La intérprete de 'Precious' relata la mala atención por su aspecto de una empleada de la firma hasta que supo de su fama. La marca se ha disculpado.
Cuando Gabourey Sidibe entró en una tienda de Chanel cercana a su apartamento de Chicago, ciudad en la que la actriz rueda la serie Empire, “iba muy mona”.
La intérprete, famosa por su papel protagonista en la película Precious, acudió a la tienda de la firma de lujo para comprarse unas gafas y unas sandalias para una amiga, pero la experiencia se convirtió para ella en una anécdota desagradable, pues, según denuncia con un post en el blog Lenny Letter (de la actriz Lena Dunham), se sintió discriminada por una empleada.
En su escrito, llega a decir que la trataron como a una “pordiosera”, algo por lo que Chanel ya se ha disculpado.
“Mi peluca estaba larga y ondulada, llevaba mis nuevas botas de Balenciaga, y llevaba un bolso vintage de Chanel al hombro sobre un abrigo con capucha de piel. ¡Me veía como me gusta verme!”, describe su estilismo Sidibe, de 34 años.
A su entrada en el establecimiento, sintió que una de las empleadas la miró como si estuviera perdida, y al preguntarle por las gafas a la dependienta, esta le dijo que no tenían. “Solo tenemos gafas de sol, hay una tienda al otro lado de la calle que las vende”, le contestó, y le dio el nombre de un establecimiento de descuentos “literalmente un minuto después de que entrara en la tienda”, relata la intérprete.
“Supe lo que estaba haciendo. Ella decidió tras una sola mirada que yo no iba a gastar allí dinero.
A pesar de que incluso llevaba un bolso de Chanel, ella decidió que yo no era una clienta para la firma y que no merecía su tiempo ni energía”, subraya en su escrito.
Y esto no es la primera vez que le ocurre a la nominada al Oscar. “Esto de hecho me pasa mucho.
Me ha pasado toda mi vida. Antes y después de convertirme en una actriz reconocida.
Me pasó en St. Maarten donde estaba de vacaciones después de rodar una película, cuando fui a una tienda de Dior y una dependienta literalmente me quitó un pintalabios de las manos para devolverlo a su estante.
También en la tienda de mi barrio de Nueva York, donde me perseguían por los pasillos.
Incluso cuando era una adolescente, sabía que era por mi color de piel pero también por la atmósfera. Ser sospechosa de robar es solo una parte de la historia”.
“No importa lo arreglada que vaya, nunca voy a ser capaz de vestir mi color de piel para parecer lo que algunos consideran que es una clienta para ellos.Dependiendo de la tienda, parezco o una ladrona o una pérdida de tiempo.
No parece haber un término medio entre la no atención o la demasiada atención”, resume.
"Desgraciadamente, estoy acostumbrada a que la gente me dé un mal servicio.
Y honestamente, si me fuera de cada tienda en la que alguien ha sido maleducado conmigo no tendría cosas bonitas”.
“Esta extraña cuyo trabajo es ser servicial solo lo fue cuando alguien le dijo quién era.
Solo después de que probara que tengo dinero”. Y hoy Sidibe, quien a principios de mes publicó su primer libro (Is Just My Face: Try Not To Stare / Esta es mi cara: intenta no quedarte atónito, en castellano), duda en si contar su mala experiencia en la encuesta poscompra de la firma, aunque quizá no lo haga y le sirva con la denuncia pública que ha hecho y en la que relata su sospecha de que fue tratada de esa manera por ser negra e incluso por estar gorda.
Una denuncia que le ha valido, al menos, para recibir una disculpa por parte de Chanel.
“Expresamos nuestro sincero arrepentimiento por el servicio de atención que Sidibe ha mencionado en su escrito.
Sentimos que no se sintiera bienvenida y ofendida.
Nos tomamos sus palabras muy en serio e inmediatamente investigaremos lo qué pasó, porque esto no va en absoluto con la línea de los altos parámetros con los que Chanel quiere servir a sus clientes”, aseguran en el comunicado que la firma francesa ha enviado a Lenny Letter.
Sidibe lo ha vivido desde pequeña, cuenta.
Y la misma situación denunció en su momento Oprah Winfrey. La actriz y una de las presentadoras estrella de la televisión estadounidense ocupó los titulares en agosto de 2013 cuando denunció que fue tratada con racismo por los empleados de una tienda de lujo en Suiza cuando quería comprar un bolso que consideraron que era “demasiado caro” para ella.
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