La Reina nos ha sorprendido con su último look, pero no es la primera vez que vemos este vestido.
Don Felipe y doña Letizia asistieron a la cena de gala que tuvo lugar en
el Palacio Noordeinde de La Haya con motivo del 50 cumpleaños del rey
Guillermo.
La Reina brilló con luz propia con un impresionante vestido rojo con capa de Stella McCartney con el que parecía una verdadera estrella de Hollywood.
El
modelo escogido por la mujer de Felipe VI es un vestido rojo asimétrico
con capa y corte lateral de Stella McCartney a juego con sus peeptoes
del mismo color, que ya había lucido la top internacional Karlie Kloss este año en los Premios Oscar 2017 en color blanco.
Sin embargo, ella no fue la primera, Alicia Keys levó por primera vez este vestido capa en la presentación de su colección de otoño 2017.
Por Diezminutos.es
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Don
Felipe y doña Letizia asistieron a la cena de gala que tuvo lugar en el
Palacio Noordeinde de La Haya con motivo del 50 cumpleaños del rey
Guillermo. La Reina brilló con luz propia con un impresionante vestido rojo con capa de Stella McCartney con el que parecía una verdadera estrella de Hollywood.
Ha sido chica Almodóvar, suma cuatro goyas... Verónica Forqué siempre supo que su don era la actuación y el teatro, su meca.
Verónica lleva blusa de Escada, aros de ‘strass’ de Elisabetta Franchi. Estilismo: Francesa Rinciari.
Foto: Mirta Rojo. Ilustración: Isabel Acerete.
“En la vida, cariño, es difícil envejecer.
Hay que prepararse, llega de
repente, pasas de ser la niña del grupo a ser la más vieja en un
segundo.
De pronto, tengo 61 años.
Estoy, como dice Jane Fonda, en el
tercer acto de mi vida… Y disfrutándolo».
Verónica Forqué
lo explica de forma natural, con su voz cantarina y pausada. Mirando a
los ojos.
Habla de proyectos, de pérdidas. De cómo combatió la depresión
–«Se sale. Tienes que tratarla, pedir ayuda, no acostumbrarte o pensar
que es un estado»–.
De que le encantaría trabajar con Woody Allen
–«Nació, como yo, un 1 de diciembre»–.
Mantiene la ilusión incluso
después de ganar cuatro goyas, porque, recalca, «lo más bonito es encontrar el don que te ha sido dado, poder ser útil a los demás».
Verónica lleva blusa de Escada, aros de ‘strass’ de Elisabetta Franchi. Estilismo: Francesa Rinciari.
Foto: Mirta Rojo. Ilustración: Isabel Acerete.
Y recuerda cómo empezó todo: «Mi padre [el director José María Forqué] no quería que fuera actriz, pero yo tenía una vocación muy clara desde los 8 años.
Creo que esa oposición tan frontal me motivó de modo inconsciente;
quería que viera lo bien que lo hacía para que estuviera orgulloso». Su
convicción se convirtió en rebelión (bendecida pronto vía paterna: «Pasó
a ser mi fan número uno. Me daba confianza, que es lo que más necesita
un actor»). Y su deseo, en trabajo: debutó con Núria Espert, en Divinas palabras. Entonces aún no asomaba esa vis cómica que se ha convertido en su
sello: «Un actor nunca tiene que pensar que es gracioso. El humor es
algo innato, no se fabrica».
Lo demostró con Almodóvar en Qué he hecho yo para merecer esto y en Kika. Eran los años del atrevimiento: «Uy, yo tenía unas tetas preciosas, de las más bonitas que se han visto. Me han dado mucho trabajo».
De los éxitos –«La fama es un resultado de algo; en mi época no había
esa fascinación de ahora, que todo el mundo busca ser famoso»–. Y la
complicidad con el director Manuel Iborra –«Hicimos cosas muy bonitas
juntos, le he querido mucho. He vivido 34 años en pareja, pero sentía
que en esta última etapa necesitaba estar sola»–, padre de su hija
María. De lazos maternofiliales habla, esta vez en el teatro, con La respiración (La Abadía, Madrid, 7 a 25 de junio), de Alfredo Sanzol. «Siempre supe que el escenario era mi lugar. Mi mamá me decía: ‘Nena, lo del cine y todo eso aprovéchalo, pero el teatro no te abandonará nunca’. Fue el mejor consejo de mi carrera». ¿Y el mayor aprendizaje? No duda: «La gratitud. Hay que disfrutar de lo que se tiene”.
Este
martes comienza el juicio de la mediática colaboradora de Telecinco
contra su exagente, al que ha demandado y pide 500.000 euros.
El juicio interpuesto por Belén Esteban
al que ha sido su representante Toño Sanchís está fijado para este
martes. La mediática colaboradora de Telecinco reclama a su exagente
500.000 euros, dinero que ella considera no le fue abonado por este. A continuación, repasamos las cinco claves del juicio que ya antes de empezar ha dado mucho que hablar. La denuncia a Lorant SL. Belén Esteban encabeza un
procedimiento civil de reclamación de cantidad contra Lorant SL. Aunque
se habla del juicio entre Belén y Toño, realmente la colaboradora de Sálvame
ha interpuesto una demanda contra la sociedad, de la cual la única
administradora es Lorena Romero, la mujer de Sanchís. Ella será la
responsable de dar las explicaciones pertinentes en el tribunal y la
responsable legal de la supuesta deuda del agente, a pesar de que la
gestión haya sido realizada por su marido.
La mujer de Toño Sanchís, al banquillo. Toño Sanchís
no participará en el juicio: su nombre no figura en dicha empresa
demandada por lo que no tendrá que dar explicaciones al respecto al
igual que tampoco está citado como testigo, por lo que el representante
no tendrá que estar ni en la sala en la que se lleve a cabo el
procedimiento. Se reclaman 500.000 euros. Belén Esteban reclama 500.000 euros por trabajos realizados y no cobrados, como son las galas de Más que baile o Los ojos de Belén. Aunque en un principio se dio una cantidad superior a esta cifra, la
colaboradora solo ha podido sustentar con documentos la cantidad
inferior. Costas de más de 100.000 euros. El precio que se ha
gastado Belén Esteban en la demanda es de unos 100.000 euros. Cantidad
invertida en abogados, gestores, peritos y autorías. Detrás de esta
decisión hay más de un año de trabajo con un equipo que han convencido a
la colaboradora para dar este paso. Desestimado el acuerdo. No hay posibilidad de
acuerdo previo al juicio. Belén Esteban confía en su verdad, por lo que
ha descartado el acuerdo que intentaban lograr los abogados del agente y
de su esposa. La colaboradora tiene la intención de ir hasta el final y
de que se conozca toda la verdad.
No solo le
negó la mano en Israel, la primera dama hace muecas de desaprobación al
presidente de EE UU y ha llegado a apoyar en Twitter a quien ironiza
sobre él.
¿Hay crisis en el matrimonio Trump? Esa es la pregunta que se hacen muchos medios después de ver algunos de los desplantes que Melania Trump
le ha hecho a su marido en público. El último fue la semana pasada en
Israel, cuando las cámaras captaron a la primera dama de EE UU
rechazando dar la mano a su marido mientras caminaban junto a Benjamín
Netanyahu y su esposa, Sara, a su llegada a Israel en visita oficial. Varios desplantes y reacciones que ya han tenido su eco en la campaña en las redes #FreeMelania (libertad para Melania, en castellano). El polémico 'me gusta'. Melania Trump retó a su marido a través de su cuenta de Twitter (en la que tiene 7,3 millones de seguidores) al dar a la pestaña de me gusta a un tuit y un GIF
del escritor Andy Ostroy, en el que ella misma aparece el día del
juramento de su marido haciendo gestos. "Parece que el único muro que
Donald Trump ha construido es el que hay entre él y Melania Trump", dice
el texto que aparece acompañando al breve vídeo en el que la primera
dama sonríe cuando mira a su marido, pero cambia por completo cuando
este se gira, pasando a una cara más bien de enfado o de disgusto.
En la toma de posesión. En un vídeo filmado el pasado 21 de enero durante la toma de posesión del magnate como presidente de Estados Unidos,
durante la intervención del predicador cristiano Franklin Graham, Trump
se giró hacia los suyos en un gesto cariñoso con su familia. Aunque la
controversia aparece cuando el magnate recupera su posición, y la
sonrisa de la primera dama se torna en la más absoluta seriedad. Diferentes opiniones. Además, durante los primeros
meses de mandato de Trump, ella se ha mantenido al margen de las
polémicas de su marido y sus primeras medidas —un veto migratorio contra seis países de mayoría musulmana, ordenar la construcción de un muro en la frontera con México o un plan de reforma sanitaria que dejaría a millones de personas sin cobertura médica—,
que han generado mucha oposición en el país. Decisiones, algunas de
ellas, que contrastan con el discurso de inclusión y antidiscriminación
de su mujer. Insinuaciones sexuales. Ya en la campaña se vieron los
primeros síntomas del carácter de Melania Trump. En su primera
entrevista desde el lanzamiento del vídeo que mostraba a su marido en el 2005 presumiendo de hacer insinuaciones sexuales
inoportunas a mujeres, Melania Trump lo defendió y dijo que creía que
había sido incitado. En el vídeo Trump hace comentarios vulgares sobre
las mujeres, en un autobús en el que iba con el expresentador de Access Hollywood, Billy Bush, para el plató de Days of Our Lives. En una entrevista a Anderson Cooper de CNN, Melania Trump habla de un "lenguaje no aceptable"
y se refirió a los comentarios de su marido como bromas de machos y los
comparó con "dos adolescentes" hablando de mujeres. "A veces digo que
tengo dos niños en casa", dijo. "Tengo a mi hijo y a mi marido. Sé cómo
hablan algunos hombres y así lo vi yo".
Mirada perdida. La primera dama de Estados Unidos y
el presidente también dieron que hablar en una ceremonia pública con sus
simpatizantes en el aeropuerto de Orlando Melbourne, Florida. En este
multitudinario evento, al que asistieron aproximadamente 9.000 personas,
según la policía, se dio una escena particular en el momento de la
intervención de Melania. Ella se encontraba dirigiéndose al público
cuando apareció por detrás Donald Trump y le tocó el brazo como una
señal de respaldo, sin embargo, la esposa del mandatario perdió su
mirada y no respondió con el mismo gesto. En otras ocasiones, ha sido
Trump quien ha insistido —muchos dirían que incluso demasiado— para que
ella hable en público sin querer hacerlo. Mudanza retrasada. Melania ha postergado su mudanza a la Casa Blanca para que su hijo termine el actual curso escolar en el colegio al que asiste en Nueva York.