Isabel Preysler, vetada en la firma del hijo de Mario Vargas Llosa
Pilar Eyre
¿Quién es ese hombre apuesto, serio como un obispo, que firma como el
que despacha con un subsecretario en la feria del libro de Madrid? ¡Álvaro Vargas Llosa! El ojito derecho de Patricia y
sorprendentemente, el único hijo que se lleva bien con Mario desde que
está con Isabel Preysler. Me cotillean: “le pidió a su padre que no
acudiera con Isabel a la presentación de su libro 'El estallido del
populismo' para que no hubiera prensa de corazón y Mario accedió”. La Preysler no fue al acto ni a la cena posterior, lo que hizo correr rumores de frialdad entre la pareja. “Nada de eso, a todos los que le preguntaban cómo estaba, Mario contestaba ¡encantadísimo y enamoradísimo!”. ¡Ah, atención, un tema importante! El tan ansiado divorcio (y quizás boda) parece que cada día está más cerca
porque Patricia se ha convencido de que la relación entre su marido e
Isabel va en serio ya que la ultima correría de Mario con una actriz
argentina que responde a las iniciales de N.A. duró dos años y con
Isabel ¡ya lleva más! Mi informante, del entorno peruano del escritor,
prosigue “me rio cuando dicen que Mario es un hombre muy familiar… Lo
único que le importa en realidad es escribir y…” ¿Y? ¿Y? ¡Dios! Se me
escapa la última palabra porque suena la sirena de una ambulancia que
viene a recoger a unas cuantas niñas desmayadas de calor en la cola de
Blue Jeans. Pobrecitas pero qué faena.
La
periodista se desnuda, literal y físicamente, en el programa presentado
por Jesús Calleja, donde confiesa que hubo un momento de su vida que
pensó en el suicidio.
Que Mercedes Milá no tiene pelos en la lengua es algo de sobra conocido por todos.
Pero si algo le quedaba por decir lo ha hecho en el programa Planeta Calleja,
emitido este domingo y presentado por Jesús Calleja, donde la
periodista ha confesado al montañista situaciones muy duras que ha
vivido a lo largo de su vida, como la depresión que sufrió en las dos
últimas ediciones que presentó de Gran Hermano.
“Te voy a decir una cosa que no he dicho nunca: yo lo he visto tan
negro que hubo un momento que pensé que prefería morirme a seguir así”,
aseguró Milá en pleno Ártico.
Allí empezaba a tranquilizarme y se me olvidaba mi
depresión, que lloraba todos los días, que ni me quería levantar de la
cama.
Ni yo misma me reconocía. El sufrimiento era tanto que no lo
aguantaba ni un minuto más.
Por eso decidí no hacer más Gran Hermano”, ha contado Milá y ha añadido que pasó una situación tan mala que “entendí a los que deciden quitarse a la vida”.
Aunque la catalana ya había dado algunas pinceladas en otras entrevistas
sobre que la decisión de acabar con su etapa como conductora de Gran Hermano
tendría que ver con esta situación personal, ha sido en esta ocasión
cuando ha revelado lo que verdaderamente le ocurría.
Además, la versión
oficial que tanto la cadena como ella misma mantuvieron desde que se dio
a conocer la noticia hablaba de una falta de acuerdo económico y un
deseo de cambiar el rumbo de su profesión.
Milá, que se encuentra muy feliz en el programa de literatura Convénzeme, no cierra del todo la puerta de su regreso al reality de convivencia: “De momento no voy a volver a Gran Hermano, de momento no”.
Otras de las confesiones desveladas por la periodista ha sido que su
nombre estuvo en una lista negra en el año 1981 para ser fusilada y que
estuvo amenazada por la banda terrorista ETA. "Fui a dar una conferencia
a San Sebastián y pusieron mi nombre en una diana. En vasco ponía 'Os
mataremos' o algo así", ha recordado y ha asegurado que no se sintió
cohibida en comparación a otros que tuvieron peor suerte. "Nunca he
tenido protección", ha explicado. A pesar de todas estas estas revelaciones, Milá ha asegurado sentirse
radiante de felicidad y vivir un momento muy bonito. Junto a Calleja,
ambos se han embarcado en una aventura que les ha llevado a participar
en una sesión de tiro con escopeta, descender a una antigua mina de
carbón y hasta darse un baño en las gélidas aguas del Ártico, donde la
presentadora de televisión no ha dudado en quitarse el bañador pese a
los 20 grados bajo cero de temperatura. Mercedes Milá tras bañarse en el Ártico en el programa 'Planeta Calleja'.Mediaset
'Realities'
y concursos de talentos se han convertido en cantera de caras conocidas
de la televisión gracias a la ayuda de representantes que manejan sus
carreras.
En muchos casos la llave que abre la puerta de un programa de
televisión es una habilidad profesional. En otros, la fama llega
propulsada por un dicho muy gráfico: “Más vale caer en gracia que ser
gracioso”. Algunos formatos televisivos expertos en acumular audiencia
son adictos a los rostros que "caen en gracia" y que normalmente
provienen de la cantera de los castings que proporcionan personajes para realities que terminan alimentándose unos a otros.
Agraciados
y graciosos, tienen tras ellos auténticas hadas madrinas que se
preocupan de saber lo que ocurre en los despachos y en los platós,
llamar una y otra vez para que cuenten con los suyos y negociar las
condiciones de los contratos si llega el caso. Son los representantes. Los que tienen fama de serios en la profesión suelen permanecer en la
sombra, el mundillo sabe quiénes son y de qué personajes se encargan;
otros hacen tanto ruido como sus representados y algunas veces acaban
convertidos ellos mismos en carne de papel cuché. El reciente caso de Toño Sanchís, quien llevó a Belén Esteban durante su ascenso a Princesa del pueblo,
es un ejemplo claro de cómo lanzar a un personaje, subir con él como la
espuma, caer al vertiginoso ritmo de un escándalo aireado en los
juzgados y en las cadenas de televisión y cerrar el círculo mudado él
mismo en concursante de Gran Hermano Vip. "Nuestro trabajo no tiene más secreto que conseguir esa prueba o ese
contrato que interesa a nuestros representados, protegerles en todos los
sentidos y cuidar su imagen", explica Yolanda Rubio, quien cuenta entre
sus clientes con personajes tan diversos como Carlos Lozano, la familia Janeiro, Poty o Emma Ozores. Rubio, que es periodista y durante años trabajó en la televisión como redactora, ayudante de dirección o directora de casting,
conoce bien los recovecos de un mundo que vivió desde dentro. Y en eso
mismo consiste precisamente el trabajo de agente, en manejar la
información de lo que se cuece en el medio, en creer al cien por cien en
la gente a la que representan y trabajar para que los demás se fíen de
su criterio cuando ofrecen a uno de sus representados. "Hay que ser
discreto, confiar ciegamente en el trabajo de tu representado y quererle
para elegir los trabajos adecuados más para él”, sentencia Yolanda
Rubio.
Muy reticentes a hablar, bajo el argumento de que los
protagonistas no son ellos, los agentes artísticos suelen cobrar el 10%
de la tarifa si se trata de contratos de teatro y alrededor del 20% en
el resto. Esto ocurre cuando el trabajo fluye, porque cuando llegan los
periodos de sequía allí están también para escuchar, aconsejar, poner
barreras de contención que eviten elecciones a la desesperada y para
recurrir a todos sus contactos y estar cuando surja una oportunidad. Víctor Paz es representante en Telegenia, empresa que depende de Endemol, productora de programas comoTú cara me suena, Operación Triunfo, Gran Hermano o Tú sí que vales: "Todos los concursantes firman el mismo contrato, pero el único
compromiso que tienen es que si sale trabajo se lo tenemos que negociar
nosotros. No tienen ninguna obligación de hacer nada que no quieran. Muchos solo quieren cumplir un sueño y luego volver a su vida normal". Los que más guía necesitan son los desconocidos que entran vírgenes a
este tipo de programas y cuya popularidad se desborda mientras están
aislados dentro de ellos. Si dan juego, el trabajo de los agentes
consistirá en canalizar esa fama efímera a su salida. Marta López y Kiko
Hernández salieron de GH2 y se mantienen como colaboradores en distintos programas de Telecinco, Suso Álvarez, de GH16, ahora participa en el debate de Supervivientes y Bea y Rodrigo, ganadora y finalista de GH17, tienen su propio canal de vídeos en Mtmad. Otros, entre los que recientemente se han encontrado los presentadores Carlos Lozano, Irma Soriano o Alonso Caparrós y otros conocidos como la actriz Emma Ozores o la exmodelo Yvonne Reyes,
han buscado en este tipo de programa una lanzadera para impulsar de
nuevo sus apagadas carreras. En la actualidad Internet ha diversificado
las salidas. Muchos de estos nuevos famosos encuentran en sus seguidores
un público adepto a las redes sociales y dispuesto a convertirse en
parroquia fiel de sus prescripciones, tutoriales e incluso de sus
propios realities on line.
La tensión
presidió la primera comunión de su hija. La actriz abandonó Cantabria
horas después con la pequeña en medio de noticias de que ha iniciado una
nueva relación.
Paula Echevarría y David Bustamante
han cumplido con la cita más comprometida que tenían pendiente: la
primera comunión de su única hija Daniela.
Todo transcurrió como estaba
pactado hace meses y la ceremonia se celebró en San Vicente de la
Barquera (Cantabria), el pueblo del cantante.
Las dos familias firmaron
un acuerdo de paz por la niña.
Hubo foto familiar y mucha sonrisa ante
las cámaras.
Testigos de la ceremonia aseguran, sin embargo, que la
tensión durante el acto fue evidente, en especial el cantante estuvo a
punto en varias ocasiones de enfrentarse con los periodistas apostados a
las puertas del templo.
El beso que la actriz dio a su todavía marido
obedece a un intento de mantener la calma.
Horas después de que el almuerzo de celebración concluyera, Paula Echevarría
y su hija viajaron a Candás (Asturias), donde la niña participó en una
procesión del Corpus ya sin la presencia de su padre, lo que evidencia
que la separación sigue siendo un hecho.
A todo ello hay que añadir un elemento nuevo en este culebrón que ya
lleva dos meses en marcha. Telecinco informó este fin de semana que
Paula Echevarría habría iniciado una nueva relación con un empresario
venezolano. La actriz lo niega, pero hace semanas que las noticias están
en la calle.
Todo indica que una vez cumplida la cita de la primera comunión, la
pareja aclarará su situación. La intérprete está decidida a formalizar
el divorcio y el cantante cada vez más resignado a que no hay solución. De no aclararse el estado de esta relación, la imagen de dos de los
rostros más conocidos del panorama social español podría verse afectada. .
Su imagen y sus posados no son desde hace muchos meses, incluso años,
lo que ellos pretenden proyectar y el tiempo juega en su contra. La actriz, de 39 años, y el cantante, de 35, han vivido durante más de dos años un matrimonio que solo funcionaba bien para los photocalls .
En la intimidad de su hogar ella estaba sola con su hija y con sus
padres, que ahora pasan más tiempo en Madrid que en Asturias —de donde
es la familia— para acompañarla en la difícil travesía de la separación. Las largas sesiones de rodaje de la actriz y las interminables giras
del artista permitían a la pareja mantener públicamente la apariencia de
que su relación iba bien, aunque hace tiempo que atravesaba una profunda crisis.
Desde que saltó la noticia de la crisis matrimonial, hasta ahora había sido Echevarría quien más había hecho frente a las preguntas de la prensa, incluso aceptando las que atañen a su situación personal. No fue hasta hace una semana cuando en el programa de Risto Mejide All you need is love…o no,
Bustamante se vio forzado a afrontar el asunto. El presentador quiso
profundizar en el tema. “Quiero saber cómo David Bustamante afronta una
ruptura", le planteó Risto. El artista cántabro negó con la cabeza y
respondió contundente: "No voy a hablar ni para bien ni para mal, te
agradezco tu apoyo y cariño, pero jamás en la vida estaría ni un minuto
en televisión si no es por los méritos propios de trabajar".