30 may 2017
Facebook sabe de ti más de lo que te crees..............Jaime Rubio Hancock
No solo tu edad y tu cumpleaños, también si tienes amigos en el extranjero y si viajas a menudo.
No lo recordaba, pero me di de alta en Facebook un 27 de
julio de 2007.
Otro dato que había olvidado es que el 18 de septiembre
de 2008 usé esta red social para confesar (ojo ahí) que no sé silbar.
A
finales de ese año, un compañero del colegio escribió en mi muro: “He
alucinado con esto del Facebook, poder reencontrar a gente de la
infancia”.
He recuperado esto (y unas cuantas más) gracias a un
archivo que me he bajado de esta red social con toda la información que
he publicado desde que me abrí una cuenta.
Si quieres tener acceso a
esta información -sobre ti, claro, no sobre mí- puedes hacerlo a través de este formulario de Facebook. En mi caso, me encuentro con información como esta:
- Perfil: aparte de la fecha en la que me di de alta,
aparecen todas las páginas que me gustan.
Muchas de ellas olvidadas,
como el grupo ¿Por qué Alejandro Sanz habla con acento andaluz si es de Moratalaz?, El padre que llega tarde a la función del hijo en las películas americanas y, por supuesto, el clásico Señoras con la bolsa en la cabeza cuando llueve.
- Amigos: los que tengo, los que borré y las solicitudes
que rechacé o a las que no contesté.
También hay una solicitud enviada y
jamás contestada.
No reconozco el nombre, así que imagino que P. M.
hizo lo correcto al rechazarla. Están ordenadas por orden cronológico
inverso y consta la fecha en la que nos hicimos amigos.
- Mensajes: todos los que he enviado en algún momento.
No
hay distinción entre enviados y recibidos, más allá del contenido, y en
muchos no aparece el nombre de la persona con la que me crucé esos
mensajes.
A saber quién dijo el 5 de diciembre de 2009 que “yo no puedo
ir a cenar, pero me acercaré luego aunque sea a tomar algo”.
- Eventos: todos a los que he asistido.
También a los que
me han invitado. Tal y como se puede comprobar en el listado, a la
mayoría ni he respondido (aprovecho para disculparme) o los he rechazado
(una vez más, disculpas).
- Fotos y vídeos: los que he compartido, pero no los que ya
he borrado ni las fotos en las que otros me han etiquetado.
Sí se
pueden ver los comentarios.
- Biografía: todo lo publicado en mi muro, por orden
cronológico, pero solo el texto.
No hay enlaces, por ejemplo, ni
imágenes. Tampoco aparecen ni los comentarios ni los "me gusta".
Sí
aparecen los amigos que he ido añadiendo, pero solo hasta que cambié la
opción en Facebook y le dije a la red social que dejara de anunciarlo.
Pero eso no es todo
Esa no es toda la información que Facebook tiene de mí ni
de lejos. Solo es la que he publicado en mi perfil.
Pero hay más.
Por
ejemplo, esta red social también sabe que tengo un iPhone 5C y que uso
una tablet, aunque yo no se lo he dicho jamás.
Y que tengo amigos
expatriados y familia viviendo lejos.
Me califica de “viajero habitual”,
pero lo cierto es que voy a Barcelona a menudo a ver a mi familia y no
sé si eso cuenta como hacer turismo.
También cree que vivo con
“compañeros de piso”.
Da miedo que Facebook sepa que vivo con alguien,
aunque desconozca mi situación sentimental y por eso la describa en esos
términos.
En este caso se trata de la información que usa para enviarte
anuncios según tus intereses.
O lo que Facebook cree que son nuestros
intereses.
En “Tu información” podemos encontrar la información que Facebook sabe
“acerca de ti” y de “tus categorías”.
Podemos borrar la información que
queramos, pero eso no significa que Facebook la olvide, sino que no la
utilizará para venderla a sus anunciantes.
Esto a su vez tampoco quiere
decir que no vayamos a ver ningún anuncio.
Lo único que ocurrirá es que
estos anuncios no estarán personalizados.
¿Cuánto cobraban (y cobran ahora) los tertulianos de la tele?
Aunque no lo creas, la cosa hoy ha cambiado mucho. Y a peor
Hoy, gigantescos grupos mediáticos se hacen con canales abiertos y de TDT, un invento que, lejos de ampliar la oferta, la ha devaluado enormemente.
La industria televisiva no supo (y sigue sin saber) adecuarse al monstruo mediático, lento pero seguro, de nuestro tiempo: Internet.
El espectador de antes se entretenía con los programas de testimonios, formatos amorales en cuanto a contenido y continente.
El maltrato machista se pagaba y premiaba en espacios como Lo que necesitas es amor (presentado por Jesús Puente en Antena 3) o De tarde en tarde (por Irma Soriano, en Canal Sur), donde apareció una mujer, Ana Orantes, denunciando 40 años de tortura y maltrato por parte de su pareja.
Dos semanas después (en diciembre de 1997) fue asesinada. A partir de ahí comenzó a trabajarse la Ley Orgánica contra la Violencia de Género que vería la luz en 2004. Para entonces los programas de testimonios habían pasado de moda.
Una ristra de presentadores, directores y, sobre todo, redactores maltratados habían aprendido las peores maneras y tretas sicilianas para enfrentarse a la industria audiovisual.
Hoy en día el poso mafioso de ciertas productoras y trabajadores del medio sigue ensuciando y entorpeciendiendo un crecimiento saludable del entretenimiento televisivo. Así está el panorama (y así son sus tarifas):
LOS TERTULIANOS
Antes eran Cristina Almeida, Ramoncín, Alfonso Ussía o Ana Botella (¡cobrando 100.000 pesetas –600 euros, ojito– por aparición!) los que debatían por dinero en nuestras pantallas.
Hoy el mapa televisivo ha cambiado enormemente. El más cotizado es Pablo Iglesias, aunque económicamente no se ve recompensado de forma proporcional.
Hoy los tertulianos debaten sobre política y sociedad (y jamás sobre cultura) a cambio de un caché cada vez más exiguo que va de los 150 a los 300 euros por intervención, además de favores y contraprestaciones que alguna vez se detallan por contrato: tener a alguien más del mismo color político en la tertulia, vetar a otro o cerrar un pack por varias intervenciones, por ejemplo.
Sus cachés han bajado a mínimos vergonzosos. La consigna de los redactores es "buscar gente que venga gratis".
Ha habido programas excepcionales y especialmente sonrojantes como El juego de tu vida, conducido por Emma García, en el que los participantes exponían sus más recónditas miserias aun a riesgo de no ganar nada de dinero (cuantas más preguntas se respondieran diciendo la verdad, mayor era el montante que se podía ganar).
Lo más sorprendente es la cantidad de gente que escribía para participar, acuciada por las deudas y la necesidad.
Este espectáculo cruel fue un hecho aislado. En general, los anónimos que van prácticamente gratis acuden a programas más superficiales y menos comprometidos.
LOS ‘REALITIES’
Los cachés en los realities son bastante bajos.
Zeppelin paga a los grandes hermanos una cantidad no superior a 500 euros semanales durante su permanencia en el popular concurso de Telecinco.
Si después quieren hacer carrera con bolos, les ofrecen la posibilidad de representarlos artísticamente con su filial, Telegenia; y les sale rentable, porque la mayoría acepta.
En Quien quiere casarse con mi hijo (QQCCMH) o Adán y Eva (en la imagen), las candidatas de uno y los posibles amantes de otro cobran en torno a 70 o 90 euros por día de grabación.
Uno de los solteros de QQCCMH de la última edición me dice haber ganado algo más de 2.000 euros al mes que, con retenciones, se le quedaba en unos 1.800.
No son cifras precisamente mareantes.
UNA NUEVA (Y RENTABLE) ESPECIE: LOS COLABORADORES
Belén Esteban es un activo financiero en alza para Mediaset.
Ella sola determina presupuestos e inversión publicitaria.
No directamente, claro. Es su representante, Toño Sanchís –convertido en personaje mediático también–, el que gestiona y negocia su carrera.
Sanchís ha creado un pequeño emporio a raíz de la representación de varios famosos, y en su currículum figura como exintegrante de La Banda del Capitán Canalla y del grupo coral Los Inhumanos. Con Gran Hermano VIP se filtró el dato de que Esteban cobraba entre 25.000 y 30.000 euros semanales.
Además, se hizo con el premio final, dotado con 100.000 euros, que donó a asociaciones benéficas.
No hay forma de saber lo que cobra; existe gran opacidad en torno a su caché.
Comienza el juicio de Belén Esteban contra su exrepresentante
La colaboradora de Telecinco reclama a Toño Sanchís 500.000 euros por trabajos que sostiene no le fueron abonados.
Con semblante serio, Belén Esteban llegaba esta mañana a los juzgados de Torrejón de Ardoz (Madrid) donde ha comenzado el juicio que la colaboradora de Telecinco mantiene con su exrepresentante Toño Sanchís, a quien reclama 500.000 euros por trabajos que no le han sido presuntamente abonados.
Fue en diciembre de 2015 cuando saltó la noticia cuando Esteban rompía su relación laboral con Toño Sanchís tras encontrar supuestas irregularidades en sus cuentas.
Belén Esteban, que se ha presentado 30 minutos antes del juicio, lo ha hecho acompañada de su novio, Miguel Marcos.
"Confío en la justicia", se ha limitado a decir la colaboradora de televisión ante los medios congregados a las puertas del juzgado.
Toño Sanchís no participará en el juicio ya que es su mujer Lorena Romero, quien debe responder a las preguntas de los abogados de Esteban, pues la demanda interpuesta por la colaboradora de Sálvame es contra Lorant SL, la empresa de representación de la cual ella es la única administradora.
A los 500.000 euros que la colaboradora de televisión reclama a la compañía por trabajos realizados y no cobrados, como las galas de Más que baile o Los ojos de Belén, hay que sumar los más de 100.000 euros de costas que Esteban se ha gastado entre abogados, gestores, peritos y autorías.
Tras muchos meses de acusaciones por ambas partes, y desestimado el acuerdo previo que intentaron lograr los abogados del agente y su esposa, Esteban quiere ahora que se conozca la que ella sostiene es la verdad.
Aunque el juicio conluirá este mismo martes, la sentencia no se conocerá hasta semanas más tarde.
“Estoy cansada, ha sido un año muy duro con este tema.
Solo quiero una sentencia y mi dinero”, ha dicho Belén Esteban horas antes del juicio.
Sanchís, por su parte, asegura que la colaboradora quiere acabar con su reputación.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)