Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

25 mar 2017

Cambio de hora 2017: este domingo 26 de marzo los relojes se adelantan una hora

La llegada de la primavera al hemisferio norte trae más luz y un nuevo horario.

 Las dos de la madrugada del sábado al domingo pasarán a ser las tres.


Cambio de Hora

La noche de este domingo 26 de marzo se cambia la hora por primera vez en 2017 y se adelantan los relojes una hora. 
Es decir, en la madrugada del sábado al domingo las dos de la madrugada pasarán a ser las tres (una hora menos en Canarias), por lo que se perderá una hora de sueño. 
Este cambio horario es parte de una directiva europea que afecta a todos los Estados miembros de la Unión y que pretende aprovechar mejor las horas de luz solar y consumir menos electricidad.
Dos veces al año —habitualmente el último domingo de marzo y el último de octubre—, los europeos ajustan los relojes para cumplir la directiva comunitaria 2000/84/CE. 
Para determinar el momento de los cambios horarios, se tuvo en cuenta el hecho de que en España existen dos horas oficiales, una para la Península y el archipiélago balear y otra para Canarias, que va una hora por detrás desde 1922.
 Este cambio se aplicó por primera vez durante la I Guerra Mundial para mantener abiertas las fábricas una hora más.
 De hecho, uno de los argumentos que defienden este adelanto horario es el beneficio para el comercio.
Fue en el año 1943 cuando España decidió adelantar los relojes 60 minutos
 Algunos expertos aseguran que aquel “gran error histórico” explica que en la Península se coma y se cene más tarde que en el resto de Europa.

 

El asesino de ‘A sangre fría’ escribió su relato de la matanza


Truman Capote conoció la existencia del texto de Richard Hickcock y lo silenció. 

Medio siglo después, el manuscrito ha sido redescubierto en Estados Unidos.

Truman Capote tuvo competencia en el corredor de la muerte. Antes de ser ahorcado, Richard Hickock, uno de los dos asesinos retratados en su novela A sangre fría, escribió su propia versión de la matanza de la familia Clutter.
 Pero el texto, de unas 200 páginas, nunca llegó a publicarse. Mientras la reconstrucción de Capote, símbolo máximo del Nuevo Periodismo, alcanzaba la gloria, el relato que hizo el criminal sobre los mismos hechos se perdió en la corriente de los días. 
A ello contribuyó el propio Capote. 
Megalómano y ferozmente competitivo, al conocer la existencia del manuscrito intentó comprarlo y, tras fracasar, lo silenció.
 Durante medio siglo, la versión del asesino permaneció olvidada hasta que una investigación de The Wall Street Journal la ha vuelto a sacar a la luz.


 Agentes especiales trasladan a Richard Eugen Hickock (centro) de la cárcel de Las Vegas, el 4 de enero de 1960.
Agentes especiales trasladan a Richard Eugen Hickock (centro) de la cárcel de Las Vegas, el 4 de enero de 1960. AP
En el escrito, Hickock se sumerge en la noche del 15 de noviembre de 1959 con la misma frialdad que en la novela de Capote. 
No hay arrepentimiento ni ocultación. 
Detalla el terror de los Clutter, padre, madre y dos hijos adolescentes, al verse sorprendidos en su solitaria granja de Holcomb (Kansas), y cómo él y su compañero Perry Smith los engañaron hasta el último momento asegurándoles que no les pasaría nada. 
“Me gustaría ver al embalsamador tapar ese agujero”, recuerda Hickcok que dijo después de que Kenyon Clutter, de 15 años, recibiese un tiro en el rostro.
La gran diferencia entre ambos relatos radica en el móvil.
 En su reconstrucción, según la copia a la que ha tenido acceso el diario estadounidense, Hickcock sostiene que fue un crimen por encargo. 
No ofrece muchos detalles. 
Un tal Roberts y 10.000 dólares de pago
. Esta versión choca con la asumida por el juez, y por Capote, que establece que Hickock y Perry acudieron a la granja convencidos de que el padre ocultaba 10.000 dólares
. Al no hallarlos, acabaron con toda la familia.

Un texto sensacionalista

La propia personalidad de Hickock, un pederasta que se divertía atropellando perros en las autopistas, y la falta de elaboración del argumento restan credibilidad a este móvil alternativo.
 “Hickock se desencantó con Capote. Cuando el escritor empezó a visitarle en la cárcel, creyó que le iba a ayudar.
 Y cuando vio que no, buscó su propia vía para ganar dinero. Yo no me creería nada de Hickock, ni pienso que el manuscrito aporte nada significativo a lo publicado por Capote”, afirma el profesor de la Universidad de Alabama, Ralph Voss, autor del referencial estudio Truman Capote y el legado de ‘A sangre fría’.
Ya condenado a muerte, el asesino entregó su texto a un periodista de Kansas llamado Mack Nations.
 Este manejó dos copias. La primera la envió en 1962 a un abogado de la fiscalía.
 La otra, después de una corta reelaboración, la remitió a la editorial Random House. 
Todo sin éxito. La fiscalía nada hizo con el documento. 
“No me extrañaría que incluso le conminasen a que no publicara nada”, indica Voss.
 Y la editorial, que había firmado un contrato con Capote, le devolvió el texto.

Alertado de lo que ocurría, el escritor se movilizó. 
Su novela aún no se había publicado y circulaba un texto del propio asesino.
 Horrorizado por la posible competencia, Capote trató por todos los medios de hacerse con el manuscrito.
 Se entrevistó con Hickock e incluso llamó por teléfono a Nations para comprarlo.
 No tuvo éxito, pero la casualidad jugó a su favor.
Justo en esas fechas, Nations fue detenido por evasión de impuestos y soborno.
 Lo único que llegó a salir publicado de Hickock fue un resumen en una revista ya extinta. 
“Lo leí y era un texto sensacionalista y de poco valor”, indica Voss. A partir de ahí los hechos se precipitaron.
 El 14 de abril de 1965, Perry y Hickock fueron ahorcados con 38 minutos de diferencia en la penitenciaria estatal de Kansas. 
Al año siguiente, A sangre fría alcanzó fama mundial.
 Y en 1968, Nations murió en un accidente de coche.
 La única copia que sobrevivió fue la que el abogado de la fiscalía legó a su hijo.
Capote nunca hizo referencia al escrito. 
Como muchas cosas en su obra, las dejó en la oscuridad. 
“Moldeó la realidad a su narrativa y evitó la parte homosexual de la historia, la relación entre Perry y Hickock, porque sabía que era contraria a sus deseos de lograr un best seller. 
 Pero eso no quita valor a la novela. 58 años después, usted y yo seguimos hablando de los Clutter”, señala Voss. 
La familia del abogado no ha hecho público qué piensa hacer con el manuscrito
. De momento, nadie quiere la obra de un asesino.


 

 

La 'pullita' de Mónica Naranjo a la final de 'Got Talent'..... Álvaro Palazón

Muchos usuarios de Twitter han visto en sus palabras un recado al programa de Telecinco. 

Poco después, Mónica Naranjo dejó lo que para muchos usuarios de Twitter fue un recadito a Got Talent, el programa de Telecinco en el que Risto, Edurne, Eva H y Jorge Javier Vázquez participan como jurado.
"Perdonad, voy a avisar hoy, que es la tercera gala.
Lo que se juegan son 30.000 euros, es mucho dinero, y yo, y también toda la audiencia, quiero que gane el mejor", dijo la artista.
¿Por qué han interpretado esto como una pullita?
 Porque en la final del concurso el portal Forocoches votó de forma masiva a un concursante llamado El Tekila, ante el considerable enfado de Risto Mejide, que llegó a abandonar el plató.
Las redes sociales se hicieron eco de las palabras de Naranjo y muchos veían en sus declaraciones un claro toque al programa de Telecinco.

 

Bravísima Paloma........................ Luz Sánchez-Mellado

La Borrero era una compañera leal, colega de sus colegas y divertida hasta la carcajada.

 La alegría de la huerta, cualquier huerta, en persona.

Paloma Gómez Borrero y Luz Sánchez-Mellado, en diciembre de 2016.
Mucho antes de que las mujeres entraran en el vestuario del Bernabéu.
 Mucho antes de que la reportera Letizia Ortiz, futura reina de España, estuviera siquiera en la imaginación de sus padres.
 Mucho antes de Google, Twitter y Facebook, Paloma Gómez Borrero ya entraba en estancias infinitamente más sagradas, se comía la cámara y el micro de aquellas teles en blanco y negro con kilo y medio de nieve emborronando la pantalla, y tenía un archivo de crónicas y reportajes propios que ya quisieran muchos buscadores de noticias.
 Paloma, la Borrero, con el artículo por delante que solo se les otorga unánimemente a las muy divinas en lo suyo, fue la primera mujer corresponsal de Televisión Española.
 Y lo fue en Italia y en el Vaticano, con toda la pompa y la prosopopeya de tan magníficos escenarios.
 Quienes la oímos, aún tenemos metido en el tímpano aquel “el Santo Padre” con que se refería a los Papas que iban pasando por delante de ella.
 Pues bien, después de enterrar a cuatro pontífices, dar 29 veces la vuelta al mundo a la vera de los sucesivos sucesores de Pedro y de jubilar al último Papa emérito antes que a ella misma, la Borrero se ha ido como fue en vida: sin dar un ruido más alto que otro salvo el ¡ay! incrédulo y herido de quienes la conocieron.
Cuando las chicas de mi añada queríamos ser periodistas, ya había una generación de colegas que nos había abierto camino a golpe de pasión, talento y cabezonería. 
La Calaf. La Sarmiento. La Mateo. La Campos. La Prego y tantas otras.
 Pues bien, aún bastante antes que ellas, la Borrero ya había creado escuela, aunque con el cretinismo, la estrechez de miras y la soberbia propia de los pocos años y las menos luces, a algunas nos pareciera un personaje. 
Y claro que lo era.
 La Borrero no le metía el micro en el gaznate del entrevistado, ni el dedo en el ojo, ni le tuteaba, ni le repreguntaba, ni le sacaba de sus casillas ni le ponía de los nervios.
 Al revés, se ponía la mantilla, se encasquetaba la peineta, se trasmutaba en polvorilla entre sotanas y adoptaba toda la reverencia que hiciera o hiciese falta según el escenario.
 Pero contaba lo que había que contar. 
Y nosotros nos enterábamos.
Así fue, la Borrero, una maestra sin saberlo. 
Habrá estos días quién cuente aquellos tiempos épicos e ingenuos en los que nos lo creíamos todo.
 Personalmente, solo puedo añadir con conocimiento de causa que Paloma era más joven que la mayoría de los becarios de cualquier redacción digital de ahí fuera.
 Una compañera leal, colega de sus colegas y divertida hasta la carcajada.
 La alegría de la huerta, cualquier huerta, en persona.
 Una narradora amenísima cuya anécdota más trivial podría abrir hoy un periódico a cinco columnas.
 La reina del gin tonic en las quedadas después del trabajo.
 La más moderna de la mesa, fuera cual fuera la mesa. 
La última en irse de la fiesta.
La Borrero, sí, tenía siempre una palabra amable para todo el mundo. 
Un guiño, una picardía, un pellizco de monja y un luego te llamo y hablamos. 
Quién sabe qué procesiones llevaría por dentro, pero por fuera siempre ofrecía su mejor rostro.
 Un cutis, por cierto, que ya quisiéramos para nosotras ahora mismito muchas señoras treinta años más jóvenes.
 Los últimos días se la veía lozana, pizpiretísima, feliz de la vida, en la trastienda del programa Amigas y Conocidas, de Televisión Española, en cuya mesa de debate tenía silla fija cuando a ella le daba la gana.
 Llevaba un año de cosecha, con el Premio de la Academia de Televisión a toda una carrera, como último galardón a medio siglo de carrera inigualable.
 Hace tres semanas, las maquilladoras de Prado del Rey, que la idolatraban, como todo el que se topaba con ella, la encontraron con mal color de cara.
 El blanco de los ojos verdes amarilleaba.
 Aun así, hizo el programa. Bromeó, rajó, rio lo más grande.
 Las compañeras la convencieron para ir al médico.
 No volvió. Hasta hace nada, cuatro días, aún mandaba whatsapp al grupo como una adolescente convocando a las colegas a atizarse un copazo en cuantito le dieran el alta.
 No podrá ser.
 No aquí abajo.