La Cámara se plantea cubrir durante los plenos dos polémicos lienzos sobre la conquista del archipiélago.
Los dos grandes cuadros que presiden la sala de plenos del Parlamento de Canarias
han desencadenado un debate político entre los distintos grupos con
presencia en la Cámara regional sobre la idoneidad de su ubicación. Los
lienzos reflejan episodios de la conquista del archipiélago por los
españoles, a fines del siglo XV. Para unos grupos parlamentarios se
trata de obras de arte, para otros son una ofensa que hay que corregir.
Manuel González Méndez es el autor de las pinturas.
Las creó en 1906, cuando el edificio, situado en Santa Cruz de Tenerife, pasó a ser sede de la Diputación Provincial -hasta entonces lo había sido de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia-. Fue ya a partir de 1982 cuando acogió a los diputados.
El cuadro situado a la izquierda de la mesa presidencial se titula La entrega de la princesa y representa la cesión de la joven aborigen Arminda Masequera a los conquistadores.
En el de la derecha, La fundación de Santa Cruz de Tenerife, soldados castellanos sostienen una cruz sobre unos atemorizados frailes.
"Esos cuadros son un reflejo del exterminio de los guanches y de su humillación ante los castellanos”, declara vehemente el nacionalista Lorenzo Olarte, quien cuando ostentaba el cargo de jefe del Ejecutivo, de 1988 a 1991, ya expresó su rechazo a las pinturas: “La entrega de la doncella al conquistador de las manos temblorosas de un anciano cubierto de piel de cabra se hizo para que fuera violada”, asegura.
En relación con el otro lienzo, apunta que “se ve al conquistador con la cruz, con su coraza de acero y una mano en su espada frente a los arrodillados franciscanos, como diciendo:
‘Aquí quien manda soy yo”.
Más allá de las críticas de Olarte, ya sin cargo representativo, quien ha tomado la iniciativa acerca del futuro de los dos cuadros ha sido, a mediados del año pasado, el diputado Mario Cabrera, de Coalición Canaria.
Cabrera planteó a la Mesa del Parlamento, de la que es miembro, el posible traslado de los lienzos.
A raíz de ello se encargó un informe a la Real Academia de las Bellas Artes San Miguel Arcángel, que dictaminó que los cuadros son el ejemplo “más señero” de la pintura romántica tardía y que no se pueden trasladar por ser parte indisoluble del edificio, declarado bien de interés cultural.
Sobre el lienzo de la princesa guanche, la academia dice que la escena refleja un hecho histórico que “no se puede reescribir” y que la entrega de la joven no es un agravio ni representa destrucción o exterminio, sino que plasma la importancia de la mujer en la sociedad aborigen canaria, “la depositaria de una herencia que asegura su continuidad como pueblo”.
El informe concluye que, si aun así sus señorías siguen considerándolas ofensivas, se podría optar por una solución similar a la adoptada en el salón de plenos del Parlamento andaluz, situado en la capilla del Hospital de la Sangre, en el que se ha cubierto un retablo cristiano con un gran repostero.
Las obras de la Cámara canaria podrían taparse con cortinas durante los plenos, permaneciendo descubiertas el resto del tiempo para que puedan ser contempladas por quien quiera.
Cabrera está dispuesto a plantear esta tercera vía antes de finalizar el año. Otros grupos, como el suyo, ya han anticipado que estarían de acuerdo. Para Román Rodríguez, de Nueva Canarias, el lugar en el que están los lienzos no es el más adecuado.
Noemí Santana, de Podemos, justifica que se cubran por reflejar “una parte triste de la historia de Canarias”.
Iñaki Lavandera, portavoz socialista, considera que “aunque desde la ignorancia se pueden sacar conclusiones desafortunadas sobre los cuadros”, votará que se tapen si se llega a plantear esa opción. En cambio, para Cristina Tavío, del PP, es “un disparate que se pretenda interpretar el arte desde la ideología”.
A ella los lienzos no la ofenden; al contrario, la reafirman como canaria.
Manuel González Méndez es el autor de las pinturas.
Las creó en 1906, cuando el edificio, situado en Santa Cruz de Tenerife, pasó a ser sede de la Diputación Provincial -hasta entonces lo había sido de la Sociedad Filarmónica Santa Cecilia-. Fue ya a partir de 1982 cuando acogió a los diputados.
El cuadro situado a la izquierda de la mesa presidencial se titula La entrega de la princesa y representa la cesión de la joven aborigen Arminda Masequera a los conquistadores.
En el de la derecha, La fundación de Santa Cruz de Tenerife, soldados castellanos sostienen una cruz sobre unos atemorizados frailes.
"Esos cuadros son un reflejo del exterminio de los guanches y de su humillación ante los castellanos”, declara vehemente el nacionalista Lorenzo Olarte, quien cuando ostentaba el cargo de jefe del Ejecutivo, de 1988 a 1991, ya expresó su rechazo a las pinturas: “La entrega de la doncella al conquistador de las manos temblorosas de un anciano cubierto de piel de cabra se hizo para que fuera violada”, asegura.
En relación con el otro lienzo, apunta que “se ve al conquistador con la cruz, con su coraza de acero y una mano en su espada frente a los arrodillados franciscanos, como diciendo:
‘Aquí quien manda soy yo”.
Más allá de las críticas de Olarte, ya sin cargo representativo, quien ha tomado la iniciativa acerca del futuro de los dos cuadros ha sido, a mediados del año pasado, el diputado Mario Cabrera, de Coalición Canaria.
Cabrera planteó a la Mesa del Parlamento, de la que es miembro, el posible traslado de los lienzos.
A raíz de ello se encargó un informe a la Real Academia de las Bellas Artes San Miguel Arcángel, que dictaminó que los cuadros son el ejemplo “más señero” de la pintura romántica tardía y que no se pueden trasladar por ser parte indisoluble del edificio, declarado bien de interés cultural.
Sobre el lienzo de la princesa guanche, la academia dice que la escena refleja un hecho histórico que “no se puede reescribir” y que la entrega de la joven no es un agravio ni representa destrucción o exterminio, sino que plasma la importancia de la mujer en la sociedad aborigen canaria, “la depositaria de una herencia que asegura su continuidad como pueblo”.
El informe concluye que, si aun así sus señorías siguen considerándolas ofensivas, se podría optar por una solución similar a la adoptada en el salón de plenos del Parlamento andaluz, situado en la capilla del Hospital de la Sangre, en el que se ha cubierto un retablo cristiano con un gran repostero.
Las obras de la Cámara canaria podrían taparse con cortinas durante los plenos, permaneciendo descubiertas el resto del tiempo para que puedan ser contempladas por quien quiera.
Cabrera está dispuesto a plantear esta tercera vía antes de finalizar el año. Otros grupos, como el suyo, ya han anticipado que estarían de acuerdo. Para Román Rodríguez, de Nueva Canarias, el lugar en el que están los lienzos no es el más adecuado.
Noemí Santana, de Podemos, justifica que se cubran por reflejar “una parte triste de la historia de Canarias”.
Iñaki Lavandera, portavoz socialista, considera que “aunque desde la ignorancia se pueden sacar conclusiones desafortunadas sobre los cuadros”, votará que se tapen si se llega a plantear esa opción. En cambio, para Cristina Tavío, del PP, es “un disparate que se pretenda interpretar el arte desde la ideología”.
A ella los lienzos no la ofenden; al contrario, la reafirman como canaria.