Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

1 may 2017

El misterio de la tumba profanada de Romy Schneider en París......... Álex Vicente.

La policía halla pruebas de que la lápida de la actriz en el cementerio de Boissy sans Avoir fue levantada.

La actriz Romy Schneider, en los años sesenta. 
La actriz Romy Schneider, en los años sesenta.

La tumba de la actriz Romy Schneider, enterrada en la periferia sur de París, fue profanada durante el pasado fin de semana, según fuentes de la investigación citadas por la prensa local.
 Dos paseantes que se habían acercado a visitar el sepulcro de la intérprete fueron los primeros en descubrir los deterioros.
 El sepulcro, situado en el cementerio de Boissy-sans-Avoir (la localidad de la periferia sur de París donde Schneider tenía una casa), fue abierto y su lápida fue desplazada.
 Sin embargo, según las mismas fuentes, la tumba no ha sido saqueada ni se han detectado en ella destrozos mayores. 
Tampoco habría grafitis ni señales de vandalismo. 
Una fuente de la gendarmería citada por 78actu, web de información sobre el departamento de Yvelines —donde se encuentra Boissy-sans-Avoi—, apuntó a un intento de robo, esperando encontrar objetos de valor en el interior del sepulcro. “Pero no pudieron abrir la tumba, porque una segunda placa que garantiza su estanqueidad no pudo ser retirada”, aseguró esta fuente anónima.
 A Schneider se la conoce por su carrera como actriz tanto como por los giros trágicos de su biografía.
 La actriz fue encontrada muerta en su domicilio parisiense en mayo de 1982, cuando tenía solo 43 años.
 La sospecha es que se suicidó mezclando alcohol y barbitúricos, aunque esa tesis nunca ha sido confirmada, ya que el fiscal de la República cerró el caso sin pedir una autopsia. 
 “Sissi no podía emprender su último viaje en la morgue”, justificó en una entrevista con Libération en 1998. 
Un año antes de su muerte, su hijo David falleció, a los 14 años, durante un accidente familiar. 
Intentaba trepar las rejas de su casa cuando resbaló y se atravesó una en los intestinos.
 Schneider, de tendencias depresivas, nunca se recuperó de esa pérdida.
 David está enterrado junto a su madre en el cementerio profanado el domingo.
 Fue su otra hija, la actriz francesa Sarah Biasini, fruto de su relación con el periodista Daniel Biasini, quien acudió ayer a la tumba al ser avisada de la profanación.

Romy Schneider, en su papel de Sissi.
Romy Schneider, en su papel de Sissi. GTRES

Schneider se llamaba, en realidad, Rosemarie Albach-Retty. Nació en Viena en 1938, hija de actores alemanes, y desarrolló en Francia la práctica totalidad de su carrera profesional.

 Es especialmente recordada por su papel en la trilogía Sissi, donde interpretaba a Isabel de Baviera, que la catapultó a la fama internacional cuando era solo una adolescente.

 Después se alejó de ese papel, acercó su carrera al cine de autor y logró rodar con los mayores cineastas internacionales. Con 28 años, Henri-Georges Clouzot la hizo participar en una película maldita, L’enfer. Después, Orson Welles la dirigió en El proceso

Joseph Losey hizo lo propio en El asesinato de Trotsky. Lucchino Visconti le propuso retomar el papel que la llevó a la fama en Ludwig.

 Bertrand Tavernier rodó con ella La muerte en directo. Y Andrzej Zulawski le brindó otro de sus papeles más memorables con Lo importante es amar, por la que recibió su primer premio César.

 Conseguiría un segundo en 1979 por Una vida de mujer, de Claude Sautet.

 Además de estar casada con Biasini, Schneider también contrajo matrimonio con el cineasta Harry Meyen, padre de David, y mantuvo una tormentosa relación con Alain Delon, al que conoció durante el rodaje de Christine en 1958.

 Una década después, volvieron a coincidir en La piscina, la película de culto que relanzó su carrera como actriz y prorrogó su posición de icono del cine hasta el final de sus días.

Blanca Suárez saca la lengua..................I.ñigo López Palacios

La actriz, que acaba de estrenar 'El bar', protagoniza una sugestiva sesión de fotos. "Llegó un momento en el que me dejé ir", dice sobre su carrera.

 

Blanca posa con vestido Versace y sujetador Eres. Pincha en la foto para ver un vídeo sobre cómo se desarrolló la sesión de fotos.
Dice Blanca Suárez que su última película, El Bar, de Álex de la Iglesia, habla de miedos
. “De los suyos, pero también de los de todo el mundo”, explica el gran fenómeno del cine español. 
Solo tiene 28 años, pero lleva tanto tiempo en el éxito que parece que siempre estuvo aquí.
 En realidad apenas ha pasado una década desde que debutó con Eskalofrío. Menos aún desde que se convirtió en estrella generacional gracias a dos series: El internado, las aventuras góticas de unos adolescentes en el campo, y El barco, en la que conoció a Mario Casas, hoy su amigo y casi su versión masculina. Las carreras de los dos sex symbols españoles se cruzan con cierta frecuencia.
 La última vez en El bar.
 Parece relajada y asegura que es porque lleva una racha bastante tranquila.
 Una decisión consciente. “Veía venir una primavera movidita. Hay momentos en los que desaparezco. 
No hay que ir siempre a actos. 
Son cosas que hay que hacer de forma esporádica”. Esa primavera ya ha empezado con el estreno de El bar. 
“La primavera sigue con Las chicas del cable, primera serie española de Netflix (estreno, 28 de abril).

Blanca posa con vestido Versace y sujetador Eres. Pincha en la foto para ver un vídeo sobre cómo se desarrolló la sesión de fotos.
Dice Blanca Suárez que su última película, El Bar, de Álex de la Iglesia, habla de miedos. “De los suyos, pero también de los de todo el mundo”, explica el gran fenómeno del cine español. Solo tiene 28 años, pero lleva tanto tiempo en el éxito que parece que siempre estuvo aquí. En realidad apenas ha pasado una década desde que debutó con Eskalofrío. Menos aún desde que se convirtió en estrella generacional gracias a dos series: El internado, las aventuras góticas de unos adolescentes en el campo, y El barco, en la que conoció a Mario Casas, hoy su amigo y casi su versión masculina. Las carreras de los dos sex symbols españoles se cruzan con cierta frecuencia. La última vez en El bar.
Parece relajada y asegura que es porque lleva una racha bastante tranquila. Una decisión consciente. “Veía venir una primavera movidita. Hay momentos en los que desaparezco. No hay que ir siempre a actos. Son cosas que hay que hacer de forma esporádica”. Esa primavera ya ha empezado con el estreno de El bar. “La primavera sigue con Las chicas del cable, primera serie española de Netflix (estreno, 28 de abril).
La actriz viste camisa y ‘culotte’ Prada.

La actriz viste camisa y ‘culotte’ Prada.  
 
“Siendo Netflix, la promoción es internacional. De repente se abre una puerta al mundo entero. 
Y si quieres trabajar de cara al exterior ya no tienes que coger un avión.
 Han venido aquí. Es guay”. 
En su caso, doblemente guay, porque no tiene intención de mudarse al extranjero. 
 “Depende de las prioridades de cada uno. Me gusta viajar y trabajar meses fuera, pero sentir que soy de aquí, estar con mi familia, con mi gente… No vivir fuera.
 Hay cosas que no sé si hoy estoy dispuesta a sacrificar”.

La actriz viste camisa y ‘culotte’ Prada.
La actriz viste camisa y ‘culotte’ Prada.

Blanca posa con vestido Versace y sujetador Eres.
Blanca posa con vestido Versace y sujetador Eres.
Vestido Versace y zapatos Ferragamo.
Tampoco le hace falta.
 Asegura que desde que empezó nunca le ha faltado trabajo. Pero niega rotundamente la existencia de un plan. Si lo que cuenta es verdad, su carrera es parecida a una partida ganadora de Tetris en la que todas las piezas han encontrado su sitio por casualidad.
 Ella solo ha aportado buena disposición.
“No hubo un día en el que pensara que quería ser actriz. Era algo que me gustaba y hacía como hobby. Cuando empecé estaba en un momento de mi vida en el que tenía que tomar decisiones.
 Qué hacer, qué estudiar… Empecé comunicación audiovisual, pero me dejo influir.
 Ir contracorriente es luchar contra ti. La vida te va colocando. Así que llegó un momento en que me dejé llevar.
 Y vi que pasaban cosas”.
Lo cuenta mientras picotea un plato de arroz en el restaurante Sudestada, hoy cerrado por descanso semanal. El interior lleva horas ocupado por el equipo para la sesión: maquilladores, estilistas, dos personas de catering (“sanísimo y vegetariano”, aseguran), la gente de su oficina o un equipo de vídeo que ha venido a grabar una acción promocional para El bar.
La fotógrafa, tras acabar con la actriz, ha liado a la ayudante del estilista para que se convierta en modelo erótico. 
Así que, mientras hablamos, hay una chica posando semidesnuda sobre una mesa. 
 Algo que no parece impresionar a Blanca Suárez. Al menos hoy, no parece una persona muy impresionable. Su filosofía es normalizarlo todo.
 Algo que cuando se trata, por ejemplo, de participar en La piel que habito, de Almodóvar, en 2011, con 23 años, tiene sus complicaciones.
“Hice un montón de pruebas y cuando me dijeron que sí, fue muy surrealista.
 Ese tipo de castings intento tomármelos como que lo más seguro es que sea ‘no’, aunque puede ser ‘sí’.
 Cuando te eligen, durante unos segundos te alegras, pero los actores somos gente insegura y enseguida vuelven los monstruos: ‘¿Lo haré bien? ¿Me echarán?’. 
Ten en cuenta que este tipo de papeles son un extra, es entrar en la historia del cine.
 No es lo normal, pero tienes que forzar que para ti se normalice. 
Al final es tu día a día y no puedes pasarte la vida diciendo: ‘¡Qué fuerte!’. 
Nuestra profesión consiste en normalizar muchas cosas que no lo son para nada. No somos los únicos: a Beyoncé su día a día le parecerá normal.
 Y a los reyes, también. Cómo no lo normalices te vuelves loco”.
Más difícil resulta normalizar las polémicas. 
En 2016 protagonizó la miniserie Lo que escondían sus ojos. La historia del amor de Serrano Suñer y la marquesa de Llanzol humanizaba a uno de los más repulsivos ministros de Franco.
 Y claro, se lió. Ella aún hoy defiende ese trabajo.
 “No se trataba de limpiar a este señor, cualquiera que sepa algo de historia sabe de quién hablamos. 
Se cuenta una historia de amor. Una parte de algo. Si te ofrecen un personaje de una asesina múltiple violadora de bebés no la puedes afrontar juzgándola.
 Y eso no la hace mejor persona. O al revés: a lo mejor soy una hija de la gran puta en mi casa, pero contigo soy encantadora.
 Y mi familia dirá: ‘¿Por qué la describe así, si es una hija de puta?”.
La actriz, en un momento de la sesión de ICON.
La actriz, en un momento de la sesión de ICON.
¿En casa cómo eres? “Una hija de puta”, bromea.
 “Bueno, no tanto, pero con las personas que queremos siempre somos bastante más malos de lo que somos en la calle. Intento ser buena persona, la verdad. 
Pero al final pagas tus malos ratos con la gente que está más cerca de ti. Son el blanco más fácil”.



 

Los duques de Cambridge publican una foto de su hija Carlota, que cumple 2 años

kate Middelton es la autora del nuevo retrato de la pequeña en vísperas de su aniversario.

Carlota de Cambridge.
Carlota de Cambridge. AFP

 

Los duques de Cambridge han publicado una nueva foto de su hija. "Los duques están contentos de compartir una nueva foto de la princesa Carlota para celebrar su segundo aniversario mañana", se lee en la cuenta de Instagram del palacio de Kensington, que siguen 1,7 millones de personas. 
El mensaje va acompañado por un emoji: un globo rojo.
La foto, una vez más, ha sido tomada por la duquesa de Cambridge en su casa Anmer Hall, en Norfolk. 
Esta no es la primera vez que Kate Middleton ejerce de fotógrafa. En junio de 2015 publicó un reportaje que mostraba al príncipe Jorge sosteniendo en sus brazos a su hermana pequeña. 
 La duquesa también realizó la fotografía del pequeño príncipe en su primer día en la escuela, el 6 de enero el 2016.
Carlota de Cambridge vino con algo más que un pan debajo del brazo.
 Cuatro meses después de su nacimiento, la pequeña princesa generó una riqueza para sus súbditos que asciende a más de 4.000 millones de euros. 
La pequeña de los Windsor contribuyó más a la economía que su hermano el príncipe Jorge, cuya aportación se calcula en 3.000 millones.
 Según la agencia de valoración de negocios y marcas Brand Finance, los beneficios económicos proceden de la promoción indirecta de ciertos productos, en este caso la toquilla con que salió del hospital londinense de Santa María, y el carrito antiguo en el que llegó a la iglesia de Sandrigham para su bautizo.
 

La gala del Met, la fiesta a la que Anna Wintour invita o veta

Este primer lunes de mayo se rinde homenaje a la japonesa Rei Kawakubo, en una gala en la que son coanfitriones Tom Brady, Gisele Bündchen, Katy Perry y Pharrell Williams.

Anna Wintour, en la gala del año pasado.
Anna Wintour, en la gala del año pasado. GTRES

 Es la fiesta de Anna Wintour  y es ella quien invita o veta según le parece.

 Este lunes, centenares de celebridades, diseñadores, magnates y titanes de la tecnología –todos examinados por la editora en jefe de Vogue– desfilaran por la alfombra roja del Museo Metropolitano de Arte (MET) para su tradicional gala anual. Una lista que esta noche es más estricta que nunca por deseo de Wintour.

 La industria de la moda, el show-bussines y la jet set homenajea en la edición de este año a una las creadoras más influyentes del último cuarto del siglo XX: la japonesa Rei Kawakubo, fundadora de la firma Comme des Garçons en 1969.

El número de invitados para el baile de Rei Kawakubo/Comme des Garçons será menor que el del año pasado cuando ascendió a 610 participantes. 

 Desde que Wintour asumió la presidencia en 1995, la gala se ha convertido en una extravagancia llena de estrellas.  Los organizadores pasan meses preparándolo todo. 

Este año los anfitriones son Tom Brady, Gisele Bündchen, Katy Perry y Pharrell Williams. 

“El Met Ball es como la Super Bowl de los eventos sociales de moda”, dice en el video André Leon Talley, exeditor de Vogue. Madonna lo definía el año pasado como “una película de Fellini” porque en ella se reúne “lo mejor y lo peor de todo”. 
Y The New York Times la considera la fiesta privada de Anna Wintour porque no solo controla la lista de invitados –en el tráiler se ve cómo sitúa los nombres en las mesas– y la decoración, también pone sus normas y empareja a estrellas del cine y la música con diseñadores.
Anna Wintour con Marc Jacobs y otro de los organizadores de gala.
Anna Wintour con Marc Jacobs y otro de los organizadores de gala. GTRES
La gala del Met comenzó en 1946 como una cena solidaria. 
Ahora se ha convertido en uno de los eventos que más dinero recauda.
 El año pasado se lograron 13,5 millones de dólares. Las entradas cuestan desde 30.000 a 50.000 dólares.

"Anna es extremadamente restrictiva sobre quién puede comprar un boleto", dijo un socialite, que ha asistido al evento durante años a Page Six. 
 "Muchas personas que conozco que son amigos y  tienen el dinero para pagar, han sido rechazadas.
 Anna decide que no pueden ir”.
 La misma fuente también ha contado que los miembros que ya donaron en el pasado 10.000 dólares anuales para formar parte del comité, recibirán tarifas de descuento.
A veces incluso las celebridades no pasan el corte. 
Es el caso de la supermodelo Coco Rocha, que ha acudido a la cita muchos años pero este ha quedado excluida. 
“No sé el motivo”, ha declarado Rocha. 
Tal vez sea porque la copresidenta de esta edición, Katy Perry, esté molesta con ella por haberla acusado de ser una imitadora después de que la cantante se presentara a los MTV Video Music Awards 2013 con el mismo traje de estampado leopardo firmado por Emanuel Ungaro que la modelo había usado para el Met casi cuatro meses antes.
Kei Kawakubo/Comme des Garçons: Art of the In-Between es la primera retrospectiva que organiza el museo neoyorquino a un diseñador vivo después de la de Yves Saint Laurent en 1983.
 Es también un salto arriesgado teniendo en cuenta el éxito de las dos últimas exposiciones que se basaban en conceptos más amplios y asequibles: China y la tecnología. 
Y también va a ser la que probablemente más quebraderos de cabeza traerá a las invitadas a la gala de hoy.
 Ya que habituadas a inspirarse en el tema o protagonista de la exposición, probablemente les será difícil meterse en las creaciones mutantes de Kawakubo, hechas solo de mangas o a partir de siluetas imposibles como las de su última colección. 
Kawakubo es quien en 2014 manifestó que “no estaba intentando hacer ropa”. 
Se ciñe más a este objtivo cuando se trata de sus colecciones de calle pero las que sube a la pasarela son el resultado de sus reflexiones, diseños que no encajan en las alfombras rojas y que solo Lady Gaga o Rihanna se han atrevido alguna vez a lucir.