Penélope Cruz: “Empezaron a preguntarme si tenía miedo a envejecer a los 25 años”.
Ana Fernández Abad
Será Donatella, estrena con León de Aranoa y rodará con Farhadi. Fuera de la pantalla, habla alto y claro.
Penélope Cruz (Alcobendas, 1974) está sentada, muy recta, en un sofá.
Le ofrecen café, pero pide jamón, y lo come –e invita– mientras responde.
Alrededor, dorados, brocados y espejos; es una de las salas de la Embajada de Italia en Madrid, donde presenta su cuarta colección cápsula (diseñada junto a su hermana) para la firma napolitana Carpisa.
«Colaborar con marcas es un gran privilegio, porque también me da la oportunidad de decidir con más libertad qué películas hago y cuáles no», explica.
Dice que el diseño les gusta desde niñas a ella y a Mónica: «Siempre fue nuestro hobby, sentimos admiración por la moda». Pero no se plantea iniciar una carrera en el sector. «Es importante aprender, vivir la experiencia desde la humildad. Porque yo soy actriz, no me siento como una diseñadora profesional».
Ahora rueda American Crime Story, su debut en una serie, donde será Donatella Versace. ¿Cómo es meterse en la piel de alguien a quien conoce?
Ha supuesto despertarme muchas noches a las cuatro de la mañana con dudas e incertidumbre.
Respeto mucho este proyecto; es un personaje difícil, todo el mundo sabe quién es, y yo le tengo mucho cariño a ella y a toda la gente que trabaja en la marca en Milán.
Es una de las personas más generosas que conozco. Una mujer muy inteligente, especial.
Deseo que cuando lo vea esté satisfecha. No solo por mi papel, sino por lo que cuente la serie y cómo lo cuente.
¿Es una presión añadida interpretar a alguien que está vivo, que puede opinar sobre su labor?
Añade responsabilidad. Sobre todo si ya tienes relación con esa persona, como yo con Donatella, que no es que nos hayamos visto muchas veces, pero la conozco y siempre se ha portado muy bien conmigo.
La ha vestido en la alfombra roja. Ahora hay todo un debate en torno a eso: Julia Roberts descalza en Cannes, actrices que no dicen qué diseñador las viste porque eso a un hombre no se lo preguntan…
Todo depende del momento, depende del tono.
Y a la vez la moda se posiciona, el feminismo se ha subido a las pasarelas. ¿Cómo lo concibe usted?
Una cosa es preguntar con respeto por el trabajo de un diseñador que ha hecho algo bonito, que tú tienes la suerte de llevar; y otra cosa, muy distinta, es que alguien te pida: ‘Date una vuelta y gira para que te veamos’…
Ahí ya empieza la diferencia en cómo tratan a hombres y mujeres.
Que le hagan sentir como un objeto.
No, yo no he dicho esa frase.
Pero hay diferencias entre lo que preguntan a ellos y a nosotras. Por ejemplo, con el tema de la edad.
Como yo comencé a trabajar tan jovencita –tenía 15 años–, a partir de los 25 ya me empezaron a preguntar si me preocupaba envejecer. Mi manera de combatirlo era ignorar esas preguntas.
Eso nunca se lo dirían a un actor de 25 años, ni de 30 ni de 40…. Ahí sí que hay mucha diferencia en el trato.
Hay preguntas tan absurdas que uno no tiene por qué contestar.
Es una forma de reaccionar que a veces me parece más eficaz que regalar el titular de queja.
Muchas actrices también responden con hechos: Reese Witherspoon y Nicole Kidman han producido Big Little Lies para crear mejores papeles femeninos. ¿Estas acciones provocan el cambio en la industria?
Si tienes la posibilidad de producir, hay que hacerlo.
Yo lo hice el año pasado con Ma Ma, y repetiré, aunque no tengo la oportunidad todos los años.
También le gustaría dirigir. ¿Sabe ya qué quiere contar?
Sí, tengo dos historias en la cabeza desde hace 20 años, pero no ha llegado el momento ni la persona con la que escribirlas, porque yo no soy guionista.
Recuerdo conversaciones con Almodóvar a los 16 años diciéndole: «Yo siento esta necesidad, igual que he sentido siempre la de actuar».
Y él me animaba: «Tienes que atreverte».
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