La modelo,
que amenazó con abandonar la isla, es una de las concursantes que más
dinero gana y también quien tiene la cláusula de penalización más
elevada.
Alba Carrillo se ha convertido, junto a su madre Lucia Pariente, en la gran protagonista de la presente edición del programa de Telecinco Supervivientes
por sus enfrentamientos y sus salidas de tono. La más sonada llegó la
semana pasada cuando la modelo y su madre abandonaron la zona de la isla
conocida como la Palapa tras una fuerte discusión con Laura Matamoros. Ambas cogieron el saco con sus pertinencias y anunciaron que dejaba de
concursar. Laura Pariente ya había sido expulsada por el público, no así
su hija.
Fue entonces cuando Jorge Javier Vázquez,
el presentador, tuvo una larga conversación con ella para intentar que
cambiara de opinión. Tras tres días en un hotel, pero siguiendo las
mismas normas que los otros participantes, Carrillo regresó a la isla. Al ser preguntada por sus compañeros de aventura dónde había estado,
respondió: "Resolviendo unos problemas legales". La modelo se refería
así a las negociaciones que mantuvo durante esos días con la productora
del programa que estaba dispuesta a hacer valer la cláusula por la que
debía de pagar 100.000 euros de penalización si abandonaba el concurso.
Carrillo cobra 26.000 euros a la semana, uno de los cachés más altos de este año junto con el de Bigote Arrocet
y Gloria Camila Ortega. Los tres también tienen las cláusulas más
elevadas en caso de abandono voluntario. Son las normas que el programa
adopta para garantizar la presencia de sus consideradas estrellas de
cada edición Lucía Pariente sí se convirtió en la primera expulsada de Supervivientes 2017. Una vez fuera del programa visitó la noche del martes el estudio para
ser entrevistada por Jorge Javier Vázquez. En la charla, esta mujer de
54 años reservista del Ejército, admitió que tiene una relación que
"puede ser tóxica con su hija". El entorno de Feliciano López, exmarido de la modelo, asegura que en el divorcio había tenido mucho que ver la presencia de su suegra en su vida cotidiana. Pariente se mostró arrepentida de su comportamiento en la isla y se
calificó como “una pandillera verbal”, pero se mostró fría y distante.
Madre de tres vástagos y abuela de dos preciosas niñas, Ascanio llegó al mundo el 1 de enero de 1946.
Sira Ascanio.LP / DLP
Artista, risueña, simpática, cercana, comprensiva, elegante y
coqueta.
Así es como recuerdan familiares y amigos a Sira Ascanio
Gutiérrez, que falleció ayer a los 71 años de edad tras luchar durante
más de dos décadas contra el cáncer.
Una enfermedad que logró vencer
anteriormente en dos ocasiones y que bajo ningún concepto pudo borrarle
la sonrisa que tanto la caracterizaba y que mantuvo "hasta el último
momento", según contó su hijo Ciro Gutiérrez Ascanio.
Hoy, a las 14.30 horas, sus seres queridos le dirán el último adiós antes de que sea incinerada en el tanatorio de San Miguel.
Madre de tres vástagos y abuela de dos
preciosas niñas, Ascanio llegó al mundo el 1 de enero de 1946. Una fecha
que se convirtió en "el día grande" de su familia que celebró el inicio
de cada nuevo año conmemorando el nacimiento de una persona poco
convencional. "Mi madre era una bohemia", recuerda con cariño Gutiérrez
sobre su progenitora. Y es que haber crecido entre la fotomecánica y los
linotipos de la empresa familiar que dirigía su padre, Paco, bajo el
nombre de Fotograbado Ascanio, hizo de ella una amante de las Artes
Gráficas desde muy joven. "Tenía muy buen ojo para la fotografía ", si
bien la pintura fue la gran pasión con la que consiguió el
reconocimiento artístico allá por los años 70.
Su vínculo al
mundo de la cultura y del arte contribuyó a que pasara por la Escuela de
Luján Pérez y estar en formación continua en numerosos talleres
técnicos promovidos por el Cabildo de Gran Canaria. Esto hizo que
conociera a pintores como Gordillo y Canogar que influyeron en su forma
de pintar caracterizada por el estilo figurativo y abstracto. "La
recuerdo siempre en el taller que ocupaba toda la planta de abajo de la
casa de Tafira donde vivíamos, rodeada de muchos de sus cuadros, algunos
a medio hacer, en proceso", rememoró Gutiérrez, cuyo salón está
presidido por una de las tantas obras que su madre dedicó al mar. Una
temática sobre la que creó varias series y casi siempre lo hacía a gran
formato. La casa de su hijo no es el único lugar en el que hay presencia del legado pictográfico de Sira Ascanio. También lo hay en el Gobierno de Canarias,
donde Gutiérrez actualmente ostenta el cargo de director general de
Universidades; así como en el rectorado de la Universidad de Las Palmas
de Gran Canaria o el Club de Natación Metropole al que también estuvo
vinculada durante muchos años gracias a prole. Ellos, Darío, Violante y
Ciro, el fruto de su matrimonio durante 30 años con Carlos Gutiérrez,
son las personas que han marcado los pasos de su vida. Ascanio no fue
una madre convencional como las de las últimas décadas del pasado siglo. "Ella era diferente, no se dedicaba a las labores de la casa o a
cocinar como hacían las madres de otros chicos de mi edad o la de mis
hermanos cuando éramos pequeños". A Sira era frecuente encontrarla más
en plena creación de sus cuadros en el taller que ocupaba toda la planta
de abajo de la casa donde vivían en Tafira, o entre exposiciones de
obras de arte o tal vez en alguna reunión del Colectivo Espiral que
integraban numerosos pintores del momento . Pero eso nunca le impidió
velar por la crianza de sus hijos, a quienes tampoco mostró jamás la
cara amarga de la enfermedad que con apenas media centuria se coló en su
organismo.
Entre otras cosas porque además de ser risueña, era
también "muy coqueta". Hasta tal punto que Ciro no alberga recuerdo
alguno de los estragos que en ella hizo la quimioterapia a la que se
sometió con el primero de los tres cánceres que tuvo a lo largo de dos
décadas. "Se compró una peluca de tal calidad que yo nunca noté que no
era su pelo", asegura. "Ella era muy elegante y guapísima, morena, muy
canaria", apostilló con orgullo quien la acompañó durante sus últimas
horas. Todas ellas características de las que
también se han hecho eco las redes sociales como Facebook donde, Ascanio
pasaba muchas madrugadas charlando numerosos amigos que ayer
escribieron emotivas despedidas y condolencias como la publicada por el
Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) en su perfil. Y es que ella era
muy querida por su faceta artística, pero sobre todo por su forma de ver
y vivir la vida. Esa en la que en la recta final volvió a sus orígenes,
cambiando pinceles y paletas de colores por la por la fotografía a la
que dedicó infinitas horas tras el ocaso, manteniendo viva la que fue su
gran pasión hasta que nacieron sus nietas María y Nora. Las pequeñas a
las que trató con "gran cariño maternal" y que al igual que el resto de
su familia, mantendrán viva la eterna sonrisa de Sira Ascanio en su
recuerdo. D.E P.
Visitar los grandes museos europeos, aquellos que recogen
las obras que la historia del arte ha calificado como maestras, no es
siempre una experiencia gratificante, independientemente de la
perfección técnica, el tratamiento del color, el equilibrio en la
composición, el ritmo, la luz, la atmósfera… A veces el tema,
especialmente el de las escenas bíblicas o mitológicas, puede dejar sin
aliento; raptos, violaciones, humillaciones y toda clase de vejaciones
hacia las mujeres están ampliamente representadas en cuadros, dibujos y
esculturas, y obedecen a una ideología visual en la que la situación
social de la mujer queda explícitamente agraviada. La obra de Pedro Pablo Rubens, Rapto de las hijas de Leucipo,
que podemos contemplar en la Pinacoteca Antigua de Múnich, nos sitúa
ante una de las escenas más violentas de todo el período barroco. En
ella se desarrolla una brutal agresión. El secuestro de dos bellas
jóvenes de la época, que desnudas, son atrapadas entre unos caballos
encabritados por unos seres descomunales, con la evidente idea —así su
título lo indica— de ser arrancadas de su entorno natural y forzadas
hacia una vida desconocida. La mitología nos cuenta que ese rapto forma
parte de una historia romántica, ya que incluye un pequeño cupido, pero a
nadie se le escapa la desesperada resistencia de las dos mujeres y la
ferocidad que desprende toda la composición. Pincha sobre la imagen para ver el cuadro completo. 'El rapto de las hijas de Leucipo', de Rubens.
En el Museo del Prado también podemos asistir a este tipo de escenas violentas pintadas con gran maestría por Rubens, como El rapto de Hipodamía,
en este caso realizado con la colaboración de su taller.
Ilustra la
escena del secuestro de una de las mujeres más hermosas de su generación
el día de su boda por parte del centauro Éurito. Hipodamía aparece
representada semidesnuda, con el pecho al aire y los ropajes
desgarrados, probablemente debido a la resistencia que opuso ante la
fuerza de su secuestrador y que Ovidio lo describe de la siguiente forma
en Las Metamorfosis:
Tras el anuncio de su divorcio de Jennifer Garner, el actor aparece muy avejentado y con muchos kilos de más.
El actor Ben Affleck y, la derecha, hace menos de un año.CORDON PRESS
Ben Affleck
está sufriendo una transformación no solo psicológica, como él mismo ha
reconocido, sino también física. Las últimas imágenes del actor, de 44
años, obtenidas el pasado fin de semana le muestran con un aspecto muy
desmejorado tras su reincidencia en el alcoholismo. Los fotógrafos le
han pillado con un rostro envejecido, una barba muy canosa y con un
aumento considerable de peso. Él y otros colegas como Johnny Depp, Brad
Pitt o Tobey McGuire se han convertido en la cara pública de una nueva
figura de la cultura popular, el divorciado de Hollywood.
El actor ha estado internado en un centro de California para
tratar sus problemas con el alcohol. Affleck confesó en marzo que
acababa de completar un tratamiento por alcoholismo, tras años de lidiar
con sus problemas por la bebida. "Es algo con lo que he tenido que
tratar en el pasado y con lo que tendré que seguir enfrentándome", confesó el actor en su cuenta de Facebook.
En el comunicado dijo que en el proceso estaba siendo
fundamental el apoyo de su familia: "Quiero que mis hijos sepan que no
hay de qué avergonzarse por buscar ayuda cuando la necesitas". Aunque no
precisó cuándo recibió el tratamiento por adicción al alcohol, el
cineasta recordó que lo primero para afrontar este problema es
reconocerlo y recibir el apoyo de los seres queridos. El actor y director
añadía: "Quiero vivir la vida al máximo y ser el mejor padre que pueda
ser. Quiero que mis hijos sepan que no hay que tener vergüenza en pedir
ayuda cuando la necesitas y ser una fuente de fuerza para cualquiera que
necesite ayuda". "Soy afortunado por tener el amor de mi familia y de mis
amigos", afirmó Ben Affleck antes de subrayar, especialmente, el apoyo
que le brindó la madre de sus hijos. "Jen me apoyó y cuidó de nuestros
niños cuando yo tuve que hacer el trabajo que tenía que hacer", subrayó. Ben Affleck, el pasado mes de agosto.CORDON PRESSUn mes después, el pasado 12 de abril, quedó claro que toda posibilidad de reconciliación entre Ben Affleck y Jennifer Garner se había esfumado. La pareja anunció que había presentado los papeles para obtener su divorcio. Desde que anunciara su separación en junio de 2015, los rumores sobre el estado de su relación
siempre les han perseguido, sobre todo porque desde el principio se han
dejado ver en público junto a sus hijos manteniendo la tranquilidad
familiar y el actor y director nunca dejó el hogar conyugal.