‘Beren y
Lúthien’ ve la luz como novela independiente 100 años después de su
primera concepción y recoge todas las versiones que hizo de ella el
escritor.
El relato de Beren y Lúthien, la historia de amor entre un
humano y una elfa, no es nada nuevo para los aficionados a la obra de J.R.R. Tolkien. La historia, que se desarrolla durante la Primera Edad de la Tierra
Media, 6.500 años antes de los eventos que recoge la famosa trilogía El señor de los anillos, es uno de los muchos cuentos que conforman el tomo conocido como El Silmarillion. Sin
embargo, la editorial estadounidense Harper Collins lo publica ahora
por primera vez como una novela independiente en un libro en el que se
recogen todas las versiones que Tolkien escribió de una historia a la que siempre volvía y que nunca dejó de escribir. Este jueves ha salido a la venta en inglés, según informa la BBC. La edición corre a cargo del hijo del escritor, Christopher Tolkien, de 93 años, que ya ha trabajado en numerosas publicaciones póstumas de su padre. Beren y Lúthien es descrita como una
"historia muy personal" que el profesor de Oxford ideó después de
regresar de la Batalla del Somme. Cuenta el romance entre Beren, un guerrero humano, y Lúthien, la hija
del rey elfo del reino forestal de Doriath. La desaprobación del padre
de Lúthien lanza a los amantes a una serie de peligrosas misiones, de
las que se rescatan entre sí, con la ayuda de un perro mágico, gracias a la valentía, la música y el amor. La novela ve la luz cuando se cumple un siglo de la publicación de la primera versión, titulada El cuento de Tinúviel y escrita en 1917 como parte de El libro de los cuentos perdidos. Después, Tolkien la transformó en un poema épico titulado La Balada de Leithian pero, como muchos otros textos, nunca lo terminó. Dejó tres de los 17 cantos incompletos. Tras la muerte del escritor, La Balada de Leithian fue publicada en Las baladas de Beleriand, junto con La balada de los hijos de Húrin y otros poemas inconclusos.
El libro que sale ahora a la venta incluye el escrito primigenio, la versión que apareció después en Silmarillion
y el poema épico. El tomo se completa con otros escritos del autor e
ilustraciones creadas por Alan Lee, que ganó un Oscar por su trabajo en
la trilogía de Peter Jackson. La novela se publica además en el décimo aniversario del último libro de la Tierra Media, Los Niños de Húrin.
El cuento de Beren y Lúthien es la gran historia de amor de la Tierra Media. La relación entre Aragorn y Arwen guarda
muchos paralelismos con ella, ya que ambas cuentan las dificultades de
un amor entre un humano y una inmortal. De hecho Beren y Lúthien son
mencionados en El señor de los anillos. Es el propio Aragorn quien la cuenta en La Comunidad del Anillo. La historia de Beren y Lúthien, epicentro del mundo de
Tolkien, es un reflejo del amor real entre Tolkien y su esposa Edith,
que también sufrió la desaprobación en sus inicios. El encuentro entre
los personajes de ficción se inspira en una imagen que se le quedó
grabada a Tolkien de una ocasión en la que Edith bailó para él en una claro lleno de flores blancas. Se enamoraron cuando él tenía 16 años y ella 19 y se casaron ocho años después, meses antes ser enviado a Somme. De hecho, los nombres de Beren y Lúthien están tallados en la lápida que el matrimonio comparte en el cementerio de Wolvercote, en Oxford.
Escrito en tono arcaico, contiene pasajes como este:
"No moon is there, no voice, no sound
of beating heart; a sigh profound
once in each age as each age dies
alone is heard.
Far, far it lies,
the Land of Waiting where the Dead sit
in their thought's shadow, by no moon lit".
Entre los
25 aspirantes figuraban el entomólogo y biólogo estadounidense Edward
Osborne Wilson, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han y la ensayista
española Celia Amorós.
Cuando Karen Armstrong (Wildmoor, Reino Unido, 1944) ingresó con 17
años en una congregación de monjas que se autoflagelaban y llevaban una
cadena con pinchos en el brazo, dificilmente imaginó que cinco décadas
después sería una figura pública galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2017,
en reconocimiento de una obra en la que aborda el hecho religioso y la
historia de distintas creencias (cristianismo, islam, judaísmo, budismo o
hinduismo) desde una mirada t trascendental y antidogmática. Sus 25 libros, como Una historia de Dios (1993); Jerusalén, una ciudad y tres religiones (1996) o La religión y la historia de la violencia
(2015), le han concedido este miércoles el favor del jurado por encima
de otros favoritos, como el filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul
Han, la ensayista española Celia Amorós o el economista Ramón Tamames. El premio está dotado con una escultura de Joan Miró, 50.000 euros, un
diploma y una insignia. Armstrong dista del estereotipo de estudiosa encaramada a su torre de marfil: escribe artículos en la prensa, protagonizó una de las famosas charlas TED (que le dio su premio anual en 2008) y aprovechó el éxito para promover un documento
en defensa de "devolver la compasión al centro de la moralidad y la
religión" y que han firmado entre otros el Dalai Lama, el Premio Nobel
de la Paz Desmond Tutu, el cineasta David Lynch, la escritora Isabel
Allende y músicos como Peter Gabriel y Paul Simon. También integra el
grupo de expertos para la Alianza de Civilizaciones de la ONU, la iniciativa que propuso el ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. "Soy una aficionada. No soy ninguna académica. Soy completamente autodidacta, no tengo ningún título en estos temas", reconocía en 2010 al diario británico The Guardian. Sus libros no son farragosos estudios llenos de notas a pie de página,
sino ágiles ensayos documentados y permeados por una idea: la religión
no es una simple explicación mágica del mundo, sino una creación humana
que hace bien a la gente y llena una necesidad espiritual que tenemos
como especie. Armstrong publicó su primer ensayo en 1970, Through the Narrow Gate,
cuando trabajaba como profesora de un colegio privado femenino en
Londres. El relativo éxito de su opera prima le llevó a los platós de
televisión y aupó sus siguientes ensayos a las listas de los más
vendidos.
“Hay quien dice que la religión está detrás de todas las
guerras, pero aquí en Occidente tuvimos dos guerras mundiales, el
Holocausto, el gulag, Hiroshima”, recordaba esta inglesa de ascendencia
irlandesa en una entrevista con EL PAÍS en 2015. Armstrong, que siempre ha tratado de desmontar los mitos sobre el islam en libros como Mahoma: biografía del profeta (1991),Islam (2001), o el más reciente Campos de sangre,
aumentó sus llamamientos ecuménicos a partir de los atentados de 11 de
septiembre de 2001. Armstrong, que no predica ninguna religión
monoteísta en concreto sino que en todas anida la compasión, insiste en
que el Corán contiene un mensaje de paz y una actitud más positiva hacia
las demás religiones que el Antiguo y el Nuevo Testamento. Y aboga por
una reforma interna en el mundo musulmán, no impuesta por Occidente. Un
cambio que, lamenta, dificulta la creciente islamofobia al colocar a
esta religión a la defensiva. Miembros del jurado como el politólogo Sami Näir y la
filósofa Amelia Valcárcel se habían referido antes del fallo a la
importancia de Armstrong y el tema religioso en el tiempo actual. El
Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales se concede a aquellos
"cuya labor creadora y/o de investigación contribuya de manera
extraordinaria y a nivel internacional, al progreso y bienestar social a
través del cultivo y perfeccionamiento del conocimiento en los campos
de la historia, el derecho, la lingüística, la pedagogía, la ciencia
política, la psicología, la sociología, la ética, la filosofía, la
geografía, la economía, la demografía y la antropología, además de en
las disciplinas correspondientes a cada uno de dichos ámbitos". Con el
fallo del jurado, presidido por el exrector de la Universidad
Complutense Rafael Puyol, el de Ciencias Sociales será el quinto
galardón en otorgarse de los ocho premios que concede anualmente la
Fundación Princesa de Asturias y que este año alcanzan su XXXVII
edición.
“Nuestro deseo es ser la marca más reputada de perfumes de lujo del mundo”, asegura el presidente de la firma Laurent Boillot.
Del pequeño local en el número 42 de la Rue de Rivoli de París, donde
Pierre-François Pascal Guerlain abrió su primera perfumería en 1828,
hasta el majestuoso 392 de la Rue Saint-Honoré, donde se inauguró en
2016 la primera boutique personalizada Guerlain, hay una
distancia casi tan larga como los 190 años de historia de una de las
sagas perfumeras más antiguas de Francia y del mundo. Un rastro que se
puede seguir a lo largo de fragancias de referencia como el Agua de
Colonia Imperial creada para la esposa del emperador francés Napoleón
III, la emperatriz Eugenia, en 1853; Jicky, considerado el primer
perfume moderno y que vio la luz en 1889 o, ya entrado el Siglo XX,
Shalimar, la primera fragancia oriental para la mujer.
Renovada, imbuida dentro del conglomerado de lujo LVMH
y enfrentada a un mundo globalizado donde a menudo lo rápido predomina
sobre lo artesanal, Guerlain ha lanzado su última apuesta, consolidarse
como marca internacional. “Nuestro deseo, nuestra visión, es ser la maison más
reputada de perfumes de lujo del mundo”, resume la nueva estrategia el
presidente de Guerlain, Laurent Boillot, en entrevista con EL PAÍS en
París. Solidificadas en los últimos años las diferentes líneas de una marca que
abarca también los cosméticos y el cuidado de la piel, pero que sabe
que debe su fama a sus perfumes, Guerlain, que se enorgullece de
mantener al 100% su made in France, quiere dar ahora el
verdadero salto internacional. Y lo hace de la mano de una figura con
tanta personalidad como la que afirma tienen sus fragancias, la actriz,
productora y embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas Angelina Jolie. Ella es la “portavoz” del nuevo perfume con el que Guerlain aspira a
ser una marca conocida en cada recoveco del planeta, Mon Guerlain, una
fragancia concebida como un “manifiesto”, dice Boillot, de la centenaria
casa de perfumes.
“Un perfume Guerlain es un perfume de carácter y Angelina
Jolie es una persona poco común”, explica Boillot sobre la elección de
una actriz que se prodiga poco en el mundo de la publicidad y con la que
discutió personalmente una colaboración que asegura mira al largo plazo. “Nos gustaba mucho tanto su belleza como su carácter, que hace que sea
algo más que solo una buena actriz o una cara bonita. Es también una
mujer comprometida”. Según Boillot, Jolie tiene además una característica
especial que busca la casa perfumera en sus clientes: “Tiene un recuerdo
emocional muy intenso con la marca”, debido a que su madre, la también
actriz Marcheline Bertrand, usaba un maquillaje perfumado de la misma marca que ahora representa su hija. Porque para Boillot no hay nada más “íntimo y sublime” que lo que una
fragancia puede llegar a evocar. “El perfume tiene una relación
emocional muy fuerte, un perfume puede hacer pensar en un amigo, en una
madre, y se puede considerar incluso como patrimonio de una persona”. De ahí que el segundo gran eje en el que se basa la internacionalización
de la marca sea la inauguración de boutiques de perfumes personalizados
como la que abrió el año pasado en París y, hace menos de un mes, en
Bruselas. Es un plan ambicioso, asegura Boillot. En los próximos 15
años, Guerlain quiere haber inaugurado 150 boutiques de este tipo en
todo el mundo, a una media aproximada de diez por año. Antes de que
acabe este 2017, habrá al menos seis nuevos locales de este tipo, uno de
ellos en China, su principal mercado tras el francés, y el resto en
Europa, adelanta. En ellas, los clientes gozarán de asesoría
personalizada para encontrar el perfume —Guerlain, por supuesto— que más
se ajuste a ellos. Desde clásicos a nuevas fragancias. Porque el
perfume, asegura Boillot, es como la literatura. “Se pueden releer los
grandes autores y también leer los contemporáneos. Y podemos redescubrir
un Shalimar o un Mitsouko (dos de los perfumes clásicos) e interesarnos
a la vez por un Mon Guerlain”.
La reina Letizia,
cada vez más aficionada a ofrecer una nueva imagen con su pelo, ha
sorprendido en uno de sus últimos actos con una coleta de burbujas, o
bolas, más conocida por el término en inglés bubble ponytail. La Reina optó por este peinado, de plena tendencia desde hace unas
temporadas, unas horas después de que la edición estadounidense de Voguealabara su estilo y acierto —hablando de un "soplo de frescura"— por la elección del conjunto que este lunes llevó a un acto de la Fundación Microfinanzas de BBVA. La Reina optó por la coleta de burbujas para acudir al acto del 60
aniversario de la agencia Europa Press, para el que vistió un vestido de
Nina Ricci en gris perla con incrustaciones con motivos originales y
estrellas. Lo acompañó de unas sandalias de charol y piel metálica color
plata de Magrit. Su look que dejaba gran protagonismo al peinado. Se trata una coleta fácil de hacer que también han probado actrices como Blake Lively, la modelo Heidi Klum
o Kendall Jenner. Diseñadores como Ralph Lauren o Valentino también lo
han incluido en sus desfiles. Uno de los peinados más comentados de la
reina Letizia ha sido el falso bob —un recogido que simulaba una melena corta— y que puso de moda.
La Reina optó por la coleta de burbujas para acudir al acto del 60
aniversario de la agencia Europa Press, para el que vistió un vestido de
Nina Ricci en gris perla con incrustaciones con motivos originales y
estrellas. Lo acompañó de unas sandalias de charol y piel metálica color
plata de Magrit. Su look que dejaba gran protagonismo al peinado. Se trata una coleta fácil de hacer que también han probado actrices como Blake Lively, la modelo Heidi Klum
o Kendall Jenner. Diseñadores como Ralph Lauren o Valentino también lo
han incluido en sus desfiles.
Hay varias formas para hacerse la coleta burbuja.
Para una versión más
pulida, como la que lleva la Reina hace falta hacer bolas de papel de
aluminio, tantas bolas como divisiones o burbujas se quieran lucir y
según el tamaño que se prefiera.
A continuación, hay que camuflarlas
dentro del cabello e ir haciendo divisiones con gomas de pelo.
De esta
manera quedarán redondas. Las gomas del pelo van camufladas con
mechones.
El conjunto que ha provocado los halagos de la revista Vogue
estaba formado por una falda de tubo roja y una blusa romántica blanca
con encaje en las mangas.
La publicación incide en que la combinación en
rojo del bolso y los zapatos desterraban "el mito de que no se pueden
coordinar los colores de un modo en el que parezca algo fresco".