Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

24 jun 2017

La primera comunión......................................... Boris Izaguirre

Los Bustamante trabajan más en equipo ahora que están separados.

Daniela Bustamante con sus padres el cantante David Bustamante y la actriz Paula Echevarría, durante su comunión en San Vicente de la Barquera (Santander) el pasado 17 de junio.
Daniela Bustamante con sus padres el cantante David Bustamante y la actriz Paula Echevarría, durante su comunión en San Vicente de la Barquera (Santander) el pasado 17 de junio.

El divorcio de Paula Echevarría y David Bustamante amenaza con ser interminable.

 Observando la peripecia en que se convirtió la primera comunión de Daniella Bustamante, recordé la tensa relación que mi madre tenía con esa celebración. 

“La hice por el vestido”, nos informó a mi hermano y a mí, aún muy niños. 

“Me convencieron con el traje, que no era de poliéster, porque aún no se había inventado, pero sí de un tejido que picaba, aunque era resultón”. 

 Mi hermano ya había oído esta historia pero yo estaba alarmado.

 “Mami, ¿será que no quieres que hagamos la primera comunión?”, pregunté redicho, un poco revelando mi secreta admiración porque seríamos los únicos en nuestro grupo de amigos que no la harían.

 “Puedes hacerla el día que te dé la gana y cuando de verdad estés convencido”, respondió ella, y mi padre se la llevó a parte quizás para reprenderle esta postura ideológica tan frontal viniendo de una madre.

 Mi mamá era una mujer totalmente distinta de las madres que yo conocía.

 Consiguió lo que quería: yo ando por la vida sin haber hecho la primera comunión. 

Pero eso no me excluyó de asistir a las comuniones de mis compañeros del colegio. 
Y de atiborrarme con sus postres y meriendas, porque mis padres ya eran macrobióticos en ese entonces, unos modernos con poco que ver con Paula y David.
 La única oportunidad que tenía de devorar sándwiches de queso crema, tartas de helado, islas flotantes, coca colas y chantilly de fresa era en esas primeras comuniones.
 Hasta que una de las madres descubrió que yo acudía como invitado glotón y no como comulgante, entonces llamaron a mi mamá y ella les desveló su voluntad de criarnos ateos y macrobióticos hasta que decidiéramos otra cosa.
 Los desmadres nutricionales se hicieron menos frecuentes.
El laicismo de mi mamá fue sincero (mis hermanos se han bautizado siendo adultos) pero infatigable.
 Si hubiera estado viva para ver esta primera comunión Bustamante-Echevarría, se habría quedado impactada con el despliegue de vestuario e invitados, el baile de los papás en perenne proceso de divorcio y el desparrame de azúcares y grasas saturadas en la cordillera cántabra. 
Todo ese desvivirse por ofrecer una imagen de hipernormalidad, de familia religiosa, separada pero unida por las tradiciones y la glucemia a mamá le habría provocado dar un pequeño golpe en la mesa.
 Habría dicho que todo era consumismo e imagen.
 Belén era así, yo en cambio lo vi todo colorido y edulcorado como un merengue sintético que regala el ¡Hola!, en un reportaje que fue planeado y trabajado con mimo, ofreciendo una imagen buena y familiar de la bella actriz.
 Pero por sorpresa saltó la noticia de que ya tiene un nuevo amigo, una nueva ilusión. 
Y eso, con los dimes y diretes, los desmentidos, las buenas y malas intenciones estampó un fastidioso lamparón en la campaña.
El laicismo de mi mamá fue sincero (mis hermanos se han bautizado siendo adultos) pero infatigable. Si hubiera estado viva para ver esta primera comunión Bustamante-Echevarría, se habría quedado impactada con el despliegue de vestuario e invitados, el baile de los papás en perenne proceso de divorcio y el desparrame de azúcares y grasas saturadas en la cordillera cántabra. Todo ese desvivirse por ofrecer una imagen de hipernormalidad, de familia religiosa, separada pero unida por las tradiciones y la glucemia a mamá le habría provocado dar un pequeño golpe en la mesa. Habría dicho que todo era consumismo e imagen. Belén era así, yo en cambio lo vi todo colorido y edulcorado como un merengue sintético que regala el ¡Hola!, en un reportaje que fue planeado y trabajado con mimo, ofreciendo una imagen buena y familiar de la bella actriz. Pero por sorpresa saltó la noticia de que ya tiene un nuevo amigo, una nueva ilusión. Y eso, con los dimes y diretes, los desmentidos, las buenas y malas intenciones estampó un fastidioso lamparón en la campaña.
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Cristiano Ronaldo, en Madrid.
Cristiano Ronaldo, en Madrid. Gtres online
En cualquier caso, se ratificó que los Bustamante trabajan más en equipo ahora que están separados.
 El equipo será la gran reivindicación de la década. 
Si la pareja funciona como sinergia consigue más éxito, más contratos. 
El único problema es que un equipo necesita de otros equipos. El cantante tiene el suyo y en el de la actriz hubo fallos.
Cristiano Ronaldo también forma parte de un equipo y amplía su familia usando métodos menos convencionales que los de Paula. Florentino Pérez acudió a Onda Cero a manifestar que “todo esto de Cristiano es muy extraño”.
 Imaginamos que se refiere, entre otras cosas, a los rumores de que el jugador podría abandonar el Real Madrid si Hacienda insiste en reclamarle millones. 
Mi mamá decía que lo que no le gustaba de Cristiano era el nombre.
 Pero la verdad que cuando Hacienda aprieta, te sientes tan acorralado que anhelas poder huir. 
Y no lo digo por mí o por Cris, sino por casos históricos como por ejemplo Ava Gardner, que cuenta en su biografía cómo la atosigó Manuel Fraga para que equilibrara sus cuentas con el fisco.
 Cuando ella recibió la factura le pareció tan astronómica que se marchó, para siempre, de Madrid. “Deberían haberme pagado a mí por la buena publicidad que hice de la ciudad.
 Y del país”, escribió la más bella del mundo.
 La descreída actriz olvidó que una dictadura católica es siempre una dictadura y que si pueden usar tu vida personal para fastidiarte, o medrar, no lo dudan ni un minuto.
 Hacienda tampoco duda, o duda solo a veces.

Penélope Cruz: “Empezaron a preguntarme si tenía miedo a envejecer a los 25 años”

Penélope Cruz: “Empezaron a preguntarme si tenía miedo a envejecer a los 25 años”.

Será Donatella, estrena con León de Aranoa y rodará con Farhadi. Fuera de la pantalla, habla alto y claro.

Penélope Cruz
Además de diseñar la colección cápsula, la actriz es imagen de la firma italiana.
La luz entra por los ventanales que dan al jardín.
 Penélope Cruz (Alcobendas, 1974) está sentada, muy recta, en un sofá. 
Le ofrecen café, pero pide jamón, y lo come –e invita– mientras responde.
 Alrededor, dorados, brocados y espejos; es una de las salas de la Embajada de Italia en Madrid, donde presenta su cuarta colección cápsula (diseñada junto a su hermana) para la firma napolitana Carpisa.
 «Colaborar con marcas es un gran privilegio, porque también me da la oportunidad de decidir con más libertad qué películas hago y cuáles no», explica.
Dice que el diseño les gusta desde niñas a ella y a Mónica: «Siempre fue nuestro hobby, sentimos admiración por la moda». Pero no se plantea iniciar una carrera en el sector. «Es importante aprender, vivir la experiencia desde la humildad. Porque yo soy actriz, no me siento como una diseñadora profesional».
Ahora rueda American Crime Story, su debut en una serie, donde será Donatella Versace. ¿Cómo es meterse en la piel de alguien a quien conoce?
Ha supuesto despertarme muchas noches a las cuatro de la mañana con dudas e incertidumbre. 
Respeto mucho este proyecto; es un personaje difícil, todo el mundo sabe quién es, y yo le tengo mucho cariño a ella y a toda la gente que trabaja en la marca en Milán. 
Es una de las personas más generosas que conozco. Una mujer muy inteligente, especial.
 Deseo que cuando lo vea esté satisfecha. No solo por mi papel, sino por lo que cuente la serie y cómo lo cuente.
¿Es una presión añadida interpretar a alguien que está vivo, que puede opinar sobre su labor?
Añade responsabilidad. Sobre todo si ya tienes relación con esa persona, como yo con Donatella, que no es que nos hayamos visto muchas veces, pero la conozco y siempre se ha portado muy bien conmigo.
La ha vestido en la alfombra roja. Ahora hay todo un debate en torno a eso: Julia Roberts descalza en Cannes, actrices que no dicen qué diseñador las viste porque eso a un hombre no se lo preguntan…
Todo depende del momento, depende del tono.
Y a la vez la moda se posiciona, el feminismo se ha subido a las pasarelas. ¿Cómo lo concibe usted?
Una cosa es preguntar con respeto por el trabajo de un diseñador que ha hecho algo bonito, que tú tienes la suerte de llevar; y otra cosa, muy distinta, es que alguien te pida: ‘Date una vuelta y gira para que te veamos’…
 Ahí ya empieza la diferencia en cómo tratan a hombres y mujeres.
Que le hagan sentir como un objeto.
No, yo no he dicho esa frase.
 Pero hay diferencias entre lo que preguntan a ellos y a nosotras. Por ejemplo, con el tema de la edad.
 Como yo comencé a trabajar tan jovencita –tenía 15 años–, a partir de los 25 ya me empezaron a preguntar si me preocupaba envejecer. Mi manera de combatirlo era ignorar esas preguntas. 
Eso nunca se lo dirían a un actor de 25 años, ni de 30 ni de 40…. Ahí sí que hay mucha diferencia en el trato.
 Hay preguntas tan absurdas que uno no tiene por qué contestar.
 Es una forma de reaccionar que a veces me parece más eficaz que regalar el titular de queja.
 
Penélope Cruz
Es la cuarta ocasión en la que las hermanas Penélope y Mónica Cruz crean una colección para Carpisa. Foto: Carpisa


Muchas actrices también responden con hechos: Reese Witherspoon y Nicole Kidman han producido Big Little Lies para crear mejores papeles femeninos. ¿Estas acciones provocan el cambio en la industria?
Si tienes la posibilidad de producir, hay que hacerlo. 
Yo lo hice el año pasado con Ma Ma, y repetiré, aunque no tengo la oportunidad todos los años.
También le gustaría dirigir. ¿Sabe ya qué quiere contar?
Sí, tengo dos historias en la cabeza desde hace 20 años, pero no ha llegado el momento ni la persona con la que escribirlas, porque yo no soy guionista.
 Recuerdo conversaciones con Almodóvar a los 16 años diciéndole: «Yo siento esta necesidad, igual que he sentido siempre la de actuar».
 Y él me animaba: «Tienes que atreverte».

Penélope Cruz
Penelópe Cruz en la última campaña de Carpisa. Foto: Carpisa


 

Así reaccionó Bigote Arrocet al reencontrarse con María Teresa Campos

"Se me ha quedado un nudo en el estómago", dijo el humorista chileno al enterarse del ictus sufrido por la presentadora durante su participación en 'Supervivientes'.

(Ahora con el dinero de las semanas que estuvo en Supervivientes , la cuidará o poco a poco se irá? No olvidemos que cobraba 24.000 E por semana de permanencia hiciera o no hiciera nada...Parece un Yogui pero es muy de materia y una filosofía aplicada a vivir muy bien a costa de otros.....o eso dicen... )

Bigote Arrocet y Maria Teresa Campos
La periodista María Teresa Campos y el humorista Edmundo 'Bigote' Arrocet durante la pasada Semana Santa en Málaga. GTRESOLINE
La gala de Supervivientes del pasado jueves superó su propia marca al alcanzar el 28,7% de audiencia. 
Pero quienes esperaban la reacción de Edmundo 'Bigote' Arrocet al conocer la noticia de que su pareja, la periodista y presentadora, María Teresa Campos, había sufrido un ictus durante su participación en el concurso, se quedaron con las ganas. 
Hoy, ha sido Terelu Campos –hija de María Teresa– quien ha desvelado en el programa Sálvame, también de Telecinco, algunos detalles del reencuentro de la pareja. 
“Se me ha quedado un nudo en el estómago”.
 Es la frase que según Campos resume la reacción de Bigote al conocer lo que había pasado en su ausencia. Según la colaboradora de televisión Arrocet “no ha montado una bronca por no habérselo comunicado pero le ha sorprendido que no se le haya dicho. Hubiera preferido saberlo”.
El único testigo presencial del momento en que Bigote y Mª Teresa volvieron a verse en casa de ésta, fue Gustavo, el chófer y colaborador de la presentadora a quien consideran otro miembro más de la familia y que fue quien la trasladó al hospital ante los primeros síntomas de lo que después se diagnosticó como isquemia cerebral
“Ha sido muy emotivo. Se han dado un abrazo inmenso. Yo me he emocionado”, ha contado Terelu Campos que le relató  
Bigote Arrocet
Edmundo Arrocet en el aeropuerto de Madrid el pasado miércoles a su regreso de Honduras.
La gala del jueves de Supervivientes, respetó la intimidad de María Teresa Campos, una figura de la cadena de televisión, y no desveló ningún detalle a Edmundo Arrocet sobre la enfermedad sufrida por la presentadora.
 Así las cosas la entrevista a uno de los expulsados más esperados de esta edición, transcurrió con normalidad. Arrocet afirmó no haber estado influido durante el concurso por su relación con Teresa Campos: “Yo sé que a Teresa le interesa mi felicidad.
 Pero yo ya viví una época en la que me tocó pasar hambre y frío; es ahí donde se conoce realmente a la gente.
 A mí no me gusta hacer cosas para que se vean, me apartaba por timidez en cuanto llegaban las cámaras”.
Fue en este momento cuando Jorge Javier Vázquez criticó esta actitud y le recriminó que se había olvidado de que estaba en un programa de televisión.
 Edmundo Arrocet reconoció que si tuviera que hacer autocrítica sería que “debería haber hecho más televisión”. Pero también dijo que a él la experiencia “le ha servido para fortalecer el espíritu” y afirmó que volvería a ir a Supervivientes pero no se comportaría igual.

 

Günter Grass, habitante de Puntallana........................ Juan Cruz

El pequeño municipio palmero rinde homenaje al que fue su más ilustre vecino.

Un actor encarna a Günter Grass en la Fiesta de Arte de Puntallana. Ante él, el niño representa a Óscar, el protagonista de 'El tambor de hojalata'.
Un actor encarna a Günter Grass en la Fiesta de Arte de Puntallana. Ante él, el niño representa a Óscar, el protagonista de 'El tambor de hojalata'.
Puntallana tiene 2.400 habitantes, está a quince minutos de la capital, Santa Cruz de la Palma, y tuvo como visitante silencioso durante algunos años a Günter Grass (16 de octubre de 1927-13 de abril de 2015), premio Nobel de Literatura y premio Príncipe de Asturias de las Letras (ambos en 1999), autor de El tambor de hojalata, el libro en el que un niño, Oscar Mazerath, desafía las leyes del sonido y ensordece y rompe los cristales con su potente percusión. Puntallana guardó con discreción la historia de esas visitas.
 Y ahora le dedica un homenaje insólito en las fiestas de San Juan.
Este hombre, Grass, se pasó la vida buscando silencio; lo encontró, entre otros sitios, en Puntallana, donde sólo se oyen los gallos y donde los palmeros susurran sus discusiones.
 Fue allí con su mujer, Ute, en varias ocasiones, de incógnito, rompiendo las leyes actuales de la prensa y de los selfies, y de ese paso quedó el testimonio de los vecinos, que lo veían cavilar desde la ventana, con la pipa que fue parte de su figura, con su gorra marrón, con sus ropas pesadas de leñador nórdico.
Tomaba el sol en los bancos del pueblo y hacía la vida disciplinada que lo distinguió en otros sitios en los que buscó lo mismo.
 Como en Faro, en la costa atlántica portuguesa, donde se recluyó un tiempo a raíz de la enorme polémica surgida en 2007 cuando él mismo descubrió que, siendo un adolescente, acuciado por la situación de su madre, había militado (en la guerra mundial) junto a las SS de Hitler.
Grass hizo esa revelación (que tuvo antecedentes, en los años 50, en la radio de Berlín) en su libro Pelando la cebolla (Alfaguara), sus polémicas memorias. 
Terminó de corregir y de preparar ese libro que tanto disgusto le trajo en un apartamento de la Puerta del Sol, en Madrid, adonde iba también en busca del anonimato; tomaba el sol en la Plaza de Santa Ana e iba a tomar coñac en el bar favorito de su amigo Jaime Salinas, en la Plaza del Ángel.
 Desde entonces ese libro fue el núcleo de sus pesadillas. En Faro y en Puntallana halló el sosiego que ya recuperó al final de su vida, arropado por la familia, los hijos y los nietos y Ute, a los que dedicó uno de sus libros más personales, La caja de los sueños (Alfaguara, 2009).
Eran conocidas, al menos para este periodista, sus estancias en las islas danesas, en Faro y en Lanzarote, adonde fue fugazmente, y donde dibujó, igual que en cualquier parte, hasta la calidad del aire, hasta las novedades imposibles de las piedras.
 Pero de su estancia en Puntallana no se dijo mucho, o no se dijo nada. 
Como si fuera el resultado de un acuerdo tácito de silencio, los puntallaneros respetaron la discreción de esa presencia.
 Figura su firma, y un dibujo de un rodaballo, emblema de su literatura y de su pintura, aparece firmado en marzo de 2007, en el libro de honor del Ayuntamiento de Puntallana. 
Se guarda y se exhibe como oro molido.
Y ahora, años después de sus visitas y más de dos años después de su muerte, el Ayuntamiento de Puntallana le ha dedicado a Grass un homenaje insólito al menos en la historia de las fiestas populares relacionadas con la noche de San Juan. 
Lo que en estos casos suele ser ruido y algarabía, en Puntallana, reino del silencio que buscó el Nobel, ha sido este último jueves un homenaje de música (de resonancias alemanas o clásicas, con la Banda de Música local y con la soprano Sislena Caparrosa), y otras evocaciones personales acerca de la relevancia de su figura como testigo moral del siglo XX.
Para que la presencia de este ilustre ausente fuera más simbólica aún, un actor local, José María Ruiz González, se atavió (el bigote es suyo) con aquellos ropajes de Grass, acentuó la curva de su espalda para parecerse aún más al Nobel y se puso a leer con su pipa, en el escenario, en la inquietante transfiguración que tienen las evocaciones de personas ya existentes tan solo en los libros o en la memoria.
 Un niño como aquel Oscar, Sergio Rodríguez Robayna, portó el tambor y lo fue tocando como en aquella novela, la más famosa del autor de Pelando la cebolla.

Sislena Caparrosa, de 19 años, oriunda de República Dominicana, cantó ópera y bachata, y terminó entonando Nessun dorma
 Los agudos podrían parecer, en el silencio de Puntallana, adonde fue a reposar Günter Grass, los latidos imperiosos y tristes de aquel Tambor de hojalata.
El temporal de calor que sufren las islas hizo que al día siguiente, hoy, se suspendieran los estruendos de los fuegos tradicionales. Como si así se completara el silencio que quería Grass en Puntallana.
Fe de errores
En una primera versión de esta información se señalaba erróneamente en el pie de foto que el hombre que aparece en la imagen leyendo era el mismo Günter Grass, cuando en realidad es un participante en el homenaje al escritor alemán en Puntallana.