Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 feb 2017

Las nietas de Elvis Presley, bajo la custodia del Estado de California

Lisa Marie, la única hija del cantante, asegura que encontró fotos inapropiadas de menores en el ordenador del padre de las niñas, de quién se encuentra en proceso de divorcio.

Lisa Marie Presley y Michael Lockwood, junto a sus gemelas en 2012. Cordon Press

La familia Presley vive momentos difíciles.
 Las nietas gemelas del legendario Elvis Presley están bajo la custodia del departamento de servicios familiares del Estados de California (EE UU) tras una denuncia realizada por la madre de las pequeñas, Lisa Marie.
 La única hija que tuvo el fallecido rey del rock asegura que encontró en el ordenador del padre de las menores, de quien está en proceso de divorcio, una serie de fotos y vídeos de niños con contenido inapropiado.
 Así lo afirma el Daily Mail.

Las niñas de 8 años, Finley y Harper Lockwood, tendrán que esperar hasta marzo para conocer cuál será su futuro, cuando el juzgado termine de evaluar todas las pruebas y llegue a una conclusión. 
Presley, de 49 años, aseguró a la Corte que “quedó en shock y aterrorizada, incluso enferma del estómago” tras ver las imágenes en el ordenador de su cuarto esposo, Michael Lockwood.


La única hija del rey del rock and roll asegura en la demanda que la policía de Beverly Hills encontró 80 dispositivos con material inapropiado y añadió que el departamento policial se quedó con la evidencia. 
“Hasta donde sé, las fotos y vídeos descubiertos son parte de la investigación que realiza la policía”. 
“No tengo ni idea de qué otras cosas podrán encontrar allí.
 Tengo miedo de que haya imágenes peores de las que yo vi”, dice en los papeles presentados a la Corte.
Lisa Marie Presley y Michael Lockwood, en Los Ángeles en el estreno de 'Mad Max', en 2015. Cordon Press
Presley y el músico Lockwood, de 55 años, se casaron en Japón en 2006 y se separaron en junio del año pasado.
  En la demanda de divorcio la hija de Elvis asegura que gran parte de su fortuna, valorada en uno 300 millones de dólares, se ha acabado y alega que ha tenido que pagar por dos niñeras para que acompañen a las pequeñas cuando su expareja las visita.
Según el Daily Mail, ambos firmaron un acuerdo postnupcial en 2007, en el que acordaron que ninguna de las partes podría reclamar sobre los activos del otro en el caso de ruptura del matrimonio.
 Sin embargo, Lockwood le reclama ahora unos 40.000 dólares mensuales en concepto de manutención y otros 100.000 por gastos legales. 
Y asegura que firmó el acuerdo postnupcial porque se vio coaccionado por su ex.
Por su parte, Presley —que en el pasado estuvo casada con Michael Jackson y Nicolas Cage— especifica que recibe al mes 100.000 dólares de la herencia que le dejó su padre y que tras pagar las deudas y gastos fijos se queda con “prácticamente nada”.
 Incluso asegura que apenas tiene dinero para pagarle a su abogado, Mark Goss.
 “Espero poder seguir pagándole al señor Gross los 5.000 dólares mensuales para que me siga representando”, afirmó. 
Además, cuenta que se ha tenido que mudar con su hija mayor Riley Keough y ha recurrido a amigos para que le ayuden a saldar sus deudas. 

 

Sortijas de ida y vuelta........................... Mateo Sancho Cardiel

Los anillos de compromiso, un negocio y, a veces, una venganza.

Mariah Carey, el pasado mes de diciembre luciendo en el dedo el anillo de compromiso que le regaló James Packer.

 

En EE UU, país con 321,4 millones de habitantes, en 2015 se casaron 2,2 millones de personas y se divorciaron o anularon sus matrimonios 800.000, según datos oficiales. 
Lo que no hay son estadísticas sobre cuántas pedidas de mano hubo o cuántos anillos de compromiso se regalaron sin que llegara a celebrarse la boda.

Britney Spears, Esther Cañadas, Lady Gaga o Mariah Carey pertenecen a este último grupo y, como es bien sabido, esta última no quiere devolver el anillo de compromiso valorado en 10 millones a su exprometido, el magnate australiano James Packer. Esta situación revela dos cuestiones: la primera, la fortuna que se gastan muchos en la sortija y, la segunda, el limbo legal en el que queda dicha joya cuando los planes de dar el “sí quiero” se cancelan.

En EE UU, país con 321,4 millones de habitantes, en 2015 se casaron 2,2 millones de personas y se divorciaron o anularon sus matrimonios 800.000, según datos oficiales. 
Lo que no hay son estadísticas sobre cuántas pedidas de mano hubo o cuántos anillos de compromiso se regalaron sin que llegara a celebrarse la boda.
Sobre el precio de la sortija, el despliegue de Packer no es representativo, pero durante años rigió en EE UU la ley de que un anillo de compromiso tiene que costar tres veces el sueldo del que hinca rodilla.
 Sin embargo, parece que los millennials están empezando a cambiar eso. 
En cualquier caso, los precios siguen siendo lo suficientemente altos para que, de romperse la pareja, parezca lógico que quien compró el anillo quiera recuperar su fallida inversión. 
Pero la legislación es ambigua al respecto, como bien descubrió el exprometido de Esther Cañadas, el empresario de origen etíope Vikram Chatwal, cuando quiso que le devolviera el anillo de compromiso frustrado que le costó 313.000 euros.
 Y se han dado casos, como el del jugador de fútbol estadounidense Mario Williams, que al final tuvo que buscar un acuerdo extrajudicial con su expareja, a la que regaló un anillo de 785.000 euros.
Así, cuando Mariah Carey se autoatribuye el derecho a quedarse con el pedrusco porque aseguran fue él quien decidió la ruptura no le falta razón. 
 Como queda patente en la orden que redactaron en Connecticut en 2007 los jueces Thomas Thorndike y Christina Demirs, “la mayoría de las jurisdicciones que han considerado la propiedad de un anillo de compromiso después de que este fuera roto han adoptado una perspectiva basada en la culpa, según la cual el que lo regaló tendría derecho a que le fuera devuelto solo si el compromiso se ha roto por muto acuerdo o de manera injustificada por parte del receptor de este”. 
Según esto, en noviembre de 2016, un joven de Manhattan reclamó por la vía judicial a su exprometida que le devolviera el anillo de 125.000 euros que le había regalado.
 Pero la estrella de la canción, en ese sentido, está en lo cierto al afirmar que en California si la culpa es de quien lo ha regalado, la joya puede quedarse en el dedo en el que fue colocada. 
Eso sí, demostrar eso puede llevar varias vistas judiciales y requerir muchas pruebas.
 
Lady Gaga y su entonces prometido, Taylor Kinney, en los Oscar del año pasado en una imagen en la que la cantante muestra su anillo de compromiso en forma de corazón.
Thorndike y Demirs también apuntaban la tendencia creciente de “una minoría de jurisdicciones que han adoptado una perspectiva sin culpa” que considera que “el propósito principal del periodo de compromiso es permitir a la pareja probar la durabilidad de los sentimientos hacia el otro y, con ese propósito en mente, sería irracional penalizar al regalador por tomar la decisión de prevenir un matrimonio infeliz”. 
El anillo es, entonces, un regalo condicionado, que pierde su condición en el momento en el que esa condición (la boda) desaparece de la ecuación.
 Así lo entendió Britney Spears cuando le devolvió a Jason Trawick su sortija, valorada en 90.000 euros
. O Lady Gaga, que según informaban medios estadounidenses esta semana ha hecho lo propio cuando ha encontrado un sustituto en su corazón del actor Taylor Kinney.
En cualquier caso, los abogados recomiendan hacer una pedida de mano protocolaria y explícita desde que Debbie López, en 2014, consiguiera que su exprometido y padre de su hijo perdiera el caso por no pronunciar la famosa frase: “¿Quieres casarte conmigo?”. “Me dijo que era un regalo por ser una gran mujer, por ser una buena madre para su hijo”, argumentó López en declaraciones recogidas por el New York Post. 
 Y se acabó quedando con la sortija de 10.000 euros por considerarse un regalo sin condiciones.
 Por eso, no es aconsejable regalar el anillo de compromiso el día del cumpleaños o el día de San Valentín.
 ¿Qué hacer con un anillo una vez anulada la boda? Josh Opperman tuvo olfato empresarial y cuando su compromiso se fue a pique creó una web de compraventa de anillos de segunda mano, I Do Now I Don’t. 
 Le llegó a generar beneficios anuales de cuatro millones de dólares. 

Mar-a-Lago................................................ Boris Izaguirre......

Por esa falta de experiencia washingtoniana, Trump está en esa etapa en la que a uno todo le sale regular.

 
El presidente de EE UU, Donald Trump, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, el pasado 10 de febrero en la Casa Blanca.

 

Miami es una ciudad desparramada.
 Necesitas transporte para todo.
 Algo que ha favorecido la existencia de compañías como Uber y Lyft, que abastecen de conductores y automóviles que te llevan por la mitad de lo que cobraría un taxi normal.
 Esta semana los precios de ambos servicios se han disparado y sus propios conductores no saben explicárselo a los usuarios.
 “Échele la culpa a Donald Trump”, dijo en español, porque era latino, el último conductor al que pagué.
Pertenezco al grupo de observadores que insistimos en esperar hasta el día 100 del Gobierno del presidente de EE UU para dar una opinión.
 Pero los acontecimientos se aceleran y acumulan. 
Trump se llevó al primer ministro japonés a su residencia de invierno, Mar-a-Lago, la antigua propiedad de la familia Merriweather Post, que él regenta como un privilegiado club de golf desde 1995.
 Allí ofreció una cena de Estado con más platos que controles de seguridad.
  El régimen de Corea del Norte decidió poner a prueba un misil en el mar de Japón justamente a la hora de la cena en Mar-a-Lago. Ganas de fastidiar.
 Y, entonces, empezó el vodevil: Trump y sus asesores tuvieron que ponerse a leer documentos confidenciales en plena cena, ayudándose con las linternas de sus móviles mientras un miembro del club de golf aprovechaba para tomarse fotos con el agente que lleva y trae el maletín con el botón nuclear que debe estar siempre cerca del presidente
. Gracias a Twitter, pudimos ver la cara de ese hombre que va con el petate de la ceca a la meca.
 Resultó ser un afroamericano de menos de 30 años, de nombre Rick, uniformado y sonriente, feliz de hacer feliz con un selfie a un votante y socio de Trump.
 Rápidamente han pixelado el rostro del militar, pero un amigo mío, que le gustan mucho los uniformes, hizo una foto y me confiesa que no sabe qué le atrae más, si el caballero, el patriota sonriente o el hecho de que tengan entre ellos dos el aparato con el cual Trump podría acabar con el mundo. 

Quieran o no, este tipo de cosas le están dando tono a la era Trump. Sus votantes estaban hartos de los políticos, querían poner en el puesto más político del mundo a alguien que no lo fuera.
 Y pusieron a un millonario. 
Por esa falta de experiencia washingtoniana, Trump está en esa etapa en la que a uno todo le sale regular.
 Para sus votantes, eso lo hace más humano. 
A más de uno le encantaría hacer ese tipo de cosas: sentar a su hija en el escritorio del Despacho Oval. 
 Que su secretaria de Educación invite a los telespectadores a comprar ropa de la marca de Ivanka Trump.
 O tener un asesor de seguridad nacional con una relación oculta con el embajador ruso.
 Y ahora el selfie con el maletín nuclear. “Se viene el impeachment”, me dijo el cubano de Uber.
 Hombre, ya se sabe que los isleños exageran muchísimo.
La histeria también es mucha.
 Los fans de Beyoncé creen que le arrebataron los Grammys que se merecía y se los dieron a Adele porque es blanca y, además, escocesa con un acento de aquí te espero. 
Seguí los Grammy en casa de un celebrado ganador de esos premios y aún no salgo de mi asombro cuando él subió el volumen mientras Adele cantaba el homenaje al fallecido George Michael y dijo:
 “Está desafinada”. Segundos después, la cantante paró la actuación, dijo una grosería y pidió volver a empezar y, lógicamente, se ganó allí mismo el primero de sus Grammys.
 A mí me recordó ese momento que cuentan en los libros sobre María Callas cuando falló un agudo en la ópera de Chicago, detuvo la orquesta y lo repitió perfectamente, ganándose una ovación y el principio de su leyenda.

Emma Ozores podría ser expulsada de 'GH VIP' tras esta confesión

La actriz Emma Ozores está concursando en Gran Hermano VIP, la edición para famosos del conocido concurso de convivencia de Telecinco, y puede que sus horas en el programa presentado por Jordi González estén contadas.
La actriz de Aquí no hay quien viva o Farmacia de Guardia ha confesado a Irma Soriano que ha estado usando el ordenador que hay dentro de la casa —y con el que los concursantes escriben un blog— con la intención de obtener información de lo que estaba ocurriendo en el exterior.
Una de las normas fundamentales de este longevo concurso es que los participantes tienen totalmente prohibido recibir información de lo que ocurre fuera de la casa en la que permanecen recluidos, por lo que si se demuestra que Emma Ozores estaba usando internet —como muchos aseguran— podría ser expulsada.
La cuenta oficial de Gran Hermano todavía no se ha pronunciado al respecto. 
Sin embargo, otros seguidores del formato aseguran que Emma Ozores simplemente habría leído los blogs de otros compañeros y no estaba recibiendo información del exterior.