-
Redacción El HuffPost El HuffPost
El humorista llama muy alterado al programa presentado por Paz Padilla.
Una vez que el propio Angel Garó montara sus sainetes con sus novios y exnovios, lo recordé porque mi Disco Duro no lo tenía. Así que recorde un chico que hacía de chino y alguna cosa más. Era tan minimalista en su humor que no recuerdo nada más, no fue un gran humorista, no era como Martes y Trece que aún me hacen reir si recuerdo sus empanadillas por ejemplo.
Tiene un shwou montado que lo ha hecho revivir a él y sus novios que para aguantarlo deben estar todos como él, como una cabra.Pero ha vuelto a revivir, cualquier programa que lo llame tendrá una tremenda audiencia para oir sus chorradas.
Garó, quien echó en cara a Padilla que le llame "cariño, cuando le cogiste las manos al que me estaba asesinando", ha reiterado que "a partir de que yo cuelgue el teléfono, sé que me vais a poner verde.
Pero esto hay que pagarlo. ¿Y sabes cómo se paga? ¡Con dinero!".
Según el diario malacitano Sur, los hechos se produjeron el día de su detención en el domicilio que el humorista tiene en el centro de Málaga, cuando una persona llamó al 112 para denunciar que estaba siendo agredido por su pareja.
Las autoridades identificaron entonces que el agresor era Ángel Garó, quien fue detenido en la estación María Zambrano de la capital cuando iba a coger un tren para Madrid.
9 jun 2017
8 jun 2017
Te contamos en dónde está Isabel Preysler
¿Escondida? ¿Retirada? Te contamos en
dónde está Isabel Preysler.
Mucho se ha escrito en estos días sobre el supuesto retiro o la estudiada desaparición de Isabel Preysler.
Pero la realidad es mucho más prosaica y menos grandilocuente de lo que se podía imaginar...ya que lo que de verdad ha ocurrido en estas semanas de aparente desvanecimiento de la escena social es, simplemente, que en los lugares que ha estado no había objetivos que inmortalizaran el momento.
La revista ¡HOLA! de esta semana descubre que Isabel Preysler se encontraba a miles de kilómetros: primero en Buenos Aires, junto a Mario Vargas Llosa, y después en Estados Unidos, en concreto, en Miami, visitando a sus hijos y a sus nietos.
Por lo demás, han continuado con su agenda social de siempre, saliendo y entrando para acudir a cenas y reuniones con amigos.
Bien es cierto que la casa de Isabel se encuentra en plena vorágine de obras para renovar la piscina, con todo lo que conlleva convivir con trabajos de albañilería.
Y no es menos verdad que Isabel siempre tuvo claro que no siempre acompañaría al Premio Nobel a todos sus compromisos, dejándo así una parcela propia para cada uno. Así tampoco es de extrañar que no haya asistido con él a las Ventas, a los festejos de la Feria de San Isidro, ni a la presentación de un libro colectivo, evento que asistió con su hijo Álvaro.
Sin embargo, como es habitual en ellos, Mario e Isabel salieron a cenar con amigos escritores del premio Nobel, entre los que se encontraba Jorge Edwards, a un restaurante navarro de la capital.
La vida continúa para Mario e Isabel
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, noche de ópera en Salzburgo
La pareja disfrutó en la ciudad austriaca del Festival de Pascua
Hace un par de semanas Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa
pasearon su amor por los rincones más bonitos de Perú y Colombia; ahora
es la histórica Salzburgo, la ciudad natal de Mozart, la que ha
recibido la visita de la pareja para una noche de ópera. Una nueva parada en su larga "luna de miel".
La ciudad austriaca se viste de fiesta con
la llegada del importante Festival de Pascua que se celebra allí desde
1967 y que este año tiene lugar del 8 al 17 de abril.
Una cita con la música que Isabel y Mario, amantes de las artes, no han querido perderse en una edición única,
cuando se celebra el 50 aniversario del primer festival y se recupera
la producción original Die Walküre de 1967, esta vez dirigida por
Thielemann.
La pareja aterrizó en Austria pocas semanas después de realizar juntos un viaje inolvidable con motivo del 81 cumpleaños del actor.
No solo era el primer cumpleaños que pasaban juntos, era además la
primera vez que Isabel acompañaba a Mario a su país natal.
De Lima hasta
Cuzco sin olvidar el mágico complejo arqueológico de Machu Pichu y la
ciudad natal del premio Nobel: Arequipa, en donde sopló las velas
acompañado por Isabel.
“Cada viaje con Mario es una luna de miel” aseguró Isabel en su reciente viaje a Colombia,
donde asistieron a la inauguración de la nueva tienda Porcelanosa. “No
me resisto a la boda... solo me resisto a estropearlo. Estamos tan bien
como estamos que no quiero tocar nada para que nada cambie”
Eduardo Casanova: “Nunca nadie me ha parado”.......... Borja Bas
Creció ante España como el primer niño abiertamente gay de la tele en ‘Aída’.
Con 26 años, desafía de nuevo las convenciones con su primer largo, ‘Pieles’.
Viajemos por un segundo en el tiempo.
Vemos a Eduardo Casanova (Madrid, 1991) correteando por un estudio entusiasmado por su primera portada, para la revista Vanidad.
Tiene 14 años y es, de pronto, el niño de España. O, más bien, el primer niño gay de la tele española.
Su rompedor personaje en la serie Aída le trajo una fama salvaje. “Yo no sé qué es no ser famoso”, repite hoy como un mantra.
Aquel día, mientras tratábamos de captar su revoltosa candidez, él reclamaba cosas impublicables, como posar maquilladísimo con unos plataformones de Carlos Díez aliviando la vejiga en el retrete. Incluso le pillamos en un descanso fumando a escondidas (hoy supera el paquete diario).
Doce años después, se ríe cuando se le recuerda que tuvimos que echarle el freno.
“No deberíais haberme parado. Al menos, con la foto con los tacones.
Nunca nadie me ha parado.
La verdad es que a veces no soy consciente de lo fuerte que he sido y lo fuerte que soy.
No sé si es muy soberbio esto que acabo de decir, pero yo lo siento así”.
Edu nos recibe para hablar de Pieles, su primer largometraje, producido por Álex de la Iglesia y Carolina Bang, en cines el 9 de junio.
Entrar en su casa es como meterse en su peli o en sus cortos: todo está teñido de rosa y pastel, la estética prima sobre la comodidad y el orden y la pulcritud no logran enmascarar lo que bulle bajo sus cimientos.
Su mélange incluye cuadros de enfermedades venéreas en el comedor y de Kim Jong-il y Kim Jong-un presidiendo la cocina, una Hello Kitty gigante junto a una bañera en mitad del dormitorio y hasta un aseo temático dedicado a los Kennedy.
“¿Sabes de dónde viene mi obsesión por el rosa y lo oscuro a la vez?
De una de las imágenes que más me han perturbado: Jackie O con el vestido rosa de Chanel manchado con la sangre de su marido”. Incluso sus dos gatos, el persa Tokio, que le regaló Ana Polvorosa, y la esfinge Costra, escenifican los mundos contrapuestos que conviven en el imaginario/hogar de Edu.
Nos sentamos junto al balcón y se pone a fumar compulsivamente. “Mi vida no es de color rosa tal y como la sociedad entiende el color rosa.
Y espero que no lo sea nunca, porque entonces sería Mr. Wonderful, y no hay nada que deteste más que lo blanco y lo naif. Yo soy un gótico de alma”.
Detesta la categorización en general y que se le tilde de provocador en particular.
“Es de lo primero que me dicen: ‘Qué ganas de epatar, de transgredir, de shockear’.
Nada más lejos de mi intención.
Cuando ves Pieles no ves a alguien intentando provocar, sino a alguien tratando de expresarse libremente.
Pero ese ejercicio de libertad muchos lo reciben como si les estuvieras agrediendo.
Es algo a lo que me he tenido que enfrentar siempre en mi vida en general, porque hago pocas concesiones”.
Y recordamos el primer corto que escribió, con 14 años, y que nunca llegó a realizar, El chocho asesino. “Trataba sobre una muñeca andaluza que cobraba vida y se comía a la gente por el coño”.
Ya estaba ahí su fijación con los orificios y la escatología. “Nada más liberador que defecar.
Pieles habla de eso: de liberarse o no. Y una manera es acudir a lo fisiológico; anulando o variando partes del cuerpo que nos sirven para comunicarnos o liberarnos.
Debería psicoanalizármelo con mi terapeuta”. Y se ríe.
El germen de Pieles fue el corto Eat my shit, en el que Ana Polvorosa se plantaba un ojete protésico por boca y sufría por su diferencia.
Su amiga repite ese rol en este largo, un compendio de historias con protagonistas malformados por dentro y/o por fuera que reivindica la disidencia de los cánones estéticos consensuados.
En definitiva, el derecho a ser en tu propia piel. Enciende otro cigarrillo.
“Pieles reclama que desaprendamos lo aprendido. Nos han dicho qué es un color para mujeres y cuál es para hombres, qué da asco y qué no, qué es algo bonito y qué es feo…
Yo no sé qué es algo malformado, no tengo ni idea.
Hay gente normativamente muy guapa que a mí me puede parecer horrible.
Todo tiene que ver con una extraña conspiración que nos dice: ‘Tienes que ir por aquí, piensa esto’. Lo que quiero es reventar la cabeza con todos estos conceptos, invitar a cuestionarlo todo”. Calada final.
Ya prepara su segunda película.
Tan solo desvela que “tiene que ver con el poder”. Comenta que anda fascinado con Orwell, así que le pregunto por otras obsesiones e influencias recientes.
“¿Quieres que te conteste como una diva para concluir la entrevista?”. Por favor. “La realidad”.
Vemos a Eduardo Casanova (Madrid, 1991) correteando por un estudio entusiasmado por su primera portada, para la revista Vanidad.
Tiene 14 años y es, de pronto, el niño de España. O, más bien, el primer niño gay de la tele española.
Su rompedor personaje en la serie Aída le trajo una fama salvaje. “Yo no sé qué es no ser famoso”, repite hoy como un mantra.
Aquel día, mientras tratábamos de captar su revoltosa candidez, él reclamaba cosas impublicables, como posar maquilladísimo con unos plataformones de Carlos Díez aliviando la vejiga en el retrete. Incluso le pillamos en un descanso fumando a escondidas (hoy supera el paquete diario).
Doce años después, se ríe cuando se le recuerda que tuvimos que echarle el freno.
“No deberíais haberme parado. Al menos, con la foto con los tacones.
Nunca nadie me ha parado.
La verdad es que a veces no soy consciente de lo fuerte que he sido y lo fuerte que soy.
No sé si es muy soberbio esto que acabo de decir, pero yo lo siento así”.
Edu nos recibe para hablar de Pieles, su primer largometraje, producido por Álex de la Iglesia y Carolina Bang, en cines el 9 de junio.
Entrar en su casa es como meterse en su peli o en sus cortos: todo está teñido de rosa y pastel, la estética prima sobre la comodidad y el orden y la pulcritud no logran enmascarar lo que bulle bajo sus cimientos.
Su mélange incluye cuadros de enfermedades venéreas en el comedor y de Kim Jong-il y Kim Jong-un presidiendo la cocina, una Hello Kitty gigante junto a una bañera en mitad del dormitorio y hasta un aseo temático dedicado a los Kennedy.
“¿Sabes de dónde viene mi obsesión por el rosa y lo oscuro a la vez?
De una de las imágenes que más me han perturbado: Jackie O con el vestido rosa de Chanel manchado con la sangre de su marido”. Incluso sus dos gatos, el persa Tokio, que le regaló Ana Polvorosa, y la esfinge Costra, escenifican los mundos contrapuestos que conviven en el imaginario/hogar de Edu.
Nos sentamos junto al balcón y se pone a fumar compulsivamente. “Mi vida no es de color rosa tal y como la sociedad entiende el color rosa.
Y espero que no lo sea nunca, porque entonces sería Mr. Wonderful, y no hay nada que deteste más que lo blanco y lo naif. Yo soy un gótico de alma”.
Detesta la categorización en general y que se le tilde de provocador en particular.
“Es de lo primero que me dicen: ‘Qué ganas de epatar, de transgredir, de shockear’.
Nada más lejos de mi intención.
Cuando ves Pieles no ves a alguien intentando provocar, sino a alguien tratando de expresarse libremente.
Pero ese ejercicio de libertad muchos lo reciben como si les estuvieras agrediendo.
Es algo a lo que me he tenido que enfrentar siempre en mi vida en general, porque hago pocas concesiones”.
Y recordamos el primer corto que escribió, con 14 años, y que nunca llegó a realizar, El chocho asesino. “Trataba sobre una muñeca andaluza que cobraba vida y se comía a la gente por el coño”.
Ya estaba ahí su fijación con los orificios y la escatología. “Nada más liberador que defecar.
Pieles habla de eso: de liberarse o no. Y una manera es acudir a lo fisiológico; anulando o variando partes del cuerpo que nos sirven para comunicarnos o liberarnos.
Debería psicoanalizármelo con mi terapeuta”. Y se ríe.
El germen de Pieles fue el corto Eat my shit, en el que Ana Polvorosa se plantaba un ojete protésico por boca y sufría por su diferencia.
Su amiga repite ese rol en este largo, un compendio de historias con protagonistas malformados por dentro y/o por fuera que reivindica la disidencia de los cánones estéticos consensuados.
En definitiva, el derecho a ser en tu propia piel. Enciende otro cigarrillo.
“Pieles reclama que desaprendamos lo aprendido. Nos han dicho qué es un color para mujeres y cuál es para hombres, qué da asco y qué no, qué es algo bonito y qué es feo…
Yo no sé qué es algo malformado, no tengo ni idea.
Hay gente normativamente muy guapa que a mí me puede parecer horrible.
Todo tiene que ver con una extraña conspiración que nos dice: ‘Tienes que ir por aquí, piensa esto’. Lo que quiero es reventar la cabeza con todos estos conceptos, invitar a cuestionarlo todo”. Calada final.
Ya prepara su segunda película.
Tan solo desvela que “tiene que ver con el poder”. Comenta que anda fascinado con Orwell, así que le pregunto por otras obsesiones e influencias recientes.
“¿Quieres que te conteste como una diva para concluir la entrevista?”. Por favor. “La realidad”.
Cher, sin tiempo para jubilarse........................ Javier A. Fernández
La cantante, de 71 años, anuncia el estreno de su musical en Broadway el año próximo y se deja ver más que nunca.
Cher vive uno de los momentos más activos de su carrera.
A los 71 años actúa cada noche en Las Vegas, graba canciones, canta en entregas de premios, prepara un musical sobre su vida, tuitea a cualquier hora del día y de la noche, y le sobra tiempo para hacerse una foto en el estreno de una película con Kim Kardashian. Instantánea en la que, a pesar de duplicar la edad, Cher parece su hermana mayor, como titulaba el diario británico Daily Mail.
La diva californiana aseguró que 2017 sería un año lleno de proyectos.
Uno de ellos, el musical sobre su vida, ya tiene fecha de estreno. Será en Broadway en 2018.
El pasado martes, la cantante acudió a la primera lectura de la obra y no ha podido ocultar el entusiasmo que le produjo.
"Acabo de salir del musical. He llorado y reído. Estaba preparada para que no me gustara", admitía anoche con naturalidad en su cuenta de Twitter, donde tiene 3,3 millones de seguidores.
Tras el amargo fin de semana en el que despidió Gregg Allman, su exmarido y padre de su hijo Elijah Blue, fallecido a los 69 en su casa de Savannah (Georgia), la diva viajó a Nueva York para escuchar la primera versión del texto que acompañará a sus canciones.
"El público aplaudió después de cada canción y se puso de pie", continuaba el mensaje en la red social. Jeffrey Seller ha sido el encargado de poner en marcha este proyecto que empezó a materializarse hace casi dos años.
Sellers va a la búsqueda de un nuevo éxito tras la abrumadora acogida de Hamilton, el último gran fenómeno teatral en la capital de los musicales
. Y tiene todas las expectativas puestas en el biopic de la diva. En su periplo ha reclutado al libretista Rick Elice, que ya experimentó con el género biográfico en Jersey Boys, y al director Jason Moore, responsable de Avenue Q y Shrek.
Tres experimentadas intérpretes cuya fisonomía encaja con la de la diva a lo largo de los años.
Allí posó junto a la estrella mediática Kim Kardashian, con quien comparte remotos orígenes armenios. La reina de los realities, de 36 años, ha admitido que Cher es uno de sus referentes estilísticos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)