecto al año anterior (según los datos del BdE), parece que corrobora la tendencia a disminuir el uso de metálico.
Tal vez por la comodidad que supone pagar con tarjeta o por llevar un control más exhaustivo de los gastos.
Tal vez por la oferta que hay en el mercado o por el aumento de las compras online.
Hay varias características de las tarjetas que las hacen más útiles para el titular, las entidades emisoras lo saben y, a veces, potencian.
El crédito: es la característica que da
nombre a este tipo de tarjetas. El crédito que acompaña a este producto
bancario es muy atractivo para el cliente.
Los intereses suelen ser superiores al 20%, una cifra muy por encima del préstamo al consumo que se sitúa alrededor del 8%.
Este crédito, bien usado por el titular de la tarjeta de crédito, puede funcionar de seguro al que recurrir en caso de incidencia económica inesperada.
Al ser titulares de la tarjeta se puede recurrir al crédito vinculado de forma inmediata, sin papeleo, porque ya está concedido.
Es una red de seguridad económica gratuita ya que no se pagan intereses hasta que no se usa el dinero a crédito.
El uso a evitar es hacerlo como un modo habitual para conseguir financiación.
Aunque se pueda realizar una contratación online de forma sencilla y rápida esto no exime de leer detenidamente la letra pequeña y saber qué producto se va a contratar.
Se trata de ir más allá del mensaje directo y leer asteriscos, enlaces, pies de página… Tener toda la información sobre el producto entes de firmar el contrato.
Fácil gestión (sin cambiar de banco): hay entidades que ofrecen sus tarjetas de crédito sin la necesidad de contratar otros productos vinculados, el que se pide más habitualmente es la cuenta bancaria. Si la tarjeta de crédito es “sin cambiar de banco”, significa que los cargos de la tarjeta se pasarán a una cuenta del mismo titular ya existente.
Se evita así el papeleo y el contratar un producto más.
A pesar de que los cargos vayan a una tarjeta ya existente hay que tenerlos en cuenta para el presupuesto.
Muchas veces este modelo permite elegir entre cobro inmediato, cobro mensual o fraccionado.
Contratación online: el mundo online también facilita el acceso a este tipo de productos.
Se convierte, no solo en un canal para obtener información y conocer las tarjetas de crédito que ofrece el mercado, sino también en una herramienta para contratarlo.
Descuentos exclusivos: Un modo de diferenciar una tarjeta de crédito de otra es la oferta de descuentos que ofrecen.
Por una parte, las que ofrecen descuentos resultan más interesantes para el cliente frente a otras tarjetas de crédito.
Por otra parte, contribuyen a incentivar el uso del plástico ya que suelen ser descuentos a partir del uso de la tarjeta.
Actualmente podemos encontrar descuentos en gasolineras, establecimientos de hostelería o espectáculos.
A tener en cuenta estaría aclarar antes de firmar si el descuento se aplica a todas las compras o solo a las aplazadas.
Seguros: Los seguros son un complemento de las tarjetas de crédito que los titulares del producto deben tener en cuenta.
Este tipo de características tienden a revisarse solo cuando sucede algún percance pero no es lo más recomendable.
Entre otras cosas, porque podemos estar dejando de recurrir a ellos en situaciones donde solucionarían un problema.
Algunas de las coberturas habituales son el seguro por robo o el seguro de viaje.
Y no son todas las tarjetas que están en circulación ya que se podrían sumar los casi 26 millones de tarjetas de débito que contabiliza el BdE.
El aumento de los últimos años de tarjetas de crédito en circulación, casi un 9% en 2016 respecto al año anterior (según los datos del BdE), parece que corrobora la tendencia a disminuir el uso de metálico.
Tal vez por la comodidad que supone pagar con tarjeta o por llevar un control más exhaustivo de los gastos.
Tal vez por la oferta que hay en el mercado o por el aumento de las compras online.
Hay varias características de las tarjetas que las hacen más útiles para el titular, las entidades emisoras lo saben y, a veces, potencian.
Los intereses suelen ser superiores al 20%, una cifra muy por encima del préstamo al consumo que se sitúa alrededor del 8%.
Este crédito, bien usado por el titular de la tarjeta de crédito, puede funcionar de seguro al que recurrir en caso de incidencia económica inesperada.
Al ser titulares de la tarjeta se puede recurrir al crédito vinculado de forma inmediata, sin papeleo, porque ya está concedido.
Es una red de seguridad económica gratuita ya que no se pagan intereses hasta que no se usa el dinero a crédito.
El uso a evitar es hacerlo como un modo habitual para conseguir financiación.
Aunque se pueda realizar una contratación online de forma sencilla y rápida esto no exime de leer detenidamente la letra pequeña y saber qué producto se va a contratar.
Se trata de ir más allá del mensaje directo y leer asteriscos, enlaces, pies de página… Tener toda la información sobre el producto entes de firmar el contrato.
Fácil gestión (sin cambiar de banco): hay entidades que ofrecen sus tarjetas de crédito sin la necesidad de contratar otros productos vinculados, el que se pide más habitualmente es la cuenta bancaria. Si la tarjeta de crédito es “sin cambiar de banco”, significa que los cargos de la tarjeta se pasarán a una cuenta del mismo titular ya existente.
Se evita así el papeleo y el contratar un producto más.
A pesar de que los cargos vayan a una tarjeta ya existente hay que tenerlos en cuenta para el presupuesto.
Muchas veces este modelo permite elegir entre cobro inmediato, cobro mensual o fraccionado.
Contratación online: el mundo online también facilita el acceso a este tipo de productos.
Se convierte, no solo en un canal para obtener información y conocer las tarjetas de crédito que ofrece el mercado, sino también en una herramienta para contratarlo.
Descuentos exclusivos: Un modo de diferenciar una tarjeta de crédito de otra es la oferta de descuentos que ofrecen.
Por una parte, las que ofrecen descuentos resultan más interesantes para el cliente frente a otras tarjetas de crédito.
Por otra parte, contribuyen a incentivar el uso del plástico ya que suelen ser descuentos a partir del uso de la tarjeta.
Actualmente podemos encontrar descuentos en gasolineras, establecimientos de hostelería o espectáculos.
A tener en cuenta estaría aclarar antes de firmar si el descuento se aplica a todas las compras o solo a las aplazadas.
Seguros: Los seguros son un complemento de las tarjetas de crédito que los titulares del producto deben tener en cuenta.
Este tipo de características tienden a revisarse solo cuando sucede algún percance pero no es lo más recomendable.
Entre otras cosas, porque podemos estar dejando de recurrir a ellos en situaciones donde solucionarían un problema.
Algunas de las coberturas habituales son el seguro por robo o el seguro de viaje.