La parrilla televisiva a finales del milenio se repartía entre
cadenas nacionales, públicas y privadas, y también autonómicas que
vivían su momento de mayor esplendor. Hoy, gigantescos grupos mediáticos
se hacen con canales abiertos y de TDT, un invento que, lejos de
ampliar la oferta, la ha devaluado enormemente. La industria televisiva
no supo (y sigue sin saber) adecuarse al monstruo mediático, lento pero
seguro, de nuestro tiempo: Internet. El espectador de antes se entretenía con los programas de testimonios, formatos amorales en cuanto a contenido y continente. El maltrato machista se pagaba y premiaba en espacios como Lo que necesitas es amor (presentado por Jesús Puente en Antena 3) o De tarde en tarde
(por Irma Soriano, en Canal Sur), donde apareció una mujer, Ana
Orantes, denunciando 40 años de tortura y maltrato por parte de su
pareja. Dos semanas después (en diciembre de 1997) fue asesinada. A
partir de ahí comenzó a trabajarse la Ley Orgánica contra la Violencia
de Género que vería la luz en 2004. Para entonces los programas de
testimonios habían pasado de moda.
Una ristra de presentadores, directores y, sobre todo, redactores
maltratados habían aprendido las peores maneras y tretas sicilianas para
enfrentarse a la industria audiovisual. Hoy en día el poso mafioso de
ciertas productoras y trabajadores del medio sigue ensuciando y
entorpeciendiendo un crecimiento saludable del entretenimiento
televisivo. Así está el panorama (y así son sus tarifas):
LOS TERTULIANOS
Antes eran Cristina Almeida, Ramoncín, Alfonso Ussía o Ana Botella (¡cobrando 100.000 pesetas –600 euros, ojito– por aparición!)
los que debatían por dinero en nuestras pantallas. Hoy el mapa
televisivo ha cambiado enormemente. El más cotizado es Pablo Iglesias,
aunque económicamente no se ve recompensado de forma proporcional. Hoy
los tertulianos debaten sobre política y sociedad (y jamás sobre
cultura) a cambio de un caché cada vez más exiguo que va de los 150 a los 300 euros por intervención,
además de favores y contraprestaciones que alguna vez se detallan por
contrato: tener a alguien más del mismo color político en la tertulia,
vetar a otro o cerrar un pack por varias intervenciones, por ejemplo. Sus cachés han bajado a mínimos vergonzosos. La consigna de los
redactores es "buscar gente que venga gratis". Ha habido programas
excepcionales y especialmente sonrojantes como El juego de tu vida,
conducido por Emma García, en el que los participantes exponían sus más
recónditas miserias aun a riesgo de no ganar nada de dinero (cuantas más preguntas se respondieran diciendo la verdad, mayor era el montante que se podía ganar). Lo más sorprendente es la cantidad de gente que escribía para
participar, acuciada por las deudas y la necesidad. Este espectáculo
cruel fue un hecho aislado. En general, los anónimos que van
prácticamente gratis acuden a programas más superficiales y menos
comprometidos.
LOS ‘REALITIES’ Los cachés en los realities son bastante bajos. Zeppelin paga a los grandes hermanos una cantidad no superior a 500 euros semanales
durante su permanencia en el popular concurso de Telecinco. Si después
quieren hacer carrera con bolos, les ofrecen la posibilidad de
representarlos artísticamente con su filial, Telegenia; y les sale
rentable, porque la mayoría acepta. En Quien quiere casarse con mi hijo (QQCCMH) o Adán y Eva (en la imagen), las candidatas de uno y los posibles amantes de otro cobran en torno a 70 o 90 euros por día de grabación. Uno de los solteros de QQCCMH de la última edición me dice haber ganado
algo más de 2.000 euros al mes que, con retenciones, se le quedaba en
unos 1.800. No son cifras precisamente mareantes.
UNA NUEVA (Y RENTABLE) ESPECIE: LOS COLABORADORES Belén Esteban es un activo financiero en alza para Mediaset. Ella
sola determina presupuestos e inversión publicitaria. No directamente,
claro. Es su representante, Toño Sanchís –convertido en personaje
mediático también–, el que gestiona y negocia su carrera. Sanchís ha
creado un pequeño emporio a raíz de la representación de varios famosos,
y en su currículum figura como exintegrante de La Banda del Capitán Canalla y del grupo coral Los Inhumanos.
Con Gran Hermano VIP se filtró el dato de que Esteban cobraba entre
25.000 y 30.000 euros semanales. Además, se hizo con el premio final,
dotado con 100.000 euros, que donó a asociaciones benéficas. No hay
forma de saber lo que cobra; existe gran opacidad en torno a su caché.
La colaboradora de Telecinco reclama a Toño Sanchís 500.000 euros por trabajos que sostiene no le fueron abonados.
Con semblante serio, Belén Esteban
llegaba esta mañana a los juzgados de Torrejón de Ardoz (Madrid) donde
ha comenzado el juicio que la colaboradora de Telecinco mantiene con su
exrepresentante Toño Sanchís, a quien reclama 500.000 euros por trabajos
que no le han sido presuntamente abonados. Fue en diciembre de 2015
cuando saltó la noticia cuando Esteban rompía su relación laboral con
Toño Sanchís tras encontrar supuestas irregularidades en sus cuentas. Belén
Esteban, que se ha presentado 30 minutos antes del juicio, lo ha hecho
acompañada de su novio, Miguel Marcos. "Confío en la justicia", se ha
limitado a decir la colaboradora de televisión ante los medios
congregados a las puertas del juzgado. Toño Sanchís no participará en el juicio ya que es su mujer Lorena
Romero, quien debe responder a las preguntas de los abogados de Esteban,
pues la demanda interpuesta por la colaboradora de Sálvame es contra Lorant SL, la empresa de representación de la cual ella es la única administradora. A los 500.000 euros que la colaboradora de televisión reclama a la compañía por trabajos realizados y no cobrados, como las galas de Más que baile o Los ojos de Belén, hay que sumar los más de 100.000 euros de costas que Esteban se ha gastado entre abogados, gestores, peritos y autorías. Tras muchos meses de acusaciones por ambas partes, y
desestimado el acuerdo previo que intentaron lograr los abogados del
agente y su esposa, Esteban quiere ahora que se conozca la que ella
sostiene es la verdad. Aunque el juicio conluirá este mismo martes, la
sentencia no se conocerá hasta semanas más tarde. “Estoy cansada, ha sido un año muy duro con este tema. Solo quiero una
sentencia y mi dinero”, ha dicho Belén Esteban horas antes del juicio. Sanchís, por su parte, asegura que la colaboradora quiere acabar con su
reputación.
EL PAÍS publica un avance de 'Más allá del invierno'
Plaza Janés edita el libro el próximo jueves 1 de junio.
La escritora Isabel Allende.
Isabel Allende lanza su última novela, Más allá del invierno. A continuación adelantamos el primer capítulo de la obra, que la
editorial Plaza Janés publica el próximo 1 de junio. La autora está
considerada como la escritora en español más leída del mundo: sus obras
han vendido más de 65 millones de copias y han sido traducidas a más de
30 idiomas.
"Llevamos tanto tiempo haciendo esto, que por el tipo de sobre y por
la caligrafía ya sabemos, sin leer nada, de qué país nos llega la carta. Aunque parezca extraño, la letra de los argentinos tiene algo que la
diferencia de la de los uruguayos. O de la de los cubanos. O de la de
los españoles. Un rabito, un detalle...". Salvador Domato, canónigo de
la catedral,
dirige un equipo de siete profesionales en el Archivo Histórico
Diocesano de Santiago, el mayor guardián de libros parroquiales en
Galicia y uno de los mayores de España, con más de ocho millones de
documentos y casi 4,6 kilómetros de estanterías dispuestas en módulos
compactos que se mueven sobre raíles. Cuando en 1975 el entonces arzobispo compostelano Ángel Suquía
fundó la institución, no podía aventurarse cuál iba a ser uno de sus
principales cometidos: el de escarbar en las raíces emigrantes de
infinidad de extranjeros que buscan certificar ante algún consulado su
origen gallego para obtener la nacionalidad española.
Además de las continuas visitas de genealogistas y particulares que
llenan la sala de consultas, el gran archivo recibe al año unas 12.000
solicitudes de datos por medio de cartas o de correos electrónicos. Muchas son de personas que buscan el rastro de antepasados con la única
intención de armar el ramaje de su árbol familiar,
o incluso de alguien que persigue reclamar una propiedad perdida en el
laberinto del tiempo. Pero más de 4.000 proceden del extranjero, y son
de descendientes de algún difunto nacido en Galicia que quieren
demostrar que por sus venas corre la misma sangre. "A lo largo del tiempo, y coincidiendo casi siempre con leyes que se van
aprobando" aquí y allá, "en el archivo notamos repuntes en las
peticiones", asegura Domato. Verdaderas "oleadas" de cartas como "la
última, procedente de Cuba", o la anterior, "en tiempos de Zapatero y
con la ley de la memoria histórica". Siguiendo un poco las noticias
internacionales es fácil adivinar lo que llegará en breve. "Por ejemplo,
en los últimos días del mandato de Obama", cuando se puso fin a la
política de pies secos, pies mojados
que concedía automáticamente la nacionalidad a los cubanos que pisaban
suelo firme estadounidense. A partir de ahí, con Raúl Castro y el
predecesor de Trump escenificando su acercamiento, los cubanos iban a ser tratados en EE UU como cualquier extranjero. Y la carambola que nada parecía tener que ver con Galicia acabaría
chocando con la robusta puerta de madera de este archivo que la Iglesia
custodia en el monasterio de San Martiño Pinario, en Santiago.
Se desencadenó una "avalancha de peticiones de cubanos"
en busca de sus raíces a este lado del Atlántico. Durante unos meses,
llegaron hasta una docena de cartas al día. Ahora, el ritmo ha bajado,
pero siguen arribando "tres o cuatro diarias" sin falta. Además de por
la letra, las misivas del país caribeño se distinguen "porque vienen en
sobres alargados y los remitentes se preocupan por cerrarlas a
conciencia", con mucho pegamento. De los siete empleados del Archivo Histórico Diocesano, tres se dedican a
atender estas solicitudes. Además de la documentación acumulada desde
el año 829 por arzobispos, conventos, entidades y hospitales de la
Iglesia, entre estas paredes se protegen ya los registros de 960
de las 1.071 parroquias de la archidiócesis y el volumen "crece cada
día". El proceso de digitalización, constante desde hace seis meses,
durará al ritmo actual muchas décadas; "tres mil años", bromea el
director. Nada más llegar, el material debe someterse a un tratamiento
antiplagas en habitaciones que luego permanecen cerradas a cal y canto
varios meses. Después, el restaurador trabaja con los pergaminos y
libros que llegan destrozados tras sobrevivir, húmedos y olvidados,
algunos durante siglos, a la sombra de las sacristías.
Muchas veces, las pistas que aportan los descendientes son tan
etéreas que la búsqueda se eterniza y fracasa. "Mi abuelo nació en A
Coruña, nos dicen sin más detalles", lamenta el director, "pero ellos no
saben que A Coruña es una ciudad con cinco parroquias y al mismo tiempo
es una provincia con 800" según la tradicional administración eclesial. Otras veces "aportan un arco de 60 o 100 años para la fecha de
nacimiento". Y otras nada más que se basan en una foto en sepia
donde se puede ver a la bisabuela posando ante una casa, un paisaje. Con suerte, aparece la vista de un pueblo todavía reconocible, que ayuda
a encauzar la investigación. Porque salvo durante los éxodos masivos a América de las dos primeras
décadas del siglo XX, el de la postguerra y el de los años sesenta
rumbo a Alemania, Suiza o Francia, la gente casi nunca viajaba y "una
familia apenas se movía del ámbito de tres o cuatro aldeas vecinas". Esto, hoy, facilita las pesquisas genealógicas en el archivo, y cuando
aparece registrado un familiar, enseguida se van enhebrando todos los
parientes. Con los libros parroquiales, asientos que se convirtieron en
metódicos desde el siglo XVI por mandato del Concilio de Trento
(1545-1563), "se traza el hilo conductor de una familia", comenta el canónigo: "Aquí tenemos una responsabilidad enorme, porque somos custodios de la historia del pueblo".