Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 may 2017

‘Perdóname, Señor’: Dios y el demonio se citan en Barbate......... Natalia Marco

Paz Vega y Jesús Castro protagonizan la miniserie de Telecinco con el narcotráfico como telón de fondo.

Es un tranquilo día soleado en Barbate (Cádiz) que invita a pasar el tiempo libre en la playa.
 De repente, una lancha, un coche y unas motos entran en acción para un desembarco de droga a toda velocidad, una escena que algunos testigos graban con el móvil. 
La secuencia con la que arranca la nueva miniserie de Telecinco Perdóname, Señor es ficción, pero en la zona no es tan extraño presenciar momentos así. 
"De hecho, unos días después de rodarlo sacaron en las noticias algo muy parecido, un desembarco que había sido grabado con el móvil", recuerda Frank Ariza, creador de esta miniserie de ocho capítulos que mañana miércoles (22.40) estrena el canal de Mediaset.
Sobre la realidad del paro que azota a esta zona de Andalucía y la salida que algunos han encontrado a través del narcotráfico, Perdóname, Señor construye una trama con ingredientes dramáticos, amorosos, suspense y acción. 
Porque en medio de ese desembarco está presente la hermana Lucía (Paz Vega), que regresa a su pueblo tras 20 años en Roma.
 Ahora las cosas son muy diferentes a cuando se fue.
 Por ejemplo, descubre que en el desembarco está involucrado su sobrino Rafa (Jesús Castro). 
 Además, un antiguo amor, Bruno (Stany Coppet), ahora es uno de los grandes capos de la droga.
 Tanto la trama como las relaciones entre los personajes se enredan rápidamente en una serie con la que Paz Vega regresa a la televisión nacional y que, al mismo tiempo, supone la vuelta a España de la actriz sevillana y su familia tras 14 años viviendo en Los Ángeles. 


‘Perdóname, Señor’: Dios y el demonio se citan en Barbate
Para el creador de Perdóname, Señor, nacido en Barbate, era muy importante reflejar la realidad social de su localidad.
 "Mi abuelo era pescador, y la pesca daba de comer a todos en el pueblo, pero llegó un momento en el que se prohibió y el pueblo entró en decadencia", explica Ariza.
 El paro hizo estragos. 
Y algunos, como vía rápida de conseguir dinero, entraron en el mundo del narcotráfico. 
"No nos sentimos orgullosos de eso, pero es algo que siempre ha estado ahí solo que ahora es más visible", añade Ariza en la presentación de esta ficción escrita por Antonio Onetti.
En Perdóname, Señor, Jesús Castro vuelve a interpretar un joven involucrado en el narcotráfico, como ya hizo en la película El Niño, con la que debutó en la actuación, o en la serie El Príncipe
Hablan del encasillamiento, pero yo digo que bendito encasillamiento. 
Prefiero estar 20 años encasillado y trabajando que cinco o seis sin estar encasillado pero en tu casa muerto de asco", zanja el actor, que reconoce que en algún momento durante el rodaje de la serie le vino a la memoria El Niño
Sin embargo,encuentra diferencias entre su actual personaje de Rafa y los que ha interpretado anteriormente. 
"Él sí es consciente de dónde está, dónde se mete y las consecuencias que puede acarrear.
 Es un chico hecho para ser el jefe de lo que sea, para ser el macho alfa, inteligente y con sangre fría". 

Grabada en el propio Barbate y en otros municipios de la comarca como Zahara de los Atunes, Caños de Meca o Zahora, además de la medina, el zoco y la mezquita de Tánger, los responsables de esta miniserie dan por hecho que provocará reacciones en contra.
 "Al que participa en ese mundo no le gusta que se vea. 
Pero en la serie queda claro que por una realidad nos juntan a todos en el mismo saco", dice Ariza.
 "Es una serie hecha con mucha verdad en todos los sentidos, desde los escenarios a las interpretaciones.
 Hay un naturalismo muy potente.
 Estábamos rodando la realidad de un pueblo con el pueblo y su gente", explica Paz Vega. 
"El pueblo sale bien parado.
 El hecho de que haya garbanzos negros no significa que todo el potaje esté podrido", añade la actriz.
 

 

Atentado en Manchester............................. Pablo Guimón

Al menos 22 muertos y más de 50 heridos en un atentado suicida en un concierto de Ariana Grande en Manchester.

 

Entre las víctimas hay menores de edad. Ningún grupo terrorista ha asumido el ataque por el momento.

Interior del Manchester Arena tras la explosión.
Al menos 22 personas, entre ellas menores de edad, han muerto y 59 han resultado heridas tras un atentado perpetrado la pasada noche (22.35, hora local) al término del concierto de la artista estadounidense Ariana Grande, en el pabellón Manchester Arena, según la policía de la ciudad británica.
 Las fuerzas de seguridad tratan el incidente como un ataque terrorista. 
Según ha informado esta mañana el jefe de la Policía de Manchester Ian Hopkins, el atentado fue cometido por un solo hombre, con un artefacto explosivo improvisado. 
 Hopkins ha señalado que este individuo habría muerto tras accionar la carga. 
Ningún grupo terrorista ha asumido por el momento la autoría del ataque, que se produce a 15 días de las elecciones generales.
La primera ministra británica, Theresa May, tras la reunión de su comité de crisis, ha informado de que las fuerzas de seguridad creen tener la identidad del autor de la masacre, aunque es pronto para revelarla.
 May ha confirmado lo apuntado a primera hora por Hopkins: el terrorista perpetró el ataque solo, aunque queda por determinar si pertenece a una red terrorista.
Los testigos de la masacre han relatado que entre los restos dejados por la explosión había tornillos y clavos, lo que apunta a que el explosivo podría ir cargado de piezas de metal para multiplicar el daño al estallar.
 Algunas grabaciones subidas a las Red muestran en este sentido el impacto de metralla en las extremidades de algunos de los heridos.
"Estábamos en lo alto de las escaleras cuando los cristales reventaron", ha manifestado a BBC  Radio Manchester Emma Johnson, que junto a su marido acudió al recinto para recoger a sus hijos, de 17 y 17 años. 
"Fue junto a la zona donde se vendía merchandising.
 El edificio entero se tambaleó. Fue una explosión seguida de un llamarada de fuego. 
Había cuerpos por todos lados". Varios asistentes al concierto han subido a sus perfiles de Twitter vídeos en los que se ven los momentos de pánico durante el desalojo del recinto, con capacidad para 21.000 personas.
 A muchos de los asistentes, la explosión les pilló en su interior.
 

Al menos 22 muertos y más de 50 heridos en un atentado suicida en un concierto de Ariana Grande en Manchester
"He oído una fuerte explosión. 
Han temblado los cristales de mi casa", explica Pedro, un vecino que vive frente al Manchester Arena, que permanece esta mañana acordonado por las fuerzas de seguridad, así como la estación de tren Victoria, que colinda con el pabellón.
 "He visto a un montón de gente salir corriendo, a mucha policía con metralletas y dos personas heridas".
 Un testigo y servicios sanitarios citados por la BBC aseguran que están viendo a víctimas con "heridas de metralla".

No hay víctimas españolas

El ministro español de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, no tiene constancia de la existencia de víctimas españolas hasta el momento, aunque no está descartado, y la Embajada española permanece en contacto con las autoridades británicas, según informa Miguel González. 
 Felipe VI ha enviado a Isabel II un telegrama de condolencias por el atentado.


El presidente de EE UU condenó el atentado este martes en Belén, donde se ha reunido con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
 Donald Trump calificó de “perdedores malvados” a los autores, informa Juan Carlos Sanz
“No les llamaré monstruos, porque eso les gustaría”, aseguró el mandatario republicano. “Habrá más (atentados), pero seguirán siendo unos perdedores”.
 “Nuestras sociedades no pueden tolerar que continúen estas matanzas de jóvenes inocentes”, enfatizó.
 “Los terroristas y los extremistas, y aquellos que les apoyan, deben ser eliminados de nuestras sociedades y su perversa ideología, erradicada por completo”.
Un portavoz de Ariana Grande, artista norteamericana que actuaba en el Manchester Arena, ha asegurado que "se encuentra bien".
 La cantante es muy popular entre los adolescentes, por eso había muchos padres esperando en la puerta para recoger a sus hijos, menores de edad.
La explosión se produjo en la salida del recinto, en una zona que conecta con la estación de trenes y al término del concierto, cuando la gente comenzaba a abandonar las instalaciones, como ha indicado el Manchester Arena en un comunicado.
 Cuatro horas más tarde de la primera explosión, la policía informaba de que iban a proceder a una explosión controlada de lo que pensaban que podía ser una bomba pero resultó tratarse de ropa abandonada.
El ministro de Seguridad, Ben Wallace, ha llamado a la colaboración ciudadana y pide a quien vea algo sospechoso que llame al teléfono de lucha antiterrorista. 
De confirmarse la hipótesis terrorista, sería el más grave en Reino Unido desde julio de 2005, cuando cuatro atentados suicidas coordinados en el metro y un autobús de Londres provocaron 56 muertos, incluidos los cuatro terroristas, y unos 700 heridos. 
El último ataque terrorista en Reino Unido fue el pasado 22 de marzo, cuando un hombre atropelló mortalmente a seis personas en el puente de Westminster.
Al igual que sucediera en el ataque al autobús del Borussia Dortmund, el hashtag #RoomForManchester ha comenzado a moverse en las redes para ofrecer alojamiento a aquellas personas con dificultades para volver a casa tras el cierre de la estación de trenes contigua al estadio.
El ataque se produce en plena campaña electoral para las elecciones generales anticipadas que se celebrarán el próximo 8 de junio.
 La campaña ha sido suspendida. 
El país lleva más de dos años bajo un nivel de alerta terrorista "severa", el segundo más grave de una escala de cinco que utilizan las fuerzas de seguridad y que significa que un ataque es altamente probable.
Desde su apertura, en 1995, el Manchester Arena ha acogido grandes conciertos. U2, los Rolling Stones, Madonna o Pavarotti han actuado en sus instalaciones. Ariana Grande, según el relato de testigos, acababa de abandonar el escenario cuando se produjo la explosión.

Para los españoles que puedan requerir ayuda o información en Manchester el número teléfono de emergencia consular es +44 07712 764 151.

 

22 may 2017

Haneke y Lanthimos, dos retratistas de la perversión.......Boyero

El austriaco se acerca más a sus fracasos pretenciosos que a sus escalofriantes relatos del horror en 'Happy End'

El griego sabe transmitir tensión y misterio, pero sus guiones no son sólidos.

Haneke y Huppert, en Cannes. REUTERS
Imagino que pertenece al director Michael Haneke la sinopsis sobre su película Happy End que aparece en el programa del festival. Dice así: 
“Todo alrededor del Mundo y nosotros en el medio, ciegos. Instantánea de una familia burguesa europea”.
 Conociendo el universo de Haneke sabes que lo del final feliz será una broma e inevitablemente feroz la instantánea de esa familia burguesa.
 Y así es, pero cuesta esfuerzos titánicos durante gran parte de la proyección entender lo que te está contando Haneke, descubrir la identidad de personajes que se comunican con e-mails impúdicos y teléfonos que graban las actividades cotidianas del prójimo. 
Y puede asaltarte la tentación de que te importa un comino lo que ocurra entre los tortuosos personajes que componen esa familia millonaria de Calais.
Si no te vence la desgana podrás ir siendo consciente de que lo que se dice y lo que se calla, lo que vemos y lo que se nos omite en esa gran mansión responde a secretos y mentiras, podredumbre moral y defensa de las apariencias, intereses tan humanos como sórdidos. Hay una adolescente dolorida por la pérdida de su madre y la necesidad de vivir en esa casa extraña ya que su padre es el nuevo marido de la dueña, que descubrirá aterrada las infinitas mezquindades de sus rígidos y asqueados habitantes. 
Hay un anciano patriarca que no quiere vivir más y suplica a todos, incluido el peluquero, que le maten o le ayuden a suicidarse. 
Hay un joven desquiciado que juega a la transgresión permanente contra la hipocresía familiar.
 Hay adulterios encubiertos, hay generalizado mal rollo, hay la sensación de que todos están hartos de sí mismos y de los otros. 

Haneke, especialista en mundos turbios y subterráneos, en compulsiones y taras siniestras de personajes aparentemente respetables, del retorcimiento y la enfermedad mental, del sadismo y el masoquismo como motor de algunas relaciones humanas, es fiel en Happy End a su eterno discurso.
 A veces lo ha bordado con arte y estremecimiento, como en Funny games, La pianista, Caché, La cinta blanca o Amor, pero en otras películas resulta tan hermético como insoportable, como en Código desconocido y El tiempo del lobo. 
Aquí se acerca más a sus fracasos pretenciosos que a sus escalofriantes retratos del horror.
El director griego Yorgos Lanthimos, que alcanzó infinito crédito entre la modernidad gracias a esos pasotes presuntamente ingeniosos y perversos que permiten ser admitido en el prestigioso club, ha conseguido desde hace tiempo ampliar los presupuestos de su cine, tener distribución mundial, rodar en inglés con estrellas del cine internacional. 
Lo hace sin desviarse de sus temáticas surrealistas, la agresividad visual, la sanguinolencia, el extraño sentido del humor y el morbo que forman sus señas de identidad. 
 En El asesinato del ciervo sagrado, que protagonizan Colin Farrell y Nicole Kidman, el arranque te invita a cerrar los ojos.
 Es un largo plano fijo de una operación de corazón mientras suena intensamente música clásica que no identifico. 
Es el preludio a la venganza patológica de un adolescente diabólico contra el cirujano que no salvó la vida de su padre porque, entre otras cosas, había entrado borracho al quirófano. 
Sus poderes mágicos conseguirán que los hijos del médico enfermen letalmente, acosará hasta el delirio con su actuación maquiavélica a esta familia acorralada, se sentirá invulnerable.
Admito que Lanthimos domina los mecanismos del cine de terror y a ratos da la sensación de que David Cronenberg es su maestro. Sabe transmitir tensión y misterio, pero sus guiones no son sólidos y los desenlaces parecen estar inventados sobre la marcha. 
El de El asesinato del ciervo sagrado es lamentable. 
Me interesan más la forma de contar de este director que lo que cuenta.

 

Michael Haneke y la superficialidad de las redes sociales

elinchón

El cineasta austriaco presenta ‘Happy End’, en la que repite con Isabelle Huppert y Jean-Luois Trintignant y con la que podría ganar su tercera Palma de Oro.

El cineasta austriaco Michael Haneke asiste a la rueda de prensa de la película "Happy End", durante la 70 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia). 
El cineasta austriaco Michael Haneke asiste a la rueda de prensa de la película "Happy End", durante la 70 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia). EFE
 

 

Michael Haneke pasea por el festival de Cannes como si fuera su casa.
 En realidad podría ser su segunda residencia. 
Toda su carrera ha estado ligada al certamen. Desde sus dos primeras películas, El séptimo continente y El video de Benny, que participaron en la Quincena de Realizadores, a las dos últimas, La cinta blanca y Amor, que ganaron sendas Palmas de Oro.

Él se ríe. No es hombre muchas palabras, prefiere que las películas sean las que cuenten sus propias historias.
 Y en Happy End muestra el derrumbe de una familia de la alta burguesía francesa, un grupo con sus divorcios, sus soledades, sus hijos abandonados… y rodeados de la última oleada de refugiados, ya que viven en Calais.

Haneke ha rodado por cuarta vez con Isabelle Huppert y por segunda ocasión con otra leyenda del cine francés, Jean-Louis Trintignant, que a sus 86 años se explayó acerca de lo feliz que es trabajando con el cineasta: “Siempre es un placer trabajar con Michael.
 Es muy bueno en la exploración psicológica, es un director muy preciso”. Sobre el final, abierto, en el que acaba sumergido en el mar, el actor explicó: “Lo filmamos en tres días y es muy ambiguo. Michael decidió que sería así, y yo por tanto también estoy contento”, antes de empezar a reír.
 A su lado, Haneke completó la descripción. “El agua estaba fría, el mar le congelaba, y no estábamos seguros de que alcanzara potencia visual”.
 Lo que el actor remató: “Pedí a los productores que grabáramos el final ya en Cannes, que el tiempo sería mejor y así estaríamos fijo aquí”.
Haneke hizo alguna descripción más detallada de su manera de trabajar. 
 Por ejemplo, con la violencia, y a que en la película hay distintos momentos explosivos y un gran accidente laboral:
 “En mis películas siempre hay tomas largas. 
No me gusta mostrar la violencia en primeros planos, para mí la distancia es la manera correcta de mostrarla”.
 En Happy End hay una presencia constante de las redes sociales, que el cineasta ha explicado así: “El mundo ha cambiado muchísimo en los últimos 20 años. 
 Se ha sumergido en aguas turbulentas.
 No se puede describir el mundo actual sin las redes sociales, pero no es el tema de la película”.
 Aunque después apuntó: “Las redes sociales no son la vida real. Su superficialidad marca las relaciones actuales”. 

Curiosamente, cuando acabó Amor, el director escribió un guion que sí tenía que ver con las nuevas formas de comunicación, Flashmob.
 “Perdí dos años en ella, y decidí no hacerla, no lo vi claro. Es cierto que algunos detalles de aquel guion están en este”.
 El director escribe muy rápido los guiones, y pronto tuvo uno nuevo: “Decidí tirar hacia adelante.
 Junto los caracteres, sus vivencias, y creo la trama.
 No es tan fácil como parece porque en realidad no hay grandes sorpresas ni trucos en Happy End. 
 Pero sí quería que quedaran claras las líneas que sobrevuelan el argumento.
 Mi apuesta es enseñar lo menos posible para que sea la imaginación del espectador quien complete el filme”.
Esos huecos a rellenar por los espectadores son los que llevan a Haneke a rechazar muchas preguntas.
 Cuando le pidieron que ahondara en la secuencia en la que un grupo de refugiados subsaharianos acaba comiendo en una celebración familiar, cortó la cuestión: 
“No quiero responder sobre los inmigrantes, porque es usted quien tiene que responder esa pregunta.
 Yo coloco pistas para el espectador, y él tiene que encontrar sus respuestas”. 
Lo mismo hizo cuando el moderador le pidió a una actriz que comentara su personaje, poco dibujado en pantalla: 
“No describas tu personaje, esa una pregunta horrorosa que nunca se puede hacer”. 
Tampoco el reparto -al completo- que le rodeaba, entre ellos Mathieu Kassovitz, Toby Jones o Isabelle Huppert, aportó mucho más que un "Qué placer es trabajar con Michael, siempre estaré con él cuando vuelva a llamarme".
Michael Haneke sí hablo más de su trabajo con el director de fotografía, y tras un largo discurso, resumió, volviendo a su famosa precisión trabajando:
 “En un rodaje me gusta que me sorprendan los actores, no los aspectos técnicos”.