Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

12 may 2017

La corta y apasionante vida del brigadista y poeta John Cornford, biznieto de Darwin

 

El escritor Javier Reverte traza un perfil del personaje histórico que ha inspirado su nuevo libro, 'Banderas en la niebla', muerto a los 21 años en unos olivos de Jaén.

La corta y apasionante vida del brigadista y poeta John Cornford, biznieto de Darwin
Los destinos del rejoneador sevillano José García Carranza, “el Algabeño”, y el poeta inglés John Cornford fueron reunirse en la Guerra Civil española, en la batalla en Lopera (Jaén), a finales de 1936. 
Nunca se conocieron, pero ambos representan dos caras paradigmáticas de aquella contienda: la de los señoritos españoles terratenientes, que defendían un sistema secular de explotación del campesinado, y la de los jóvenes intelectuales ingleses, que acudían a luchar a España imbuidos de idealismo e ideas estalinistas.
 El Algabeño, en los primeros días de la guerra, participó en las partidas paramilitares de caballistas que asolaron el campo andaluz, “aseándolo de rojos”, en crueles “razzias” que ensangrentaron numerosos pueblos.
 John Cornford, por su parte, biznieto de Darwin en línea directa por parte de madre y uno de los primeros luchadores internacionales que llegaron a España, fue un caso singular aún recordado en Inglaterra.
El poeta nació en Cambridge en 1914, hijo de Francis McDonald Cornford, catedrático de Filosofía Antigua y autor de varios libros sobre Platón, y de Frances Cornford, poetisa relacionada con los círculos del grupo literario de Bloomsbury. 
John estudió en el elitista colegio de Stowell y, posteriormente, Historia en el Trinity College de Cambridge y un curso en la London Economics School. 
En sus inicios como escritor, se sintió atraído por la poesía opaca de Eliot y de Graves, pero pronto dirigió sus preferencias hacia la más comprometida de Auden.
 Siempre admiró a Byron, que murió en la guerra de la independencia de Grecia, y en quien veía retratada la confluencia del hombre de acción y del artista, un modelo a la postre para sí mismo.
Muy pronto abrazó las ideas del socialismo y comenzó a frecuentar los círculos en donde se movían los llamados “Apóstoles de Cambridge”, Philby, MacLean y Burguess, que acabarían siendo espías de Stalin.
 Y fascinado por la URSS ingresó casi adolescente en el Partido Comunista Británico.
 Con 18 años era ya uno de sus principales dirigentes juveniles.
En el verano de 1936, el levantamiento de Franco le sorprendió en Francia con su amante Margot Heinemann, una muchacha judía dos años mayor que él, hija de banqueros londinenses y también comunista.
 Después de conseguir una acreditación como periodista, entró en España en agosto en compañía de Frank Bojernau, un excomunista austriaco.
 Desde Barcelona, viajó a las sierras de Aragón con una columna del POUM trotskista comandada por Manuel Grossi.
 Y de inmediato, abandonó su condición de cronista para integrarse como voluntario en la tropa de Grossi.
Era uno de los primeros ingleses en la guerra española. Pero no llegó a combatir más que en breves escaramuzas y, enfermo de disentería, fue hospitalizado en Barcelona y repatriado a Inglaterra. Antes, escribió un bellísimo poema de amor y guerra a Margot:
 “Y si la mala suerte acaba con mi vida/ dentro de una tumba mal cavada,/ acuérdate de toda nuestra dicha; / no olvides que yo te amaba”. De regreso en Cambridge, dedicó toda su actividad a reclutar una tropa de voluntarios para integrarse en las recién nacidas Brigadas Internacionales.
 Apenas consiguió que se adhirieran unos pocos, entre ellos Bernard Knox, que acabaría por ser un reputado especialista en tragedia griega, y el novelista John Sommerfield, amigo íntimo de Malcolm Lowry, que a su vez estuvo a punto de unirse al grupo. Viajaron a París y, desde allí, vía Marsella, llegaron a Alicante con otro pequeño contingente de voluntarios ingleses e irlandeses encuadrados en la XIV Brigada, de mando francés.
 A mediados de octubre Cornford y sus compañeros estaban en Albacete, entrenándose militarmente en los cuarteles generales internacionales.

No esperaron mucho. 
A comienzos de noviembre fueron trasladados de urgencia para participar en la batalla de Madrid, con la ciudad acosada por el avance franquista. 
El grupo de Cornford formó una sección de ametralladoras y defendió la facultad de Filosofía desde su biblioteca, formando los parapetos con libros.
 Knox bromeó más tarde diciendo que las balas enemigas tenían fuerza para llegar a la página 350.
 Aliviado el cerco de Madrid, regresó a Albacete.
A finales de 1936 fue movilizado de nuevo, esta vez al frente andaluz.
 Y con la XIV Brigada viajó al encuentro de las fuertemente armadas columnas franquistas en el pueblo de Lopera, en la que se integraba como enlace “el Algabeño”, hombre de confianza del general golpista Queipo de Llano.
Los destinos de los dos hombres se unieron trágicamente en los olivares del campo jienense, con apenas unas horas de distancia.
 El torero, de 34 años, provocó coplas de poetas falangistas; al brigadista se le recuerda hoy con un monolito en Lopera junto a otro poeta inglés voluntario de la XIV, Ralph Fox. 
John cumplió 21 años cuando cayó en los cerros del pueblo como un Lord Byron revivido.

La novela Banderas en la niebla, de Javier Reverte, ha sido editada por Plaza y Janés,y se presenta este viernes en Madrid..
 

 

 

La actriz Gabourey Sidibe denuncia discriminación en Chanel

La intérprete de 'Precious' relata la mala atención por su aspecto de una empleada de la firma hasta que supo de su fama. La marca se ha disculpado.

Gabourey Sidibe
Gabourey Sidibe, en un momento del rodaje de la serie 'Empire'.

Cuando Gabourey Sidibe entró en una tienda de Chanel cercana a su apartamento de Chicago, ciudad en la que la actriz rueda la serie Empire, “iba muy mona”.

 La intérprete, famosa por su papel protagonista en la película Precious, acudió a la tienda de la firma de lujo para comprarse unas gafas y unas sandalias para una amiga, pero la experiencia se convirtió para ella en una anécdota desagradable, pues, según denuncia con un post en el blog Lenny Letter (de la actriz Lena Dunham), se sintió discriminada por una empleada.

 En su escrito, llega a decir que la trataron como a una “pordiosera”, algo por lo que Chanel ya se ha disculpado. 

“Mi peluca estaba larga y ondulada, llevaba mis nuevas botas de Balenciaga, y llevaba un bolso vintage de Chanel al hombro sobre un abrigo con capucha de piel. ¡Me veía como me gusta verme!”, describe su estilismo Sidibe, de 34 años.

 A su entrada en el establecimiento, sintió que una de las empleadas la miró como si estuviera perdida, y al preguntarle por las gafas a la dependienta, esta le dijo que no tenían. “Solo tenemos gafas de sol, hay una tienda al otro lado de la calle que las vende”, le contestó, y le dio el nombre de un establecimiento de descuentos “literalmente un minuto después de que entrara en la tienda”, relata la intérprete. 

“Supe lo que estaba haciendo. Ella decidió tras una sola mirada que yo no iba a gastar allí dinero. 

A pesar de que incluso llevaba un bolso de Chanel, ella decidió que yo no era una clienta para la firma y que no merecía su tiempo ni energía”, subraya en su escrito.

 Y esto no es la primera vez que le ocurre a la nominada al Oscar. “Esto de hecho me pasa mucho.

 Me ha pasado toda mi vida. Antes y después de convertirme en una actriz reconocida.

 Me pasó en St. Maarten donde estaba de vacaciones después de rodar una película, cuando fui a una tienda de Dior y una dependienta literalmente me quitó un pintalabios de las manos para devolverlo a su estante. 

También en la tienda de mi barrio de Nueva York, donde me perseguían por los pasillos.

 Incluso cuando era una adolescente, sabía que era por mi color de piel pero también por la atmósfera. Ser sospechosa de robar es solo una parte de la historia”.

“No importa lo arreglada que vaya, nunca voy a ser capaz de vestir mi color de piel para parecer lo que algunos consideran que es una clienta para ellos.
 Dependiendo de la tienda, parezco o una ladrona o una pérdida de tiempo.
 No parece haber un término medio entre la no atención o la demasiada atención”, resume.
Gabourey Sidibe, con su libro, el pasado 2 de mayo en Nueva York.
Gabourey Sidibe, con su libro, el pasado 2 de mayo en Nueva York. GC Images
En la tienda de Chanel acabó comprando un par de gafas y dos pares de sandalias. 
"Desgraciadamente, estoy acostumbrada a que la gente me dé un mal servicio.
 Y honestamente, si me fuera de cada tienda en la que alguien ha sido maleducado conmigo no tendría cosas bonitas”.
  “Esta extraña cuyo trabajo es ser servicial solo lo fue cuando alguien le dijo quién era.
 Solo después de que probara que tengo dinero”. Y hoy Sidibe, quien a principios de mes publicó su primer libro (Is Just My Face: Try Not To Stare / Esta es mi cara: intenta no quedarte atónito, en castellano), duda en si contar su mala experiencia en la encuesta poscompra de la firma, aunque quizá no lo haga y le sirva con la denuncia pública que ha hecho y en la que relata su sospecha de que fue tratada de esa manera por ser negra e incluso por estar gorda.

Una denuncia que le ha valido, al menos, para recibir una disculpa por parte de Chanel.
 “Expresamos nuestro sincero arrepentimiento por el servicio de atención que Sidibe ha mencionado en su escrito.
 Sentimos que no se sintiera bienvenida y ofendida.
 Nos tomamos sus palabras muy en serio e inmediatamente investigaremos lo qué pasó, porque esto no va en absoluto con la línea de los altos parámetros con los que Chanel quiere servir a sus clientes”, aseguran en el comunicado que la firma francesa ha enviado a Lenny Letter.
Sidibe lo ha vivido desde pequeña, cuenta.
 Y la misma situación denunció en su momento Oprah Winfrey. La actriz y una de las presentadoras estrella de la televisión estadounidense ocupó los titulares en agosto de 2013 cuando denunció que fue tratada con racismo por los empleados de una tienda de lujo en Suiza cuando quería comprar un bolso que consideraron que era “demasiado caro” para ella.

 

Mar Flores rompe con el millonario Elías Sacal

La modelo publicitó su relación con el empresario, pero la relación solo ha durado seis meses.

Vaya no tiene el nivel de vida que ella tiene. Rompió con su marido y padre de sus hijos cuando este tuvo problemas fiscales y se agarró a este.....ahora debe tener otro más rico porque sin una cartera llena ella no es nadie.

Mar Flores y Elías Sacal, por los alrededores del Palacio Real.
Mar Flores y Elías Sacal, por los alrededores del Palacio Real. GTRES

Hace poco más de un año que Mar Flores puso fin a su matrimonio con Javier Merino, padre de cuatro de sus cinco hijos.
 La modelo pasó el verano como mujer soltera y a finales de octubre vendió al mundo de las revistas del corazón su relación con el millonario Elías Sacal con un posado en Nueva York durante la entrega de los premios Princesa Grace, presidida por Alberto y Charlene de Mónaco.
 De esta manera, la modelo y el empresario daban un paso más en su relación que comenzó a principios del mes de septiembre aunque no fueron descubiertos hasta semanas más tarde en París.

Desde entonces la pareja se ha dejado ver en varias ciudades y cuando los rumores de crisis acechaban unas oportunas fotos acababan con ellos.
 Las últimas fueron tomadas en Madrid en un casual, pero oportuno, paseo de Flores y Sacal por los alrededores del Palacio Real de Madrid.
 Días después, la modelo era sorprendida pasando la Semana Santa con sus hijos y unos amigos en Sevilla.
 Allí no quiso hablar de ruptura pero este viernes, la revista ¡Hola! con la que ella colabora y a quien concede sus exclusivas ha confirmado que la relación se ha acabado por culpa de la distancia.
Elías Sacal, de 51 años, se dedica al mundo empresarial.
 De nacionalidad mexicana, Sacal es heredero de una saga de constructores, presidente de la empresa inmobiliaria Gicsa y de la Femam (Federación Mexicana de Asociaciones de Amigos de los Museos) y director de la inmobiliaria Bay View Grand (BVG). Sacal tiene fama de ser un gran playboy.

Mar Flores con Elías Sacal, en Nueva York.
Mar Flores con Elías Sacal, en Nueva York. GTRES
Mar Flores estuvo 18 años con Javier Merino. 
Fue su segundo matrimonio. Antes se casó con Carlo Costanzia di Costigliole, con quien tuvo un hijo.
 Entre un matrimonio y otro mantuvo relaciones con Alessandro Lequio, Fernando Fernández-Tapias y Cayetano Martínez de Irujo, cuyos romances ocuparon muchas portadas. 
Por ello, Flores es una de las llamadas reinas de la prensa del corazón en España. 
Actualmente tiene una firma de complementos tras su frustrada carrera como actriz.

 

Bernie Gunther: el gran superviviente de la novela negra.........Juan Carlos Galindo

El personaje creado por Philip Kerr está en plena forma tras 10 novelas.

Detalle de la portada.
Detalle de la portada.
En la novela negra se habla mucho de la serialización, de cómo se enganchan los lectores a un personaje, de cómo, a veces, ese personaje es solo una repetición de sí mismo, y otras un ser complejo en constante evolución. 
Bernie Gunther, el detective de la época nazi creado por Philip Kerr, es, posiblemente, uno de los más complejos de la novela negra contemporánea.
 Ya hemos hablado aquí de sus temores nazis, de su moral, atípica por decirlo de manera amable, de su cinismo, sólo superado por su capacidad de supervivencia.
 Ahora llega a España La dama de Zagreb (RBA, traducción de Eduardo Iriarte) y el miedo a que el personaje estuviera agotándose, se repitiera o simplemente cayera en la parodia de sí mismo se ha evaporado.
 Con una trama que mezcla como nunca antes los espías, las aventuras, la historia y el crimen, Philp Kerr nos deja la mejor novela de Gunther. Y es la décima de la serie. Y no lo digo yo, lo dice alguien que sabe más de nazis y de literatura que yo.

En La dama de Zagreb Gunther trabaja para Goebbles como antes lo hizo para Heydrich: obligado, jugándose el pellejo, pero al mismo tiempo salvándolo al lado de los miserables. 
El temible ministro de Propaganda de Hitler quiere que Gunther rescate para él a una maravillosa actriz, Dalia Dresner, personaje con reminiscencias claras de la genial Hedy Lamaar, y la traiga de vuelta a Alemania como acicate para una moral nacional en franco declive ante la inminente derrota en el frente del Este.
 La petición llevará a Gunther a un descenso a los infiernos de la II Guerra Mundial y el genocidio en Croacia, a una Suiza falsamente neutral y tremendamente hipócrita, y a un juego de traiciones, muerte y espionaje fascinante.
 
Allí aparecen Allen Dulles con su germen de la CIA, el espía alemán y general Walter Schellenberg o el gran Mufti de Jerusalén, un antisemita de la peor calaña.
 Las figuras históricas están tan bien ensambladas con las de ficción como lo están en la narración las referencias a otras novelas, tremenda la historia de Pálido criminal, que tanto agradecemos los fans de la serie.
Pero si hay algo de verdad interesante en la novela es la evolución de Gunther, su inacabable torrente de reproches, su infinita capacidad de supervivencia. 
Y Kerr consigue hacerlo de nuevo sin aburrir al lector. 
“En mis miserables esfuerzos por seguir con vida a cualquier precio, yo aún podía hacer daño y salir herido al mismo tiempo” asegura al inicio de la obra para preguntarse poco después: 
“¿A quién tendrás que lamer el culo hoy para salvar tu pellejo?” 
Berlín y los nazis parecen el fin de la moral, de las reglas, de la civilización.
 Y lo son. 
Pero Gunther hace una especie de viaje al centro de la noche por los Balcanes y ese periplo cambia la forma de ver el mundo del personaje, acentúa su cinismo, le hunde más en su infierno personal del que solo saldrá gracias al amor.
 Sí, porque esta vez Gunther se ha enamorado y se la juega por ello.

En un momento de sus aventuras por Suiza, el escritor y militar Meyer le dice: “Es usted un excelente detective, pero deja mucho que desear como nazi.

 Me pregunto cómo ha conseguido seguir con vida tanto tiempo”. Yo también me lo pregunto. 

A veces, creo saber la respuesta, pero prefiero no indagar demasiado.