Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

20 mar 2017

Elena Foster: “Los artistas te dan adrenalina”........... Juan Cruz

Ha sido psicóloga, presentadora, profesora. 
Y hoy, al frente de la galería y editorial Ivorypress, que fundó hace más de 20 años, se dedica a publicar libros de artista y a descubrir talento emergente.
 Presidenta del consejo de las galerías Serpentine de Londres y casada con el arquitecto Norman Foster, le gusta recorrer el mundo, sentirse “nómada” y defender el valor de la cultura y el mecenazgo.
HAY ALGO esencial en Elena Foster (Orense, 1958) y es la energía.
 Pervive en ella la de sus padres, la de su abuelo materno, Luis, y la de su bisabuelo Eduardo –“Era republicano acérrimo. Lo mataron en Madrid durante la guerra. Le cortaron la cabeza y la pasearon por la ciudad”–.
 Después llegó a su vida el arquitecto británico Norman Foster; fue un encuentro que hizo que su existencia llegara a una autopista en la que ella despliega esa energía con nombre propio.
 Su motor es el entusiasmo, y su meta, descubrir y contar lo que descubre.
 Los artistas son su objetivo.
 Buscarlos, su obsesión. Recientemente descubrió a Daniel Lergon, un joven alemán. 
“Era un chiquillo de ojos azules. Delicado, frágil. Tenía a su alrededor sus obras. Lo seguimos, coleccionamos su trabajo, lo ayudamos.
 Debíamos exponerlo, pensamos en Ivorypress [su galería en Madrid]”.  

Mecenas de vocación.
 Cuando habla desparrama sus manos, como si abrazara una idea, un artista, un cuadro, una escultura.
 En la habitación en la que conversamos, en su casa madrileña, hay una obra inmensa de Lergon.
 Es a la vez un pez transparente y un continente. 
Se le iluminan los ojos como si lo hubiera pintado ella misma. Subida a unos tacones razonables, no lleva gafas y hay que fijarse muy bien para notar su maquillaje.
 Está contenta. Tal vez tenga tanta energía porque raciona (y razona) sus enfados.
 ¿Qué ve en esa gente que descubre? Lo heredé de mi madre: cuando siento que algo es bello, un libro, una palabra, un objeto, lo cuento.
 Descubro para otros. 
Fue Bob Sainsbury, el genio de los supermercados [su familia fundó Sainsbury’s, la segunda cadena de alimentación más importante de Reino Unido], quien me animó. 
“Hazte editora de libros de artistas”, me espetó un día que estábamos con Norman.
 “¡Pero yo no he hecho libros nunca!”, respondí.
 “Mira”, añadió, “soy un señor que se dedica a los supermercados, es lo que sé hacer, pero a mí nadie me ha enseñado a coleccionar arte.
 Simplemente sientes un puñetazo en las entrañas y sabes que tu intuición funciona. 
Así es como he apoyado y descubierto a Francis Bacon, a Henry Moore o a Giacometti, comprando sus obras.
 Editar es lo mismo”. 
Es un mantra que no se me olvida. Él me dijo que si me apasionaban el arte y los artistas, me acercara a ellos. 
Ahora estoy a su lado y los comparto. Ahí se va la energía. 

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Jordi Socías
Podría haber ido a la electromecánica, pero en cambio se quedó en el arte… El azar me llevó a conocer a mi marido y luego a Sainsbury, pero el arte es mi obsesión desde hace 23 años. 
El azar de encontrar la generosidad de Eduardo Chillida y de Anthony Caro, con los que hice los primeros libros de artista, me descubrió un mundo nuevo.
 Es como el amor, como viajar sin rumbo: si hallas un norte, la energía no te abandona.
¿Qué le ha dado el arte? ¿Orden, quizá? No, me ha dado puntos de referencia.
 Las obras con las que convivo, que descubro o que potencio, a veces invitan al orden, a veces al desorden y otras al absoluto caos. Cuando las integras en tu vida son un punto de referencia. 
Ahí está el cuadro, en la pared, o en la mente.
Quizá tiene que ver también con las personas. Quizá. Con las personas, con tu historia, con tu momento vital. 
Ves el arte de forma diferente cuando sufres que cuando estás exultante, inquieto o nervioso. 
Depende de la emoción.
¿Y de dónde le viene la emoción? De cuando no puedo ver la obra de arte de manera racional.
 Ai Weiwei no te afecta igual que Rothko. 
Estoy viendo a Ribera con mis hijos; y tiene el mismo lenguaje inconsciente que James Turrell.
 ¡Fíjate, siglo XVI y siglo XXI!
“¿Cuántos políticos habrán ido a la Real Academia de Bellas Artes? Ojalá en las elecciones se hablara de la cultura como arma de educación”
¿Qué huella le han dejado las personas? ¿Qué busca en ellas? ¡Yo no busco…, encuentro! [Risas].
 Me dejan huella quienes me han acompañado en una relación de amistad muy estrecha.
 Se han ido, pero están dentro de mí.
 Mi padre, mi madre, mi abuelo materno. 
A mi abuelo lo recuerdo cada vez más: está en las manos de mis hijos.
 De él también me acuerdo en todo tipo de situaciones
. Él me decía: tienes que luchar hasta el final, y cuando veas que has perdido la batalla, dedícate a otra cosa, explora
. Me enseñó a aceptar lo inevitable.
Entonces la energía viene del abuelo. Quizá. Y de Manolo Cabaleiro, muy amigo de mis padres.
 Gran psiquiatra. Convenció a mi familia para que me dejaran estudiar algo distinto a carreras científicas, que era la línea seguida por mi padre.
 Cuando cumplí 14 años me regaló mis primeros libros de Freud. De mi abuelo aprendí a controlar los fracasos; de Cabaleiro, a no tener miedo y a mantener la calma. 
Si no tienes miedo y mantienes la calma, no emanas fragilidad ante el otro y este no te ataca o te hunde.
Son armas inteligentes. Pero son armas que nos transmiten otros y nunca te abandonan. 
En mi caso, ahí están, siempre, mi abuelo y otros muchos, como George Weidenfeld, el editor; Zaha Hadid, la arquitecta… Lo pasas muy mal cuando se van, pero se quedan contigo la bondad, la capacidad de aceptación, la fuerza, la inteligencia.
A lo mejor el paraíso que la gente busca es la memoria de los que nos dejan… Sin la memoria no somos nada, no somos humanos, no podemos sentir. 
La memoria selectiva es la que te hace ser como eres. 
Ojalá sea el paraíso.
Un poeta y editor alemán, amigo suyo, Michael Krüger, tiene este verso: “A veces la infancia me envía una postal”. ¿Qué postal le manda la suya? Una postal escrita con muchos colores, muy caótica, con nubarrones y un sol brillante.
 Es mate, tiene muchos apuntes.
 Está escrita en un lenguaje diferente, por eso no se la puedo enviar a nadie.
 El vocabulario de mi infancia es muy distinto al de mis hijos. ¡Ellos se extrañan cuando les hablo de Pink Floyd o de las películas de Marisol, que son inseparables de mis siete años!
 ¡Y las canicas! ¡Las nuevas generaciones ya no juegan a las canicas! Navegar, recorrer montañas con mi padre. 
Esa es mi postal.
 La parte buena de la postal.
La del esplendor… Es la que me hace seguir en el empeño.
 La que me viene de los maestros que tuve en un instituto perdido de Ourense.
 No recuerdo profesores de universidad con esa fuerza. Recuperé esa sensación en Estados Unidos, con maestros que me ayudaron a estudiar la esquizofrenia, el alzhéimer…
En su postal había nubarrones. ¡No te los voy a contar! [Risas]. Son los que tenemos todos los que hemos vivido una infancia que no ha sido un camino de rosas.
Usted trabajó sobre el alzhéimer, la esquizofrenia… Se educó para curar. Ha dicho que no tener memoria es lo más terrible. No tener memoria es la falta de reconocimiento de uno mismo.
 Yo no sé si podría soportar perderla
. El sufrimiento o te mata o te hace más fuerte.
 El tuyo o el de otro.
 Trabajar en ello me ha enseñado lo que cualquier enfermedad enseña: a valorar la salud.
Los azares la han hecho española en el extranjero. ¿Cuál ha sido su descubrimiento ahí fuera? Llevar una vida de nómada me ha enseñado a apreciar lo que tengo.
 Me siento bien en Estados Unidos, en Europa, en mi casa de Suiza… Allí tengo tertulias largas, como en España… ¡Y amigos míos están empezado a aprender español!

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Es usted una evangelizadora… Se trata de pasarles la energía a otros.
 ¡Y el español lo es! Tenemos una identidad indestructible. 
Cuando vives fuera de tu ambiente tienes que reivindicar tus costumbres porque si no te mueres.

¿Esa energía española se está perdiendo en el ámbito de la cultura? Pienso en Goya y en Fuendetodos: cuántos políticos de los que nos gobiernan habrán ido a la Real Academia de Bellas Artes a ver la huella impresionante de Goya, o a Fuendetodos a ver su origen.
 En las elecciones echo de menos que se hable de cultura como arma de la educación.
 En Inglaterra ayudan a los museos.
 Las galerías Serpentine, a las que ahora estoy ligada [como presidenta], viven de una ayuda estatal, de fundaciones, de individuos que abiertamente ofrecen fondos para que los artistas creen programas… Entre nosotros hay una paranoia ignorante que mantiene inédita la idea del mecenazgo.

Vive en Estados Unidos también. Y en Europa. ¿No percibe en todas partes una sensación de desorden? Siempre ha habido desorden, y siempre lo habrá.
 Pero este último año ha habido una explosión de dimensiones impredecibles. 
El Brexit ha generado desconcierto y una sensación enorme de falta de control.
“La tristeza es un estado que no quiero conocer, que, si entreveo o siento que está cerca, busco con todas mis fuerzas salir de él. no me interesa la tristeza”.
¿Qué le preocupa más? La xenofobia.
 Depende de lo que pase en Francia, nuestra Europa continuará o se descuartizará
. Reino Unido está cambiando aceleradamente desde el Brexit. La gente se está yendo. Se está produciendo un estado de desamor entre los que amamos Reino Unido.
 Es el país de mis hijos, de mi marido. 
La calma, la unión, una cierta alegría, el control… Todo eso parece ahora en el aire en Reino Unido.
 Y mira Estados Unidos…
¿Qué pasa? Es nefasto. Se está produciendo una brutal transformación desde que está este señor [Donald Trump] en el poder. 
La falta de respeto al otro, la ausencia de verdad. Es el “aquí mando yo”.
 Eso se llama dictadura, locura, ausencia de una mínima percepción noble de la realidad.
 Es el principio del descalabro del sueño americano.
¿Qué ha aprendido editando? ¡Es un oficio de locos! En él empiezas cada día.
 Crear, descubrir, seleccionar. Editar es una enorme responsabilidad, pero estar con artistas te da adrenalina.
 Ahora mi energía viene de ahí.
¿Pensó alguna vez en que habitaría en un universo tan cosmopolita? Mi padre era gallego; mi madre, de Madrid, y yo hice la vida en la capital.
 Los gallegos somos emigrantes, y el buen emigrante se adapta quizá porque nunca piensa qué se va a encontrar fuera de su tierra. No sé si me esperaba este mundo, pero lo que sí sé es que mis padres me empujaron a marcharme. 
Dejé mi casa a los 16 años.
En una entrevista que le hizo Jesús Rodríguez para El País Semanal en 2005 cuenta usted su boda con ­Norman ­Foster.
 Su marido se va a China. Usted se queda en ­Londres. Y usted le dice a Jesús: “Pero ese día yo estaba triste”. Es a partir de entonces cuando decide viajar con él.
 Ese adjetivo, “triste”, llama la atención. No parece que la tristeza la visite con frecuencia. He estado triste en momentos muy concretos.


 
 

19 mar 2017

Nacho Duato deja de forma anticipada el Ballet Estatal de Berlín

El exbailarín y coreógrafo ha informado al ministro de Cultura berlinés, Klaus Lederer, su deseo de abandonar el cargo el 31 de julio de 2018.

Nacho Duato.

El bailarín y coreógrafo español Nacho Duato dejará un año antes de lo planeado su puesto de director del Ballet Estatal de Berlín, según han informado este viernes las autoridades de cultura de la ciudad de Berlín.
 Duato, de 60 años, ya ha informado al ministro de Cultura berlinés, Klaus Lederer, de su deseo de abandonar el cargo el próximo 31 de julio de 2018, aunque no han trascendido las razones de esta decisión.
En una entrevista del pasado octubre, el coreógrafo se mostró dolido con el trato que había recibido desde que llegó a Berlín en 2014
El último mal trago se lo propinó el alcalde, Michael Müller, que en septiembre convocó una rueda de prensa para anunciar la no renovación de su contrato en 2019 y su sustitución por Sasha Waltz y Johannes Öhman. 
“Me gustaría volver a colaborar con la Compañía Nacional de Danza. No fue fácil llevarme mi trabajo fuera”, reconoció en septiembre de 2015, durante la presentación de su obra en el Teatro Real.
Su sucesor, Johannes Öhman, ha declarado que está dispuesto a asumir la responsabilidad a partir de esa fecha.
 "Durante ese año será el único director antes de compartir la labor con Sasha Waltz a partir del 1 de agosto de 2019, como estaba previsto inicialmente", señala este comunicado.
El sueco Öhman es actualmente director artístico del Royal Swedish Ballet de Estocolmo.
 Los bailarines de ballet berlinés protestaron contra la nominación de Öhman y Waltz y cuestionaron la idoneidad de esta última, una representante del teatro-danza moderno, para dirigir un ballet clásico.
Duato, que dirigió la Compañía Nacional de Danza durante 20 años, defiende el legado que dejará en Berlín.
 “La afluencia de público no ha bajado. Y se ha rejuvenecido. Pero lo más importante es poder hacer pensar al público. 
Y contradecir esa idea de que los bailarines somos unos frívolos”, insistía en conversación con EL PAÍS.

 

25 años después, alguien miente sobre el cruce de piernas de ‘Instinto básico’

El director de la película, Paul Verhoeven, y Sharon Stone se acusan de mentir sobre los entresijos de la mítica escena.

 

Vídeo de 25 segundos con el legendario cruce de piernas de Sharon Stone en 'Instinto básico'.
Veinticinco años, y algunos todavía no se han recuperado. 
El cruce (o técnicamente, descruce) de piernas que cortó la respiración al mundo no ha envejecido nada.
 La sospechosa de asesinato Catherine Trammell (interpretada por una Sharon Stone con 34 años) se somete a un interrogatorio, pero es ella quien acaba sometiendo a los policías. 
El ratón y el gato nunca han estado tan en celo. Es Catherine la única que disfruta con la situación.
Ella, y millones de espectadores: Instinto básico (Paul Verhoeven, 1992) fue la cuarta película más taquillera del año (se estrenó en marzo de 1992 en EE UU), y la más exitosa de la historia en España en su momento (se estreno en agosto de 1992).
 El sexo (y las ganas de él) corrompe cada plano hasta casi derretir el celuloide de una película que se convirtió en un clásico instantáneo.
 Y todo porque muchos adolescentes (y algunos papás) quemaron el vídeo rebobinando y pausando la escena en cuestión.
Él [el director, Verhoeven] me aseguró que no se vería nada. Así que me quité la ropa interior y se la metí en el bolsillo de la camisa", asegura Sharon Stone
Veinticinco años después queda un misterio, más jugoso y menos mortal, sin resolver.
 ¿Tenía el director el consentimiento de la actriz para retratar su entrepierna para la posteridad?
El detective con adicción al riesgo (y a todo lo demás) Nick Curran, interpretado por Michael Douglas, sabe que Catherine Trammell no lleva ropa interior.
 La ha espiado mientras se vestía en la escena anterior y ha comprobado que para Trammell la lencería es cosa de perdedoras. El público también lo sabe, y asiste a ese interrogatorio con la boca abierta. 
¿Se atreverá a descruzar esas piernas para atolondrar a los machos de la manada? Por supuesto que sí. Catherine Trammell no ha llegado hasta ahí siendo tímida.

Existen dos versiones sobre cómo ocurrió la famosa escena.
 Según el director del filme, Paul Verhoeven, Stone sabía perfectamente lo que estaba haciendo y se mostró encantada con la perversa situación.
 Según la actriz, el director la utilizó. "Cuando la rodamos, iba a ser una insinuación" afirma Sharon Stone, "pero [Verhoeven] me dijo: 'Se puede ver el blanco de tu ropa interior, necesito que te la quites'.
Hasta aquí, ambas versiones de la historia coinciden. 
El conflicto surge cuando al acabar el rodaje ambos analizaron el plano en cuestión.
 "En aquella época no existía la alta definición", continúa la actriz, "así que cuando miré al monitor realmente no se veía nada". Todo cambió cuando Stone, su equipo y el mundo entero vieron la película en una pantalla de cine de varios metros cuadrados.
"Me quedé en estado de 'shock", asegura Stone. "Al terminar la película, me levanté, me acerqué a Verhoeven y le di una bofetada"
La actriz reconoce que el plano es adecuado para la película y para el personaje, y que si ella hubiera sido la directora lo habría mantenido en el montaje final.
 "Pero habría tenido la cortesía de enseñárselo a la actriz", concluye.

Alguien miente, y según Paul Verhoeven no es él.

 El director holandés cuenta que Stone intentó por todos los medios eliminar el plano de su entrepierna en libertad. Verhoeven le respondió que ya era tarde. "Sharon miente", aclara Verhoeven a ICON. 

"Cualquier actriz sabe lo que se va a ver si le pides que se quite la ropa interior y apuntas ahí con la cámara. 

Ella incluso me dio las suyas como regalo.

 Cuando Sharon miró el resultado de la escena en el monitor, no tuvo ningún problema. Creo que tuvo que ver con que el director de fotografía [Jan De Bont, que después dirigiría Speed y Twister] y yo somos holandeses, así que actuamos con total normalidad ante el desnudo.

 Y Sharon se dejó llevar por esta actitud relajada. Pero cuando vio la escena rodeada de otras personas [americanas], incluidos su agente y su publicista, se volvió loca.

 Todos le dijeron que esa escena arruinaría su carrera, así que Sharon vino y me pidió que la quitase.

 Le dije que no. 'Tú aceptaste, y te enseñé el resultado', le dije, y ella me respondió: 'Que te jodan'. 

Pero Sharon no te va a contar eso, seguro que no".  

La leyenda que rodea el rodaje de Instinto básico daría para otro thriller, y con bastantes escenas eróticas también, porque el guionista Joe Eszterhas contó que se había acostado con Sharon Stone para celebrar el éxito de la película. 

Varias asociaciones LGTB intentaron boicotear el rodaje por la imagen negativa que la película daba de las mujeres bisexuales, y Michael Douglas se negó durante meses a contratar a Stone al considerarla "una actriz de segunda".

Pero el director siempre creyó en ella.
 Cuando las actrices de primer orden (Julia Roberts, Michelle Pfeiffer) leían el guion, le preguntaban si rodaría las escenas de sexo y violencia tal cual estaban descritas en el texto. "No", aclaraba Verhoeven, "serán aún más fuertes". 
Sharon no tenía esas inhibiciones, y acababa de posar desnuda para Playboy para así intentar reactivar su carrera.
 Y vaya si la reactivó. Veinticinco años después, Instinto básico sigue siendo la única película que te da ganas de fumarse un cigarro al acabar.
El guionista, Joe Eszterhas, que no escribió la escena del interrogatorio porque fue idea de Verhoeven, se resiente de este legado.
 "Cuando tienes [en tu currículum] uno de los planos eróticos más famosos del mundo del cine, eclipsa a la película, que es un tenso y psicológico filme negro moderno", lamenta Eszterhas. 
La secuencia fue objeto de culto tanto en quedadas clandestinas cuando los padres estaban fuera de casa como de parodias.
 En la última de ellas, el cómico James Corden intenta seducir a un ya mayor Michael Douglas, consiguiendo un efecto distinto del de Catherine Trammell.
Queda un misterio abierto, quizá el más complejo de todos. ¿Quién es Sharon Stone?
 ¿Una depredadora sexual dispuesta a todo o la víctima ingenua de un viejo verde? Probablemente las dos cosas, y ninguna a la vez. Sharon Stone es quien haga falta que sea.
 Catherine Trammell convirtió en un mito a la actriz que le dio cara, cuerpo y pubis, pero acabó condenándola.
 Rita Hayworth lamentaba que los hombres se iban a la cama con Gilda (su personaje más icónico), pero se despertaban decepcionados con ella.
"Sharon Stone miente", aclara Paul Verhoeven a ICON. "Cuando ella vio el resultado de la escena en el monitor, no tuvo ningún problema"
Stone sufrió una sentencia similar: pasar a la historia, pero a costa de que nadie la recuerde a ella como actriz, sino a Catherine Trammell.
 Una mujer acorralada que puso de moda los personajes femeninos perversos que no se disculpaban por disfrutar del sexo.
 Demi Moore se montó una carrera entera gracias a esta moda. En los locos años 90, la revolución cultural se hizo sin ropa interior, y Sharon Stone tuvo la audacia de ser la primera en quitársela.

 

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