Entre los 25 aspirantes figuraban el entomólogo y biólogo estadounidense Edward Osborne Wilson, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han y la ensayista española Celia Amorós.
Sus 25 libros, como Una historia de Dios (1993); Jerusalén, una ciudad y tres religiones (1996) o La religión y la historia de la violencia (2015), le han concedido este miércoles el favor del jurado por encima de otros favoritos, como el filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul Han, la ensayista española Celia Amorós o el economista Ramón Tamames.
El premio está dotado con una escultura de Joan Miró, 50.000 euros, un diploma y una insignia.
Armstrong dista del estereotipo de estudiosa encaramada a su torre de marfil: escribe artículos en la prensa, protagonizó una de las famosas charlas TED (que le dio su premio anual en 2008) y aprovechó el éxito para promover un documento en defensa de "devolver la compasión al centro de la moralidad y la religión" y que han firmado entre otros el Dalai Lama, el Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, el cineasta David Lynch, la escritora Isabel Allende y músicos como Peter Gabriel y Paul Simon.
También integra el grupo de expertos para la Alianza de Civilizaciones de la ONU, la iniciativa que propuso el ex presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
"Soy una aficionada. No soy ninguna académica. Soy completamente autodidacta, no tengo ningún título en estos temas", reconocía en 2010 al diario británico The Guardian.
Sus libros no son farragosos estudios llenos de notas a pie de página, sino ágiles ensayos documentados y permeados por una idea: la religión no es una simple explicación mágica del mundo, sino una creación humana que hace bien a la gente y llena una necesidad espiritual que tenemos como especie.
Armstrong publicó su primer ensayo en 1970, Through the Narrow Gate, cuando trabajaba como profesora de un colegio privado femenino en Londres.
El relativo éxito de su opera prima le llevó a los platós de televisión y aupó sus siguientes ensayos a las listas de los más vendidos.
“Hay quien dice que la religión está detrás de todas las guerras, pero aquí en Occidente tuvimos dos guerras mundiales, el Holocausto, el gulag, Hiroshima”, recordaba esta inglesa de ascendencia irlandesa en una entrevista con EL PAÍS en 2015. Armstrong, que siempre ha tratado de desmontar los mitos sobre el islam en libros como Mahoma: biografía del profeta (1991), Islam (2001), o el más reciente Campos de sangre, aumentó sus llamamientos ecuménicos a partir de los atentados de 11 de septiembre de 2001.
Armstrong, que no predica ninguna religión monoteísta en concreto sino que en todas anida la compasión, insiste en que el Corán contiene un mensaje de paz y una actitud más positiva hacia las demás religiones que el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Y aboga por una reforma interna en el mundo musulmán, no impuesta por Occidente.
Un cambio que, lamenta, dificulta la creciente islamofobia al colocar a esta religión a la defensiva.
Miembros del jurado como el politólogo Sami Näir y la filósofa Amelia Valcárcel se habían referido antes del fallo a la importancia de Armstrong y el tema religioso en el tiempo actual.
El Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales se concede a aquellos "cuya labor creadora y/o de investigación contribuya de manera extraordinaria y a nivel internacional, al progreso y bienestar social a través del cultivo y perfeccionamiento del conocimiento en los campos de la historia, el derecho, la lingüística, la pedagogía, la ciencia política, la psicología, la sociología, la ética, la filosofía, la geografía, la economía, la demografía y la antropología, además de en las disciplinas correspondientes a cada uno de dichos ámbitos".
Con el fallo del jurado, presidido por el exrector de la Universidad Complutense Rafael Puyol, el de Ciencias Sociales será el quinto galardón en otorgarse de los ocho premios que concede anualmente la Fundación Princesa de Asturias y que este año alcanzan su XXXVII edición.
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