Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 may 2017

Michael Haneke y la superficialidad de las redes sociales

elinchón

El cineasta austriaco presenta ‘Happy End’, en la que repite con Isabelle Huppert y Jean-Luois Trintignant y con la que podría ganar su tercera Palma de Oro.

El cineasta austriaco Michael Haneke asiste a la rueda de prensa de la película "Happy End", durante la 70 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia). 
El cineasta austriaco Michael Haneke asiste a la rueda de prensa de la película "Happy End", durante la 70 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia). EFE
 

 

Michael Haneke pasea por el festival de Cannes como si fuera su casa.
 En realidad podría ser su segunda residencia. 
Toda su carrera ha estado ligada al certamen. Desde sus dos primeras películas, El séptimo continente y El video de Benny, que participaron en la Quincena de Realizadores, a las dos últimas, La cinta blanca y Amor, que ganaron sendas Palmas de Oro.

Él se ríe. No es hombre muchas palabras, prefiere que las películas sean las que cuenten sus propias historias.
 Y en Happy End muestra el derrumbe de una familia de la alta burguesía francesa, un grupo con sus divorcios, sus soledades, sus hijos abandonados… y rodeados de la última oleada de refugiados, ya que viven en Calais.

Haneke ha rodado por cuarta vez con Isabelle Huppert y por segunda ocasión con otra leyenda del cine francés, Jean-Louis Trintignant, que a sus 86 años se explayó acerca de lo feliz que es trabajando con el cineasta: “Siempre es un placer trabajar con Michael.
 Es muy bueno en la exploración psicológica, es un director muy preciso”. Sobre el final, abierto, en el que acaba sumergido en el mar, el actor explicó: “Lo filmamos en tres días y es muy ambiguo. Michael decidió que sería así, y yo por tanto también estoy contento”, antes de empezar a reír.
 A su lado, Haneke completó la descripción. “El agua estaba fría, el mar le congelaba, y no estábamos seguros de que alcanzara potencia visual”.
 Lo que el actor remató: “Pedí a los productores que grabáramos el final ya en Cannes, que el tiempo sería mejor y así estaríamos fijo aquí”.
Haneke hizo alguna descripción más detallada de su manera de trabajar. 
 Por ejemplo, con la violencia, y a que en la película hay distintos momentos explosivos y un gran accidente laboral:
 “En mis películas siempre hay tomas largas. 
No me gusta mostrar la violencia en primeros planos, para mí la distancia es la manera correcta de mostrarla”.
 En Happy End hay una presencia constante de las redes sociales, que el cineasta ha explicado así: “El mundo ha cambiado muchísimo en los últimos 20 años. 
 Se ha sumergido en aguas turbulentas.
 No se puede describir el mundo actual sin las redes sociales, pero no es el tema de la película”.
 Aunque después apuntó: “Las redes sociales no son la vida real. Su superficialidad marca las relaciones actuales”. 

Curiosamente, cuando acabó Amor, el director escribió un guion que sí tenía que ver con las nuevas formas de comunicación, Flashmob.
 “Perdí dos años en ella, y decidí no hacerla, no lo vi claro. Es cierto que algunos detalles de aquel guion están en este”.
 El director escribe muy rápido los guiones, y pronto tuvo uno nuevo: “Decidí tirar hacia adelante.
 Junto los caracteres, sus vivencias, y creo la trama.
 No es tan fácil como parece porque en realidad no hay grandes sorpresas ni trucos en Happy End. 
 Pero sí quería que quedaran claras las líneas que sobrevuelan el argumento.
 Mi apuesta es enseñar lo menos posible para que sea la imaginación del espectador quien complete el filme”.
Esos huecos a rellenar por los espectadores son los que llevan a Haneke a rechazar muchas preguntas.
 Cuando le pidieron que ahondara en la secuencia en la que un grupo de refugiados subsaharianos acaba comiendo en una celebración familiar, cortó la cuestión: 
“No quiero responder sobre los inmigrantes, porque es usted quien tiene que responder esa pregunta.
 Yo coloco pistas para el espectador, y él tiene que encontrar sus respuestas”. 
Lo mismo hizo cuando el moderador le pidió a una actriz que comentara su personaje, poco dibujado en pantalla: 
“No describas tu personaje, esa una pregunta horrorosa que nunca se puede hacer”. 
Tampoco el reparto -al completo- que le rodeaba, entre ellos Mathieu Kassovitz, Toby Jones o Isabelle Huppert, aportó mucho más que un "Qué placer es trabajar con Michael, siempre estaré con él cuando vuelva a llamarme".
Michael Haneke sí hablo más de su trabajo con el director de fotografía, y tras un largo discurso, resumió, volviendo a su famosa precisión trabajando:
 “En un rodaje me gusta que me sorprendan los actores, no los aspectos técnicos”.

 


 

“Ser frágil es una fuerza, porque te permite cambiar”............ Álex Vicente

Juliette Binoche recibe aplausos en la Quincena de los Realizadores con ‘Un beau soleil intérieur’, comedia depresiva dirigida por Claire Denis.

La actriz Juliette Binoche, en el fesival de Cannes.
La actriz Juliette Binoche, en el fesival de Cannes. REUTERS

Una vez dijo que las comedias le deprimían.

 Tal vez por eso, Juliette Binoche encontró la comedia perfecta en Un beau soleil intérieur (Un bello sol interior), estrenada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. 

 “No sé muy bien cómo definirla”, duda la actriz francesa, sentada en una terraza del puerto de la ciudad. “No es una comedia, pero tampoco una tragedia. 

Es una mirada sincera sobre nuestro intento de alcanzar al otro”, termina por responder.

 La película marca su primera colaboración con la directora Claire Denis, que se adentra en este filme en territorios algo distintos de los que solía transitar en su cine.

 De entrada, la directora se propuso adaptar Fragmentos de un discurso amoroso, el ensayo seminal de Roland Barthes sobre la naturaleza del amor y el deseo. 

Terminó abortando sus planes. Denis prefirió escribir esta comedia depresiva junto a la novelista Christine Angot, muy conocida en Francia por sus textos de autoficción, autora de obras como El incesto y Una semana de vacaciones.

El argumento se resume en una frase. Una pintora divorciada busca el amor verdadero.
 Isabelle, el personaje de Binoche en la película, lo persigue por todos los rincones. 
Persevera por muchos fracasos que experimente.
 Se acuesta con un banquero cretino. Sale a cenar con un actor casado.
 Lo prueba otra vez con su exmarido. 
Da una oportunidad a un hombre de otra clase social.
 Queda fascinada por un enigmático galerista.
 Cada vez, se da de bruces con la dura realidad: sus relaciones están condenadas al fracaso, tanto por la inmadurez de sus compañeros potenciales como por sus altas exigencias.
Este punto de partida, digno de una comedia romántica de Nancy Meyers, se termina desviando hacia otros derroteros.
 Lo que vive el personaje no tiene nada de gracioso, aunque la película haya sido acogida en Cannes con grandes risotadas. “Bueno, hay gente que también se ríe en los entierros”, relativiza Binoche
 “Cuando suceden cosas trágicas, suele surgir ese tipo de risa. A mí me parece bonito que nos reconozcamos en la película.
 En el fondo, eso es lo único que nos une: las emociones que podemos sentir unos y otros son muy parecidas”.
 
Una vez dijo que las comedias le deprimían. Tal vez por eso, Juliette Binoche encontró la comedia perfecta en Un beau soleil intérieur (Un bello sol interior), estrenada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. “No sé muy bien cómo definirla”, duda la actriz francesa, sentada en una terraza del puerto de la ciudad. “No es una comedia, pero tampoco una tragedia. Es una mirada sincera sobre nuestro intento de alcanzar al otro”, termina por responder. La película marca su primera colaboración con la directora Claire Denis, que se adentra en este filme en territorios algo distintos de los que solía transitar en su cine. De entrada, la directora se propuso adaptar Fragmentos de un discurso amoroso, el ensayo seminal de Roland Barthes sobre la naturaleza del amor y el deseo. Terminó abortando sus planes. Denis prefirió escribir esta comedia depresiva junto a la novelista Christine Angot, muy conocida en Francia por sus textos de autoficción, autora de obras como El incesto y Una semana de vacaciones.

El argumento se resume en una frase. Una pintora divorciada busca el amor verdadero. Isabelle, el personaje de Binoche en la película, lo persigue por todos los rincones. Persevera por muchos fracasos que experimente. Se acuesta con un banquero cretino. Sale a cenar con un actor casado. Lo prueba otra vez con su exmarido. Da una oportunidad a un hombre de otra clase social. Queda fascinada por un enigmático galerista. Cada vez, se da de bruces con la dura realidad: sus relaciones están condenadas al fracaso, tanto por la inmadurez de sus compañeros potenciales como por sus altas exigencias.

Un beau soleil intérieur puede entenderse como un reflejo en negativo de la comedia romántica que incluye todo lo que la variante hollywoodiense del género suele preferir obviar. Los silencios incómodos.
 Las torpezas y malentendidos. Las mochilas repletas de traumas que los personajes cargan a cuestas.
 Y la neurosis que parece consumirlos, aunque Binoche diga odiar esa palabra “por lo que tiene de reductora y malintencionada”. La actriz asiente, pero luego aporta su propio análisis. 
“Todos buscamos desesperadamente el amor. Existe una fragilidad en cada ser.
 Pero las flaquezas son buenas, porque nos permiten crecer y cambiar. 
Ser frágil es una fuerza, porque comporta una porosidad, que es lo que permite el diálogo y el cambio. 
Sin esas grietas, nada entra en nuestro interior. 
Cuando somos demasiado duros, nos rompemos”, sostiene la actriz, de 53 años, con su habitual intensidad compensada por carcajadas casi tabernarias.
Su carrera está repleta de personajes en estado de sufrimiento y angustia.
 Cuando le proponen un papel que no tiene esas grietas, ¿lo rechaza? Binoche duda unos segundos.
 “Un actor siempre termina encontrando las grietas a su personaje”, sonríe.
 Hubo un tiempo en que rechazó todo lo que venía de Hollywood. Por ejemplo, dijo que no a Steven Spielberg, que quiso hacerle protagonizar Parque Jurásico (según la leyenda, le respondió que solo aceptaría si le dejaba interpretar a un dinosaurio). 
Ahora no duda en participar en blockbusters como Godzilla o la reciente Ghost in the Shell, donde logra dotar de humanidad a un personaje que podría haber sido anecdótico: la científica que controla al cyborg protagonista.
 “Fue un personaje muy difícil de interpretar, que conllevó discusiones sobre los diálogos”, explica la actriz, como dando a entender que podrían haber estado mejor escritos. 
“Esta vez, en cambio, que hubo que tocar nada”.
Cuando era una adolescente y vivía en un internado, donde sus padres comunistas y faranduleros decidieron meterla –“fue para protegerme”, jura ella–, Binoche tenía dos heroínas: Camille Claudel y Marilyn Monroe, con quien comparte esa intensidad incandescente y la misma mezcla de fuerza y fragilidad.
 Para interpretar a esta cincuentona que vive tiempos de abundancia sexual pero escasez afectiva, tuvo dos otros modelos: la cantante Etta James y la pintora Joan Mitchell. 
La primera aparece en una escena en la pista de baile a través de su gran éxito At last
La segunda, en una pequeña fotografía que la protagonista observa, como buscando consuelo.
“Escuché la música de Etta James durante toda la película. 
Es esa enamorada que, pese a estrellarse una y otra vez, continúa creyendo en que terminará por suceder.
 A Mitchell la conocí cuando rodábamos Los amantes del Pont-Neuf
Íbamos a verla con Léos [Carax, su director y excompañero sentimental] en las afueras de París y bebíamos copas con ella.
 Era una mujer que le daba mucho a la botella. Tuvo una vida difícil, pero fue una pintora extraordinaria y una mujer bellísima”, recuerda.
Un beau soleil intérieur también es su primer filme con Gérard Depardieu, que aparece al final de la película interpretando a un hilarante médium, que la incita a alcanzar el estado que encapsula el título a la película.
 “Yo también recurrí a videntes en una época difícil, cuando ya no sabía qué más hacer”, admite Binoche.
 Es su primer encuentro tras un proyecto frustrado: Almodóvar intentó reunirlos en los noventa para rodar una adaptación queer de Un tranvía llamado deseo, en la que Depardieu hubiera interpretado a Blanche Dubois.
También es su primera vez tras las palabras poco amables que el actor le dedicó en 2010. 
“Me gustaría saber por qué se le tiene tanta estima.
 No tiene nada y no es nada”, sostuvo entonces. 
“Poco después, me lo encontré un día en un mercado de París. Corrí hacia él y le pregunté: “¿Qué tienes contra mí?”.
 Me respondió que no le hiciera caso, que solo decía estupideces”, recuerda Binoche, poniendo los ojos en blanco. “En todo caso, que aceptase rodar esta película fue un gesto bonito”.
 Reconciliación completada.
 Igual que la de su personaje con esa hecatombe llamada amor.

 

Felipe VI y Letizia, 13 años de matrimonio

El 22 de mayo de 2004, don Felipe y doña Letizia celebraron un enlace multitudinario en la catedral de La Almudena, en Madrid. Hacemos un repaso por su historia.

El entonces príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz Rocasolano, durante su comparecencia ante los medios de comunicación en el Palacio de El Pardo, en el día de su petición de mano, en noviembre de 2003.

El entonces príncipe de Asturias y su prometida, Letizia Ortiz Rocasolano, durante su comparecencia ante los medios de comunicación en el Palacio de El Pardo, en el día de su petición de mano, en noviembre de 2003.

 


El entonces príncipe Felipe de Borbón y su prometida doña Letizia Ortiz, en su primer acto entre la realeza tras anunciar su compromiso. La pareja cudió a la boda real del príncipe heredero Federico de Dinamarca y la abogada australiana Mary Elizabeth Donaldson, celebrada en la catedral de Copenhague, en mayo de 2004.

El entonces príncipe Felipe de Borbón y su prometida doña Letizia Ortiz, en su primer acto entre la realeza tras anunciar su compromiso.

 La pareja acudió a la boda real del príncipe heredero Federico de Dinamarca y la abogada australiana Mary Elizabeth Donaldson, celebrada en la catedral de Copenhague, en mayo de 2004. 

 

 




Doña Letizia y el príncipe Felipe, ya como marido y mujer, a su salida de la catedral de Almudena de Madrid el día de su boda, el 22 de mayo de 2004.Doña Letizia y el príncipe Felipe, ya como marido y mujer, a su salida de la catedral de Almudena de Madrid el día de su boda, el 22 de mayo de 2004. 


Foto de familia en la boda real. Don Felipe y doña Letizia, posan con sus familias y con representantes de las familias reales europeas el día de su boda. Foto de familia en la boda real. Don Felipe y doña Letizia, posan con sus familias y con representantes de las familias reales europeas el día de su boda.
El 22 de mayo de 2004, don Felipe de Borbón se casó con doña Letizia Ortiz Rocasolano. En la imagen, los recién casados se abrazan en el balcón principal del Palacio Real de Madrid, desde donde saludaron al final de su paseo por la ciudad. El 22 de mayo de 2004, don Felipe de Borbón se casó con doña Letizia Ortiz Rocasolano
. En la imagen, los recién casados se abrazan en el balcón principal del Palacio Real de Madrid, desde donde saludaron al final de su paseo por la ciudad.

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Los ahora Reyes de España comenzaron su luna de miel en 2004 en Cuenca, donde viajaron desde Madrid en su coche particular. La primera noche cenaron en un conocido restaurante de las Casas Colgadas, para pasear luego por las calles y retirarse más tarde a dormir al parador de San Pablo. Los ahora Reyes de España comenzaron su luna de miel en 2004 en Cuenca, donde viajaron desde Madrid en su coche particular.
 La primera noche cenaron en un conocido restaurante de las Casas Colgadas, para pasear luego por las calles y retirarse más tarde a dormir al parador de San Pablo. 

Otro de los destinos de su luna de miel fue San Sebastián. Los recién casados comieron en el restaurante Arzak y más tarde dieron un paseo por la playa de La Concha. Otro de los destinos de su luna de miel fue San Sebastián. Los recién casados comieron en el restaurante Arzak y más tarde dieron un paseo por la playa de La Concha..
Don Felipe y doña Letizia en Petra, Jordania. En este viaje asistieron por primera vez a su primer acto oficial tras su matrimonio: la boda del heredero jordano, el Príncipe Hamza, celebrada en agosto de 2004. Don Felipe y doña Letizia en Petra, Jordania.
 En este viaje asistieron por primera vez a su primer acto oficial tras su matrimonio: la boda del heredero jordano, el Príncipe Hamza, celebrada en agosto de 2004.
Los príncipes de Asturias presentan públicamente a su primera hija, la infanta Leonor —hoy princesa de Asturias—, a la salida de la clínica Ruber Internacional de Madrid, el 7 de noviembre de 2005. Los príncipes de Asturias presentan públicamente a su primera hija, la infanta Leonor —hoy princesa de Asturias—, a la salida de la clínica Ruber Internacional de Madrid, el 7 de noviembre de 2005.  
El 14 de enero de 2006 don Felipe y doña Letizia bautizaron a su primogénita con el nombre de Leonor de Todos los Santos en el Palacio de la Zarzuela. El 14 de enero de 2006 don Felipe y doña Letizia bautizaron a su primogénita con el nombre de Leonor de Todos los Santos en el Palacio de la Zarzuela.
 

Felipe VI y Letizia, 13 años de matrimonio

El 22 de mayo de 2004, don Felipe y doña Letizia celebraron un enlace multitudinario en la catedral de La Almudena, en Madrid. Hacemos un repaso por su historia


  • En 2009, Leonor comenzó a estudiar en el colegio Santa María de los Rosales, un centro laico y privado, el mismo en el que se formó su padre. La hoy heredera al trono asistió antes a la guardería de la Guardia Real en el palacio de El Pardo. 
    En 2009, Leonor comenzó a estudiar en el colegio Santa María de los Rosales, un centro laico y privado, el mismo en el que se formó su padre.
     La hoy heredera al trono asistió antes a la guardería de la Guardia Real en el palacio de El Pardo.
 
El 4 de mayo de 2007, los entonces príncipes de Asturias abandonaban la clínica Rúber Internacional de Madrid con su segunda hija, la infanta Sofía, acompañados de su primogénita, Leonor. 

 







La princesaLeonor y la infanta Sofía, con su madre doña Letizia en un posado oficial difundido en el verano de 2012. 
La princesaLeonor y la infanta Sofía, con su madre doña Letizia en un posado oficial difundido en el verano de 2012.

11 de julio de 2010. El capitán de la selección española de fútbol, Iker Casillas, junto a doña Sofía (sujetando la copa), los entonces príncipes de Asturias, Felipe de Borbón, y Letizia Ortiz y Ana Patricia Botín, en el vestuario tras el partido de la final de la Copa del Mundo de Fútbol de Sudáfrica 2010, donde España ganó a Holanda por 1- 0, en el estadio Soccer City, en Johanesburgo.  11 de julio de 2010. El capitán de la selección española de fútbol, Iker Casillas, junto a doña Sofía (sujetando la copa), los entonces príncipes de Asturias, Felipe de Borbón, y Letizia Ortiz y Ana Patricia Botín, en el vestuario tras el partido de la final de la Copa del Mundo de Fútbol de Sudáfrica 2010, donde España ganó a Holanda por 1- 0, en el estadio Soccer City, en Johanesburgo.



El 19 de junio de 2014 se producía el relevo en la Corona, don Felipe se convertía en Rey y Leonor, en Princesa de Asturias. La nueva familia real salió al balcón principal del Palacio Real. El 19 de junio de 2014 se producía el relevo en la Corona, don Felipe se convertía en Rey y Leonor, en Princesa de Asturias. La nueva familia real salió al balcón principal del Palacio Real..

Los Reyes junto a sus hijas durante la coronación, el 19 de junio de 2014. Natural y sencilla, Doña Letizia hace un gesto de cariño a la princesa Leonor y a la infanta Sofía, que iban conjuntadas con el mismo vestido en diferentes tonos.  Los Reyes junto a sus hijas durante la coronación, el 19 de junio de 2014. Natural y sencilla, Doña Letizia hace un gesto de cariño a la princesa Leonor y a la infanta Sofía, que iban conjuntadas con el mismo vestido en diferentes tonos.

Los Reyes Felipe y Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, durante un paseo por la finca Raixa (Bunyola) en Mallorca, durante el verano de 2014, el primero como Reyes.Los Reyes Felipe y Letizia y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, durante un paseo por la finca Raixa (Bunyola) en Mallorca, durante el verano de 2014, el primero como Reyes.

Doña Letizia y Don Felipe, en su primera visita oficial como Reyes en octubre de 2014. Los monarcas almorzaron con los soberanos holandeses y se reunieron con el primer ministro.
Doña Letizia y Don Felipe, en su primera visita oficial como Reyes en octubre de 2014. Los monarcas almorzaron con los soberanos holandeses y se reunieron con el primer ministro..
 
El 20 de mayo de 2015 la princesa Leonor realizó su primera comunión. En la imagen don Felipe, doña Letizia, la infanta Sofía y sus abuelos paternos al llegar a la iglesia. Esta fue la primera vez que don Felipe coincidió con su padre en público tras el relevo en la corona. El 20 de mayo de 2015 la princesa Leonor realizó su primera comunión. En la imagen don Felipe, doña Letizia, la infanta Sofía y sus abuelos paternos al llegar a la iglesia. Esta fue la primera vez que don Felipe coincidió con su padre en público tras el relevo en la corona..




Don Felipe y doña Letizia acudieron a la cena de gala en conmemoración al 75 cumpleaños de la reina Margarita en Copenhague, en 2015, junto a los representantes de todas las casas reales europeas. Don Felipe y doña Letizia acudieron a la cena de gala en conmemoración al 75 cumpleaños de la reina Margarita en Copenhague, en 2015, junto a los representantes de todas las casas reales europeas.
 


Los reyes Felipe VI y Letizia, de la mano, a su llegada a la entrega del Premio Cervantes al escritor mexicano Fernando del Paso, coincidiendo con el 400º aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, en un acto en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), el 23 de abril de 2016. Los reyes Felipe VI y Letizia, de la mano, a su llegada a la entrega del Premio Cervantes al escritor mexicano Fernando del Paso, coincidiendo con el 400º aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, en un acto en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), el 23 de abril de 2016.

 
Los Reyes de España asistieron a la celebración de los 50 años del rey Guillermo de Holanda, el pasado 1 de mayo, junto a miembros de otras casas reales. Doña Letizia sorprendió con un vestido rojo de Stella McCartney. Los Reyes de España asistieron a la celebración de los 50 años del rey Guillermo de Holanda, el pasado 1 de mayo, junto a miembros de otras casas reales. Doña Letizia sorprendió con un vestido rojo de Stella McCartney.

 
Los Reyes de España, con los Reyes eméritos y la infanta Sofía y la princesa Leonor antes de la comunión de la infanta Sofía, el pasado 17 de mayo. Los Reyes de España, con los Reyes eméritos y la infanta Sofía y la princesa Leonor antes de la comunión de la infanta Sofía, el pasado 17 de mayo.

 


El futuro es el polvo lunar............................. Manuel Vicent

Las obras del arquitecto son un combate entre la luz y la materia

El banco de Hong Kong & Shangái produjo un impacto estético y moral.

Elena y Norman Foster.
Elena y Norman Foster.
Edificante es un adjetivo atribuido a cualquier persona o acto que sirve de ejemplo moral.
 Norman Foster es un arquitecto edificante en el doble sentido de la palabra, ya que levantar edificios estelares ha sido la forma más noble de construirse también a sí mismo.
 La arquitectura es entre las bellas artes la única que el ciudadano habita, penetra en su espacio y la adapta a su vida. 
Por eso en el fondo un buen arquitecto, como Foster, es siempre un moralista.

A finales de los ochenta en Hong Kong una de las citas turísticas obligadas era el edificio de 41 plantas del banco de Hong Kong & Shanghái, que Foster había realizado en el corazón financiero de la ciudad.
 Fue el primero que le dio fama internacional.
Tenía una apariencia de tecnología industrial, que en ese momento pasaba por revolucionaria, pero su impacto estético consistía en que todo su interior era transparente como si el aire fuera el material más consistente del que el arquitecto se había servido. La nítida luz del cristal subía por ascensores y escaleras mecánicas, penetraba en todos los despachos, del primero al último, de modo que uno podía ver a los empleados trabajando, a los clientes sentados frente a las mesas de los apoderados y directores. No había ningún cubículo que sirviera de refugio opaco a los peces gordos. Era como si Foster hubiera tratado de transmitir la idea de que en ese banco todos los negocios deberían ser claros y que los trapos sucios del capitalismo, en caso de producirse, serían visibles para todo el mundo.
Desde el gran impacto estético y moral que produjo este edificio han pasado 30 años, un tiempo en que el prestigio de Foster no ha hecho sino crecer hasta convertirse en una figura mundial. 
A cualquier ciudad donde vayas siempre habrá un dedo que te señale un edificio sobresaliente, un puente, un museo, un aeropuerto que se debe a Foster; en ese caso siempre será la semilla de una ingrávida pasión de acero y cristal de la que podría germinar la ciudad del futuro, un alarde entre lo firme y lo liviano, lo más alejado posible de la vanidad personal. 
¿Cuánto pesa uno de sus edificios, señor Foster? Exactamente lo mismo que la materia en que se han construido los sueños.(BOGART DIXIT EN LA PELI EL HALCÖN MALTËS)

Nació en Manchester, en 1935, en el lugar equivocado de la ciudad, más allá de las vías del tren, que lo separaban de las calles más nobles del centro, hijo de una camarera y del dueño de una tienda de empeños.
 Desde muy pequeño sabía demasiado como para no poder jugar con otros niños del barrio, pero no tanto como para convivir con los chicos del otro lado, que iban a la universidad. 
Traspasar esa barrera del tren fue su primer desafío y lo hizo con papel y lápiz siguiendo su afición a dibujar y hacerlo como un superdotado a mano alzada, lo que le valió una beca para Yale.
 Así comenzó la escalada y aquel hogar humilde, donde creció al amparo de unos padres amorosos, se ha transformado hoy en su castillo suizo de Vincy que en el siglo XVIII también hospedó a Voltaire.
 Si sus obras han sido siempre un combate entre la luz y la materia, no ha sido menos ardua la forma en que este arquitecto se ha construido sólidamente por dentro en su lucha contra la adversidad.
Norman Foster ha salido invicto de un cáncer cuyo pronóstico, según los médicos, le concedía solo tres meses de vida.
 Luego venció también a un infarto. 
Lo aceptó como unas curvas peligrosas en su camino, otro problema de materiales que había que resolver, puesto que el cuerpo solo puede ser salvado de la ruina, como un edificio, reconstruyéndolo desde el fundamento mediante el peso específico del espíritu.
 Puede que lo descubras pilotando un avión, practicando esquí de fondo en una estación de moda de St Moritz o subido a una bicicleta de carreras machacándose dos horas diarias.
 Volar es aprender del aire. Resistir es su ascética.
En la foto aparece el arquitecto con las manos apoyadas en los hombros de su mujer como si tratara de retenerla para sentirse seguro.
 Elena Foster lleva dentro todavía a aquella joven inquieta, entusiasta, llena de energía, que a los 16 años abandonó el hogar para adentrarse en el laberinto freudiano de la psicología.
 Luego su inquietud la ha llevado a navegar la seducción del mundo del arte y de la edición, pero si está ahora aquí es porque a su empeño de gallega obstinada se debe que Norman Foster haya optado por crear en Madrid su fundación en un palacete de la calle de Monte Esquinza donde se alberga toda su experiencia, el archivo, cientos de maquetas y dibujos, un centro de investigación y grandes obras de arte como un regalo impagable puesto a disposición de becados, postgraduados y jóvenes arquitectos, mientras Foster se dedica a soñar en el polvo lunar para erigir nuevas construcciones en el espacio.
 El futuro es ahora.