Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

13 may 2017

El oficio invencible................................ Jorge F. Hernández

Juan Cruz vuelca sus memorias en un libro en el que sus recuerdos como periodista no pueden separarse de su propia respiración.

Juan Cruz entrevista a Sofía Loren en 1979.
Juan Cruz entrevista a Sofía Loren en 1979.
El periodismo es un oficio invencible para quien lo ejerce de tal tiempo completo que se vuelve la vida misma y hay golpes en la vida que se acumulan en las espaldas de los cronistas constantes hasta que un silencio en medio de tanto ruido los obliga a compartirlo.
 Juan Cruz es un ave rara que rompe con la claridad de su mirada el lugar común que lo etiqueta exclusivamente como movimiento perpetuo: resulta que es el periodista con la ubicuidad, pero también el sosiego que luego de más de medio siglo entre la sonora sinfonía de su oficio llegó a una callada torre en Umbría para descubrir el silencio: 
la ausencia del ruido de las máquinas de escribir y de los plomos fundidos de los linotipos de antaño en el renovado oficio que para él es no más que sinónimo de respirar.
Asmático desde niño, el de la pregunta constante y los primeros periódicos archivados en el sótano de su casa materna, Juan Cruz ha ejercido como nadie la escritura de su propia vida como confirmación de que el periodismo y su respiración no pueden separarse y al hacerlo, sobre todo en Un golpe de vida, leemos que sigue siendo el Otro que es siempre para precisamente no dejar de ser.
 No dejar de ser Juan Cruz, ni periodista.
 En ello estriba que sea no sólo el hombre que lleva casi siete décadas coleccionando palabras, sino el malabarista que las retuerce al instante, las rima como prestidigitador y las vuelve a soltar como vaho o greguería y, quizá por ello, Juan Cruz ha sido —como lo fue García Márquez desde niño— un aumentador.
Como círculos concéntricos que se multiplican sobre el agua en cuanto rompe la superficie una piedra lisa o una buena pregunta, el periodismo que ejerce Juan Cruz es de aumentador desde la etimología de las palabras hasta el claro afán de seguir preguntando y preguntándose sin límite.
 En este viaje de tiempo que ahora publica como un volumen más en la lista de sus libros como espejo autobiográfico destaca el ejemplo de pertenencia y conciencia plena de sudar la camisa blanca que lleva sobre sus hombros (aunque en el fondo su camisa es blaugrana).
Como círculos concéntricos que se multiplican sobre el agua en cuanto rompe la superficie una piedra lisa o una buena pregunta, el periodismo que ejerce Juan Cruz es de aumentador desde la etimología de las palabras hasta el claro afán de seguir preguntando y preguntándose sin límite.
 En este viaje de tiempo que ahora publica como un volumen más en la lista de sus libros como espejo autobiográfico destaca el ejemplo de pertenencia y conciencia plena de sudar la camisa blanca que lleva sobre sus hombros (aunque en el fondo su camisa es blaugrana).

Lo digo porque quienes quieran leer el testimonio sin ambages de quien ha dedicado más de cuarenta años de vida profesional a un hogar laboral que justamente cumple la misma edad que él encontrará en este golpe de vida la virtud de la conversación y la propensión a la pluralidad, el profesionalismo heredado y compartido por sus maestros que fueron amigos, Manuel Vázquez Montalbán, Rafael Chirbes, Leguineche, y la microhistoria compartida con la ronda de las generaciones que se han rifado el pellejo por un periódico que los une y se mejora siempre en gerundios compartidos en primera persona del plural.
El oficio invencible
Por lo mismo, Un golpe de vida es también la crónica de un desencanto y una toma de distancia. 
La generación que vivió la ilusión que parecía incorruptible bajando de Sierra Maestra a La Habana es ahora la que nunca calló los visos de autoritarismo y gulag que se enredaron en barbas los caudillos en verde olivo.
 Es la misma generación que puede decirle a todo advenedizo del renacido populista demagógico: a mí, ese perro ya me mordió; y por ende, advertir el ridículo peligro de cantar la Oda a Chávez y llorar al orangután en este libro donde se desmoronan entre los dedos no sólo el eco de Fidel Castro, sino la ridícula sombra hipócrita de Daniel Ortega y lo que quedó de Nicaragua, y también el castillo morado de Podemos en España y el sutil pero constante cambio en sus cuadros, posturas y pretensiones. 
De este lado queda ya en tinta la detallada bitácora de quien aclara posición contra postura, palabra contra diatriba descabellada, sosiego racional de narrador nato contra la engañosa sonrisa del desasosiego entre cabelleras engañosas, contra los que purgan al que hurga, frente a los que siembran la moderna posverdad que sigue siendo mentira, el periodista que asienta los hechos… y quizá con ello, la verdad.

De aquí que Juan Cruz sea también el caballero andante contra la melosa mentira constante del Twitter y la callada presencia del Facebook, por encima del arte del hecho, el oficio de contar y contar siempre lo que pasa por la ventana sin negar lo que refleja el espejo.
 Es el testigo de los pasos de Vargas Llosa en Tierra Santa y el callado relector de Julio Cortázar o Hans Magnus Enzensberger, pero sobre todo es el amoroso padre y revolucionado abuelo que de pronto sintió sobre los hombros el golpe de vida de la primera hermana ausente, la cercanía de los ruidos de llanto que uno se prepara para escuchar y que sólo un periodista llega a descifrar como algo que también se ha de narrar, con el silencio de la nueva redacción y las pantallas planas que todo lo ven, mas el recuerdo intacto de las viejas máquinas y el papeleo y las papeleras y los teléfonos fijos y todo el peso ligero que lleva en los hombros Juan Cruz y el oficio invencible de su vocación que profesa desde siempre.
 Algo que quizá sea metáfora del dolor de espalda, hasta que alguien diagnostica que es síntoma inequívoco de quienes llevan alas.

Un golpe de vida. Juan Cruz. Alfaguara, 2017 340 páginas. 18,90 euros



 

13 síntomas para detectar un ataque de ansiedad y cómo ayudar a quien lo sufre

La clave es intentar dejar de prestar atención a los síntomas y no magnificarlos.


 
Las crisis de ansiedad están relacionadas con momentos de estrés o acontecimientos traumáticos, aunque pueden darse incluso en situaciones de calma.
 Conocer a alguien que las sufra o las haya sufrido es de lo más común: según un estudio publicado por la Sociedad Internacional de trastornos afectivos, más del 10% de la población adulta en España ha sufrido uno de estos ataques.
Estas crisis, también llamadas "ataques de ansiedad" o "ataques de pánico", son "una reacción emocional extrema de alarma, que llega a provocar miedo", explica por teléfono a Verne Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés.
Para Cano, una de las principales causas por las que se entra en pánico durante las crisis de ansiedad es el miedo que produce el desconocimiento de los propios síntomas.
 "Son similares a los de una situación de ansiedad común, la misma que puede sentirse al hacer un examen o una entrevista de trabajo", explica, "pero al aparecer sin explicación aparente, producen miedo e inquietud".
 A su vez, ese miedo e inquietud retroalimentan los síntomas.
"Se produce un círculo vicioso", cuenta Cano.
 "Si la persona afectada empieza a tener taquicardia, cree que puede estar sufriendo un ataque al corazón, de modo que se asusta, aumenta la ansiedad y la taquicardia empeora".
 La clave para minimizar los ataques e incluso evitarlos es, por tanto, conocer la sintomatología "para no magnificarla y saber que no puede producirnos ningún daño".
Síntomas para identificar un ataque de ansiedad
Entre los síntomas que presenta un ataque de ansiedad, Cano enumera:
1. Incremento brusco de la sensación de ansiedad y miedo
2. Taquicardia
3. Palpitaciones fuertes
4. Aumento de la temperatura corporal
5. Sudoración
6. Temblores
7. Sensación de irrealidad
8. Despersonalización (sentirse fuera de uno mismo) o desrealización (sensación de que lo que ocurre no es real)
9. Temor a morir, a perder el control o el conocimiento
10. Sensación de ahogo.
Además de los síntomas mencionados por Cano, el Manual diagnóstico de trastornos mentales, de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, enumera también:

11. Sofoco
12. Opresión o malestar torácico
13. Sensación de entumecimiento u hormigueo.
En un ataque de ansiedad no tienen por qué aparecer todos estos síntomas. 
Junto a la aparición de la sensación de ansiedad y miedo –síntoma principal– deben aparecer al menos cuatro síntomas más de los arriba enumerados. 
Todos ellos se inician bruscamente y, si no se controlan, llegan a su máxima expresión en los primeros 10 minutos. 
No tienen una duración determinada: "Va a depender de cómo lo procese la persona y cuánto tarde en lograr distraerse", explica Cano.
"Los factores que empeoran una crisis de ansiedad son la magnificación y la atención a los síntomas", cuenta el Psicólogo. "También, en los casos de gente que ya ha sufrido alguno, la anticipación: la propia ansiedad que provoca pensar en un ataque puede llegar a provocarnos uno".
 La clave para el psicólogo es, por tanto, lograr desviar la atención de los síntomas en cuanto aparezcan, para no agravarlos.

Cómo ayudar a una persona que sufre un ataque de ansiedad
Lo prioritario para que un ataque de ansiedad desaparezca es lograr que la persona afectada deje de pensar en los síntomas que está sufriendo.
 Para ello, Cano recomienda:
1. Mantener una conversación activa: "La clave es lograr distraer a la persona, aunque no es fácil porque su atención se centrará en lo que cree que la amenaza", explica Cano.
 Para el catedrático, la forma de que desvíe su atención es "hacer todo lo posible para que el afectado hable".
2. Ayuda a no magnificar los síntomas: es importante intentar que la persona afectada comprenda que nada de lo que le está ocurriendo puede hacerle año.
 Mientras hablamos con ella, "hay que intentar hacer ver que son los mismos síntomas que se tienen cuando hacemos un examen o hablamos en público", cuenta Cano.
3. Normaliza la situación: "Uno de los temores que se dan en el inicio de un ataque de ansiedad es que los síntomas sean observables", explica Cano.
 Es importante, por tanto, evitar llamar la atención y que se generen corros de personas alrededor del afectado.

¿Y la bolsa de plástico?
En el imaginario colectivo se encuentra la idea de que, frente a un ataque de ansiedad, hay que poner al afectado a respirar en una bolsa de plástico. 
Esto se debe a que las crisis de ansiedad han estado relacionadas durante mucho tiempo con la hiperventilación, una respiración excesiva que produce una disminución del dióxido de carbono en sangre.
 Esta reducción produce, a su vez, síntomas asociados a la ansiedad, como mareo o taquicardia.
Sin embargo, la hiperventilación no es la causante de los ataques: un estudio del Centro de Estudio de la Ansiedad de la Universidad de Boston, en el que trataban de inducir ataques de pánico mediante hiperventilación, concluyó que esta no siempre produce una reacción de ansiedad.
 "Hay a quien puede funcionarle", aclara Cano, "pero la hiperventilación no es el verdadero motor de las crisis", concluye Cano. 
 "Lo es la magnificación y la atención de los síntomas, que es lo que hay que intentar combatir".


 

La respuesta viral a Bertín Osborne por la pregunta que le hizo a Paz Vega

Sucedió durante la emisión de 'Mi casa es la tuya'.

 

TELECINCO
Bertín Osborne recibió esta semana en su programa, Mi casa es la tuya, de TeleCinco, a los actores Paz Vega y Jesús Castro
. Ambos acudieron al programa para promocionar su nueva serie, titulada Perdóname, Señor.
En un momento del espacio, Paz Vega habla de la amistad que le une con su compañera Nicole Kidman. 
Y el presentador aprovecha para hacerle una pregunta: "¿Qué se ha hecho Nicole Kidman en la cara?".
La cuestión inspiró al escritor Roy Galán, que publicó un texto en su cuenta de Facebook afeando la actitud de Bertín Osborne.
 En solo un día acumula más de 5.200 reacciones y 2.060 compartidos.
"Eso es lo único que le ha preguntado Bertín Osborne en su programa a Paz Vega al enterarse que las actrices eran amigas", comienza diciendo Galán, que lamenta que da igual "lo profesional que pueda ser Nicole" si "lo único que importa es su cara y lo que se ha hecho en ella".
"Lo que se ha hecho Nicole Kidman en su cara es intentar luchar contra sus fantasmas y temores.
 Unos que tienen que ver con un hecho tan comprensible como que pueden dejar de quererla, porque la industria y las personas así se lo han demostrado", continúa el escritor, que subraya:
 "Pero tú no tienes miedo a que te dejen de querer, ¿verdad Bertín? Tú eres hombre.
 Y resulta que no te has enamorado de una mujer mayor que tú y poco agraciada, no".
Galán subraya que Osborne se ha casado con una mujer veinte años más joven que él y que fue reina de la belleza.
 Y que aunque él esté calvo y viejo será considerado "un madurito interesante".La Mujer de Bertin no es tan guapa, muchas de las pocas mujeres que invita Bertín son muchisimo más guapas que su mujer por mucho que tenga 20 años menos que él. y Bertín ya no tiene que demostrar nada de joven fue guapisimo, luego el tiempo se encargó de darle otros encantos. 
Las mujeres jóvenes no son más guapas por ser jóvenes, si lo eres eso que te ha dado la naturaleza, y serás guapa de mayor. 

"Y aunque roces los setenta años puedes seguir presentando un programa de televisión. ¿Igual que Paula Vázquez, no? 
Y desde ese programa mi polla es la tuya puedes dedicarte a criticar el rostro de una mujer", critica.
"Lo que se ha hecho Nicole en su cara es un intento por sobrevivir. Y a las supervivientes no se las apedrea. Se las abraza al regresar a casa", finaliza Roy Galán.
Todo un poco excesivo, me parece, Nikol Kidman sigue siendo muy guapa, se pasó con el Botox pero que no se arregle mas que está muy bien. Paz Vega es guapa e interesante.....eso si a Guapo guapo el muchacho encasillado en "Narco" ese niño es super guapo, y de mayor lo será.

¿Por qué las mujeres maduras son tendencia?.............Por Ignacio Gomar

Las principales marcas y revistas de moda apuestan cada vez más por las modelos mayores de 45.

Julia Roberts en una entrega de premios en Los Angeles el pasado octubre 
Julia Roberts en una entrega de premios en Los Angeles el pasado octubre Getty Images